MARZO, 2007. Mentes desquiciadas que en cierto momento fueron consideradas excepcionales, o por lo menos brillantes. Tal viene a ser el tronco de esta serie de textos que aquí iniciamos respecto a la galería de personajes que cruzaron la línea hacia el desquiciamiento. Para hoy tenemos a un hijo de las flores responsable de uno de los crímenes más atroces en la historia de Estados Unidos, así como el de un jefe "narcosatánico" que operaba en la frontera norte de México, y concluimos con un ex profesor de matemáticas que optó por sabotear el progreso de una manera poco convencional, y fue uno de los principales ejecutores de eso lo que conocemos como narcoterrorismo. Esta es la primera entrega.

La verdad hay poco que agregar en torno a una de las mentes más desquiciadas de Estados Unidos. Quizá el que hay formas de pensar iguales o peores a la suya que llevan años abogando por que se le deje libre y se "respeten sus derechos humanos".

A punto de cumplirse 40 años de sus horripilantes asesinatos, Charles Manson se ha convertido en figura emblemática, como puede atestiguarlo el "cantante" Marilyn con ese apellido. Asimismo se han vendido miles de camisetas con su rostro, barbudo y con la mirada fija en la distancia y que imitan abiertamente la conocida foto del Che Guevara tomada por Korda. Manson es desde hace tiempo un repugnante icono.

Charles Manson es también la versión podrida del sueño hippie. Al igual que muchos otros locos, este californiano creó una comunidad de "amor y paz" que no tardó en transformarse en secta, esto eso, la imposición de reglas y tremendos castigos a quien las infringiera, todo con el fin de lograr la "utopía". Por supuesto que el gurú, el "maestro", tenía acceso sexual ilimitado con sus "alumnas", dos de las cuales lo acompañaron al "ritual" por el que pasó a la historia.

La excentricidad de Manson no parecía anticipar lo que vendría. A inicios de la década había sido un activista en contra del racismo y luego ayudó a los miembros del grupo musical Beach Boys a componer algunas canciones aunque nunca se integró formalmente a ellos. Pero una vez aparecido el legendario disco Sgt. Pepper de los Beatles, la personalidad de Manson comenzó a desvariar; aseguraba que los personajes mencionados en sus canciones --Maxwell, el del martillo dorado, Mr. Kyle, y el mismo Sargento-- eran "mensajes cifrados" que el cuarteto le enviaba directamente; Manson se autoasumía como la "inspiración" del grupo, pese a que con seguridad éstos jamás habían oído hablar de él.

La verdad hay poco que agregar en torno a una de las mentes más desquiciadas de Estados Unidos. Quizá el que hay formas de pensar iguales o peores a la suya que llevan años abogando por que se le deje libre y se "respeten sus derechos humanos".

A punto de cumplirse 40 años de sus horripilantes asesinatos, Charles Manson se ha convertido en figura emblemática, como puede atestiguarlo el "cantante" Marilyn con ese apellido. Asimismo se han vendido miles de camisetas con su rostro, barbudo y con la mirada fija en la distancia y que imitan abiertamente la conocida foto del Che Guevara tomada por Korda. Manson es desde hace tiempo un repugnante icono.

Charles Manson es también la versión podrida del sueño hippie. Al igual que muchos otros locos, este californiano creó una comunidad de "amor y paz" que no tardó en transformarse en secta, esto eso, la imposición de reglas y tremendos castigos a quien las infringiera, todo con el fin de lograr la "utopía". Por supuesto que el gurú, el "maestro", tenía acceso sexual ilimitado con sus "alumnas", las cuales lo acompañaron al "ritual" por el que pasó a la historia.

La excentricidad de Manson ya venía de atrás. Su madre era una adolescente cuando lo tuvo, e incluso lo vendió a una mesera a cambio de un tarro de cerveza. A partir de entonces Manson desarrolló una conducta delictiva que lo tuvo varios años en cárcel, más de la mitad de su vida. A mediados de los sesenta se puso en contacto con Dennis Wilson, miembro del grupo musical Beach Boys, aunque nunca concretaron un trabajo juntos.

Y es que la pasión de Manson se encontraba en los Beatles, a quienes consideraba cuatro ángeles que le acompañarían a catalizar el Armaggedon, o fin del mundo. Cuando apareció el White Album del cuarteto, en 1968, Manson "descifró" el mensaje de "Helter Skelter", una de las canciones contenidas en el disco; se acercaba el día en que el mundo se enteraría de lo que los Beatles realmente querían decir.

