"Se espera la llegada de Michael Jackson a Bucarest", me dijeron. "Es
una pena", pensè para mì. Apenas habìa llegado a Rumania desde
Polonia, donde mi esposa y yo habìamos presentado algunas charlas
sobre el efecto de la mùsica. Ahora me encontraba perplejo sobre còmo
alertar a los jòvenes de este paìs ex comunista. Tenìan hambre de
cualquier cosa que supiera a "libertad", y estaban totalmente
desprotegidos y vulnerables ante los efectos sutiles y no tan
inocentes de esta poderosa influencia norteamericana.
Miles asistieron al concierto. Luego que hubo comenzado, no pasò mucho
tiempo antes que la televisiòn mostrase las imàgenes de personas
inconscientes que eran pasadas por encima de la multitud hasta
hacerlas llegar a la ambulancia. Otros se tambaleaban, se torcìan y
contorsionaban al ritmo de los sonidos poderosos, pulsantes e
insistentes que emanaban de la banda altamente amplificada de la
estrella de rock. Otros parecìan atolondrados y casi hipnotizados. La
audiencia participaba de un estado de alboroso por el cual actuaba
desenfrenadamente, pidiendo dosis aun màs potentes de sonido.
Estas escenas no sòlo me traìan recuerdos de mi propia experiencia
como mùsico con la banda de Bill Haley y los Cometas, sino que me
hicieron preguntarme, gserà que la mùsica es asì de poderosa? gO serà
que estas personas que parecen estar hipnotizadas y presas de un
frenesì incontrolable -que a veces hasta se desmayan sòlo estàn
fingiendo? No. No se trata de una dramatizaciòn. ¡La mùsica es asì de
poderosa!
El que la mùsica es un medio poderoso capaz de los fenòmenos descritos
anteriormente es un hecho conocido desde hace siglos. Platòn y
Aristòteles lo sabìan. Casi tres siglos antes de Cristo, Aristòteles
escribiò: "La melodìa y el ritmo producen emociones de cualquier
tipo...La mùsica tiene poder para formar el caràcter". Howard Hanson,
un compositor prominente asociado con la Escuela de Mùsica Eastman,
declarò: "La mùsica es un arte curiosamente sutil, con connotaciones
emocionales innumerables y variadas. Està compuesta de muchos
ingredientes y, de acuerdo con las proporciones de estos componentes,
puede relajar o vigorizar, ennoblecer o vulgarizar; puede ser
filosòfica u orgiàstica. Tiene poderes tanto para el mal como para el
bien".
Mientras que estuve en el mundo de la mùsica, me jactaba del poder que
mi mùsica tenìa sobre la gente, y me gozaba en mi habilidad para
manipular las multitudes tanto fìsica como emocionalmente. Sin
embargo, en ese entonces yo no sabìa còmo sucedìa asì ni por què. ¿Què
es lo que tiene la mùsica que nos afecta como humanos y produce estas
alteraciones?
La mùsica se compone de ritmos. Los tonos, con los cuales construimos
melodìas y armonìas, son producidos por vibraciones rìtmicas (un
cierto nùmero de vibraciones por segundo produce una nota especìfica).
De hecho, los primeros tres elementos de la mùsica -la melodìa, la
armonìa y la coloraciòn tonal- son el resultado del arreglo y
"calidad" de estas vibraciones rìtmicas. Lo que usualmente llamamos
"ritmo", incluye la agrupaciòn de los tonos en "medidas" de mùsica a
la vez que el tempo o velocidad en que se tocan o cantan estas
agrupaciones.
Un hecho interesante que puede darnos una comprensiòn màs clara en
cuanto a por què la mùsica tiene tanto poder sobre nosotros es que
somos en esencia criaturas rìtmicas. "Hay ritmo en la respiraciòn, el
habla, el caminar, etc. Los hemisferios cerebrales estàn en un
perpetuo estado de movimiento rìtimico dìa y noche". Debido a que la
mùsica y los seres humanos son rìtmicos ambos, no es difìcil entender
por què es que las personas expuestas a la mùsica comienzan a asimilar
sus pulsaciones. Esta asimilicaciòn se demuestra por medio de
movimientos de los pies o algùn tipo de movimiento. De esa manera el
cuerpo altera automàticamente sus propios ritmos por el momento para
sincronizar con los estìmulos externos. El secreto detràs de esta
aparente manipulaciòn es que las "vibraciones de sonido que actùan
sobre y a travès del sistema nervioso dan cargas en secuencia rìtmica
a los mùsculos, lo que hace que se contraigan y produzcan movimientos
en los brazos y manos, piernas y pies. Por causa de esta reacciòn
muscular automàtica, muchas personas hacen algùn movimiento cuando
escuchan mùsica".
