Lluvia ácida

Siempre se ha relacionado las lluvia ácida con los países centroeuropeos, pero hoy en día ya es un fenómeno que, aunque todavía en baja medida, afecta a los masas forestales de Euskadi. Las instalaciones de combustión, los procesos industriales y el transporte rodado emiten a la atmósfera gases contaminantes como el dióxido de azufre (SO2), óxidos de nitrógeno (NOx) y amoniaco (NH3). Estos gases son transportados por la atmósfera a miles de kilómetros, y se depositan en suelos en forma de lluvia elevando su acidez, y alterando así el ecosistema de dichos lugares. Muchos de los ecosistemas pueden tolerar un cierto grado de acidez, pero al traspasar esta barrera se produce la ruptura de los procesos naturales, que pueden generar la destrucción de los bosques.

En la Unión Europea se empezó a tener conciencia del daño que puede producir la contaminación atmosférica en la conservación de la naturaleza, es por ello que en en 1985 se estableció el Programa de Cooperación Internacional para la Evaluación y Seguimiento de los Efectos de la Contaminación Atmosférica en los Bosques (ICP Forests). Al mismo tiempo, en 1986 la Comunidad Europea (CE) aprobó el Programa de protección de los bosques contra la Contaminación Atmosférica: el Reglamento (CEE) nº 3528/86 del Consejo sentó el fundamento jurídico para desarrollar los trabajo de seguimiento y control del estado de salud de los sistemas forestales en Europa.

Desde entonces (1986), gracias a la colaboración entre la UPV-EHU y el Gobierno Vasco, y para seguir y valorar los daños de la contaminación atmosférica, se ha llevado a cabo la investigación del efecto de la lluvia ácida en los bosques de Euskadi. Este estudio se ha centrado principalmente en los masas de pino radiata, ya que ocupa la mayor parte de la superficie arbolada, y además su caracter perennifolio hace que sea una especie más sensible. Para el estudio, se observó la cuantificación de la pérdida de hojas de los árboles y su cambio de color, criterios que permiten saber si una parcela está dañada o por lo contrario sana.

Los resultados finales, después de varios años de observaciones y cuantificaciones, indican que entre los años 1986-1989 hubo una mejoría en las masas forestales, para que luego en el año 1990 empeorara otra vez la situación. En los años 1993-1994 se volvió a dar una mejoría, que se verificó analizando las acículas de los pinos, y afirmando que en estas hubo una disminución del dióxido de carbono. Los últimos datos señalan que la contaminación por lluvia ácida en Euskadi se sitúa en los niveles medios respecto a los países centroeuropeos.