Imagino que para cualquier lector que quiera enterarse de quién es el "famoso novelista Mario Vargas Llosa" debe serle difícil saber por cuál libro empezar. Sus libros son tan numerosos, y la publicidad editorial o la de los diarios a menudo son de nula ayuda. Así que por esta vez he querido escribir algunas apreciaciones breves sobre mi experiencia con estos libros.
He dividido esta página en cuatro partes: en la Primera parte se encuentran los libros de Mario que creo que deben leerse sin falta para tener una idea estupenda de lo que Mario ha logrado en su carrera y de lo que ha aportado a la novela y a la literatura latinoamericanas. Luego de leídos estos libros, remito a todos a seguir la recomendación que hacía Mario en los setenta, que era la de leer durante un buen tiempo y con detenimiento las novelas de los maestros del siglo XIX, que en mi panteón personal son seis: Balzac, Flaubert, Tolstoi, Dostoievsk, Stendhal y Victor Hugo. El Intermedio tiene un par de libros que merecen una mención especial. La Segunda parte tiene libros cuya lectura podría ampliar y profundizar, para bien siempre, el conocimiento que ya se tenga de las ficciones de Mario. No todos estos libros son buenos, pero todos son bastante pasables. En la Tercera Parte he reunido todos los libros que creo totalmente prescindibles para un lector que no tenga el menor interés en leer todo lo que Mario ha escrito.
El apartado al final de DIRIGIDO A, se refiere a cuáles lectores se dirige SOBRE TODO tal o cual libro. Mi opinión puede ser subjetiva, pero espero que sea una guía para el que empieza a tener curiosidad por la obra vargasllosiana.
PRIMERA PARTE
1981 La guerra del fin del mundo: Si uno tiene que escoger la novela de Mario Vargas Llosa por la cual empezar, esa es esta. Es el equivalente a decir que La guerra y la paz es la obra más grande de Tolstoi: Tolstoi tiene otras maravillas que demostrarte (Resurrección, Ana Karenina y un prodigioso etc.), pero esa novela se alza como el símbolo de todo lo que el Conde de Yasnáia Poliana era como maestro de la novela. En la novela de Mario, no existen los elementos experimentales que eran una omnipresencia en sus novelas previas (de La ciudad y los perros a Pantaleón y las visitadoras) y el alcance épico parece haber colmado todas las ambiciones que Mario tenía como novelista. El mismo autor prefiere esta novela entre todas, como lo dijo en una entrevista el 2002. DIRIGIDO A: Todo lector de libros y con mayor razón de novelas.
1993 El pez en el agua. Memorias: Estas memorias deben ser las mejores que se hayan escrito por un novelista latinoamericano. Su generosidad en el tema de la formación de una vocación en Latinoamérica es tan grande que le quitaría el habla a todos aquellos que hablan de un Mario diplomático. Todo está allí: los camaradas, los amores, los rechazos, los desengaños, la lucha, las lecturas, los descubrimientos, el juicio a la generación que lo precedió y a la propia. Sumado al delicioso tono de ajuste de cuentas que tiene: Arguedas es apreciado (por su obra, su humildad y amistad), Ribeyro denostado (por su oportunismo político, que le hizo hablar mal de Mario en la campaña de 1990)), Bryce mencionado (pues fue alumno de Mario cuando él era asistente de cátedra) y sin duda lo que se recuerda más son los fuertes apaleos a poetas, críticos y novelistas peruanos que las apreciaciones de otros peruanos como Eleodoro Vargas Vicuña. Y qué se puede decir de los capítulos políticos que ocupan la mitad del libro: es como si al mejor novelista del Perú se le hubiera invitado a un tour (durante los años más duros) para escribir su diagnóstico de la política de su país. Las actitudes de "la clase política" de 1993 a la de hoy, 2004, ha cambiado en los detalles, no en la visión general. Los nombres que ocupan los puestos son casi los mismos, y las opiniones son igual de vacuas y efectistas. Hasta la publicación de esas memorias Mario había vivido grandes experiencias que se relacionaban con su sociedad y su tiempo, y vivió para contarla: a las memorias de García Márquez, más promocionadas, les falta todas las virtudes que a Mario le sobran. DIRIGIDO A: Toda persona con una vocación por la ficción, sea esta teatro, novela o cuentos. Y para todo interesado en la sociedad y la política, especialmente peruana y latinoamericana.
