La Hacienda de Adjuntas
HACIENDA DE ADJUNTAS
Centinela de la Historia.
 
 
Nuestra región, transformada hoy en gran medida por el progreso que la envolvió desde hace sesenta años,  ayuna en muchos aspectos de monumentos que nos recuerden el pasado grande de los inicios de la antigua provincia de Coahuila,  riqueza que podemos describir sin mayor complicación, reduciéndola a una serie de edificios y vestigios que nos arrojan sin duda un resultado del todo acotado, descontando de ello al vetusto edificio llamado el palacio del gobernador, casas consistoriales y casa reales de la villa y ciudad de Monclova, sede del gobierno de Coahuila y Texas, que por razones de otro tiempo y privando a esta generación y las futuras de sus venerables muros, los convirtieron en escombros.

De nuestros monumentos regionales, El Polvorín de 1777, conservado ahora como museo de armas y aspectos históricos,  la parroquia de Santiago Apóstol de 1760-1821, restaurada y rescatando de ella su sencillez y austeridad original, la Ermita de Zapopan de 1700, que a raíz de los embates que sufrió en la revolución se transformo en gran medida perdurando su imagen, campanas y parte de sus antiguas paredes,  el Hospital Real de 1804, hoy museo Coahuila y Texas, además de sede del Archivo de la ciudad,  el Muro de la Purísima de 1674, tal vez el único vestigio del primitivo asiente de algunas de las primeras fundaciones y del presidio de Coahuila,  la parroquia del convento de San Francisco de  1700, edificio símbolo del avance colonizador del norte, lo que en mas de un caso no ha sido valorado,  la parroquia de Nuestra Señora de la Victoria de Nadadores de 1733, la iglesia de la antigua misión de San Antonio de Bucareli, siglo XVIII,  la parroquia de San José de Cuatrociénegas de 1598-1800, la parroquia de San Vicente de Ferrer de Abasolo de 1750 y como se dice en lenguaje coloquial “párele de contar”, a todo ello agregamos en esta ocasión, una construcción, ubicada en la parte mas central de todo este escenario lleno de historia para nuestra región, llamado en la época colonial el valle de Candamo, su ubicación y fundación se remonta hasta los primeros dias de la colonización norteña, y es como pocos monumentos que han llegado hasta nosotros, un testigo de primer orden de cuanto nuestra tierra a vivido y visto pasar, y que en nuestros dias solo es uno de los muchos  puntos que se tocan, y muy de prisa, al transitar la carretera 57 rumbo a la frontera, tal es la conocida hacienda de Adjuntas, Coahuila.

La primer noticia que sobre el paraje en cuestión tenemos, nos la ofrecen Larios y el capitán del Bosque, quines en la primavera de 1675, realizaron la primera expedición a Texas, imponiendo en su camino nombres a lugares, ríos, arroyos y accidentes naturales, algunos de los cuales han llegado hasta nosotros y otros se perdieron en el tiempo. De esta expedición se anota en el diario respectivo: “Caminaron seis leguas hacia el norte e hicieron alto en un punto llamado el Pajarito, a orillas del mismo río, que hallaron yermo y despoblado, sin señales de haber sido habitado anteriormente. Del Bosque tomo posesión con el ritual acostumbrado y le puso el nombre de San Felipe de Jesús”, esto acontecía el 30 de abril.

Con el establecimiento de varios puestos de misión en la región centro de Coahuila, y sede primero de la alcaldía mayor y desde 1687, de la capital de la provincia de Coahuila, se presento ante su primer gobernador, Alonso de León González, el 2 de septiembre 1689, uno de los vecinos de recién fundada villa de Santiago de la Monclova, Diego García, que había fungido como alcalde de Coahuila en 1688, y le solicita “se sirva Vuestra Merced de hacerme merced de seis caballerías de tierra y con saca de agua del río que pasa por esta villa, como media legua poco más o menos arriba de la cabeza del caballo, que desde dicha saca corran las dichas caballerías de tierra y dos sitios  de ganado menor y uno de ganado mayor”, ante tal petición de tierras Alonso de León responde afirmativamente “le hago merced al dicho Diego García, para el sus herederos y sucesores”, esto ocurría formalmente el 20 de septiembre.

Al años siguiente se llevaría a cabo la unión matrimonial de la hija de Diego García, acta que transcribimos por ser uno de los primeros matrimonies celebrados en Monclova y porque incluye actores que iniciaron el difícil proceso de darle identidad a la región: “En la villa de Santiago de la Monclova, en catorce dias del mes de mayo de mil seiscientos noventa años, habiendo hecho las diligencias matrimoniales que manda el concilio de Trento, case in facie ecclesia a Diego Ramón, hijo natural del capitán Diego Ramón, con Antonia García, hija legitima de Diego García y de Ana de Arizpe, españoles, habiéndolos amonestado en tres dias festivos intermissarum solemnia, según el santo concilio, que fueron el dia 30 de abril, primero de mayo y 3 de… del presente años. Siendo testigos el alférez Antonio Guerra y el alférez Rodrigo Flores, fueron padrinos de dicho matrimonio el alférez Joseph Pérez de León y Feliciana Camacho, todos vecinos de esta villa. Bachiller Cristóbal Estrada y Bocanegra”.

