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La ley del karma y reencarnación es la ley del
equilibrio
universal.
Donde las energías opuestas son una misma
cosa, de manera parecida a la corriente eléctrica en la que es
indiferente si enchufamos de una forma u otra, ya que los dos polos
del cable tienen la capacidad de llevar la energía positiva y
negativa. Toda vida tiene no vida y todo ser humano tiene un alma.
El alma se reencarna para perfeccionarse y para que aumente nuestro
propio Dios interior, hasta que éste sea tan grande que se haya
difundido y entregado a tantos seres que ya no necesite de
existencia física, pues existe en la propia energía del "todo"
de la Creación, llegando a unirse con ella. Por esto, no alcanzamos
la total iluminación hasta que se haya iluminado por nuestro
contacto toda persona que hayamos tocado y ellas, a su vez, nos
ayuden en nuestro cuerpo espiritual.
Todo ser humano debe aprender las mismas lecciones en
distintas épocas, en todas sus vidas, y a través de distintas
experiencias y contactos con otros seres humanos. Toda alma debe
conocer su materialización masculina y femenina y todo su ser debe
alcanzar una mayor inspiración espiritual.
Por ello la vida en la Tierra es una eterna expiación,
una purificación y perfeccionamiento en la que nuestro interior,
nuestro espíritu, se va fortaleciendo. Por supuesto es una espiral
en ascención, donde empezamos a alcanzar lo que está más allá de
la materia, más allá de la Tierra hacia lo infinito, hacia el
Cosmos. Normalmente cada vida sube un peldaño más, más espiritual,
a no ser que nuestras propias acciones y reacciones nos estanquen y
se nos haga cada vez más difícil salir de ese círculo vicioso.
La ley del karma es muy parecida a la ley de Newton
"por cada acción hay una igual y opuesta reacción". A
veces la reacción es inmediata y otras veces ocurre después de días,
meses, años o varias vidas, y no podemos reconcer que es la reacción
a aquella acción o deseo, que a su vez es la aplicación de la
voluntad que nos dirige hacia la manifestación de un impulso o
idea. Es la idea total de destino por la que eventualmente obtenemos
lo que queremos, aunque puede que no entendamos todas las
ramificaciones de nuestros deseos hasta que los experimentamos.
Cuando alcanzamos este progreso espiritual, estaremos despertando a
un nivel de conocimiento que está más allá del karma, y más allá
de la ilusión, a la única forma de tratar nuestro karma y
finalmente superarlo.
Nuestro código de nacimiento (carta astral) nos muestra
el karma, las restricciones que nos oprimen e impiden que nos
sintamos libres. El código es también el utensilio que nos ayuda a
ver claramente en qué áreas de la vida debemos trabajar para
transformar nuestro modo de actual de expresión. La vida es una
constante transformación.
Sólo quien haya experimentado su propia transformación
y empiece a tener pruebas de su metamorfosis interior comenzará a
reconocer la razón de la ley kármica y de la reencarnación.
El karma es una ley cósmica. Para cada causa hay un
efecto; el Buda nos expresó la necesidad de estar despierto a todas
las causas para entender los efectos; ese origen de causa es el que
se trata de obtener al estar despierto o al "encontrarse a sí
mismo".
Y expresó
Ouspensky:
Hay diferentes "yoes" dentro de un
individuo, cada uno tratando de mantener momentáneamente dominio
sobre el resto; entonces en otro momento otro "yo" está
por encima tratando de asumir igual control, pero el verdadero yo no
es ninguno de ellos sino el centro de la rueda, aquél que contiene
a todos dentro de sí mismo. Estar atento a cada momento, a cada
pensamiento, a cada persona en nuestro interior, y estar por
completo en el eterno "ahora" simplemente atendiendo con
nuestro cinco sentidos a lo que hacemos en el presente; estamos
escribiendo, echando té en una taza o abriendo la puerta de nuestra
casa, y entonces la causa y el efecto están juntos y todos los
"yoes" están unidos con ese "YO", que pertenece
a todos los demás. En ese momento estamos en el centro de nuestro
ser, la nada del todo, "el ahora mismo", y estamos en
armonía con nosotros mismos, somos parte3 del tiempo en sí mismo,
no de los efectos del pasado y de los deseos del futuro; podemos así
recordar o saber exactamente lo que hacemos por causa de que... y así
aliviar el karma. De hecho estamos creando y disolviendo karma
constantemente, lo importante es disolver el karma negativo y crear
el positivo, pero como lo uno no va sin lo otro y están actuando
simultáneamente es difícil encontrar un lazo de unión donde uno
no domine al otro.