2001 El lenguaje de la pasión: Todas las inquietudes de Mario parecen haber sido razonadas y explicadas en este libro: los asuntos de actualidad y y política vistos por él no son una eventualidad de una semana, como podría engañar a quienes creen que eso es lo que hace Mario cuando publica cada 15 días un artículo en su columna Piedra de toque. Sin duda que esto lo suele hacer a menudo, pero precisamente este libro es un compendio de lo mejor que publicó entre 1993 y el 2000, artículos cuyos temas tendrán una vigencia y causarán polémica hoy y mañana. Esto no lo había hecho en ninguna de sus recopilaciones anteriores como los tres tomos de Contra viento y marea (una mixtura de escritos de diversos tiempos y lugares) o Desafíos a la verdad (artículos perennes conviviendo con otros fechados). Incluso los artículos sobre arte y literatura tocan preocupaciones que pertenecen al siglo XX pero se proyectan hacia el siglo XXI, y los ensayos sobre personajes particulares (Vermeer, Kahlo, Octavio Paz, Mandela) no hacen más que ponerse como un ejemplo. DIRIGIDO A: Todos los interesados en su sociedad y su tiempo, así como los "desafíos" que tienen las artes y la literatura en el siglo XXI.
1963 La ciudad y los perros: Las razones por las que hay que leer esta novela son varias: es la primera novela de Mario, la que lo hizo una promesa y una realidad casi al mismo tiempo, y la que abrió el camino hacia lo que se llamaría un boom de calidad en la novela latinoamericana. Sobre la estructura de esta novela, y la valoración objetiva de sus virtudes y defectos, todavía queda mucho por decir, y el problema tiene para rato considerando que ningún crítico latinoamericano parece ser capaz de hacer un estudio así, tener el atrevimiento de "meterse con el mito". Mario no es un gran novelista porque sí, y lo ha demostrado al lanzar la primera piedra contra esta novela, al señalar que tiene muchos defectos que considera propios de alguien que empieza, a pesar de que agradece "la gentileza" de los críticos que la consideran un clásico. Un clásico, sí, pero porque marcó una época, no porque sea una novela tan ejemplar como lo es, por ejemplo, La guerra del fin del mundo. Sus valores están en tomar personajes y temas difíciles que serían empobrecidos hasta la abominación por autores menos conscientes y con mucho menos craft, y por haber hecho, así, de la violencia y el machismo peruanos temas serios de la literatura universal, no un recurso de venta por temporada. Entre sus problemas está una debilidad por los experimentalismos a los que eran tan adictos los autores europeos (y pronto latinoamericanos) de los años 60, y a los que Mario se resistía gracias a una pasión genuina por los equilibrios entre fondo y forma de los novelistas decimonónicos. DIRIGIDO A: Quienes quieran abarcar las novelas angulares de Mario, deberían tener en cuenta esta. Con respecto a las otras novelas latinoamericanas publicadas en esa época, esta se demuestra superior y debiera ser la primera en la lista sin duda.
1969 Conversación en La Catedral: Esta novela se convertirá en una preciosidad para todo lector de novelas experimentales de los años 60 como Rayuela, Tres tristes tigres o las de Carlos Fuentes. ¿Hay un parecido con ellas? En absoluto. Más allá de este detalle de época, Conversación en La Catedral significa el "rizar el rizo" del que Mario habló al comentar el Paradiso de Lezama Lima (una novela ultraexperimental "hasta el límite de lo ilegible"). En cuanto a experimentación, esta novela es lo más que pudo hacer Mario, y en ello es admirable por ser tan legible y con un permanente intento de tramar todos sus elementos dramáticos, sin dejarlos por el aire de la linguística como sus otros contemporáneos, superando en ello al mencionado Cien años de soledad. Hay una entrevista canónica que hay que leer, hecha por, de entre todas las gentes, Raymond Williams, autor de un libro poco recomendable sobre la obra de Mario titulado Vargas Llosa: otra historia de un deicidio. La entrevista es una delicia de principio a fin, y muestra cuan generoso ha sido Mario en admitir que su juventud fue "pecaminosa" y, al comentar lo que ocurrió con su carrera después de esta novela, dijo: "Ya no me interesaba en el propósito de exhibir la forma en sí. Ahora sé que la claridad puede ser mejor que la dificultad, y a la vez contar una historia que valga la pena. Es una lección que aprendí con la experiencia, tal vez comparable a la de necesitar un amorío pecaminoso para ser capaz de apreciar un buen matrimonio." Conversación en La Catedral fue la cumbre de esa relación pecaminosa con los tiempos experimentales; el resultado del "matrimonio" (con la eternidad de la Ficción) fue La guerra del fin del mundo. Toda la entrevista la puede leer aquí. DIRIGIDO A: Lectores de novelas que buscan abarcar todos los periodos de Mario.