La merced  del sitio de “Cabeza de Caballo”, se otorgaba con una cláusula obligatoria de poblar en el termino de un año la tierra otorgada, y por ello encontramos a Diego García en abril de 1693, cuatro anos despues,  solicitando a la autoridad una prorroga por no haber acudido a trabajarla “por haber sido los años tan calamitosos y no haberla podido poblar”.

El gobernador en turno, don Gregorio Salinas Varona, ejecuto por orden virreinal una expedición al desconocido norte de la provincia, saliendo de la Monclova el 3 de mayo de 1693,  pasando por supuesto por el área que nos ocupa, de lo cual asienta: “Dicho dia a las diez de la manana salieron las recuas con la carga y soldados, camino del norte, orillas del río que pasa por dicha provincia y villa de Santiago de la Monclova y llego a un paraje que llaman la Cabeza del Caballo, por estar puesta en un mezquite, donde hizo noche en una placeta que hace a orillas del río, que le puse por nombre el cuartel de la Santa Cruz, habiendo marchado este dia seis leguas”, cabe aquí mencionar que el gobernador Salinas Varona, contrajo matrimonio en Monclova con Francisca Antonia de Castro, ambos “de los reinos de Castilla”, el 26 de julio de 1693.

Para marzo de 1697, ocho años despues de haber recibido su merced de tierras, pide al gobernador don Gregorio Salinas Varona, autorice y mande hacer la medición respectiva de su posesión, lo que se autoriza y el 20 de marzo una comisión se traslada al referido paraje y da inicio a la medición, asentando que “estando en la hacienda de San Antonio, en la cabeza del caballo, como seis leguas de la villa de Santiago de la Monclova, Provincia de Coahuila”, se preparo un cordel “y en el cincuenta y cinco varas castellanas y una sesma corta”, con lo que se establecieron para Diego García: 29 cordeladas de sur a norte partiendo de la saca de agua del río, de poniente a oriente 39 cordeladas, de norte a sur 29 cordeladas y de oriente a poniente 39 cordeladas, con lo que quedo establecida su tierra de labor y hacia el oriente o levante las restantes caballerías de ganado mayor y menor.

Al año siguiente, en el mismo rumbo, en las inmediaciones donde se le dio terrenos a Diego García, con motivo de la visita episcopal del obispo de Guadalajara Fray Felipe Galindo y Chávez, dominico, y habiendo mediado una solicitud de los indios Alazapas del rumbo de Boca de Leones, que por malos tratos de los encomenderos de Nuevo Reino de León, deseaban vivir lejos de vejaciones, el obispo los asentó con su autoridad en una nueva misión que se le dio por titulo San Antonio Galindo de Moctezuma, llevando a cabo la ejecución legal el entonces gobernador de la provincia Francisco de Cuervo y Valdés el 26 de octubre de 1698; El mismo Cuervo y Valdés, en un informe a la corona fechado el 23 de junio de 1700, dice: “...poblé en el nuevo valle de Candamo, distante de esta villa ocho leguas un pueblo y misión intitulado San Antonio Galindo de Moctezuma con siento y sesenta personas chicas y grandes, de las naciones Alazapas, Cenizos y Yezmalquios”. Esta misión, al parecer se extinguió en 1721, pues en el informe de misiones de Coahuila, que anota en su obra el cronista franciscano Fray Nicolás Antonio de Ornelas, deja de mencionarla para 1722 y así otros informes subsecuentemente.

En otra de las variadas expediciones que con carácter de autoridad entraban a la provincia de Coahuila, toco por el año de 1730, el 8 de febrero,  a Juan Berroteran, quien sin tocar Monclova, en su derrotero al norte pasa por el punto de Adjuntas.

En el diario que escribiera el acucioso franciscano Fray Agustín de Morfi, compañero de visita del caballero don Teodoro de Croix, a su paso por la villa de Monclova y de camino al norte el dia 15 de diciembre de 1777,  escribió: “Salimos todos a las ocho rumbo al noreste por el gran llano del Pueblo de San Francisco de Tlaxcala. Rodeamos dos leguas por haber herrado el camino; a las once llegamos a un ranchito donde hay un ojo de agua cortito. Como a un cuarto de legua están unas cinco casillas de adobe desamparadas, que llaman las Adjuntas...”.
 

En pleno siglo XVIII, la merced de Diego García y la tierra de la desaparecida misión, pasaron a propiedad de don Juan Barrera, por compra que hizo a doña Juliana Ramón, “nieta del primer poseedor Don Diego García” y para el año de 1814, pasaba a ser propiedad de don Vicente Camacho, por deudas de don Juan Barrera.

La mayor porción de la tierra cercana a la hacienda de San Ignacio del Paso Tapado, llamada de Adjuntas, había de suyo sido adquirida por el canónigo José Miguel Sánchez Navarro a los herederos del tambien parroco Joseph Flores de Abrego, quien la había adquirido en parte el año de 1729.

