RECOMENDACIONES

 

En primer lugar, debe definirse un marco que permita generar un entorno más competitivo. Si el Estado quisiera promover la participación de un mayor número de entes de financiación debe diseñar un acuerdo institucional que limite su propia potestad discrecional y permita una mayor coordinación entre los agentes económicos.

 

En tal sentido, debe garantizarse a través de un instrumento, la existencia de reglas que determinen las atribuciones del regulador e indiquen la forma cómo serán resueltos los conflictos entre el regulador, los regulados y los terceros, ya que la existencia de un entorno regulatorio ambiguo provoca una subinversión en el sector, además de elevar la posibilidad de comportamientos oportunistas en la búsqueda de influencias, al momento de escoger los entes de financiación y las condiciones sobre las cuales se desarrollara el proceso.

 

La incertidumbre de los derechos de propiedad genera la aplicación de un premio por riesgo, de parte de los inversionistas, que es creciente en la medida que es mayor la ambigüedad. De igual forma, esta incertidumbre puede generar la atracción de cierto tipo de inversionistas capaces de afrontar riesgos excesivamente altos a cambio de captar rentas en desmedro del sector.

 

No existe un esquema único en este sentido, pues el mismo dependerá en gran medida del entorno institucional. Sin embargo, una definición clara es crucial para generar incentivos suficientes que permitan la participación de nuevos inversionistas en el sector, ya que se reduce en gran medida la incertidumbre a la que los agentes económicos están sometidos.

 

Para alcanzar un eficiente proceso de aprobación de recursos en este sector, es necesario contar con una agencia reguladora independiente y fortalecida, capaz de superar exitosamente las eventuales presiones comerciales a las que se verá sometida en el ejercicio de sus funciones.

 

El diseño debe garantizar un balance entre la capacidad de introducir directrices adecuadas que faciliten la competencia y la existencia de garantías lo suficientemente creíbles asegurar la discrecionalidad en el ejercicio de sus funciones. Para ello, es necesario la genuina independencia del ente financiación, y por parte de la empresa ejecutora del proyecto, es necesario que se cuente con recursos suficientes que le permitan atraer y mantener al mejor personal calificado y adecuar su funcionamiento a los nuevos requerimientos del sector.

 

Otro elemento relevante es la independencia, aunque fuese limitada de la empresa ejecutora del proyecto. En la medida que se propicie la generación de sus propios recursos, se evitan posibles interferencias ya que ésta no dependerá de las asignaciones presupuestarias que el Ejecutivo tenga a bien realizar. Si a pesar de ello, se optara por el esquema de aportes para conformar el presupuesto del organismo, será necesario fijarlos en el propio texto de la ley que regule el sector, a través de cuotas o porcentajes de producción.

 

La incorporación de la inversión privada por sí sola no puede verse como la condición necesaria y suficiente para alcanzar un desempeño óptimo de sector. Si se quiere promover una economía de mercado más competitiva, los procesos de incorporación del sector privado, a través de las privatizaciones deben ser apropiadamente integrados con las políticas de competencia y otras regulaciones necesarias para generar beneficios sociales mediante la competencia entre diversas empresas operarias del servicio.

 

Una de las principales estrategias de promoción de la inversión en el sector eléctrico es la redefinición de los procedimientos de planificación de proyectos y la correcta y oportuna utilización de las informaciones que acera de los proyectos se manejan en los departamentos encargados. En la medida que las normas e instituciones existentes sean capaces de disminuir la incertidumbre y los costos de transacción mayor será la participación de nuevos inversionistas. En este sentido, no es coincidencia observar cómo en países donde no existe estabilidad política, el sistema judicial no se considera independiente y donde no ha existido una tradición de agencias regulatorias autónomas y profesionales, la inversión privada en sectores con economías de escala e inversiones específicas ha sido considerada como excesivamente riesgosa.

 

Entre los aspectos más importantes al diseñar una propuesta óptima que promueva la participación privada está la de remover los obstáculos al comercio y el corrector manejo e interpretación de los datos técnicos financieros que componen el proyecto.  La intervención del Estado debe estar orientada a disminuir los impedimentos para la libre celebración de contratos o soluciones consensuadas, con la finalidad de la efectiva aplicación de la propuesta diseñada en el presente trabajo.