Transformación
universitaria con y para todos
Reinaldo Bolívar
EL 8 DE NOVIEMBRE DE 2000, publicamos en este
diario, el artículo “En torno a la academia universitaria”, en el cual
reflexionábamos sobre la universidad venezolana. Más específicamente sobre la
misión de los organismos de cogobierno a la luz del Artículo 1 de la Ley de
Universidades. Ofrecimos una
segunda parte para responder al ¿Quienes discuten? ¿Qué se
discute? ¿Cómo se discute? Y en qué
benefician a la academia y al país esas deliberaciones.
Para tratar
de responder, conversamos con profesores y estudiantes de varias universidades
y algunas facultades de la UCV. He aquí una aproximación a la primera pregunta,
muy atinente a la discusión en la UCV sobre si la transformación debe hacerse
desde las bases, o desde los organismos de Cogobierno.
En
primer lugar, hay coincidencia en afirmar que los representantes profesorales,
más que los estudiantiles, son electos con exiguas minorías debido a:
primero, la alta abstención inducida,
pues los candidatos apenas hacen publicidad, segundo la votación está
restringida por ley a profesores con categoría de asistente en adelante. En
este punto hay que hacer un obligado paréntesis. Los atrasos en los ascensos en
escalafón de muchos profesores, y la gran cantidad de docentes contratados.
Esto redunda en escuelas con asambleas
no mayores del 25% de su planta profesoral. Así encontramos que hay
representantes en facultades de 400 profesores asambleístas, electos con sólo
10% de los votos —el máximo de sufragios para un consejero de facultad o
universitario por lo general no supera el 25% de la asamblea o claustro
universitario—. Tercero, existen grupos históricos con maquinarias electorales
que garantizan los votos necesarios en ese reducido universo electoral, para
hacerse con los curules. Sin hablar de los pactos y
alianzas en su propio beneficio.
De
acuerdo a esta realidad electoral, la representación profesoral no es el
reflejo ni del universo académico ni de su composición. Por ahora, y por
espacio, no nos referiremos, a analizar los méritos académicos o profesionales
que se espera tengan los docentes cogobiernantes.
El no ser numéricamente representativo es
alarmante, porque los consejos en la actualidad, como bien dijo el Ministro
Héctor Navarro, fungen de instancias ejecutivas, legislativa
y judicial. La concentración de poder en una sola instancia genera
autoritarismo y abuso, más aún si sus componentes responden a intereses políticos o personales.
Tanto poder, muchas veces, hace inhibir
a los particulares a presentar sus observaciones o quejas por miedo a una
injusta sanción, a un pase de factura a
futuro, o a ser objeto de negativas parcialidades.
En
ese orden de ideas, el poco interés que despiertan las contiendas electorales
para elegir representantes profesorales
produce que en facultades con 3, 5 ó más escuelas, se den casos en los
cuales una escuela tiene la mayoría, y hasta la totalidad del Consejo de
Facultad. Los Directores no tienen voto, por lo que hay escuelas en minusvalía.
Lo que hace que en algún momento puedan ser sometidas a los vaivenes,
circunstancias y alianzas que puedan ocurrir entre los consejeros. Lo ideal
sería, que el sistema electoral garantizará que cada Escuela tenga un
representante con voz y voto. En ese sentido, son más representativos los
Consejos de Escuela, donde el Jefe de Departamento tiene participación plena, y
el propio Consejo Universitario donde los Decanos votan.
Bajo
esta realidad, ante la discusión de ¿Quien debe liderizar
la transformación universitaria? Pensamos que los organismos de cogobierno tienen que abrir paso a una Asamblea
Constituyente Originaria, nacida de un referéndum consultivo a la comunidad univesitaria. Esta Asamblea estaría compuesta de personas
electas del seno de la comunidad (que en ese momento no sean consejeros). Con
una composición que refleje a cada una de las escuelas, facultades y
dependencias. El mandato de los electores sería claro: En un plazo estipulado
elaborar la transformación de las estructuras de la universidad y presentar los
lineamientos de acción y organización para todas sus instancias administrativas
y académicas, junto con un cronograma de fiel cumplimiento para todos. Las
resoluciones finales de la Asamblea Constituyente Universitaria deberán ser
ratificadas con un nuevo referéndum por la comunidad universitaria.
La transformación toca a las puertas de la
universidad venezolana. Participemos, este es el momento.
Reinaldo
Bolívar
reibol @cantv.net
Para El Diario
El Globo