RECURSOS HUMANOS
teorías
de motivación
Presenta
Pedro Mancilla
CATEDRÁTICO
ROGELIO fÉLIX flores
INTRODUCCIÓN.
La vida es fundamentalmente actividad y desarrollo.
Todos estamos en continua actividad y hasta las personas más perezosas hacen
una serie constante de actividades. ¿Por qué nos movemos, actuamos, nos
interesamos por las cosas y nos inquietamos sin cesar?. El estudio de la
motivación, pues, no es otra cosa que el intento de averiguar, desde el punto
de vista de la psicología, a qué obedecen todas esas necesidades, deseos y
actividades, es decir, investiga la explicación de las propias acciones
humanas : ¿Qué es lo que motiva a alguien a hacer algo ? ¿Cuales son
los determinantes que incitan ?.Cuando se produce un comportamiento
extraordinario de algún individuo siempre nos parece sospechoso. Frecuentemente
intentamos explicar el patrón diferente haciendo referencia a los motivos, por
ejemplo, si alguien triunfa en la bolsa escucharíamos el típico comentario que
cita el dinero como motivación para dicho individuo. Se trata de estudiar los
impulsos, tendencias y estímulos que acosan constantemente nuestra vida y
nuestro organismo y que nos llevan, queramos o no, a la acción. Basándonos en
esta afirmación se puede decir que cualquiera que intente responder a estos
interrogantes está intentando explicar la motivación. Los psicólogos que
estudian la motivación procuran comprobar las explicaciones de estos hechos
mediante el estudio experimental. Algunos psicólogos tratan de explicar la
motivación desde los mecanismos fisiológicos. Por eso son importantes los
descubrimientos relativos al control de la acción por partes del cerebro como
el hipotálamo, el sistema activador reticular y el sistema límbico. Otros en
cambio buscan los determinantes de la acción en términos de conducta y
comportamientos.
Otro punto a destacar es que cuando hablamos de conducta
motivada la estamos diferenciando claramente de conducta instintiva. Mientras
una conducta instintiva no requiere "voluntad" por parte del sujeto,
la conducta motivada sí que la requiere. Así pues no conviene confundir la
motivación con los estímulos ni con los instintos ; los tres impulsan a
actuar, pero su origen y sus funciones son muy diferentes Como su propio nombre
indica la conducta motivada requiere un motivo por el cual ponerse en marcha.
Una conducta está motivada cuando se dirige claramente hacia una meta. El
motivo es algo que nos impulsa a actuar. El motivo se presenta siempre como un
impulso, una tendencia, un deseo, una necesidad... No todos los motivos tienen
un mismo origen, ni son de la misma intensidad, ni tienden hacia las mismas cosas.
Pero, sin embargo, se puede decir que el campo de la motivación abarca la
totalidad del psiquismo humano comprendiendo una gama amplísima de móviles que
incitan al hombre constantemente a actuar. Así podemos señalar móviles que van
desde los impulsos más elementales, como el hambre, el sueño..., hasta los más
complicados y complejos como puede ser el impulso o deseo de cierta persona a
ser ingeniero de telecomunicaciones, periodista, maestro... Así pues vemos que
toda actividad está motivada por algo, y ese algo es lo que hemos llamado
motivo. Motivo es, pues, lo que nos impulsa a la acción, a la actividad. Esta
actividad motivada es como un circuito cerrado en el que se pueden distinguir
tres momentos principales : motivo, conducta motivada y disminución o
satisfacción de la necesidad.
Luego entonces la motivación como fuerza impulsora
es un elemento de importancia en cualquier ámbito de la actividad humana, pero
es en el trabajo en la cual logra la mayor preponderancia; al ser la actividad
laboral que desempeñemos la labor que ocupa la mayor parte de nuestras vidas,
es necesario que estemos motivados por ella de modo de tal que no se convierte
en una actividad alienada y opresora; el estar motivado hacia el trabajo,
además, trae varias consecuencias psicológicas positivas, tales como lo son la
autorrealización, el sentirnos competentes y útiles y mantener nuestra
autoestima.
La satisfacción de los trabajadores es un fin en sí
mismo, tiene un valor intrínseco que compete tantos al trabajador como a la empresa;
no es conveniente adoptar posturas utilitaristas que consideran la satisfacción
laboral sólo como uno más de los factores necesarios para lograr una producción
mayor, la cual sería un beneficio cuyos frutos se dirigirían principalmente a
la empresa.
