Constituyente, estatuyente, reglamentente o la sin nombre universitaria
Una de las cosas a las que hay que temerle en toda reunión o
proceso es el momento de ¿Y qué nombre le pondremos matarilelilon?
Ya que muchas veces, después de horas de reventarse las neuronas y elegir el
nombre que se piensa adecuado, no faltará quien sugiera cambiárselo. Como pasa
en los congresos o jornadas, donde el invitado o comentarista, sabia, o
imprudentemente, recomienda que este evento “debería llamarse así y no aso”,
porque de esa manera se estaría expresando el verdadero significado y...bla, bla, bla.
Otra acción, es la de pretender remplazarle el nombre
a todo, para dar la impresión de novedad o cambio. Principalmente a las
instituciones. A veces funciona, otra es solo un epíteto más. Algunos rechazan
un termino porque alude a historias que no quiere
recordar. Algo como la canción de “al quererte llamar, se me olvido tu nombre”.
Tal vez por eso pintores o poetas terminan por solo enumerar sus creaciones o dejarlas
sin título. Total, lo importante es el contenido, sino pregúntele a Neruda con
su Poema 20.
El histórico
proceso que vive la Universidad Venezolana es ilustrativo de todo lo anterior.
Con la agravante de que algunos quieren convertir el caso de la nominación del
actual contexto en el centro del debate. Sin importarle que esto los puede hacer caer en imprecisiones y más grave aún, alegarlos
del verdadero debate.
Así para
rechazar el termino constituyente universitaria, dicen ofuscados y hasta
ofensivos que “La única constitución que hay es la nacional, por tanto solo se
puede hablar de constituyente para este caso. Es absurdo que haya gente
hablando de constituyente universitaria”. Olvidan que en el país se
conformaron, y nadie dijo nada, la constituyente económica, la constituyente
cultural —hay comisiones, en las cuales participan muchos profesores
universitarios, antis y pro transformación—. En
realidad el sustantivo constituyente se está convirtiendo en Venezuela en una
especie sinónimo de cambio, de transformación, de reestructuración. Cuando
alguien escucha constituyente x, inmediatamente sabe por donde viene el
asunto. Así como el adjetivo originario, quiere significar, que se haga con la
participación de todos los interesados en el área. A otros les recuerda el
proceso de 1999, y lo relacionan con Chávez. Y si quien recuerda es un antichavista furibundo imagínese usted. No y no a la
constituyente.
Pero, como
de seguro, aseverarán que hemos estado equivocados y no podemos permitir un mal
uso del lenguaje, les voy a dar otro dato. La única constitución no es la
nacional. No respetables señoras y señores. En Venezuela hay 23
constituciones de Estado. Cada Entidad Federal, salvo el desaparecido Distrito
Federal y el recién creado Estado Vargas, tiene una constitución. Es decir, que
en estricto sentido, ateniéndonos a la estéril discusión sobre “el nombre de la
criatura” que muchos enarbolan descuidando la verdadera sustancia de lo que se
espera para la Universidad: Si, se puede hablar de una constituyente distinta a
la nacional. Porque si hay otras constituciones, que claro está,
jerárquicamente, están supeditadas a la Nacional. Pero, de acuerdo a los que
ellos alegan, constituyente es constituyente.
Para
concluir, creemos que lo más importante no es como bautizar el asunto. Ya el
proceso se encargará de envolverse en su propio léxico, semántica, en su propio
lenguaje común. Y así lo registrará la historia. Cada momento tiene sus
eslóganes, sus consignas, sus lemas, sus imágenes, sus protagonistas, su dialéctica
y por supuesto sus resultados. Y si alguien sigue empeñado en denominar o en
pelear contra otras denominaciones, solo queda decirle que no importa como lo
llame constituyente, estatuyente, transformación,
reforma, reestructuración, lo fundamental es que sabemos, todos sin excepción,
de que se trata la cuestión actual universitaria. Continuemos llenándola de
contenidos.
EL GLOBO 10
DE MAYO DE 2001
Reinaldo Bolívar