La música en la Biblia

                     Por Elena de White


    1. ISRAEL EN EL DESIERTO.

    2. Mientras el pueblo vagaba por el desierto, el canto era un medio de grabar en sus mentes muchas lecciones preciosas. Cuando fueron librados del ejértito del faraón, toda la hueste de Israél se unió en un canto de triunfo. Por el desierto y el mar resonaron a lo lejos las estrofas de júbilo y en las montañas repercutieron los acentos de alabanzas: "¡Cantad de Jehová, porque en extremo se ha engrandecido!" (Éxodo, 15: 21). Con frecuencia se repetía durante el viaje este canto que animaba los corazones y encendía la fe de los peregrinos. Por indicación divina se expresaban también los mandamientos dados desde el Sinaí, con las promesas del favor de Dios y el relato de los milagros que hizo para librarlos, en cantos acompañados de música instrumental, a cuyo compás marchaba el pueblo mientras unía sus voces en alabanza.

      De ese modo, se apartaban sus pensamientos de las pruebas y dificultades del camino, se calmaba el espíritu inquieto y turbulento, se inculcaban en la memoria los principios de la verdad, y la fe se fortalecía. La acción en concierto servía para enseñar el orden y la unidad, y el pueblo se ponía en más íntima comunión con Dios y con sus semejantes.
       

    3. EN EL CIELO.

    4. Habrá allí música y canto tales como, salvo en las visiones de Dios, ningún mortal a oído ni concebido ninguna mente. Y "habrá cantores y tañedores en ella" (Salmo 87: 7). "Estos alzarán su voz, cantarán gozosos por la grandeza de Jehová" (Isaías, 24: 14). "Ciertamente consolará Jehová a Sión; consolará todas sus soledades, y cambiará su desierto en paraíso, y su soledad en huerto de Jehová; se hallará en ella alegría y gozo, alabanza y voces de canto" (Isaías, 51: 3).
       
Elena G. de White