La ley del karma y la ley del perdón

 

Florence Scovel Shinn

 

 

El hombre recibe solamente lo que da.

 

EL JUEGO DE LA VIDA es un juego de bumerangs.

 

Los pensamientos del hombre, sus hechos y sus acciones, regresan a él tarde o temprano con sorprendente exactitud.

 

Esta es la ley del Karma, que significa en Sánscrito “Regresar”.

 

“Lo que el hombre siembre, eso cosechará”

 

Por ejemplo:

Una amiga me contó esta historia sobre sí misma, referente a la ley.

Me dijo:

“Yo hago todo mi karma en mi tía, todo lo que le digo a ella, alguien me lo dice a mí. A menudo estoy irritable en casa y un día, le dije a mi tía, que estaba hablando conmigo durante la cena: “¡Ya no hables, deseo comer en paz!”

“Al día siguiente estaba comiendo con una mujer a la cual le quería causar una buena impresión. Yo estaba platicando animadamente , cuando de pronto ella me dijo:

‘¡Ya no hables, deseo comer en paz!’

 

Mi amiga estaba muy conciente, así que su Karma se le regresa mucho más rápido que a otra persona que no esté tan conciente de ello.

 

Entre más sabe un hombre, mayor es su responsabilidad, y una persona con un conocimiento de la ley espiritual y que no la practique, sufrirá mucho como consecuencia de esto.

 

“El temor a Dios (ley) es el principio de la sabiduría”

Si leemos la palabra Señor o Dios como Ley, hará que muchos pasajes de la Biblia aclaren su sentido.

 

“La venganza es mía, yo pagaré nuevamente –dijo el Señor (ley)”.

Es la ley quien toma venganza, no Dios. Dios ve al hombre perfecto, “creado a su propia imagen y semejanza” (imaginación) y le es dado el poder y el dominio.

 

Esta es la idea perfecta del hombre, grabada en la Mente Divina, en espera del reconocimiento del hombre, ya que el hombre solamente será lo que se vea a sí mismo siendo, y solamente alcanzará lo que se vea a sí mismo alcanzando.

 

“Nada sucede sin un observador”, dice un antiguo adagio.

El hombre ve primero su fracaso o su éxito, su dicha o su desdicha, antes de que se le presenten las imágenes ya grabadas en su propia imaginación. Hemos observado esto en la madre que imagina la enfermedad de su hijo, o en una mujer que imagina el éxito de su esposo.

 

Jesucristo expresó:

“Y conocerás la verdad y la verdad te hará libre”

 

Vemos así que la libertad (de todas las condiciones infelices) viene del conocimiento

–un conocimiento de la Ley Espiritual.

 

La obediencia precede a la autoridad, y la ley obedece al hombre cuando éste obedece la ley. La ley de la electricidad debe ser obedecida antes de volverse servidora del hombre. Cuando se maneja con ignorancia, se convierte en un arma mortal contra el hombre.

¡Igualmente sucede con las leyes de la mente!

 

Por ejemplo:

Una mujer que poseía una gran fuerza de voluntad, deseaba poseer una casa que le pertenecía a un conocido, y ella con frecuencia se imaginaba viviendo en la casa. Al paso del tiempo, el hombre murió y ella se mudó a esa casa.

 

Varios años después, cuando ella conoció la Ley Espiritual, me dijo:

“¿Tú crees que yo haya tenido algo que ver con la muerte del hombre?” Yo le contesté:

“Sí, tu deseo era tan fuerte, que te lo preparó todo, pero ya pagaste tu deuda Kármica. Tu esposo, a quien amabas devotamente, murió poco después y la casa se convirtió en un elefante blanco en tus manos durante muchos años”.

 

El dueño original, sin embargo, pudo no haber sido afectado por tus pensamientos, de haber sido una persona positiva en verdad, ni su esposo, pero ambos estaban bajo la Ley Kármica.

 

La mujer debió haber dicho (sintiendo el gran deseo por la casa):

“Inteligencia Infinita, concédeme la casa correcta, tan encantadora como ésta, la casa que es mí por derecho divino”.

 

La elección divina le hubiera dado perfecta satisfacción y les hubiera traído bien a todos.

 

El patrón divino es el único patrón seguro para trabajar.

 

El deseo es una fuerza enorme y debe ser dirigido hacia los canales correctos, o sobreviene el caos.

 

Al hacer una demostración, el paso más importante es el primero:

“Hacer la pregunta correctamente”.

 

El hombre debe pedir siempre solo aquello que le pertenece por derecho divino.

