LA DEFINICIÓN DE MILAGRO

 

HECTOR AVALOS

Profesor de estudios de religión, Universidad Estatal de Iowa (EUA)

 

La supuesta existencia de milagros constituye uno de los argumentos más frecuentes para probar la existencia del Dios cristiano.  En términos sencillos, el cristianismo define un milagro como un acto hecho intencional y directamente por Dios u otro ser sobrenatural1.  Pero para usar los milagros como prueba en favor de Dios se debe saber qué constituye un acto hecho directamente por Él.  Pues si algo no es un milagro o acto hecho por Dios, entonces no se puede usar como prueba en favor de la existencia divina. 

       Para ilustrar algunos de nuestros puntos, supongamos que un gato y un vaso se encuentren encima de una mesa en un cuarto cerrado.  Ahora, supongamos que, estando nosotros afuera del cuarto cerrado, oigamos el vaso quebrarse en el piso en ese cuarto.  Naturalmente, después de entrar al cuarto cerrado, explicaríamos el vaso quebrado en base a causas que conocemos que pueden ser las responsables.  Tales causas pueden incluir el gato. 

      La razón es que el gato es suficiente para explicar el vaso quebrado.  Otras causas pueden incluir un viento, un temblor -causas que también podemos probar que pueden provocar la caída de un vaso-.  La conclusión se considera razonable porque se conoce que el gato y el viento pueden tener suficiente fuerza para hacer caer el vaso, y porque el gato o el viento pueden producir suficiente movimiento para tumbar el vaso. 

      Pero, supongamos ahora que alguien diga que un duende invisible, y no el gato, fue el que quebró el vaso.  De seguro, tal explicación no se tomaría como algo razonable.  ¿Por qué sucede que la mayoría de personas consideraría al gato, y no al duende, como la causa del vaso quebrado en este ejemplo?

      En verdad, la razón no es que se puede probar que los duendes invisibles no existen pues no hay nada lógicamente imposible en decir que los duendes invisibles existen.  La razón es que, incluso sin estar siempre conscientes, aceptamos como razonable la explicación que usa solamente el número mínimo de causas naturales suficientes para explicar un acontecimiento.

       En el caso de la quebradura del vaso podemos probar que un gato puede tumbar un vaso, aun si no vimos a este gato en particular tumbar el vaso en el cuarto encerrado.  Usar el duende invisible en nuestra explicación implica usar más causas de las necesarias para explicar el vaso quebrado.  Además, no hay manera de confirmar la existencia de duendes invisibles en general, aunque su existencia no sea lógicamente imposible.

      La explicación que se vale de los duendes invisibles, entonces, no se puede confirmar incluso si fuera posible.  La explicación del gato es más razonable porque podemos probar que existe un gato y tiene suficiente fuerza para tumbar un vaso.  En fin, en el caso de un evento que no vimos de primera mano, la explicación más razonable siempre es la que usa causas que conocidas que pueden ser responsables por el evento en lugar de causas que, aunque posibles, nunca se han confirmado como responsables. 

      Usar el número mínimo de causas para explicar la existencia de un acontecimiento o la existencia de un ser fue un principio formulado por Guillermo de Ockham, el filósofo inglés del siglo XIV d.C., y este principio es llamado la navaja de Ockham. 

      Ahora, al reflexionar en la definición cristiana de milagro, encontramos que el cristianismo constantemente viola este principio fundamental.  Así como  nunca se podrá probar que el vaso fue quebrado por un duende invisible, también es imposible probar que un acontecimiento fue causado por un dios omnipotente, omnisciente y omnipresente o infinito en otros respectos.

      En otras palabras, identificar un acontecimiento causado por Dios es una imposibilidad bajo la definición de Dios expresada por el cristianismo tradicional.  Sin poder saber que un ser infinito existe, es imposible saber si un acto fue hecho por un ser infinito.  La verdad es que la mayoría de los milagros supuestos son, en realidad, interpretaciones erróneas de acontecimientos perfectamente naturales y, así como no se necesitan duendes invisibles para explicar vasos quebrados, tampoco se necesita un dios para explicar los sucesosos del mundo.  Tales interpretaciones erróneas son debidas a la mera ignorancia de las personas que estuvieron presentes durante tales acontecimientos.

