Trasmitido el viernes 22 de febrero de 1974
Repetición el viernes 1 de marzo de 1974
Capítulo 1

   Jean Valjean sale de prisión, después de veinte años de condena en el presidio de Tolón. El director del penal comenta al inspector Javert que Valjean es un tipo peligroso.
   En la ciudad de Digne vive el obispo Bienvenido Myriel, cuya bondad no tiene límites y vive pobremente, junto pobremente por ayudar a los necesitados. Con él vive su hermana, la señorita Baustistina y una ama de llaves, la señora Magloire. El obispo se dispone a hacer una visita pastoral a un pueblo en la montaña, pero el alcalde le advierte de la presencia de unos bandidos, capitaneados por un tal Cravatte; sin embargo, Monseñor Bienvenido insiste en ir solo. En la montaña el obispo encuentra a Cravatte, que está mal herido. El bandido le explica las razones que ha tenido para robar a los que tienen para dar a los que carecen de todo. Muere después de entregar al obispo el tesoro que había robado de una catedral.
   Después de varios días de camino, Jean Valjean llega a  Digne; su aspecto es lastimoso, vestido con harapos, sucio y la barba crecida. Sólo lleva un morral al hombro. Busca alojamiento y algo de comer, pero tanto el hospedaje como el alimento le es negado debido a su aspecto y a su pasaporte amarillo, de ex-presidiario. Cansado de tanto buscar, se acuesta en una banca y alguien le señala una casa. Es la casa de Monseñor Bienvenido Myriel. Jean Valjean se dirige a la casa, llama a la puerta, le abre el ama de llaves del obispo, la señora Magloire, quien espantada ante el aspecto del forastero, llama al obispo. Jean Valjean desesperado, le explica quien es. El obispo lo invita a entrar, le ofrece de cenar y una cama para dormir.
      Durante la noche, Jean Valjean tiene un sueño. Recuerda cuando era podador en Faveroles y mantenía a su hermana viuda y a sus siete hijos. Un invierno, Jean Valjean se quedó sin trabajo. Para llevar un pan a sus sobrinos, rompió el vidrio de una panadería y robó el pan. Fue detenido y condenado a cinco años de cárcel en el presidio de Tolón, mismos que fueron alargados a veinte años, debido a varios intentos de fuga. Jean Valjean despierta, se levanta y roba los cubiertos de plata del obispo.
   A la mañana siguiente, la señora Magloire se da cuenta de la falta de los cubiertos y deduce que el forastero se los ha robado. Jean Valjean es capturado por unos guardias y llevado de vuelta a casa del obispo, quien explica que Jean Valjean no ha robado nada, que él mismo le regaló los cubiertos, y que además olvidó llevarse unos candelabros de plata que también le había regalado. Los guardias lo liberan. Monseñor Myriel dice a Jean Valjean que ha comprado su alma para el bien.
   A la salida del pueblo, Jean Valjean, desconcertado, roba una moneda al niño Gervasillo, y más tarde se arrepiente, pero el niño se ha ido.
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