En 1823, continuaba la hacienda de “San Antonio de la cabeza del caballo”, como propiedad de los herederos de Vicente Camacho: Juan Maria Josefa y Maria del Refugio, sus hijos.

Él celebre militar norteamericano Zebulon M. Pike, en su paso por nuestro estado, se detuvo varios dias en la hacienda del Tapado, conversando largamente con su anfitrión José Melchor Sánchez Navarro, muy cerca de Adjuntas.

En su paso rumbo a Texas, los quince mil hombres que llevara Antonio López de Santa Ana a la guerra de Texas, siguieron el viejo camino real que pasaba por San Antonio de las Adjuntas.

En octubre de 1846, llegaba a la hacienda de Hermanas la división americana, del general John Ellis Wooll, donde los recibió Miguel Blanco Muzquiz, mayordomo de la hacienda de sus primos los Sánchez Navarro  y al proseguir su camino rumbo a Monclova pernoctó en la de Adjuntas, de donde partieron para hacer su entrada en Monclova el 3 de noviembre de 1846, cuando en el ahora desaparecido palacio del gobernador se hizo la bandera americana.

Llegada la época del auge algodonero en porción central de Coahuila, y pasada ya la productiva cría de ganado menor, borregas, cobro nueva vida la hacienda, convirtiéndose en un nuevo centro de población, ya no solo con algunas familias de peones, sino como comunidad en forma, al grado de que el ayuntamiento de Monclova hubo de nombrar comisaría o juez, que se encargaba de cuidar el orden, reportar los delitos que se cometían, avisar oportunamente sobre las entradas de los indios y remitir a Monclova, apersonas que cometieran un infracción mayor que ocupara la intervención del juzgado de primera instancia de la cabecera municipal.

Los censos disponibles en el Archivo Municipal de Monclova, nos reportan para  1849 un total de 522 habitantes, entre los que se contaron  aquel año a la familia Blanco compuesta por:

Octaviano Blanco, 26 años, soltero
Víctor Blanco, 24 años, casado
Genoveva Castañeda, 21 anos casada
Octaviano Blanco, un año.

Al siguiente de 1850, pasado ya el fatídico cólera morbus, que llevo a la tumba al patriarca de los Blanco don Víctor, encontramos en Adjuntas a su familia integrada de:

Maria de Jesús Muzquiz de Blanco, 46 anos, viuda
Maria del Rosario Blanco, 35 años, soltera
Víctor Blanco, 25 años, casado
Maria Catarina Blanco, 2 años
Zapopan  Blanco, 17 años soltera
Genoveva Castañeda de Blanco, 22 años, casada
Jesús Blanco, 11 años
Jacobo Blanco, 8 años
Josefa Blanco, 2 años
Octaviano Blanco, 2 años.

Adjuntas, como testigo mudo, vería pasar por sus inmediaciones el primer tren del concesionado Ferrocarril Internacional Mexicano el año de 1883, llamando a una de sus puntos de abastecimiento de agua el nombre de la hacienda.

Como otras haciendas y propiedades rurales de los municipios de la zona centro, estuvieron en manos de inversionistas extranjeros, como lo fue el caso de San Antonio de las Adjuntas, cuyo propietario fue un americano de apellido Carbe.

Llegado el movimiento revolucionario de 1910, las cercanías de Adjuntas, sirvieron de paso a los contingentes constitucionalistas en los primeros dias de su lucha, lo mismo que de las varias tropas federales que los combatieron, en los meses de julio y agosto de 1913.

Pasada la gesta revolucionaria, fue adquirida por el general Bruno Neira González, cuyos descendientes, poseen en la actualidad el casco de la antigua e histórica hacienda, conservándola con el estilo y construcciones que datan desde la colonia, pasando por los diversos momentos que paso el inmueble.
Las épocas de auge en la agricultura, llevarían a la hacienda de Adjuntas a pasar por etapas de importante producción, aprovechando como lo había hecho desde la etapa colonial las sacas de agua del río Monclova, que con su extinción pasaron a ser solo un recuerdo.
Las Adjuntas, nos recuerda a nuestro paso por el viejo camino de tierra adentro, la presencia constante en sus centenarias construcciones, una pagina especial de nuestra historia, la cual por muchos motivos, mas de los aquí expuestos debemos, preservar, como monumento a la lucha y esfuerzo de nuestros antepasados por dominar el desierto y hacer de esta tierra un lugar para vivir, que Adjuntas, siga mejor destino que el que siguieron otros edificios que eran ni mas ni menos que el alma de nuestra historia y hoy solo aparecen esporádicamente en alguna fotografía.

Ahí esta, a nuestro paso y recordándonos, a cada vista el esfuerzo y la historia de nuestra  región, de la primigenia Coahuila, desde Larios, hasta los albores del siglo veintiuno.
 

Agradecimiento a Lucas Martínez Sánchez , por su apoyo en la
realización de este escrito.
 
 

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10 de Octubre de 2002