      Muchos cristianos, por ejemplo, declaran como milagro o suceso sobrenatural cuando ven un acontecimiento que no pueden explicar en base a las causas naturales que conocen.  Pero el hecho que una persona no conozca la causa natural de un acontecimiento no quiere decir que no haya una causa natural. 

      Por ejemplo, hay numerosas islas con culturas primitivas donde las personas no conocen cómo funciona una radio.  Oír una voz que sale de una caja pequeña produce una sensación «milagrosa» para esos nativos.  Pero para cualquier persona que vive en el mundo moderno, la radio no es algo milagroso o sobrenatural.  La persona moderna sabe perfectamente que el ser humano puede construir radios.  Así que decir que algo es un milagro porque un individuo o un grupo grande no conoce la causa natural de un suceso no es buen indicio de un milagro sobrenatural.  Esto también prueba que lo que parece milagroso para una persona puede ser perfectamente natural para otra.

      Pero vamos a decir que un suceso que no puede ser explicado por ningún ser humano o por ningún científico es lo que constituye un milagro sobrenatural.  Esto tampoco constituye un buen indicio de una causa sobrenatural.  La razón es que muchos fenómenos que han sido un misterio para la ciencia en un tiempo, después se ha descubierto que son perfectamente naturales. 

      En un tiempo, por ejemplo, el relámpago era algo misterioso para todos los científicos, pero ahora el relámpago se entiende muy bien en base a la electricidad.  Los terremotos, volcanes, cometas, y otros fenómenos en un tiempo eran misteriosos para casi todos los sabios, pero ahora se explican muy bien sin recurrir a lo sobrenatural.  El hecho que la ciencia no ha determinado la causa natural de un fenómeno no quiere decir que no existe una causa natural, y no quiere decir que nunca se va a descubrir la causa natural.  Si no se conoce la causa natural tampoco puede uno decir que la causa es un milagro producido por agentes sobrenaturales. 

      Otro tipo de fenómeno que comúnmente se dice que es un milagro sobrenatural es el acontecimiento de algo no muy probable ocurra aunque sea natural.  Por ejemplo, hay casos en los que una persona cree que el hecho de haber sobrevivido a un balazo en alguna batalla militar es un milagro.

      Tales casos frecuentemente se aceptan como milagrosos porque el creyente está mal informado acerca de la probabilidad de sobrevivir a un balazo.  En otras palabras, tales creencias son causadas por calcular mal la probabilidad de un acontecimiento.  El hecho es que la mayoría de las personas que son heri-das en la guerra sobreviven.  Por ejemplo, nótese las estadísticas siguientes acerca de los soldados norteamericanos en la guerra de Corea del Sur y Estados Unidos contra Corea del Norte y la China comunista2.

 

                         Muertos           Heridos

Estados Unidos   33, 629            105,785

 

Estas estadísticas demuestran que en esta guerra morir de un balazo o de otras heridas fue más extraordinario que sobrevivir a un balazo o a otra herida.  Resultados similares se obtienen al comparar otras guerras.

      Así es que, si un acontecimiento improbable es indicio de un acto hecho por Dios, entonces el morir de un balazo debe ser lo que es milagroso, no el sobrevivirlo.  En verdad, mientras se admita la posibilidad de que un acontecimiento puede ocurrir por medios naturales, entonces no se puede tomar el puro hecho que tal acontecimiento ocurrió como algo no natural. 

      Se puede probar fácilmente que no se necesita de los milagros para explicar porque no todos mueren al ser heridos de bala en los combates.  Por ejemplo, si se disparan balazos (en cantidades usadas en un combate real) hacia un grupo de réplicas de seres humanos hechas de madera u otros materiales, se descubre que no todas las réplicas recibieron balazos en “las partes vitales”. 

      Aun estando inmóviles tales réplicas, podemos demostrar que, independientemente de la destreza del tirador, la precisión de sus tiros depende mucho de la distancia y otros factores naturales.  ¿Pero se diría que las réplicas que no recibieron balazos en las partes vitales fueron protegidas por Dios o tuvieron más fe? Tales experimentos demuestran que las creencias en los milagros son debidas a suposiciones superficiales.