2000 La Fiesta del Chivo: Más allá de la publicidad, hay personas que han denostado esta novela, que no han podido "aguantar" su violencia, su machismo, su "redundancia" (en las motivaciones de los conjurados contra el dictador), así como sus correspondencias dominicanas con la realidad peruana de entonces. En realidad, este esfuerzo debe considerarse como uno de los mejores que ha llevado a cabo Mario desde el lejano 1981, cuando publicó La guerra del fin del mundo. Los primeros capítulos parecen prepararnos para experiencias similares a sus novelas de los 80s y 90s, con dos historias diferentes que tienen alguna relación de "vasos comunicantes" entre ellos, pero pronto esta operación es dejada de lado y los capítulos tratan de avanzar por inercia dramática y no por designios de matemática. Sobre todo en los capítulos con los conjurados por el asesinato del dictador Trujillo, la novela parece competir con La condición humana de Malraux, y en la competencia Mario sale ganando. ¿Pero cómo puede sostenerse una revelación en 500 páginas? Es lo que ocurre con Urania, la otra protagonista, cuyos recuerdos parecen una radiografía de su país (y ella no es el Zavalita de Conversación en La Catedral), aunque a su favor está en que son más poderosos que los de El Paraíso en la otra esquina. DIRIGIDO A: Todo lector de novelas que esté interesado, tras haber leído algunas otras novelas de Mario, en saber qué es lo mejor que ha logrado Mario en los últimos años.
INTERMEDIO
1967 Los cachorros: No es mejor que La ciudad y los perros, pero es un buen prólogo para empezar. Su extensión es tan breve que no debería dejar de leerse, aunque si esta novela breve decepciona a algunos, debe tenerse en cuenta que no representa sino un paso entre libros más importantes. Tiene el estilo del Mario joven en toda su exuberancia, y es sobre todo eso lo que lo hace memorable: su gran sentido del ritmo, del equilibrio entre la belleza literaria y la vulgaridad de los personajes. Aunque por estas virtudes, el desarrollo dramático del protagonista se ve a menudo difuminado en "la voz colectiva" de sus amigos. En algunos colegios peruanos se recomienda su lectura, lo cual habla mucho de cuan breve este libro es, pero a otros sonroja al enterarse que el subtítulo fue el apodo del protagonista: Pichula Cuéllar (Pichula significa pene en la jerga peruana vulgar). DIRIGIDO A: Esta historia se lee en una tarde, y es bastante disfrutable por su novedad formal. A quienes busquen novedades les puede venir mejor que a quienes busquen experiencias transformadoras como las que dan las grandes ficciones. En el aspecto puramente dramático, le falta mucho para alcanzar las alturas de sus mejores trabajos.