En el presente trabajo definiremos en forma general
el concepto de motivación, luego según el enfoque de Maslow y detallaremos la
motivación en el trabajo. A continuación identificaremos los aspectos generales
de la satisfacción, asimismo la satisfacción en el trabajo y estableceremos la
relación entre la motivación y la satisfacción laboral.
Concepto de motivación
Entendemos por motivación el proceso por el cual la
necesidad insatisfecha de una persona genera energía y dirección hacia cierto
objetivo cuyo logro se supone habrá de satisfacer dicha necesidad. En esta
definición existen tres elementos fundamentales que se representan
gráficamente.
En el ámbito de las organizaciones es habitual
plantearse si alguien está motivado, si un determinado grupo está motivado o si
la gente en general está motivada. Ahora bien, cuando se emplea el concepto de
motivación en dicho ámbito es evidente que la definición introducida
anteriormente resulta incompleta. Porque la persona, el grupo o la gente pueden
estar motivados para perjudicar a la organización. Y seguramente que no es a
este tipo de motivación a la que nos referimos.
Tal
consideración nos lleva a señalar que, desde el punto de vista de la
organización, a los tres elementos mencionados hay que agregarles dos
condiciones:
Que la persona tenga cierto grado de
satisfacción general con la organización, sin perjuicio de la necesidad puntual
insatisfecha inherente a la motivación específica.
Que el objetivo de la persona sea convergente
con los objetivos de la organización.
En
algunos enfoques es válido encontrar la distinción entre motivar e incentivar.
Así, el hecho de que la motivación es un proceso interno de la propia persona
equivalente a la energía y dirección que se incluyen en nuestra definición.
Consecuentemente, sólo existiría "automotivación" y la organización
nada podría hacer para "motivar" a la gente, sólo podría administrar
estímulos externos que logren incentivarla.
Por
ello, el tema de la motivación como capítulo de gestión admite dos enfoques
complementarios, a saber:
El enfoque psicológico, tendiente a explicar
el funcionamiento interno de la persona, en el que importan la estructura
básica de la personalidad, el componente orgánico, el historial personal, , y
sus anomalías tales como neurosis, psicosis, etc.
El enfoque socio-organizacional, más dirigido
a las condiciones de la organización, la tarea, la política de recursos humanos
y otros factores externos que afectan la motivación de la gente.
Nuestro
propósito es aportar elementos a los directivos para mejorar las condiciones
laborales, para obtener mejores resultados, mayores niveles de satisfacción de
la gente y mayores oportunidades para que las personas se desarrollen. Por lo
tanto, haremos hincapié en el enfoque organizacional, pero reconociendo que
ambos enfoques son mutuamente complementarios.
TEORÍAS DE LA MOTIVACIÓN.
Para analizar las teorías de la motivación vamos a
hacer una clasificación basándonos en los problemas que surgen en el
tratamiento sistemático de la motivación y, también, en las formas en la que
estos problemas han sido tratados por los especialistas. De esta manera
podremos hablar de : teorías homeostáticas, teorías del incentivo, teorías
cognitivas, teorías fisiológicas, teorías humanistas...Así pues vamos a tratar
cada una de las corrientes por separado para ver si podemos encontrar datos
fiables sobre la motivación.
Teoría de la jerarquía de las necesidades
Uno de los enfoques ineludibles es el del psicólogo
norteamericano Abraham Maslow
. Este autor identificó cinco niveles distintos de necesidades, dispuestos en
una jerarquía piramidal, en la que las necesidades básicas o
"instintivas" se encuentran debajo y las superiores o
"racionales" arriba, según se representa en el Gráfico.
Dicha
jerarquía piramidal intenta expresar la idea de que las necesidades básicas
resultan perentorias respecto de las superiores, las que no constituirían
auténticos motivadores mientras las inferiores se mantengan insatisfechas. A su
vez, según el enfoque de Maslow, cuando un tipo de necesidad queda satisfecha,
deja de motivar comportamiento respecto de ese nivel, liberando energía para
que la persona se dedique a la resolución de una instancia superior de
necesidades respecto de la satisfecha. Por consiguiente, si la persona viera
amenazada la satisfacción de un nivel inferior, se dedicaría prioritariamente a
éste, postergando la superior.