 

Para regresar al ejemplo, si la mujer hubiera tomado esta actitud:

 

“Si esta casa, que yo deseo, es mía, no la puedo perder, si no es mía, concédeme su equivalente”, el hombre podía haber decidido cambiarse armoniosamente (si ésta hubiera sido la elección divina para ella) o pudo haber sido sustituida por alguna otra casa.

 

“Todo lo que sea forzado a manifestarse a través de la voluntad personal es algo ‘mal adquirido’, y siempre fracasará”.

 

Se le advierte al hombre:

 

“Se hará mi voluntad, no la tuya”.

 

Y lo más curioso es que el hombre siempre obtiene lo que desea cuando se desprende de su voluntad personal, y por lo tanto, permitiendo a la Inteligencia Infinita que trabaje a través de él.

 

“Mantente quieto y verás la salvación del Señor (ley)”

 

Por ejemplo:

Una mujer me vino a ver bastante preocupada. Su hija había decidido hacer un viaje muy peligroso, por lo que ella estaba muy afligida.

 

Me dijo que había usado todos los argumentos existentes, señalándole todos los peligros a los que se podría enfrentar, y le había prohibido ir; pero su hija estaba resuelta a hacer el viaje.

 

Yo dije a la mujer:

“Estás forzando tu voluntad sobre tu hija, a lo cual no tienes derecho, y tu miedo al viaje sólo lo está atrayendo, ya que el hombre atrae aquello a lo que le teme”

 

Y agregué:

“Déjala ir y suéltala mentalmente; ponla en manos de Dios y usa esta afirmación:

 

‘Pongo la situación en las manos del Amor y la Sabiduría Infinitas; si este viaje es el Plan Divino lo bendigo y dejo de resistirme a él; pero si no es el Plan Divino, te doy gracias de que se disuelva y desaparezca’”.

 

Un día o dos después de eso, su hija le dijo: “Madre, ya no iré al viaje”, y la situación volvió a la normalidad.

 

Es “aprender a mantenerse inmóvil” lo que resulta tan difícil para el hombre.

 

Traté más ampliamente acerca de esta ley en el capítulo de la no resistencia.

 

Daré otro ejemplo sobre el sembrar y cosechar, que me llegó de la manera más extraña.

 

Una mujer vino a mí diciéndome que en el banco le habían dado un billete falso de veinte dólares. Estaba muy preocupada, por lo que me dijo: “La gente del banco nunca reconocerá su error”.

Yo le contesté: “Analicemos la situación y veamos por qué la atrajiste”. Ella estuvo pensando durante unos momentos y exclamó: “Ya sé, le mandé a una amiga algunos billetes de juguete, como una broma”. Así que la ley le había enviado a ella también dinero falso, ya que la ley no sabe de bromas.

 

Le dije:

“Ahora llamaremos a la Ley del Perdón y neutralizaremos la situación”

 

La cristiandad está fundada en la Ley del Perdón:

Cristo nos ha salvado de la maldición de la Ley Kármica y el Cristo dentro de cada hombre es su Redención y Salvación de todas las condiciones discordantes.

 

Así que dije:

“Espíritu infinito, hacemos un llamado a la Ley del Perdón y damos gracias de que ella esté bajo la gracia y no bajo la ley, y no puede perder sus veinte dólares puesto que le pertenecen por derecho divino”

 

“Ahora –le dije- regresa al banco y diles, sin temor, que te dieron ahí ese billete por error”.

 

Me obedeció, y para su sorpresa, ellos se disculparon y le dieron otro billete, tratándola de la manera más amable.

 

Por lo tanto, el conocimiento de la ley otorga al hombre el poder para “borrar sus errores”. El hombre no puede forzar lo externo para que sea lo que él no es.

 

Si desea riquezas, primero debe ser rico en su conciencia.

 

Por ejemplo:

Una  mujer vino a mí pidiéndome un tratamiento para la prosperidad. Ella no se interesaba mucho en sus quehaceres domésticos y su casa estaba en gran desorden.

 

Yo le dije:

“Si deseas ser rica, primero debes ser ordenada. Todos los hombres de gran riqueza son ordenados y el orden es la primera ley del cielo”.

 

Ella tenía un gran sentido del humor y comenzó inmediatamente a poner su casa en orden.

 

Reacomodó los muebles, limpió los cajones de las cómodas, lavó las alfombras, y en poco tiempo recibió una gran demostración económica: un regalo de un pariente. La mujer misma, se volvió más ordenada y se mantiene en buena posición económica al estar siempre alerta sobre lo externo y esperando la prosperidad, sabiendo que Dios es su providencia.

