Mi
peregrinaje espiritual desde la música rock a la Roca de los siglos es
una historia dolorosa de adicción, autodestrucción y redención final.
Mis
padres fueron misioneros adventistas. En consecuencia, sería casi un
absurdo que el hijo menor de esa familia, criado en el corazón del
Africa, se viese envuelto en el mundo del rock. Sin embargo, fue
precisamente eso lo que ocurrió.
No
sucedió de manera repentina sino gradualmente. Todo comenzó con mis
amigos, escuchando un poco de música. Una canción llevó a otra y
eventualmente mi natural talento por la música y el arte se fue
canalizando dentro del remolino psicodélico del ensueño rockero. Quedé
enganchado. El poder, la ropa, la fama, y la trascendente presencia
global de la revolución del rock me cautivaron. De pronto me sorprendí
a mí mismo separado del mundo y la fe religiosa de mis padres. Una
nueva era, una nueva cultura, había tomado el centro del escenario en
mi vida, como había sucedido en las vidas de tantos otros.
Muy
pronto me encontré en un estado de rebelión. En las palabras de David
Crosby, la gran estrella de rock: “Me imaginé que lo mejor que podía
hacer era atrapar a los chicos… y al decir esto no estoy queriendo
decir que debía raptar- los. Me refiero a que debía cambiarles el
sistema de valores; sacarlos del mundo de sus padres de manera
efectiva”. 1
La
música rock me había sacado muy eficientemente del mundo de mis
padres. Cuando todavía era un adolescente me escapé del internado del
colegio y de mi casa. Me arrestaron por consumo de drogas y hurto. Y
me peleé, en ocasiones físicamente, con compañeros y maestros.
Mi
sueño era aprender a tocar la guitarra, lo cual hice con mucha prisa,
a fin de elaborar mi ingreso al mundo encantado de “sexo, drogas,
moda, y rock’n’roll”. Desde luego, yo sabía todo lo que era el “rock”.
El empresario de los Rolling Stones lo ha declarado sin vueltas: “Rock
es sexo. ¡Hay que llenarles la cabeza a los chicos con eso!”
2
La
música rock y la cultura popular le predicaron a mi subconsciente que
no había nada malo en el sexo premarital. El resultado se hizo
evidente en 1980, cuando a un año de haber finalizado la escuela
secundaria fui padre de una niña.
Ocupando un lugar en la escena musical
Me
establecí en la música popular local de Sudáfrica. La banda con la que
tocaba, “Front Page,” actuó en televisión, y nuestra música fue
transmitida por algunas de las radios de música popular. Mis
conexiones con un productor pronto me ofrecieron nuevas alternativas
en mi carrera. Me hice amigo de Manlio Celloti de Hi-Z Studios. Pronto
formamos un nuevo grupo de tres miembros. Después de grabar por un año
en el estudio, estuvimos listos para salir en gira al exterior.
En los
primeros tres meses después de haber aterrizado en Alemania, nuestra
banda de pop-rock “The Reespect” firmó un contrato con la grabadora
Polydor en Hamburgo. Polydor lanzó nuestra producción “She’s so
Mystical” en septiembre de 1986. Esta producción abrió las puertas de
nuevas oportunidades. Nuestra banda fue invitada a participar en una
compilación alemana de larga duración junto con artistas tales como
Janet Jackson y Elton John.
La
vida se volvió una constante sucesión de espejismos con las
presentaciones, sesiones de grabación, entrevistas, mujeres, drogas, y
todavía más drogas. Para ese tiempo, mi estado moral se había
deteriorado hasta tal punto que no había vicio que yo no hubiera
experimentado. Entretanto, el éxito de nuestras grabaciones causó
diferencias entre los componentes de nuestra banda y finalmente el
grupo se disolvió.
Un
día, después de una sesión maratónica de grabación y una formidable
orgía de drogas, me encontré tirado de cara sobre el piso frío del
baño de la casa de una vocalista en Hamburgo. Me estaba ahogando en mi
propio vómito, luchando por mi vida. Sin embargo, me sentí lo
suficiente consciente como para clamar al Dios de mi juventud, a quien
había olvidado hacía mucho tiempo.
Pero
él no se había olvidado de mí ni me había abandonado. Algo milagroso
ocurrió ese día. Se había producido un vuelco importante en mi
experiencia espiritual. Pero éste era sólo el comienzo de un tortuoso
viaje durante el cual experimentaría muchas recaídas dentro de la
música rock antes de ganar la libertad completa de esa adicción.
Regreso a la cordura
Regresé a Sudáfrica, determinado a romper con mi pasado pecaminoso y
forjar una nueva vida. Decidí seguir el ejemplo de Músicos Cristianos
Contemporáneos usando mi talento musical y adoptar una versión
modificada de la música rock, a fin de usarla como un instrumento para
la testificación.