Los
niveles de necesidad identificados por Maslow son:
I. Fisiológicas: Tienen que ver con nuestra naturaleza de seres vivos: respirar, beber,
alimentarnos, dormir, mantener el calor, etc. Si éstas no pueden ser
mínimamente cubiertas, estaría amenazada nuestra subsistencia física.
II. Seguridad (o de estabilidad): Se relacionan con la conservación de lo que se tiene
y valora, y con evitar el peligro y prever el futuro.
III. Sociales (o de afiliación o aceptación): Necesitamos vivir en relación, en contacto con
nuestros semejantes, y pertenecer a un grupo primordialmente informal, como la
familia y los amigos, y por extensión, formal, como una organización
empresarial en la que puedan reproducirse las características propias del grupo
primario (cordialidad, afecto, buen trato).
IV. Estima: No
nos basta con integrar un grupo humano, sino que es necesario recibir
reconocimiento de los otros en términos de respeto, status, prestigio, poder,
dinero. Este reconocimiento externo alimenta la autoestima como expresión de
autovaloración, seguridad en sí mismo e independencia. Aquí importa también el
prestigio que el rango de la empresa transfiere a sus miembros.
V. Autorrealización: Dado que todos nacemos con ciertas potencialidades y talentos, aparece
la necesidad de realizarlos. Consiste en la búsqueda de la plenitud, se
relaciona con la vocación o misión personal, también con la aspiración de una
mayor unidad e integridad personal. Como se ve, se trata de una búsqueda
permanente.
El
enfoque de Maslow ha recibido distintas observaciones, entre las que cabe destacar
las siguientes:
I.
Para algunos
críticos, Maslow es demasiado generalista y no reconoce que las personas son
distintas, y que lo que para algunos puede ser una necesidad, puede no serlo
para otros. Nosotros creemos que queda claro que "cada persona es un
mundo", pero el enfoque de Maslow identifica cinco grandes conjuntos o
tipos de necesidades muy amplias y por ello casi universales. Ahora bien, su
modo de satisfacción puede ser tan diverso como diversos son los tipos humanos.
II.
Para otros es
determinista, porque no reconoce el espacio que les cabe a las personas para
variar la jerarquía o hasta cambiarla desde su libertad y voluntad. Existen
muchos ejemplos de personas que logran relegar necesidades básicas en función
de superiores, como la madre que desatiende su necesidad de dormir para cuidar
a su hijo enfermo, o de personas que hacen ayunos prolongados o huelgas de
hambre para obtener objetivos superiores. Sin embargo, Maslow reconoce
explícitamente la existencia de héroes, artistas, científicos que constituyen
excepciones al modelo.
III.
Según otros
enfoques, no resulta práctico para el management,
porque describe cómo funciona la persona, pero no trata acerca de cuál es la
mejor estrategia de incentivos desde la organización. Sin embargo, son incuestionables
los aportes prácticos de Maslow,
tanto a la política de administración de personal en las empresas como al
marketing en lo que se refiere a la identificación de necesidades de los
empleados, clientes y su segmentación.
A
pesar de estas observaciones sobre Maslow, resulta incuestionable que su modelo
tiene la ventaja de responder a una pregunta básica: ¿cómo funciona el ser
humano, qué busca, qué lo motiva? En definitiva, ¿por qué se esfuerza, se afana
y trabaja? Resulta claro que, aun reconociendo la singularidad individual y que
mediante la libertad la persona puede ir en contra aun de su propia
"naturaleza", el aporte del autor es un excelente punto de partida.
Por
otra parte, Maslow supera la antigua discusión filosófica entre enfoques
hedonistas, en los que toda conducta humana no sería más que la búsqueda del
placer y la huida del dolor en forma directa o mediata; versus los
eudemonistas, para los que lo que mueve al hombre es la búsqueda de la
felicidad que deriva de la realización del bien. Según Maslow, las personas no
somos ni bestias del placer ni ángeles morales, sino una mezcla.
Desde
el punto de vista de su aplicabilidad, el modelo de Maslow resulta útil para
deducir algunos corolarios:
I.
No existe un único
tipo de necesidad entre el personal; por lo tanto, ningún factor motivador
("zanahoria") solo podrá funcionar eficazmente. Se trata de proponer
un "abanico" de estímulos o incentivos.
II.