1990 La verdad de las mentiras: Este es un libro importante, y daré una sola razón: Mario escribe sobre un buen puñado de novelas del siglo XX bajo sus singulares concepciones de los elementos de la Ficción. El material da para varias tesis que quieran explicar cómo Mario ha intentado crear de la nada concepciones que se vienen perfeccionando desde Aristóteles, y cómo no ha podido librarse de algunas palabrejas sin fondo, como cuando habla de la española "anécdota" porque no entiende que su colega E.M. Forster ya había hablado de trama hace bastantes décadas. Pero el libro tiene reflexiones sobre determinadas novelas que suelen ir de lo regular a lo soberbio; el (estupendo) obstáculo está en que para entender como se debe este libro hay que haber leído todos esos libros. Y digo todos, porque cada ensayo es una experiencia diferente. Yo mismo aún no leo todo este libro porque prefiero leer antes las novelas a las que Mario se refiere, y así poder estar de acuerdo o discrepar con él. En cuanto a otras características destacables, este libro ha sido ampliado el 2002 por Alfaguara, y para mejor siempre. También, hay ensayos sobre dos cuentarios: Dublineses de Joyce y Siete cuentos góticos de Dinesen. ¿Pudo haber elegido cuentos mejores? DIRIGIDO A: Dedicados lectores de novelas y muy preocupados por lo que Mario, un practicante, ha dicho sobre el género. Lo mismo se puede decir de sus otros libros sobre la novela: La orgía perpetua (1975), un ensayo sobre el Madame Bovary de Flaubert, y García Márquez: historia de un deicidio, un trabajo sobre toda la obra del Nobel colombiano hasta 1971, y aun del ensayo a publicarse este año 2004, La tentación de lo imposible, sobre la gestación de la prometeica Los miserables de Victor Hugo.
SEGUNDA PARTE
1973 Pantaleón y las visitadoras: Una novela que se lee muy rápido, tanto que muchos pueden preferirla a leer La Casa Verde.De hecho, Pantaleón tiene un atado de sus elementos mucho más firme que aquella novela, y su tono de humor puede engañar a muchos a creer que es una "novela ligera", como las que escriben tantos ahora. Los personajes y el tema no tienen nada de ligeros, aunque la forma vistosa es su talón de Aquiles, a la vez que marca el último estertor de esa primera etapa de experimentaciones que había llegado a su pico con Conversación en La Catedral. DIRIGIDO A: Lectores que quieran ampliar su conocimiento de la novela vargasllosiana. Es sin duda la novela con más humor que tiene el autor.
1966 La Casa Verde: El primer paso hacia el clímax experimental de Conversación La Catedral está en esta novela. Muchos personajes, muchas subhistorias, con sus escenas entrelazadas y desenlazadas, y por ello está considerado uno de sus libros más intensos, aunque en la relectura este libro pierde mucho de esa llamada intensidad, al advertir que todos esos fuegos aritficiales no tienen un propósito más que el de llamar la atención sobre ellos mismos. Nunca ha sido uno de mis libros preferidos; si se trata de temas, caracterizaciones, descripciones, trama y escenas, Mario tiene libros mejores. DIRIGIDO A: por un lado, un lector aficionado a las novelas experimentales puede pasar una buena experiencia; por otro, un lector común tendría que leer los primeros capítulos y decidir continuarla o no.
1986 ¿Quien mató a Palomino Molero?: Otra novela que se lee con rapidez, Las malas lenguas decían que Mario había escrito esta novela de tono policial intentando superar lo que hizo García Márquez en Crónica de una muerte anunciada. Para algunos, García Márquez es superior; para mí, Mario logra en este libro algunas escenas realmente buenas, si bien en su resolución los personajes y el conflicto se desintegran en la confusión, tal vez por intentar trascender el subgénero. DIRIGIDO A: Quienes hayan leído las novelas esenciales de Mario y quieran continuar conociendo ese mundo.
1993 Lituma en los Andes: Con las dos novelas arriba mencionadas, podrían formar una "trilogía de novelas de Vargas Llosa para leerse en un viaje". Lituma en los Andes es divertida, nada pretenciosa, acción pura, y lo más cerca a "novela escapista" que se puede encontrar en la obra vargasllosiana. Es extraño que esto suceda en una novela donde la Guardia Civil (policías) y terroristas de Sendero Luminoso son personajes, aunque lo que entonces llamó la atención a diversos intelectuales peruanos fue la explicación de la desaparición de un personaje, una explicación que se revela hacia el final (no voy a revelarla) y que para ellos sintetizaba los sentimientos del autor hacia su país tras haber perdido las elecciones. Un ejemplo más del error en que caen los que buscan la realidad fiel en una novela. DIRIGIDO A: Quienes hayan leído las novelas esenciales de Mario y quieran continuar conociendo ese mundo.
