Venezuela es tu casa, no la ensucies

Reinaldo Bolívar

Hace unos días, transitando por Las Mercedes, contemple una inusitada manifestación de jóvenes y adolescentes. Fue en la avenida principal. Los chicos se alternaban cronométricamente con los semáforos para no interrumpir la circulación de los vehículos. Increíble ¿Verdad? La muchachada usaba como instrumento de protesta unas pequeñas pancartas, y unos inmensos pipotes plásticos de colores, de los que se usan para depositar las bolsas de basura de 40 kilos. Pero el arma más efectiva, eran los gritos y aullidos que proferían, como si estuvieran en un concierto popular. Les explico el modus operandis

El grupo de manifestantes, la mayoría con franelas blancas, estaba sobre las aceras de la plaza de Las Mercedes, otro equipo se ubicaba en la calzada opuesta. Parecían dispuestos a una competencia. Repartían sin parar volantes y panfletos sobre su actividad. Todo aquello, en medio de una colosal algarabía. Cuando los semáforos cambiaban a rojo, se lanzaban a la calle con sus pipotes de colores e indicaban a los conductores y pasajeros que ese era el lugar para colocar los desperdicios y no las calles, parques, o plazas. Si por casualidad, alguien acababa de lanzar algún papel o vaso desechable a la vía pública, los jóvenes le daban un alegre y serio sermón de 1 minuto contado por semáforo. Cuando el aparato, se ponía en amarillo, volvían alegremente a tomar las aceras para educar a los peatones. No se quien organizó tan simpática protesta, pero lo cierto es que muchos como yo salimos gratamente impactados y me imagino que un buen numero de ciudadanos aprendió la lección, particularmente los niños, cuyo día Internacional acabamos de celebrar.

En Venezuela, hay poca cultura para el manejo de los desechos sólidos. Hay habitantes de pueblos y ciudades que no comprenden la importancia de un hábitat limpio. Menos aún el valor del reciclaje. Si bien es deber de los municipios proveer de un buen servicio de aseo y ornato público, es una responsabilidad de todos colaborar con la limpieza: Es más fácil no ensuciar.

Recuerdo, en mis estudios de secundaria que en un bonito jardín, cercano a la Dirección, había un letrero en madera que rezaba “Disfruta de este lugar agradable y limpio”. Uno captaba de inmediato, que el placer de hallarse allí sentando o contemplando el paisaje se debía precisamente a lo bien cuidado y pulcro que estaba aquella hermosa área. Era como estar en casa. Usted jamás lanzara un papel o un envase vacío al medio de su sala o su jardín, o en el trabajo. Eso debería ser la ciudad o el pueblo, nuestra casa. Es un buen eslogan para una campaña: Venezuela es tu casa, no la ensucies. O Caracas, Mérida, Coro... es tu casa. Con todo gusto lo cedemos a los organismos competentes e institutos educativos.

Que triste es ir a la montaña o al bosque y encontrar en cada recodo desechos que los excursionistas llevan y dejan como indeseables huellas. Veamos también como nuestros a los parques nacionales y recreacionales, las playas, los ríos, las quebradas, los espacios públicos. Ellos son Venezuela nuestra casa.

Reinaldo Bolívar, profesor universitario. reibol@cantv.net

18 de junio de 2001