Papá Mario
Álvaro Vargas Llosa (1966) - Gabriel Rodrigo Gonzalo Vargas Llosa (1967) - Morgana Vargas Llosa (1973)
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ÁLVARO VARGAS LLOSA (*) nació en
Lima, Perú, en 1966. Se graduó en el London School of
Economics Se ha dedicado desde los quince años al
periodismo escrito, televisivo y radial en América
Latina, Estados Unidos y Europa. Es autor de El
diablo en campaña (testimonio importante sobre la
campaña presidencial 1987-1990 de su padre Mario), La
contenta barbarie, El exilio indomable y
coautor de Manual del perfecto idiota latinoamericano
y Fabricantes de miseria. En 1999, Grijalbo
editó Cuando hablaba dormido, libro de
entrevistas a personalidades políticas e intelectuales
como José María Aznar, Ernesto Zedillo, Salman Rushdie,
Isabel Allende, Corín Tellado, José Saramago y
Guillermo Cabrera Infante. Uno de sus últimos libros es En
el reino del espanto, "novela de no
ficción" sobre los crímenes de la dictadura de
Fujimori. Su obra, publicada a ambos lados del charco, ha
sido traducida a varios idiomas. (*) Esta breve biografía ha sido extraída y aumentada de la editorial Grijalbo, que ha publicado varios libros de Álvaro. |
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GABRIEL RODRIGO GONZALO VARGAS LLOSA |
Por Carlos Novoa El segundo hijo del famoso novelista no escribe libros, pero ayuda a los refugiados de guerra. Vivió de cerca el conflicto en Bosnia, asistiendo a mujeres y niños cuyos padres eran masacrados Gonzalo Vargas Llosa no escribe libros ni participa en política. Alejado de las luces que iluminan sus famosos apellidos, se mueve como pez en el agua manteniendo un perfil bajo que le permite desplazarse con aplomo entre las desgracias de los refugiados de guerra.
¿Qué es lo peor que has visto? La experiencia más terrible sucedió en Bosnia, en el verano de 1995, en plena guerra. Las tropas serbias, con el temido general Mladic a la cabeza, asaltaron y tomaron el enclave musulmán de Sbrenica. En cuanto entraron a la ciudad separaron a la población en dos: a las mujeres y a los niños los metieron en camiones militares y los deportaron a Tuzla, un territorio controlado por las fuerzas musulmanas. Con los hombres capturados, más de 5.000, fueron brutales: los torturaron, los asesinaron a sangre fría. Yo llegué a Tuzla al día siguiente de la toma. Allí la Acnur y las autoridades locales habían acogido a los deportados. Nunca olvidaré como fuimos rodeados por aquellas mujeres y niños quienes, totalmente trastornados, pedían que recuper ramos a sus maridos, hermanos e hijos. ¿Qué pasaba por tu mente? Sentía una gran frustración. Sabía muy bien que la Acnur no podía hacer absolutamente nada para liberarlos. Hicimos innumerables llamados a la comunidad internacional, pero fue en vano. Las tropas serbias llevaron a cabo una de las masacres más terribles de nuestros tiempos bajo la mirada impotente del mundo. ¿Qué es lo que más necesita un refugiado? El acceso al asilo. Poder cruzar una frontera para recibir la protección que le ha sido negada en su propio país. En el Perú existen casos muy dramáticos, como el de Leonor La Rosa, por ejemplo, que fue torturada por el Servicio de Inteligencia y que, por suerte, consiguió asilo político en Suecia, donde hoy se encuentra fuera de peligro, aunque postrada en una silla de ruedas. La crisis de Kósovo mostró la importancia del asilo: miles de personas hubieran perdido la vida si Albania y Macedonia no les hubiesen ofrecido protección. ¿Qué te llevó a trabajar con esta gente tan necesitada? Escogí este camino prácticamente por accidente. En 1989 yo estudiaba en la universidad de Londres Literatura y Traducción, quería ser intérprete. Un día, por pura casualidad, acompañé a mi padre a visitar el puericultorio Andrés Vivanco en Ayacucho. Fue una experiencia de apenas dos o tres horas que cambió totalmente mi vida. Viendo los rostros de aquellos huérfanos, víctimas inocentes de la bestialidad humana, algo inexplicable sucedió en mí. Cuando dejé el puericultorio, tenía la absoluta certeza que el resto de mi vida trataría de ayudar. ¿Fue una decisión racional? No, como todas las grandes decisiones que he tomado en mi vida fue una decisión