 

Mucha gente ignora el hecho de que los regalos y las cosas son inversiones, y que el atesorar y guardar invariablemente los lleva a la pérdida.

 

“Hay aquellos que prodigan y aún así incrementan; y hay aquellos que guardan más de lo necesario, pero tienden a la pobreza”.

 

Por ejemplo:

Conocí a un hombre que quería comprar un abrigo de piel Fue con su esposa a varias tiendas; pero no encontraron lo que él quería. Todos se veían muy corrientes. Al fin, le mostraron uno, el vendedor dijo que estaba valuado en mil dólares, pero que el gerente se lo vendería por quinientos, puesto que era fin de temporada.

 

Todo lo que poseía era alrededor de setecientos dólares. Su razonamiento le decía: “No te puedes permitir gastar casi todo lo que tienes en un abrigo”, pero él era muy intuitivo y nunca razonaba.

 

Se volvió hacia su esposa y le dijo:

“Si me compro este abrigo, ¡ganaré una tonelada de dinero”.

Así que su esposa accedió, aunque débilmente.

 

Casi un mes después, recibió una comisión de diez mil dólares. El abrigo lo hizo sentir tan rico que lo ligó con el éxito y la prosperidad; sin el abrigo, él probablemente no hubiera recibido dicha comisión. ¡Fue una inversión que le representó grandes dividendos!

 

Si un hombre no toma en cuenta que se debe dar o gastar de una manera positiva, considerando esto más bien como una inversión, la misma cantidad de dinero pasará por sus manos de una manera intrascendente.

 

Por ejemplo:

Una mujer me dijo que el Día de Acción de Gracias, informó a su familia que no podrían permitirse tener cena ese día. Ella tenía el dinero, pero había decidido guardarlo.

 

Unos días después, alguien se introdujo en su habitación y robó de su cómoda exactamente lo que se hubiera gastado en la cena.

 

La Ley siempre está detrás del hombre que gasta sin miedo y con sabiduría.

 

Por ejemplo:

Una de mis alumnas fue de compras con su sobrino. El niño pedía un juguete, a lo que ella le contestó que no tenía dinero para comprárselo.

 

De pronto ella comprendió que estaba buscando la carencia y ¡no estaba reconociendo a Dios como su Providencia!

 

Así que compró el juguete y, de regreso a su casa, se encontró exactamente la cantidad que había gastado en el juguete.

 

La providencia del hombre es inextinguible y no falla cuando se cree firmemente en ella, pero la fe o la confianza deben preceder a la demostración.

 

“De acuerdo a tu fe te será dado”

 

“La fe es la substancia de lo que se desea, la evidencia de lo que no se ve: porque la fe mantiene firme la visión y las imágenes adversas se disuelven y se disipan y a su debido tiempo cosecharemos, si no desmayamos”

 

Jesucristo nos trajo buenas noticias (el Evangelio) de que existía una Ley más grande que la del Karma y que dicha Ley trasciende la Ley del Karma. Es la de la Gracia o del Perdón. Es la Ley que libera al hombre de la ley de la causa y del efecto: la Ley de la Consecuencia.

 

“Bajo la Gracia y no bajo la Ley”

 

Se nos dice que en este plano, el hombre cosecha donde no ha sembrado; los dones de Dios simplemente son derramados sobre él. “Todo lo que el Reino aporte es de él”. Este estado continuo de felicidad espera al hombre que se sobrepone a su pensamiento social (o mundo).

 

En el mundo de los pensamientos hay tribulaciones, pero Jesucristo dijo:

 

“Mantén el ánimo; yo me he sobrepuesto al mundo”.

 

El mundo del pensamiento es un mundo de pecado, enfermedad y muerte. Él vio su absoluta irrealidad y dijo:

 

“La enfermedad y no el pesar, morirá y la muerte misma, el último enemigo, será superado”.

 

Ahora sabemos, desde un punto de vista científico, que la muerte puede ser superada con el hecho de grabar en el subconciente la convicción de la eterna juventud y de la vida eterna.

 

El subconciente, siendo simplemente poder sin dirección, lleva a cabo las órdenes sin preguntar.

Al trabajar bajo la dirección del superconciente (el Cristo o el Dios dentro de cada hombre) se logrará “la resurrección del cuerpo”.

 

El hombre ya no arrojará su cuerpo a la muerte, sino que será transformado en el “cuerpo eléctrico”, cantado por Walt Whitman, ya que la Cristiandad está fundada en el perdón de los pecados y “una tumba vacía”.








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