Dado que la
pirámide se va a dar según la persona o los niveles socioculturales del grupo
del que se trate, los incentivos propuestos deben estar en línea con las
aspiraciones reales de cada grupo humano. Es decir, las políticas de incentivos
demasiado uniformes tienden a dejar amplios sectores insatisfechos.
III.
En la medida en que
un grupo humano progresa, los incentivos que hasta ayer funcionaban pierden
atractivo en la medida en que se obtienen y aseguran, debiéndose indagar sobre
cuáles son las nuevas aspiraciones o motivos. Por lo tanto, todo sistema de
incentivos debe ser dinámico y abierto a un constante feedback respecto de las aspiraciones reales de la gente, que es
cambian. Factores motivadores e higiénicos
Teoría de la reducción del impulso:
Impulso es
tendencia a la actividad generada por una necesidad. Esa necesidad, que es el
estado de desequilibrio o malestar interno, es a su vez provocada por una
carencia, por una falta de algo, en el organismo vivo.
La raíz de la conducta motivada emerge, en esta clase
de explicaciones, de algún tipo de desequilibrio que perturba la estabilidad o
constancia del medio interior del sujeto. El desequilibrio interior puede estar
provocado por un déficit de lo que el organismo precisa para su existencia.
Tales carencias externas provocan estados internos de necesidad, aparentemente
muy diversos, pero coincidentes en sus efectos perturbatorios. Ese
desequilibrio provoca en el organismo una exigencia de reequilibración que no
cesa hasta que la carencia, o incluso, el exceso, ha sido eliminado y
substituido por otro. Averiguar cómo provoca el desequilibrio esa exigencia de
reequilibración es lo que pretenden las teorías motivacionales basadas en la
homeostasis.
Dentro de esta perspectiva explicativa de la
motivación podemos destacar a representantes como : Hull, Lewin...
Hull es, sin duda, el máximo representante de esta
corriente. Basándose en las ideas de Thorndike sobre la motivación, Hull
elabora su teoría.
La "satisfacción" de la que hablaba
Thorndike fue reemplazada por "reducción de la necesidad",
primeramente, y más tarde por el de "reducción del impulso".
Según Hull :
"Cuando la acción de un organismo es un
requisito para incrementar la probabilidad de supervivencia del individuo o de
una especie en una determinada situación, se dice que está en un estado de
necesidad. Dado que una necesidad, actual o potencial, usualmente precede y
acompaña a la acción del organismo, suele decirse que la necesidad motiva o
impulsa la actividad asociada. A causa de esta propiedad motivacional de las
necesidades, éstas se consideran como productoras de impulsos -drives- animales
primarios.
Es importante advertir a este respecto que el
concepto general de impulso (D) propende marcadamente a poseer el status
sistemático de una variable interveniente o de una X nunca directamente
observable"
La necesidad actúa, pues, como variable independiente, suscitando el impulso. Éste, integrado a su vez con otras variables intervinientes, contribuye a formar el potencial evocador de respuesta del que la conducta es función :
Conducta = f (sEr) =
f (D * K *sHr)
sEr---- potencial evocador de respuesta.
D------ drive o impulso.
K------ motivación de incentivo o cantidad y calidad de la recompensa.
sHr---- fuerza del hábito.
Teoría de la motivación por emociones:
Las emociones cumplen una función biológica
preparando al individuo para su defensa a través de importantes cambios de la
fisiología del organismo y desencadenando los comportamientos adecuados que
sirven para restablecer el equilibrio del organismo. Cuando los estados
emocionales son desagradables el organismo intenta reducirlos con un mecanismo
más o menos equivalente al de la reducción del impulso. Por eso autores como
Spencer consideran a las emociones como factores motivantes.
Teoría psicoanalítica de la motivación:
Esta teoría está basada principalmente en los motivos
inconscientes y sus derivaciones. Además, según la teoría psicoanalítica las
tendencias primarias son el sexo y la agresión. El desenvolvimiento de la
conducta sexual sigue un modelo evolutivo que supone diversas elecciones de
objeto hasta que se logra un afecto sexual maduro. Las modernas
interpretaciones psicoanalíticas encuentran un lugar más amplio para los
procesos del ego que el que tenían antes.
El punto de partida de Freud, máximo representante y
fundador del psicoanálisis, es claramente homeostático. La tarea básica del
sistema nervioso es preservar al organismo de una inundación estimular
desequilibradora, y a la vez facilitar la consecución del placer y la evitación
del dolor. Tanto las pulsiones (variables instintuales básicas que guían y
movilizan la conducta del hombre) como el aparato que regula su acción, son
conceptuadas en términos psíquicos, en el límite entre lo físico y lo mental.