A principios de 1969 el clan Manson se instaló en un sitio que por años funcionó como set cinematográfico. Cerca de ahí se encontraba Bel Air, por entonces flamante sector residencial de clase alta. Ahí vivía Sharon Tate, joven actriz esposa del cineasta polaco-francés Roman Polanski y quien estaba a unas semanas de dar a luz al primer hijo de la pareja.

Ya se sabe lo que ocurrió después cuando Tate y cuatro personas que se encontraban con ella fueron masacradas por la "familia" Manson, quienes escribieron en las paredes fragmentos de "Helter Skelter" con la sangre de las víctimas, así como la palabra "Pig". Pero no satisfechos, de ahí brincaron a la casa de los vecinos, un matrimonio de apellido LaBianca donde asesinaron salvajemente a sus moradores.

"El mensaje ha sido revelado", dijo un pasivo Manson durante el jurado. Se le declaró enfermo mental y escapó de la pena de muerte, abolida en California menos de seis meses antes. Fue sentenciado a cadena perpetua desde donde escribe y aun ha grabado discos. Hasta hoy no ha expresado arrepentimiento alguno.

La desaparición del joven texano Mark Kilroy fue la hebra que difundió masivamente el tema de los "narcosatánicos", una secta creada por el cubano José de Jesús Constanzo, ubicada en Matamoros, Tamaulipas. Cuando unos policías judiciales casualmente detuvieron a un joven que se decía "protegido", las investigaciones posteriores llevaron al descubrimiento de una casucha a las afueras de la ciudad donde luego sería identificado el cadáver de Kilroy tras haber sido parte de un "ritual" a cargo de Constanzo, de quien durante un tiempo no se supo dónde se hallaba.

Días después una llamada telefónica dio con Constanzo y sus principales colaboradores. Aparentemente, Sara Aldrete, la "madrina", quien estudiaba en Texas, sintió "remordimientos" al ver por TV lo que había ocurrido de modo que se comunicó con sus familiares desde la ciudad de México, donde estaba escondida, en una casa que Constanzo había comprado a Alfredo Palacios, el "estilista de las estrellas". Cuando la Policía Judicial allanó el lugar, el "padrino" y uno de sus ayudantes fueron acribillados por un miembro de la banda apodado "El Duby". En el lugar había bolsas con cocaína, alrededor de 30 mil dólares en una maleta y diversas parafernalia para la realización de "actos satánicos", según las autoridades.

Hubo un escándalo posterior cuando aparentemente algunas celebridades y cantantes habían acudido con Constanzo y que incluso el "brujo" llamaba "padrino" al comandante de la Policía Judicial en Matamoros; entre los nombres se encontraba un actor de telenovelas, Oscar Athie, quien supuestamente ya había sido "iniciado" por el cubano. Los "narcosatánicos" eran apenas una línea, de las miles existentes, que esa actividad desarrolla en la frontera norte la cual, por cierto, no ha disminuido desde entonces. Antes más, ha aumentado como nunca.

Ted Kaczynski era el nombre de este tipo, ecologista radical, enemigo del progreso, misántropo, y quien sería descubierto de su guarida por su propio hermano luego que The New York Times publicara un el "Manifiesto del Unabomber", cuyos postulados, dicen Joseph Heath y Andrew Potter en Rebelarse Vende, coincidían en casi todo con ecologistas como Al Gore, el fallido candidato a la presidencia de Estados Unidos y flamante oscareado.

Este curioso personaje llevaba por lo menos 10 años fabricando bombas caseras que enviaba a jueces, empresarios y abogados, es decir, todos esos "estorbos" para una sociedad libre, esclavizada por el progreso. Cuando publica su manifiesto en 1996 termina lo que pareciera ser una anécdota, una invención sacada de James Bond: un sujeto sumamente hábil es capaz de fabricar bombas que estallan, inclusive, de acuerdo a la temperatura corporal al momento de tocarlas. Hasta que es encontrado en un sitio perdido en Montana, Kazcynski era reverenciado como un "saboteador" similar a esos agentes de la Resistencia europea durante la Segunda Guerra Mundial. Con el paso del tiempo, la imagen del Unabomber se ha ido disipando con todo y que hace apenas un lustro todavía había quienes justificaban su reputación.

Kaczynski era heredero directo de los llamados ludistas, un grupo de radicales opositores a la Revolución Industrial en Inglaterra quienes destruían los telares y la maquinaria, aterrados porque el progreso representaba una nueva forma de esclavitud. El Unabomber había pasado a ser, de un brillante ingeniero, a un ecoterrorista arrinconado por su propia paranoia.