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Un día en la Gran Ciudad.
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Cada día que amanece olvidas que por lo menos debes agradecerle a Dios que un día más estas vivo……la mayoría de las ocasiones escuchamos esta frase casi por cualquier parte, ya sea dirigida de forma colectiva o directamente hacia nosotros, ya que en la vertiginosa ciudad, nos preocupa más cualquier cantidad de cosas menos los detalles que enriquecen la vida, detalles; que siempre parecen insignificantes hasta que nos tomamos la molestia de realmente observar como es que forman parte de nuestra vida, y que son ellos los que realmente le dan un sentido.
Si, se que es difícil pensar en ello, casi siempre decimos: “no tengo ganas de perder mi tiempo en nimiedades”, pero; ¿es qué son realmente nimiedades?, día a día vivimos en una ciudad donde la mayoría de las ocasiones sales de casa sin saber siquiera si volverás a cruzarla de regreso sano y salvo, o simplemente, vas por la calle y no sabes si a la vuelta de la esquina te encontraras con el fin de tú vida y no se diga sobre los seres queridos, en ocasiones nos duele mucho más verlos sufrir que si nos pasara a nosotros en carne propia, además estas con el constante principio de la competencia diaria, ya sea en la escuela o en el trabajo, donde tienes que dar el 110% y no por ser más productivo de una manera que obtengas una satisfacción propia, sino, porque es necesario para nadie pase encima de ti, lo que me lleva a decir que es miedo, un miedo que ocasionalmente se convierte en terror de no quedarse atrás, de no dar el “ancho” y ser removido además de olvidado.
Para muchos todo esto suena a paranoia, quizás lo sea, pero basta encender el televisor y sintonizarlo en cualquier noticiario, eso bastara para observar “n” cantidad de noticias, que más que decirnos verdades nos muestran una ciudad llena de inseguridad (ya que es increíble que en la calle ver una patrulla o a policías, te provoque más terror que caminar por el peor barrio de la ciudad en medio de una pelea de pandillas), también podemos hablar del cáncer de la corrupción, pero ese tema, es de dominio público. Dicho de otra forma; son noticiarios donde el 99% de las notas que ahí se transmiten son, a parte de malas noticias, amarillistas y que solo te golpean e insultan la visión, donde al final de cuentas, te embarran de manera soez una realidad cada vez peor y donde te cierran cualquier animo para intentar mejorarla.
En realidad no se sabe que pueda ser lo que cada individuo viva o si en realidad es una enfermedad que todo citadino pueda tener, pero la vida en la ciudad, es siempre sinónimo de vertiginosidad, estrés, mal carácter, enfermedades respiratorias, etc., lo que si se, es que vivir en una ciudad debería ser catalogado como deporte de alto riesgo, ya que día con día arriesgas el físico y no sabes cuando saldrás lesionado de gravedad o ni siquiera saldrás.
Así que muchas veces hay que dejar de lado esa incertidumbre diaria, lo que me lleva a retomar el principio de esta reflexión; que siempre que se pueda uno debe aprovechar apreciar, por más insignificantes que parezcan, los detalles, si, detalles…ver simplemente como es que una hoja cae de un árbol, observar el vaivén de una mariposa o hasta incluso, ver como aun pareja de enamorados tienen su particular forma de decirse “te quiero”, ósea, puedo asegurar que esos detalles, no tienen que ser físicos ni mucho menos, sino, tienen que llegar a despertar un simple y sencillo aliento de tranquilidad, un sentimiento, un respiro que detenga la vertiginosidad con la que vivimos cada día y permita que recordemos que la vida es hermosa o por lo menos tan bella como uno quiera verla y vivirla.
Víctor Hugo Guerrero Gálvez. Ciudad de México Correo electrónico: tlecatzin@yahoo.com
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