Desde el punto de vista de su origen, una pulsión es un proceso somático del
que resulta una representación estimular en la vida mental del individuo. La
función de la pulsión es facilitar al organismo la satisfacción psíquica que se
produce al anular la condición estimular somática negativa. Para ello cuenta
con una capacidad energética capaz de orientarse hacia el objeto cuya
consecución remueve o anula la condición estimular dolorosa, provocando así
placer. Esta teoría evoluciona a lo largo de su vida.
El modelo de motivación adoptado por Freud es un
modelo hedonistico de tensión-reducción que implica que la meta principal de
todo individuo es la obtención del placer por medio de la reducción o extinción
de la tensión que producen las necesidades corporales innatas. La interpretación
que Freud hace de la motivación se conoce con el nombre de psicodinámica,
puesto que da una explicación de los motivos humanos en términos de hipotéticos
conflictos activos subyacentes. Pero el principal problema de esta teoría es la
falta de datos empíricos que la apoyen. Aun así ha sido muy influyente dentro
de la psicología en general y de este tema en particular.
Teorías del incentivo:
La explicación de la motivación por incentivos se
debe a autores como Young, Thorndike, Olds, Mc Clelland, Skinner, Ritcher.
Para empezar hay que reseñar que hay una relación
profunda entre la psicología de la afectividad y el concepto de incentivo que
se da al existir una conexión, más o menos total, entre los principios
hedonistas y el tema de los incentivos.
Un incentivo es un elemento importante en el
comportamiento motivado. Básicamente consiste en premiar y reforzar el motivo
mediante una recompensa al mismo. El mono que ha realizado su numerito en el
circo espera inmediatamente un terrón de azúcar, el camarero del bar espera la
propina por un trabajo bien hecho, el niño que ha aprobado todas las
asignaturas espera que su padre le compre la bicicleta que le prometió,...
Todos éstos son incentivos y refuerzos de la conducta motivada. Los incentivos
más importantes o comunes son el dinero, el reconocimiento social, la alabanza,
el aplauso...
Un incentivo es un incitador a la acción , es un
motivo visto desde fuera, es lo que vale para un sujeto, es lo que le atrae.
Aunque la atracción puede estar fundada en operaciones distintas de la
experiencia afectiva, no cabe duda que el placer y el dolor que experimentan
los individuos en su interacción con las cosas forman una parte singularmente
profunda de su conducta tanto apetitiva como evitativa. De la verdad indiscutible
de que los organismos tienden en líneas generales a conseguir placer y evitar
el dolor han partido las interpretaciones hedonistas del incentivo.
Pero estas teorías también explican como algunos
motivos pueden llegar a oponerse a la satisfacción de las necesidades orgánicas
básicas e incluso desencadenan comportamientos perjudiciales para el organismo.
Este tipo de motivación por la búsqueda del placer explicaría, por ejemplo, el
consumo de tabaco, el consumo de drogas...
Young es uno de los autores que más han documentado
empíricamente la función motivadora de los incentivos, independientemente del
valor homeostático para reducir una necesidad biológica o un impulso. Young
nunca pretendió hacer de la teoría hedonista una alternativa del modelo homeostático,
cuya base biológica le era patente. De todas formas sus estudios comprobaron el
hecho de que a los organismos pueden motivarles los deseos de placer, tanto
como los de reponer energías perdidas o los de reducir un impulso molesto.
Otros autores como Mc Clelland o James Olds también
realizan sus aportaciones a este campo. Para Mc Clelland : "un motivo
es una asociación afectiva intensa, caracterizada por una reacción
anticipatoria de una meta, en base a la asociación previa de ciertos estímulos
clave con reacciones afectivas de placer o dolor". Por otra parte Olds
estudia los centros de placer y dolor del cerebro confirmando el gran poder
motivacional de las experiencias afectivas que no tienen más función inmediata
que el goce. Éste puede ir funcionar como un fin en sí mismo disociado de toda
utilidad homeostática o impulso-reductora.