No hay duda de que la mùsica puede alterar el cuerpo, la mente y las
emociones de los oyentes. Cabe preguntarse entonces: ¿Què tipò de
mùsica, o què parte de la mùsica, reacciona adversamente con el
funcionamiento de nuestro cuerpo y produce estos cambios?
Algunos cientìficos que querìan averiguar què tipo de mùsica està en
armonìa con los ritmos corporales y què tipo no lo està, efectuaron un
experimento. Se dividiò a 36 ratones al nacer en tres categorìas: El
grupo control (C); el grupo armònico (A) (expuesto a mùsica clàsica
sencilla, y (D) el grupo disarmònico (expuesto a mùsica discordante
como el rock). Durante dos meses los grupos (A) y (D) escucharon la
mùsica correspondiente a su grupo dìa y noche.
Despuès de dos meses de exposiciòn, 12 ratones, cuatro de cada grupo,
fueron sacrificados y sus cerebros fueron congelados para compararlos
con los cerebros de los otros ratones cuando èstos fuesen adultos. A
los 24 restantes se los expuso a tres semanas de entrenamiento en
laberintos. Luego se les dio tres semanas de descanso. Luego se los
probò nuevamente para medir su capacidad de aprender.Durante todo el
experimento se anotò cuidadosamente cualquier cambio o discrepancia en
la conducta.
Al final del entrenamiento en laberintos, se sacrificaron los 24
ratones y se estudiaron sus cerebros junto a los 12 anteriores.
Los resultados: Los grupos (C) y (A) era muy similares, no hubo
diferencias significativas. Sin embargo, el grupo (D) mostrò un
descenso significativo en la capacidad para retener o memorizar,
ademàs de la hiperactividad y agresiòn. Durante las primeras pruebas,
los ratones que escucharon mùsica disonante recurrieron al
canibalismo. Junto con esto, algunos experimentaron letargo y falta de
atenciòn, y todos mostraron alteraciones en los nervios del cerebro.
Debido a la naturaleza del estudio y los animales particulares que se
utilizaron, tenemos toda razòn para creer que estos mismos resultados
ocurren entre humanos. Esto significa que los ritmos tìpicos de la
mùsica rock son los principales culpables: la mùsica disonante causa
daños cerebrales y la degradaciòn de la conducta. Es interesante notar
que en cada concierto de mùsica rock se ven evidencias de estas
alteraciones, tal como se ilustrò con la descripciòn del concierto de
Michael Jackson en Bucarest.
A estos efectos debemos añadir las palabras que penetran con fuerza,
buscando seducir al oyente. En otros tèrminos, una vez que la persona
està desorientada, la mente està abierta a cualquier sugerencia que
pueden contener las palabras, sea sobre el tema del sexo, las drogas,
el suicidio, la violencia, el abandono o incluso la religiòn. No en
vano fue que el ejèrcito militar norteamericano utilizò mùsica
disonante como su arma principal para conseguir la rendiciòn del
General Noriega cuando èste se hallaba refugiado dentro de una
iglesia.
Debido al peligro inherente que hay en la mùsica rock, es importante
guardarse de sus efectos. Uno debiera aprender a ajustar su gusto
musical por aquellos estilos de mùsica que son melodiosos y armònicos.
En este estilo, las agrupaciones rìtmicas siempre seràn leales a los
patrones naturales del compàs musical (por ejemplo, en una pieza de
tiempo 4/4, el primer y tercer tiempos del compàs llevan el acento).
Por otra parte, la mùsica disonante puede identificarse por su
sincopaciòn, que saca al oyente del compàs natural y causa un
movimiento lateral en el oyente lo que la caracteriza como mùsica de
"bailar". Este movimiento de lado a lado es una señal que delata que
la mùsica està teniendo un efecto desorientador sobre los ritmos del
cuerpo.
Debido a que la mùsica entra directamente al sistema nervioso autònomo,
esquivàndo la parte consciente del cerebro, sòlo se pueden evitar sus
efectos antes de comenzar a escucharla. Cuando nos dispongamos a
escuchar mùsica, escojamos aquella que nos ayude a tener cuerpos y
mentes sanos