1984 Historia de Mayta: Un buen ejemplo de que nadie es profeta en su tierra, Mayta marca un intento de Mario por escribir una historia tan rica en matices y conflictos como los de La guerra del fin del mundo, pero en un escenario peruano. Hay dos líneas en esta novela: los capítulos de Mayta como personaje guerrillero son intensos, y los otros capítulos intercalados de un personaje llamado MVLl son extensos y reflexivos sobre "la ficción y la realidad", que por esa época preocupaba tanto al autor. Tiene el aire de inacabado que no tienen Pantaleón, Palomino Molero y Lituma, a pesar de que quiere ser más profundo. DIRIGIDO A: Quienes hayan leído las novelas esenciales de Mario y quieran continuar conociendo ese mundo.
1977 La tía Julia y el escribidor: Muchos escuchan de esta novela, y la leen llamados por el morbo de saber sobre el primer matrimonio de Mario con su tía política. Por mi parte, no me considero un admirador de esta novela. Muchos aprecian su humor, pero eso creo que está más realizado en Pantaleón y las visitadoras. Considerando que la mitad de la novela no va a ningún lado (los capítulos numerados impares son reproducciones de radioteatros melodramáticos, entretenidos pero olvidables), la otra mitad es la que uno termina recordando, y que tiene sin duda excelentes escenas: la historia del primer matrimonio de Mario -con él mismo de personaje protagonista- alcanza sus cumbres cuando este entiende que sus dos conflictos son la realización de su vocación (que está también en El pez en el agua) y el amor de una mujer (que alcanza ribetes de Ana Karenina en el libro autobiográfico de Julia Urquidi Lo que Varguitas no dijo). DIRIGIDO A: Quienes quieran leer uno de los libros más populares de Mario, deberían probarlo y sacar una conclusión personal. Pero tampoco es una novela que haya elevado más los niveles de su obra.
1988 Elogio de la madrastra: Una novela que vuelve a usar la estructura de La tía Julia y el escribidor y las otras novelas de los años 80 y 90. Los capítulos de "la historia principal" se intercalan con fantaseos basados en reproducciones de pinturas, y estas fantasías no alzan el contenido dramático sino que lo estancan en un ejercicio de estilo sin contenido alguno, algo que Mario trató de evadir siempre en sus primeros libros repletos de experimentalismo. DIRIGIDO A: Quienes, al verse invadidos de publicidad en 1997 cuando salió Los cuadernos de don Rigoberto, tengan interés en leer una novela con tono erótico del autor. Esta novela es muy superior a aquella y hasta más breve.
TERCERA PARTE
1959 Los jefes: Este primer libro de Mario estaba hecho de seis cuentos, y si es popular se debe más a que se suele publicar junto con la novela breve o nouvelle Los cachorros, con su provocativo subtítulo de Pichula Cuéllar. ("Pichula" es un vulgarismo peruano que designa al pene.) La sorpresa es que ¡tiene buenos cuentos! Uno de ellos, "El desafío", hizo que Mario visitara París por primera vez, muy merecido; otro, "Día domingo", parece una historia de amor típica de novato hasta que Mario revela su verdadero tema. El resto sí es de regular hasta bastante prescindible. DIRIGIDO A: Mario no ha vuelto a escribir cuentos desde entonces, el libro en el contexto de su obra es ínfimo pero puede leerse junto con Los cachorros y entender mejor el salto que dio Mario entre aquella y esta época.
1987 El hablador: Esta es una novela que no ayudará a nadie a saber quién es Vargas Llosa, quien está irreconocible (aunque no tanto como en la novela de 1997). Una vez más, hay un personaje llamado Mario Vargas Llosa, que tuvo un amigo en la universidad que a su vez es el protagonista de casi todos los capítulos impares del libro. Estos capítulos impares están hechos de recreaciones de historias machiguengas que parecen querer demostrar que Mario sí puede escribir sobre todo tema relacionado al Perú, esta vez las tribus amazónicas, dejando los usuales de la costa o la selva. Algunos de los capítulos "pares", por su parte, pueden ser buen material para una futura biografía sobre el autor, ¿o cuál es el significado de darle todo un capítulo a su experiencia televisiva de 1981? Riquísima lectura biográfica que iría bien en El pez en el agua, pero aquí parece querer llenar páginas. DIRIGIDO A: Completistas estrictamente. No hay ninguna razón para leer esta novela más que una necesidad natural de leer y entender lo que Mario estaba haciendo en los años 80.