Teorías cognoscitivas :
Las teorías cognoscitivas están, fundamentalmente,
basadas en la forma en que el individuo percibe o se representa la situación
que tiene ante sí. Las teorías cognoscitivas incluyen el nivel de aspiración
(relacionado con la fijación de una meta individual), la disonancia (encargada
de los impulsos al cambio asociados con las disarmonías que persisten
frecuentemente después que se ha hecho una elección), y las teorías de
esperanza-valor (que tratan de la realización de una decisión cuando son
tenidos en cuenta las probabilidades y el coste o los riesgos).
Las teorías cognitivas de la motivación acentúan como
determinantes de la conducta motivada, la percepción de la fuerza de las
necesidades psicológicas, las expectativas sobre la consecución de una meta y
el grado en el que se valora un resultado correcto.
Como autores más representativos de esta teoría
podríamos citar a Festinger, Tolman, Weiner, Heider...
Entre las numerosas teorías que destacan el papel de
los procesos cognoscitivos en la motivación, hay dos esencialmente
señaladas : las que hacen uso de esos constructos que venimos llamando
expectativas ; y las que postulan un modelo dinámico conocido como
disonancia cognoscitiva.
Teoría de la disonancia cognoscitiva:
Festinger describe ciertas clases de comprensiones
desequilibradas como disonantes que suponen que el sujeto se encuentre en
tensión para evitar dicha disonancia. La clase de desacuerdo o falta de armonía
que preocupa principalmente a Festinger es la consiguiente a tomar una
decisión. Bajo dichas circunstancias se origina frecuentemente una falta de
armonía entre lo que una hace y lo que uno cree, y por tanto existe una presión
para cambiar ya sea la propia conducta o la creencia. Un concepto disonante de
otro no es sino aquel, psicológicamente hablando, que para un sujeto resulta
incompatible con otro, de tal forma que la aceptación de uno implica el rechazo
del otro, o lo que es más frecuente le lleva a un intento de justificar una
eventual "reconciliación" de ambos. Por ejemplo, si un fumador
habitual lee algo de la relación entre fumar y el cáncer de pulmón, la acción
habitual y la nueva información son disonantes. Si se decide a seguir fumando,
la disonancia se reducirá no creyendo la información sobre dicha relación. Si
se decide, en cambio, por dejar de fumar, defenderá firmemente la información
sobre la vinculación entre fumar y el cáncer de pulmón.
Teorías de esperanza-valor:
Hay varias teorías diferentes de importancia para la
motivación que no siempre son consideradas como psicológicas. Entre ellas se
encuentran cierto tipo de "teorías de decisión" que han tenido
principalmente su origen en la economía. En sus términos más simples, estas
teorías económicas suponen que el individuo puede asignar valor o utilidad a
posibles incentivos, y que hace su decisión de acuerdo con el riesgo supuesto.
Está dispuesto a correr mayor riesgo por algo que valora más. Así se podría
presentar en términos matemáticos :
Elección = f(Valor, Probabilidad de
consecución).
Teorías fisiológicas :
En la obra de Paulov no hay una doctrina emocional
explícita, ni tampoco era fácil que la hubiera en que el sistema reticular activador
aún estaba por descubrir de una manera efectiva. Sin embargo, hay dos aspectos
en la obra de Paulov que manifiestan una relación bastante directa con el
problema de la motivación. Uno de ellos es el relativo a la excitación, que es
el concepto central de la doctrina pavloviana ; otro, el que se refiere al
estímulo incondicionado y a las condiciones en que debe administrarse para que
ejerza su función de refuerzo. Aparte del uso de recompensas y castigos, Paulov
señaló la importancia del reflejo de orientación para el condicionamiento, tema
que llegaba hasta donde era posible en su tiempo el problema de la activación y
de motivos como el de la curiosidad.
El descubrimiento por Moruzzi y Magoun, en 1949, del
sistema reticular activador, fue decisivo para dar una base fisiológica
tangible a las teorías de la motivación.
Teorías humanistas :
En el caso de las doctrinas humanísticas, más que de
teorías científicas se trata de descripciones e interpretaciones de los motivos
humanos, vinculadas de muy diferentes maneras a supuestos filosóficos,
fenomenológicos, y existencialistas. El representante más destacado en este
tipo de psicología de la motivación es G.W. Allport (1937-1961), cuya detección
del fenómeno de la autonomía funcional de los motivos superiores en el hombre,
difícil de encajar en los modelos biológicos de la reducción del impulso o en
la explicación hedonista, planteó a la psicología positiva una pregunta que aún
no ha sido respondida completamente. Allport cree que las motivaciones adultas
se desarrollan a partir de sistemas motivacionales antecedentes, pero mantienen
una independencia o autonomía funcional respecto a los mismos. La ley de la
autonomía funcional de los motivos deja por tanto bien sentado que una cosa es
el origen histórico de los motivos y otra su valor actual. Al principio, puede
no haber interés en realizar una tarea, pero la ley del placer funcional señala
que el mero hecho de realizar la función produce placer y satisface al sujeto.