De lo que debemos darnos cuenta es del poder del
pensamiento, ya que Buda nos dijo "Eres lo que piensas por
haberte convertido en lo que pensabas". Por lo tanto, el
pensamiento también provoca karma y vivimos los efectos de nuestros
pensamientos. Nos reunimos con personas que piensan igual que
nosotros o que nos ayudan a formular nuestro pensamiento inicial,
por lo que así, por medio de estas asociaciones, unos pensamientos
siguen presentes mientras otros se desvanecen. Incluso por el solo
hecho de pensar en algo negativo que ocurrió en el pasado
provocamos que vuelva a suceder, cuando estamos en circunstancias
similares. En realidad, estamos transformandonos continuamente, de
instante a instante, y con esto nos damos cuenta de los sutiles
cambios que día a día hacen las personas, empezando a cambiar su
destino al interaccionar con estos cambios interiores provocados por
el exterior. Así, el primer pirncipio kármico es el pensamiento.
Todos nuestros encuentros son kármicos, si no kármicos
de otras vidas sí son consecuencia de nuestras presentes
interacciones, o por sincronismo.
¿Por qué una persona está en la calle y se encuentra
con un viejo amigo?
No es casualidad, sino que simplemente andan en el mismo
ciclo kármico y al igual que otros ciclos kármicos les separaron,
cuando numerológicamente coinciden otra vez en una onda kármica
del segundo para que lleguen a encontrarse en la calle en ese
preciso instante.
O
¿Por qué, cuando acabas de alquilar una casa nueva
te enteras poco después de que en ella vivía un pariente de otro
amigo tuyo?
Todo esto tiene un sistema sincrónico numerológico y
alquímico muy concreto, pero que nos es prácticamente imposible
averiguar; tan sólo nos recuerda que la ley kármica está presente.
Por ejemplo, cuando compramos un vestido en una tienda, sin saberlo
hemos ayudado a vivir a una familia, que a su vez sufraga los
estudios de una hija que compra los libros en tu librería. Nada es
casual sino que pertenece a una cadena invisible, y hace que todos
nos parezca casual, aunque en realidad es causal.
Ser humano es ser concientemente entero; ser un
microcosmos, un punto focal de poder dentro del vasto organismo del
macrocosmos -totalidad universal-, pero esto para muchos es una
temible experiencia de vivir, y a veces muy dolorosa, el proceso de
eliminar lo innecesario.
El código de una carta astral nos muestra dónde
malgastó o usó un individuo su potencial y poder creativo, cuando
aceptamos las responsabilidades que van con la voluntad, el poder y
el ser responsable con nosotros mismo, el destino y todos los
problemas que existen en el presente, desaparecen, o sea que al ser
transformado nuestro pensamiento, también se transforma nuestro
entorno y nuestra vida.
Y como C.G.Jung nos dijo "lo que le ocurre a una
persona es característico de ella. Representa un modelo y todas las
piezas encajan. Una por una, según procede su vida, cae en su lugar
de acuerdo con algún diseño predestinado". Predestinado sí,
pero por nuestros propios pensamientos, deseos y acciones pasadas, y
de muchos de ellos, al no recordarlos, no queremos
responsabilizarnos de que los hemos creado y provocado. Si no nos
acordamos de lo que hicimos en otras vidas es porque todavía no
podemos manejar tal tipo de información, pero todo ello está
registrado en nuestro subconciente. Ahora, bastante difícil es ya
mantenerse con las circunstancias creadas por los deseos y acciones
de nuestra vida presente, para tener que tratar directamente con
memorias de lo que pueda parecer otra persona, aunque en realidad
esa persona existe dentro de nosotros mismos. Sólo cuando una
persona esté atenta por completo y pueda ver las cosas y efectos de
todos sus pensamientos, deseos y acciones, estará preparada para
entender lo de sus vidas anteriores. Pero de todas formas de lo que
se trata es de vivir en el presente, el eterno ahora, que sin
memorias y sin deseos futuros es capaz de transformarse
constantemente, y hacer que el pasado no tenga ningún efecto, ni
tampoco el futuro: simplemente actúa, es y piensa el Ahora mismo, y
hace lo que la reunión del todo de su ser y ese momento le piden.
La Astrología kármica nos ayuda a concer nuestras
repeticiones y el punto de transformación, así como los ritmos básicos
de desarrollo y su ciclos. Podemos ver las influencias de vidas
pasadas en ésta por medio de los planetas en retroceso, que son los
que indican los recuerdos del pasado, positivos o negativos, o los
fallos ocurridos que ahora sigue persiguiéndonos, o la sabiduría
que debemos atraer de nuevo al presente para ayudarnos en nuestra
misión kármica, indicada por los nodos de la luna, que nos
condensa todo lo que aprendimos en vidas anteriores.
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