Mario en su biblioteca. Mayo, 1997.

FOTO: Javier Zapata, Caretas.

El Comercio (Lima), Miércoles 13 de junio del 2001

Un refugio para el lector

Por Catherine Contreras

La biblioteca de Mario Vargas Llosa tiene su particularidad. En los diez años que María del Carmen Ghezzi trabajó allí, sólo una vez aceptó la derrota de no encontrar un libro. En aquella oportunidad -confesada la falta- el laureado escritor pasó a demostrar que en los límites de su santuario literario nada se encontraba fuera de lugar. Es que, como dice ella, una biblioteca se empieza a edificar basándose en el cariño que una persona le tiene a los libros, y Vargas Llosa es una de ellas, "porque no hay texto que no revise, sea del tipo que fuere".

Ubicada en el sexto piso de un edificio barranquino con vista al mar, la biblioteca del escritor alberga 15.212 libros dispuestos en cinco filas de estantes de madera caoba organizados por géneros -novela, poesía, filosofía y ensayo, arte e historia, teatro y actualidad- y en orden alfabético. Además, existe un lugar exclusivo para libros y documentos relativos a proyectos de trabajo en marcha o futuros.