El niño se espantó y por el pánico que tenía, escondió el pato muerto en una pila de madera. Entonces vio que su hermana Sally lo había visto todo, y no dijo nada. Pero ese día, después del almuerzo, la abuela dijo:
- Sally, vamos a lavar los platos.
Sally respondió:
- Abuela, Johnny me dijo que el quería ayudarte en la cocina.
Entonces le susurró a su hermano:
- ¿Recuerdas el pato?.
Johnny, sintiéndose chantajeado, lavó los platos.
Más tarde el abuelo le preguntó a los niños si querían irse de pesca, y la abuela dijo:
- Lo siento pero necesito que Sally se quede y me ayude a preparar la cena.
Sally solo sonrió y dijo:
- Bueno, está bien, pero Johnny me dijo que el te quería ayudar.
De nuevo le susurró al hermano:
- ¿Recuerdas el pato?
Así que Sally se fue a pescar y Johnny se quedó ayudando en la casa. Después de varios días en que Johnny hacía los quehaceres de Sally, no pudo aguantar más, y fue a donde estaba su abuela y le confesó que él había matado el pato.
La abuela lo abrazó y le dijo:
- Mi amor, yo lo sabía. Yo estaba parada en la ventana y lo vi todo. Tu mismo te hiciste esclavo de Sally por el miedo de confiarme tu problema. Yo te amo y te perdono, solo esperaba que tu fueras honesto conmigo para liberarte del chantaje de Sally.