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13 de Julio de 2002 |
VISIÓN DEL MUNDO Desprecian al Centro Carter Reinaldo Bolívar
El deprimente
espectáculo dado por los cuasi líderes de la
oposición venezolana negándose a conversar con el presidente Hugo Chávez
(teniendo como mediador del diálogo Gobiernooposición
al ex presidente Carter) amerita algunas
reflexiones. La excusa es por demás insulsa
y negadora de sí misma: "No están dadas las condiciones, no se ha
preparado la agenda, tiene que ser la OEA". ¿Acaso con la OEA sí había
condiciones y agendas? Qué poca seriedad y cultura y qué ganas de prolongar
un conflicto. Se pueden tener diferencias con
el ex presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, pero la labor del Centro Carter
es universalmente reconocida por su objetividad, neutralidad y por el equipo
de profesionales que lo conforman. Es tal su seriedad que por lo general es
uno de los primeros supervisores de elecciones internacionales en todos los
continentes. El Centro está adscrito a la
prestigiosa Universidad de Emory, en Atlanta, esto
le da mayor credibilidad a su acción. Su principal objetivo es la paz
y la libertad, su principal actividad es promover esa paz, ayudando a
prevenir y a resolver conflictos para realzar los derechos humanos y
construir democracias fuertes. Esa es la bandera del Centro Carter. Las palabras de Carter a su arribo a Venezuela, recogen el sentir y las
expectativas de todo el país político: "Es mi esperanza que los grupos
venezolanos del Gobierno y de la oposición persigan negociaciones
constructivas para deponer diferencias inmediatas y entonces fijar en su
lugar un proceso a largo plazo que incluirá todos los sectores de sociedad
parar curar las heridas de la nación... por lo
tanto, también discutiremos el deseo de que la comunidad internacional
participe en este esfuerzo". Allí está la clave. Pero la
mezquindad de un liderazgo de espaldas a la nación, empecinado en asaltar el
poder a como dé lugar, echó todo por la borda. Hasta ahora, incluyendo las
guerras más difíciles, el Centro Carter no había
sufrido tan incivilizado desprecio. Al parecer, la oposición
radicalizada sólo piensa en el espectáculo mediático. "Que Carter se quede en la marcha para que no nos
asesinen". Y Carter, propiciando el diálogo,
les dijo que dejaría observadores. Ortega no dudó en ofender al
mediador al tratarlo como a un tonto: "Chávez engañó a Carter", pero JC se hizo el sordo. Un buen mediador. Estos opositores saben que
aceptar la mediación es resolver de una vez por todas el
problema que ellos a pulso fabricaron. Dialogar sería acabar con su
estrategia desestabilizadora. Por eso se van de las mesas de
diálogo y se atrincheran en los medios de comunicación. Claman por la Organización de
Estados Americanos, no porque sea lo mejor, sino para ganar tiempo. La OEA no
puede ser mediadora. Esa organización ha emitido juicios previos sobre el
caso Venezuela, empezando por su Secretario General y personeros como Cantón.
Qué decir de los intereses de Estados Unidos allí. Pero, sin duda, la comunidad
internacional después de Carter, tendrá una mejor
apreciación de la desesperada oposicioncita venezolana, cada vez más aislada
en el dilema hamletiano de "ser o no
ser". |