Teoría
de las expectativas
Esta teoría considera que hay una serie de
determinantes mentales, a los que Tolman llama expectativas, que operarían como
estructuras orientadoras de la acción. El sujeto anticipa, en cierto modo, los
acontecimientos por procesos de pensamiento y la esperanza de alcanzar la meta
es la que le mueve a la acción.
La meta funcionaría, pues, como un incentivo.
Los
modelos anteriormente expuestos apuntan fundamentalmente a identificar los
factores de la motivación en relación con las necesidades humanas. Desde un
enfoque distinto, aunque complementario, Víctor H.
Vroom profundizó en la dinámica del proceso de la motivación.
Sus estudios destacan que las personas altamente motivadas son aquellas que
perciben ciertas metas o incentivos como valiosos para ellos y, a la vez,
perciben subjetivamente que la probabilidad de alcanzarlos es alta.
Este
concepto traducido en un modelo matemático nos dice que la fuerza de la
motivación de una persona en una situación determinada equivale al producto
entre el valor que la persona le asigna a la recompensa y la expectativa de su
posible logro.
La
fuerza didáctica de la expresión matemática de Vroom radica en subrayar la idea
de que, si cualquiera de ambas variables tuviera valor cero, la persona no se
motivaría en absoluto. Ello se daría en los casos en los que la meta o
recompensa resultase indiferente para la persona, o bien cuando la expectativa
del logro fuera dudosa o poco probable.
A
su vez, si la recompensa por determinada acción fuera desagradable para la
persona (dolor, apercibimiento, castigo), la motivación dejaría de ser
indiferente para traducirse en aversión o. huida de dicha conducta y su
orientación hacia la contraria.
Las
conclusiones de Vroom refuerzan criterios muy importantes para los gerentes y
las organizaciones que aplican sistemas de administración por objetivos y
estímulos por resultados. Algunos de ellos son:
I.
La definición de
estándares, metas y objetivos deben responder a estimaciones de probabilidad de
logro reales. Se trata de definir exigencias que representen auténticos
desafíos, es decir, objetivos alcanzables, aunque con un esfuerzo adicional.
II.
Las recompensas por
logro deben estar muy bien alineadas con las verdaderas expectativas de la
gente. Ello requiere conocimiento de las personas, su cultura e intereses, y un
sistema de recompensas con multiplicidad de estímulos.
A
su vez, Lyman W. Porter y Edward Lawler III, basándose en los descubrimientos
de Vroom, lograron consolidar un modelo más completo. Según estos autores, la
fuerza de la motivación está en función del valor que el sujeto le atribuye a
la recompensa (aspecto ya visto por Vroom), más la cantidad de esfuerzo que la
persona cree que deberá aplicar para lograrla. Aquí también es claro que la
"cantidad" de esfuerzo se refiere a lo que la persona percibe
subjetivamente como excesivo, adecuado o escaso.
Finalmente,
habría que considerar también el grado de seguridad que la persona tiene
respecto de recibir o no la recompensa, habiendo alcanzado el resultado.
Este
modelo incorpora nuevas ideas que en el modelo de Vroom no parecían
suficientemente destacadas, a saber:
1.
El logro o desempeño de
un sujeto en su trabajo tiene que ver con el esfuerzo efectivamente aplicado.
Pero, para que la cantidad de esfuerzo sea percibida por la persona como
adecuada, es importante que el sujeto tenga un esclarecimiento realista de dos
cuestiones muy importantes:
·
Su propia competencia
(conocimientos y habilidades) para el desarrollo de la tarea. Esto tiene que
ver con la propia autoestima y el feedback
que el trabajador obtiene de su desempeño a lo largo de su carrera laboral por
parte de la organización en general, y a través de sus jefes directos en
particular.
