Argumentar y hablar
Con frecuencia conocemos personas incapaces de expresar abiertamente sus emociones y pensamientos. Si no se trata de la forma en que lo expresan o si lo saben expresar o no, entonces se trata de que no lo hacen. Argumentar, al igual que la asertividad, es una habilidad social que nos ayuda a comunicar de manera clara y decidida los sentimientos, las necesidades, deseos e ideas propias.
En la actualidad, carecemos de formas precisas para comprendernos; aunque la tecnología esté al alcance para unirnos, nos alejamos entre nosotros sin darnos cuenta, pues nuestros pensamientos van tan rápido que incluso llegamos a pensar por los demás, sin darles espacio para que expresen sus ideas claramente.
Argumentar es poder comunicarse. El hecho de organizar ideas y darle una estructura lógica es pensar; saber a quién se dice lo que ya hemos organizado, asi como el contexto (lugar, espacio, tiempo) es parte del proceso, e incluso la retroalimentación de parte del interlocutor es la satisfacción de escuchar un argumento que sustente o derrumbe nuestras ideas.
El pensamiento reflexivo del que se habla en las diferentes materias relacionadas con el comportamiento y la comunicación, es base de una argumentación comprensible. No se trata de buscar palabras rebuscadas para argumentar bien, se trata de poder encajar las ideas como ubicando uno sobre otro una serie de ladrillos que conformen una sólida estructura cuya lógica supere la dudas que hay o que puedan surgir después.
Finalmente, pienso que si no sirviera de nada argumentar, no serviría de nada un complejo sistema de lenguaje como el humano y que yo no estaría realizando este texto con las ganas con las que me surgió esta idea en menos de diez minutos... sólo espero poder obtener mayor fluidez argumentativa.
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