      Además de todas estas razones en contra de la creencia en los milagros sobrenaturales, se puede demostrar que la pura idea de un milagro hecho por un dios omnipotente, omnisciente, omnibenevolente y omnipresente es totalmente ilógica.  Esto es especialmente cierto cuando los supuestos milagros son hechos para aliviar algún peligro o sufrimiento humano.  Si en verdad existe un dios como ése, entonces todos los acontecimientos que se pueden mejorar con un milagro (por ejemplo, balazos, accidentes automovilísticos, pobreza, hambres, etcétera) no deben, en primer lugar, haber ocurrido.  Pues por ser bueno, Dios no debe permitir ningún sufrimiento, por ser todopoderoso, Dios debe poder prevenir cualquier sufrimiento, y por saber todo de antemano, Dios debe anticipar cualquier necesidad antes de que ocurra.

      Si decimos que, en por lo menos, un milagro es un acto hecho por Dios por medios naturales tampoco ganamos ventaja.  Pues si Dios actúa totalmente por medios considerados naturales, entonces no se va a poder percibir ninguna diferencia entre lo natural y lo sobrenatural.  Por ejemplo, ¿cómo se puede saber si fue Dios o las llamas lo que carbonizó a un leño encendido? ¿Qué se ganaría diciendo que Dios actúa por medio de las llamas para carbonizar el leño? ¿Qué necesidad hay,  en primer lugar, de decir que Dios actúa por medio de las llamas?

      Pero también si todo lo sobrenatural parece natural, entonces no hay necesidad de decir que algo que parece natural es en verdad sobrenatural.  Así como no es necesario decir que Dios es el que carboniza un leño cuando éste se carboniza dentro de una llama, tampoco es necesario decir, por ejemplo, que Dios actúa por medio de otros procesos naturales.  En fin, nunca podemos probar si una causa es natural o sobrenatural cuando se dice que las dos provocan el mismo resultado.  Lo más sensato es usar el menor número de causas naturales que están relacionadas con los resultados que vemos.

       Igualmente, si todo lo que ocurre en el mundo es debido a que Dios lo per-mite, entonces tampoco se puede distinguir lo que es o lo que no es un milagro.  Por ejemplo, si vivir y morir después de recibir un balazo puede ser igualmente la voluntad de Dios, entonces ¿cómo se puede distinguir entre un milagro y algo totalmente natural? Ya que en la vida natural no todos mueren después de un balazo, entonces ¿cómo se puede saber si se sobrevivió por azar natural (así como podemos demostrar que “sobreviven” réplicas de madera) o por milagro? Y si Dios permite todo lo que ocurre en el mundo, ¿cómo se sabe que Dios no permite acontecimientos por medio de causas naturales?

      Si se sostiene que algo sobrenatural es algo que no es hecho por ningún medio natural tampoco se gana mucho.  Pues a menos que se pueda probar que algo no puede ser hecho por ningún medio natural, entonces no se puede decir que algo es sobrenatural.  Es decir, para probar que algo es un acontecimiento no natural, se tiene que saber primero que no es posible que haya ocurrido  algo por algún medio natural.  Pero esto sería imposible porque para eliminar todas las causas naturales posibles, se tendría que ser prácticamente omnisciente. 

      De manera que, como en el caso del gato y el vaso quebrado, lo más razonable es, sencillamente, explicar acontecimientos con el número mínimo de causas naturales.  Si no se pueden encontrar causas naturales, entonces sería más razonable decir que no sabe la causa en el presente que al inventar una explicación que no se puede verificar.  Y aunque se pueda probar que ningún medio natural conocido puede haber causado tal ocurrencia, lo más que se puede decir es que por ahora no se sabe cómo es que ocurrió tal acontecimiento. 

 

NOTAS

1El teólogo protestante Charles Hodge, por ejemplo, dice: “Un milagro puede ser definido como un acontecimiento en el mundo exterior producido por la eficiencia inmediata o simple volición de Dios”.  Véase, la obra de Hodge, Teología Sistemática (traducción de Santiago Escuain; Terrassa: Clie, 1991), volumen 1, p. 424.

2Estas estadísticas son publicadas en el libro de Max Hastings titulado The Korean War (La guerra coreana; New York: Simon and Schuster, 1987) p. 329.

 

(Tomado de HECTOR AVALOS: ¿SE PUEDE SABER SI DIOS EXISTE? http://oocities.com/rpfa/diosav.html. Lima: EDICIONES DE FILOSOFIA APLICADA. 2000, pp. 23-27. Se puede reproducir citando la fuente).