1981 La señorita de Tacna: Mario satisfizo un sueño de adolescencia cuando estrenó esta primera obra teatral. La pieza tuvo un éxito de alcance continental, pero es probable que hoy alguien la recuerde. Parece una derivación de una obra que Mario admira mucho, La muerte de un viajante de Arthur Miller. En cuanto al conjunto de su teatro, no se puede decir que Mario esté escribiendo cada vez mejor sino cada vez con menos problemas en el manejo de los elementos dramáticos. La última de ellas, Ojos bonitos, cuadros feos (1996), parecía buscar una nitidez en el conflicto y las confrontaciones a lo Ibsen o Mamet que no existía en absoluto en las piezas previas. La existencial Kathie y el hipopotamo (1983) parece querer continuar un teatro poético, de ideas encarnadas en voces, como el que intentó T.S. Eliot, y considerando que el mismo Eliot no obtuvo resultados memorables pues no hay más que comentar. (Como una curiosidad, el Zavalita de Conversación en La Catedral es uno de los protagonistas.) La Chunga (1986) toma personajes de La Casa Verde con un conflicto un tanto fantasmal, y su resolución ambigua dio mejores resultados en ¿Quién mató a Palomino Molero? Y la cuasi escolar El loco de los balcones (1993) es detestada por muchos que la han leído; por mi parte, su sencillez me parece en algunas escenas encantadora, pues por primera vez Mario parece creer que se puede hacer gran drama sin tratar de forzar el espacio y el tiempo, usando sólo un conflicto claro y arcos de personajes coherentes. DIRIGIDO A: Lectores de teatro atraídos por saber qué es lo que hizo el mejor novelista peruano del siglo XX.
1997 Los cuadernos de don Rigoberto: La única razón por la que pongo El Paraíso en la otra esquina antes de esta novela es porque aquella es más reciente en la memoria de la gente. Pero esta novela es aún más episódica y más disparatada. Sin duda es la novela más "intelectual" de Mario, con infinitas referencias a pintores, escultores, cineastas y, por supuesto, escritores. Me pregunto si en un tiempo este libro será entendido como un diario personal camuflado de ficción, pues aparte de este valor un tanto autobiográfico ("Conozca las fantasías más eróticas de MVLl" era el eslógan que usó la editorial para promocionarla) la novela no va a ningún lado. Para quienes hayan leído El hablador, pueden imaginar Rigoberto como una novela hecha por entero de los relatos machiguengas. DIRIGIDO A: Lectores que quieran leer TODAS las novelas de Mario. Los demás harán mejor en abstenerse.
2003 El Paraíso en la otra esquina: Bien, empezar por esta novela sería un grave error, por tres razones: 1) La novela es una historia con personajes que buscan lo mismo desde la página 1: Paul Gauguin, el primer personaje de este libro, quiere apuntarse una obra maestra, y ese objetivo no tiene ningún antagonista más que él mismo, y así, el conflicto se vuelve estático como la descripción de un muro; Flora Tristán, el otro personaje, quiere "reformar a la humanidad" (sic), y teniendo ese set-up en mente, difícilmente se puede esperar algo más, y si se considera que Flora en toda la novela no se desengaña de su causa ni ve su ingenuidad, sumado a que sus antagonistas son intercambiables, pues uno ya sabe a qué atenerse. 2) La novela tiene 500 páginas, lo que debe venirle bien a un historiador y no a alguien buscando saber por qué se dice que Mario ha elevado los estándares de la novela latinoamericana. 3) Mario parece abrumado por la cantidad de Historia, a diferencia de sus otros libros basados en hechos reales como La guerra del fin del mundo o La Fiesta del Chivo. La prosa vargasllosiana está allí, intacta, pero para apreciarla en consonancia con el contenido sería mejor leer sus ensayos, como los de El lenguaje de la pasión. Hay páginas y páginas de fechas, eventos y personajes que no tienen ningún significado dramático; para ver cómo se hace esto a nivel maestro, mejor leer La Educación Sentimental de Flaubert o La Cartuja de Parma de Stendhal, ambos libros en los que la Historia es el escenario, no el pretexto para ser una historia ficcional por sí misma. DIRIGIDO A: Lectores que quieran leer TODAS las novelas de Mario. Los demás es probable que tras pasar las primeras páginas prefieran abstenerse.
MARIO VARGAS LLOSA / BARRA DE NAVEGACIÓN |
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