Por ello, toda vez que se menosprecia a la gente se
debilita su disposición a esforzarse en la tarea y, en definitiva, de lograr
resultados satisfactorios. Del mismo modo, toda sobreestimación lleva a las
personas a aferrarse en áreas en las que sus esfuerzos se verán dudosamente
recompensados, siendo esto la antesala de la frustración y desmotivación
consecuentes.
1.
Las exigencias reales y
objetivas de la tarea. Aquí importa. la claridad de las asignaciones de tareas
y proyectos. En un contexto cada vez más cambiante y dinámico, es
proporcionalmente difícil hacer descripciones detalladas de tareas, dado que
cada vez con mayor frecuencia éstas resultan novedosas.
Pero esta exigencia se puede cubrir si, en lugar de
trabajar sobre la descripción de puesto o tarea tradicional, se definen áreas
de competencias necesarias y, potenciando el trabajo en equipo, para cubrir
exigencias siempre cambiantes en áreas específicas por la vía de la
complementación y la polifuncionalidad. De todos modos, ello no anula la
necesidad de achicar al máximo posible la brecha de expectativas entre la
organización y la gente, respecto de las funciones a desempeñar.
2.
Que la recompensa
asociada con el logro resulte valiosa para el sujeto. Aquí "valiosa"
significa equitativa o proporcionada respecto del esfuerzo y la tarea. Si esta
proposición es reconocida en la mente del sujeto a motivar, la recompensa
producirá satisfacción, y la satisfacción reforzará la disposición de la
persona hacia la tarea.
3.
Finalmente, importa si
esa recompensa se hace o no efectiva. Así se cierra el circuito reforzador de
la conducta. Es importante advertir que el circuito se cierra con la
experiencia efectiva pasada. Por ello, la historia de logro personal y
cumplimiento de las promesas hechas por la organización resulta determinante.
CONCLUSION
La motivación es un factor preponderante para la
productividad y la satisfacción laboral. Es importante que se les enseñen a los
niveles gerenciales la importancia de adoptar procedimientos que permitan a los
empleados desarrollar una motivación intrínseca en sus labores, de manera tal
de lograr una mayor satisfacción de los empleados, mayor autoeficacia y
disminuir la necesidad de motivadores extrínsecos, como incentivos monetarios o
supervisión punitiva, que generan gastos extras a la empresa.
No se puede lograr un aumento seguro de la
motivación, y por ende el desempeño por acción de un mayor esfuerzo, sólo en
función del aumento de recompensas extrínsecas (salario), Se debe considerar
que si bien el modelo de Porter y Lawler plantea que son las recompensas los
determinantes de la satisfacción y el lazo de esta última y la motivación, no
debemos entenderlas en el sentido reduccionista y conductista, sino que en un
sentido amplio y haciendo un mayor énfasis en los aspectos intrínsecos como lo
son la posición social, el sentimiento de capacidad y ser útil,
autorrealización, etc.
Es importante señalar que la relación que se da entre
las dos variables estudiadas y presentadas se da, mas que nada, en un sentido,
ya que la satisfacción actúa como retroalimentación directa del desempeño y de
las variables psicosociales que la determinan, siendo uno de los factores mas
influyentes en la motivación que presente la persona hacia el trabajo
remunerado, llegando incluso a ser el factor necesario y suficiente en una
conducta laboral determinada. La relación de la motivación como causa de la
satisfacción no es directa, como se da en la dirección contraria, sino que esta
mediada por el desempeño. Además, la satisfacción posee otros determinantes
importantes como son las recompensas y las expectativas que tienen las personas
en relación a ellas.
Es también relevante destacar que dentro de la
dinámica existente entre motivación y satisfacción laboral, participan y juegan
un rol primordial los procesos psicológicos internos en las personas
involucradas. Algunos de estos son las expectativas y las creencias de los
individuos; por lo tanto, la persona tiene un papel activo dentro de este
proceso y no es sólo un ente pasivo a merced de las estrategias de los
empleadores, como hacen ver algunos modelos teóricos de antiguo cuño.
En conclusión, podemos decir que, se puede aportar
mucho al ambiente laboral mejorándolo en diversos aspectos y centrándose de
manera especifica y especial en mejorar dos de los más importantes componentes
de la actividad remunerada como son la motivación y la satisfacción laboral; y,
a través de esto, influir en amplias facetas de la vida de la persona
contribuyendo a la felicidad y al bienestar general de los trabajadores.
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