Bien
pronto me di cuenta que no hay diferencias significativas entre el
rock “secular” y su contraparte “cristiana”, fuera de la letra. La
Música Cristiana Contemporánea responde al criterio esencial del rock,
por lo tanto no puede legítimamente ser interpretada como parte del
culto y la adoración en la iglesia. Y la razón es simple: el impacto
de la música rock se establece a través de la música misma y no por la
letra de sus canciones.
Esta
relación afectiva con el rock, prolongada por intermedio de su “primo
hermano” cristiano, precipitó mi caída. Comencé a involucrarme con la
clase de música que había estado interpretando antes. La complicación
se hizo más fácil porque lo único que debía cambiar era la letra. El
estilo musical era el mismo. Me vi cayendo gradualmente en un remolino
que me llevaba de vuelta a la completa oscuridad. De manera que
rápidamente reinicié mi carrera en el rock en Ciudad del Cabo.
En uno
de mis recitales en vivo conocí a Sue, quien llegó a ser una parte muy
importante de mi vida. Sue y yo asistimos a un Seminario de Profecías
que se organizó en nuestra ciudad. Como resultado del mismo fuimos
bautizados en la Iglesia Adventista. La nueva verdad hallada
satisfacía nuestras más profundas convicciones. Tres meses después
estábamos fuera de la iglesia. La música rock estaba todavía en mi
alma. Antes de que atinara a darme cuenta, estaba otra vez resbalando
dentro de un escenario de música popular.
En ese
momento formé mi propia banda “Proyect Cain”, un nombre a la medida de
mi desaliento espiritual. Estaba ocupado grabando con el popular
tecladista Duncan Mckay, del famoso grupo “10 CC”, cuando me llamaron
para ir a Puerto Elizabeth, 700 millas al norte de Ciudad del Cabo. El
contrato establecía un compromiso de tres meses de duración. Fui
contratado como solista para presentarme seis noches por semana en uno
de los centros nocturnos más concurridos de la ciudad.
Puerto
Elizabeth vino a ser la última curva en mi peregrinaje espiritual.
Alquilé una casa de campo próxima a una bella playa solitaria. Como
mis presentaciones eran por la noche, tenía tiempo durante el día para
vagabundear por la playa y reflexionar en todo lo que había estado
sucediendo en mi vida durante esos últimos pocos años. Percibí al
Espíritu Santo hablándome como nunca antes. Examiné los más íntimos
repliegues de mi mente confundida. Por momentos las verdades ocultas
de mi espíritu magullado eran demasiado duras de encarar. Me
quebrantaba en vergonzante angustia permitiendo que las lágrimas del
arrepentimiento lavaran las manchas de mis pecados. En ocasiones
sentía la reprensión y el consuelo del Espíritu brindando sanidad
espiritual a mi vida.
Pude
ver la puerta de la aceptación divina abierta de par en par.
Audazmente la traspuse dejando atrás mi oscuro pasado. Luego de mi
regreso a casa en junio de 1994, Sue y yo tomamos la decisión que por
la gracia de Dios no habría retorno al mundo del rock. Seis meses
después nos casamos, y desde entonces hemos dedicado nuestras vidas
especialmente en favor de aquellos que están buscando liberarse del
poder hipnótico de la música rock.
Cómo hacer decisiones claras sobre música
-
Haz tu
decisión sobre lo que constituye buena música en base a
información real y no la influencia de algún grupo de personas.
No debes sacrificar tu gusto personal o tus preferencias
particulares. Ellas simplemente deberán ser santificadas y
refinadas.
-
Considera
tu nueva selección musical como una aventura o un proceso de
descubrimiento. Toma tiempo para definir y refinar tu gusto.
Descubrirás que lo que considerabas la única opción musical
posible era sólo una pequeña fracción de la buena música
disponible.
-
Escucha
cuidadosamente la letra para determinar si es bíblicamente
aceptable o no. Aunque hay diferencia entre la música y la letra
que se dedica a la adoración y la que es para el solaz personal,
el concepto básico de escoger lo que es puro y ennoblecedor es
el mismo (ver Filipenses 4:8)
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Brian
Neumann reside en Sudáfrica. Ha conducido seminarios sobre percepción
musical en África, Europa y Norteamérica. Su dirección electrónica es:
neusue@lando.co.za La historia completa del peregrinaje musical de
Neumann esta incluida en el libro
El
cristiano y la música rock, de
Samuele Bacchiocchi, ed.. (Berrien Springs, Michigan: Biblical
Perspectives, 2000) Dirección: 4990 Appian Way; Berrien Springs,
Michigan 49103; E.U.A. Dirección electrónica: sbacchiocchi@qtm.net
Notas
y referencias
1.
En Peter Herbst, The Rolling
Stone Interviews (Rolling Stones Press, 1981).
2.
Ver Time, (28 de
abril, 1967) p. 53.