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¿…Yo?, yo sólo soy un humilde soñador.


Todos los días tomamos decisiones, desde que despertamos hasta que dormimos, una y otra vez pensamos que es mejor; si esto o aquello, si debemos hacer o no tal o cual cosa y todo en función de intentar tener una vida más cómoda y sin tantas complicaciones. Pero de igual forma que decidimos hacer o deshacer algo…soñamos; y es que cuando dejamos que nuestra imaginación vuele, decidir cualquier cosa toma otra dimensión, ya que no importa qué, es simplemente desear que suceda cuando nos apetezca que ocurra.

Dicen que hoy en día ya casi nadie se toma la molestia de soñar, quizás tengan razón, ya que en mucho todo existe o en todo caso, alguien más ya se preocupo por hacerlo, e incluso, plasmarlo, sino, basta con encender el televisor o sentarse un par de horas en la sala de cualquier cine y ver como los sueños de alguien más pasan en imágenes sucesivas frente a nosotros, las cuales se quedan grabadas en nuestro pensamiento más que las propias, pero en realidad ¿eso provoca qué vivamos sueños ajenos?, o ¿simplemente vemos reflejados nuestros pensamientos en los de alguien más?, no lo se con certeza, lo que si puedo asegurar, es que en más de una ocasión me he imaginado volando por los aires a voluntad, o que de mis manos salga un poder instantáneo que haga no se que cosa y transforme el entorno a mi favor, o también, viviendo un torrencial amor con la mujer de mis sueños, en todo caso por que ir más lejos, si hasta un sueño tan sencillo como comer algo de nuestra predilección ocupa tiempos ilimitados de nuestro pensamiento.

En más de una ocasión hemos leído o escuchado que las generaciones actuales de niños, que son el futuro de la sociedad son más perezosos para pensar, imaginar o soñar ya que son la generación de los video-niños (“Homo Videns”, Giovanni Sartori), donde la televisión y los juegos de video les dictan la conducta de que y como hacer y vivir las cosas, y en mucho, tienen razón, basta con ver a los niños que no les alcanza para satisfacer y crear un rato de diversión un juguete sencillo o estar con sus amigos para alegrarse con cualquier trivialidad que solo la ingenua infancia debe de tener. Esa generación donde patear un bote y esconderse o hacer suertes con un trompo de madera han quedado atrás y lamentablemente muy olvidadas. Es triste ver como la imaginación se pierde o es necesario un costoso juguete para activar la “célula” de la misma y por consiguiente, que los sueños intenten fluir de alguna forma.

Creo que es otro de mis sueños el querer que todos disfruten las pequeñas cosas y se contenten con soñar, eso además, fortalece el alma y nos permite mantener la cordura en la vertiginosa vida diaria, donde no hay tiempo siquiera de observar una flor o contagiarse con la risa franca de un niño.

Si, yo se que hay todo tipo de sueños, tan infantiles y mágicos como los he mencionado antes (si no es que más), o más reales como el tener logros personales y profesionales, fruto del esfuerzo diario, o ¿acaso se puede uno negar a tener lujos en casa?, ¿tener el trabajo ideal?, ¿tener el coche que siempre se ha deseado?, ¿viajar a placer a donde uno quiera y cuándo quiera?, o muchos otros, cualquiera que estos sean, que más da si se lucha por ellos fervientemente, al fin y al cabo, cada cabeza es un mundo, y es tan mágico o trágico como uno desee.

A todas luces se ve que no intento convencer a nadie de creer en algo, mucho menos dogmatizar un ideal, es simple y llanamente el “sueño” de que todos sueñen, de ser el propio superhéroe de nuestra vida o ¿es otro sueño utópico de mi parte?, tampoco lo se, pero estoy seguro que aun quedamos muchos soñadores, de no ser así, no habría funciones en los cines, ni mucho menos científicos queriendo mandar a Marte humanos, y otros tantos que por ahí existen. Además, si vemos un poco atrás, la historia esta llena de soñadores, basta con leer a un Shakespeare o Garcia Marquez, observar las obras de Dalí o conocer la biografía de Amelia Earhart y podría continuar con una interminable lista de personajes que se permitieron soñar.

Es por todo esto que en un futuro, cuando alguien me pregunte quien soy, pueda decir; ¿…yo?, yo sólo soy un humilde soñador.

Víctor Hugo Guerrero Gálvez.
Ciudad de México
Correo electrónico: tlecatzin@yahoo.com

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