¿Se oponen entre sí?
Tal vez, pero se conectan
por medio de nuestros pasos.
Una se llama destino,
la otra libertad.
Una nos obliga a ir en la dirección
que debemos; la otra nos permite
elegir qué camino que queremos tomar...
Mientras caminamos, podemos elegir,
pero al elegir,
debemos continuar el camino.
Dos puertas, dos mundos
y gente en el umbral,
¿vacilando entre el destino y la libertad?
No tan así.
Porque ser empujados
a través de la puerta del destino,
deja al destino por detrás de nosotros,
pero si elegimos entrar
por la puerta de la libertad,
enfrentamos nuestra libertad.
De esta manera,
caminamos erguidos
con el destino detrás
hacia la libertad.