instintiva. ¿Cuál es la perspectiva de la Acnur? El panorama es preocupante. El número de refugiados ha ido aumentando año tras año: Cinco millones en 1980, 15 en 1990 y actualmente 22. En la última década, hemos visto una explosión de conflictos internos -como en Yugoslavia, Ruanda, Chechenia- donde el desplazamiento forzado de poblaciones civiles ya no es una consecuencia sino el objetivo mismo de la guerra. ¿El gran desafío para la comunidad internacional es crear mecanismos para resolver conflictos? Definitivamente, pero no es una responsabilidad que deba recaer sobre las organizaciones humanitarias, sino sobre los responsables políticos: el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y los estados miembros. Los humanitarios podemos brindar ayuda, pero no podemos prevenir o detener los conflictos. Memorias de un ex rastafari Ser el hijo de un personaje famoso tiene sus ventajas, pero también sus inconvenientes, subraya Gonzalo Vargas Llosa. "En mi caso, he tenido acceso a personas, situaciones y experiencias que la mayoría no tiene. Pero también existe el riesgo de que la gente tenga muchas expectativas". El segundo hijo del escritor explicó cómo soportó la presión de tener un padre famoso: "Estoy convencido de que haberme criado en Europa fue positivo: no tuve que crecer 'a la sombra' de mi padre. En el internado de Inglaterra yo no era el hijo de Vargas Llosa, era un alumno más". Hace unos años el escritor escribió un artículo "Mi hijo el rastafari", en el que describió su sorpresa por la 'conversión' de su hijo a un extraño culto originario de Jamaica. Gonzalo recuerda: "Mi experiencia con el culto rastafari -que ocurrió cuando yo tenía quince años- me marcó para siempre. Aunque parezca mentira, fue escuchando las canciones de protesta social de Bob Marley que descubrí que existía otra realidad: la injusticia, el hambre, la opresión. El descubrimiento engendró en mí unas ganas enormes de cambiar el mundo. Años después ese mismo sentimiento me inspiró a tratar de ayudar a las víctimas de las guerras". |
Mario y su hija Morgana |
Eliana Pittman, famosa cantante carioca, acompañando a Morgana y Mario Vargas Llosa en el Carnaval de Río de Janeiro (1999). FOTO: Revista "Caras" |
Mario y sus tres hijos
Este es un fragmento de la entrevista televisiva que el periodista Beto Ortíz le hiciera a MVLL el miércoles 10 de mayo del 2000 en su programa "Beto a saber":
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Sus hijos han tenido actividades Bueno, no es voluntario, él trabaja con la ACNUR, que es una organización de las Naciones Unidas que ayuda a los refugiados. Sí, él trabaja hace ya cinco, seis años, y eso lo ha llevado a sitios terribles, a Afganistan, con los talibanes, ha estado dos años y medio en Sarajevo durante la guerra de Bosnia y está constantemente visitando los lugares más dolorosos de la humanidad,. donde hay esos desplazamientos de poblaciones donde la catástrofe o por una guerra civil. Es interesante el caso de mi hijo Gonzalo porque fue una vocación precoz: el siempre desde chiquito nos decía que cuando fuera grande se iría al África a enseñar a leer a los niñitos y todos los niños dicen eso pero en realidad mientras estudiaba en el colegio, mientras estudiaba en la universidad, siempre estuvo preparándose para un trabajo de esa índole. Y pues efectivamente vive dedicado a eso, algo para lo que se necesita tener mucha vocación porque exige realmente una vida muy difícil, sobre todo para la familia es terrible, pero es algo que a él le llena la vida, que lo hace con mucha convicción y desde luego creo que es un trabajo hermoso. |
Su hija Morgana como fotógrafa ha tenido una
vida similar. Bueno, mi hija Morgana también es un caso interesante porque ella no estudió para ser fotógrafa, ella estudió un programa de Historia y Política en la London School of Economics pero siempre dijo que sería fotógrafa, algo que Patricia y yo no le creiamos; sin embargo, mientras estudiaba tomaba cursos de fotografia (...)
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MARIO VARGAS LLOSA / BARRA DE NAVEGACIÓN |
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ARCHIVO FOTOGRÁFICO: |
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