CUENTOS Y LEYENDAS
Un lugar donde vuestros relatos encontrarán el trovador adecuado que los acercará a todos los Generales bretonianos, que escucharán complacidos cantar las gestas de nuestro gran Reino. Os animamos a que os acerquéis a ellos y los difrutéis...
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La victoria de Gerard el
Cortabarbas
La Batalla de los Caballeros Caídos
(por
Celso Sánchez)
La victoria de Gerard el Corta barbas
Aún era temprano , el Sol apenas acababa de salir tras una pequeña colina en el horizonte y las brillantes gotas de rocío todavía humedecían los verdes briznajos de hierba que se extendían sobre el fértil suelo ; a la izquierda , entre majestuosos y frondosos y árboles , discurría un pequeño y cristalino arroyo moviendo con la fuerza de su corriente , rítmicamente , las aspas de un antiguo molino. Verdaderamente era un día maravilloso , perfectamente acompañado por la belleza y sencillez del paisaje bretoniano.
Ante este lugar se encontraba Gerard de la Ville, bisnieto de duques , nieto de duques , hijo de duques , hermano de un duque ; jefe máximo de las huestes de su hermano y protector de un importante templo dedicado a la gloria de la Dama del Lago desde que ésta se le apareciera y le dejara beber del auténtico Grial convirtiéndose él en caballero del Grial para mayor gloria suya y de su estirpe.
A pesar de ser uno de los mejores y más valientes caballeros del Viejo Mundo , en ese momento se encontraba sumido en los más profundos pensamientos de tristeza .... , tristeza provocada por la certeza de que aquellas gotas de rocío que contemplaba serían en breve sustituidas por rojas gotas de sangre y que esta sangre provendría en buena parte de sus tropas pues el enemigo era poderoso y ordenado. Los enanos no eran como las hordas de goblins que si bien tremendamente grandes y peligrosas eran, con buenas dosis de paciencia, exterminables y llegaban incluso a autodestruirse ; estos enanos estaban bien organizados y eran armamentisticamente muy superiores a su ejercito, además contaban con el factor sorpresa pues los bretonianos todavía se encontraban extrañados por la repentina muestra de furia y violencia de estos lejanos habitantes de las Montañas del fin del Mundo. Pero el sabia que tenía que defender Bretonia aunque fuera con su vida y para ello pensaba demostrar el porqué de su fama como estratega.
En ese momento un paje montado en un caballo se le acercó avisándole de la proximidad del enemigo. En efecto a lo lejos , sobre la colina por donde había salido el Sol, se divisaban lanzas y estandartes , a Gerard no le cabía la menor duda de que la batalla sería larga y dura .
Todos los bretonianos se arrodillaron para implorar la protección de la Dama del Lago a sabiendas de que sin su ayuda la victoria estaba lejos. Después de esto los caballeros más jóvenes se dispusieron en formación en cuña , sus rostros desprovistos de yelmo mostraban una decisión y seguridad fuera de lo normal pero Gerard sabía por su experiencia que las batallas no se ganan solo con la decisión y la ilusión. A los lados de esta formación se dispusieron dos bloques de hombres de armas para cubrir sus flancos. Gerard los envió avanzar y cargar contra una formación de guerreros enanos que avanzaban lenta pero firmemente , algunos enanos cayeron pero la unidad bretoniano sufrió mayores bajas y tuvo que retirarse tras unos matorrales. En cambio los hombres de armas sí consiguieron rodear a los enanos , más debilitados por la lluvia de flechas proveniente del alto donde se encontraban los bretonianos , cuando los hombres de armas estaban acabando con los enanos se oyeron los primeros estruendos producidos por la artillería enana ; lanzas , alabardas y escudos saltaban por los aires. Gerard mandó sucesivas oleadas de caballeros pero estas eran destruidas apenas se acercaban al enemigo.
Los enanos avanzaban lenta pero seguramente hacia la posición de Gerard y se dispusieron disparar todas las armas para acabar con todo atisbo de resistencia , Gerard cerró los ojos , se sentía culpable por haber conducido a unos hombres tan valientes a la muerte , estaba preparado para su hora , para el gran estruendo , lo oyó..... no sintió nada. Aquello debía de ser el paraíso , se dispuso a abrir los ojos y vio: no vio nada , un resplandor cegador se lo impedía . Venía del cielo y se fue apagando poco apoco , cuando hubo desaparecido Gerard vio en el cielo una difuminada silueta de mujer que le señaló al suelo
- ¡ Por Gilles el Bretón ! - Exclamó Gerard. No se encontraba en eel paraíso sino en el campo de batalla y sus tropas permanecían intactas, eran los enanos los que habían sufrido numerosas bajas al estallarles sus propias armas mientras disparaban. Gerard comprendió que aquella mujer era la mismísima Dama del Lago que había acudido en su auxilio y comprobó que su espada ahora brillaba como el cielo había brillado y lleno de valor se dispuso cargar contra el enemigo y fue seguido por sus hombres. Los enanos seguían siendo dignísimos adversarios pero sin el apollo de su artillería perdían potencial.
Gerard se acercó al general enano y éste le propino un durísimo hachazo que destrozó su escudo , Gerard contraatacó pero el enano esquivó en el último momento la mágica espada; a pesar de ello el enano perdió algo muy importante para él , su barba que había sido cortada con toda facilidad por el arma. El enano enfurecido cargó contra Gerard y lo desmontó. Los ojos del general enano parecían bañados en sangre y su cólera le impidió ver el rápido movimiento de Gerard cuya espada lo atravesó ; la muerte pareció rápida y sin sufrimiento. Gerard miró a su alrededor y vio que sus tropas habían vencido .
Gerard cogió un escudo redondo del enano en sustitución de suyo y un libro escrito con caracteres rúnicos , pensó que así descubriría el motivo del extraño comportamiento de los enanos.
Así se gestó la primera gran victoria de Gerard el Corta barbas , apodo más mito que leyenda pues la de aquel valiente líder enano fue la única barba enemiga que cortó en su vida.
Del diario de Fartrex de la Fortaleza , general enano
primer día
Continuamos
persiguiendo a esos malditos orcos y a sus amigos goblins , son
escurridizos pero los cogeremos.
..............
vigésimo
día
Cada vez estamos
más cerca del enemigo . Hoy hemos llegado a un lugar donde
debieron pasar la anterior noche. Al fin conseguimos encontrar
agua que los orcos de jarían abandonada , sabe rara pero
estábamos sedientos. Lo que más me preocupa es que hayan echado
algún veneno en el agua
vigésimo
primer día
No parece que el agua estuviese envenenada pues no hemos sufrido
bajas. Además estamos viendo goblins que en esta Tierra se
comportan de forma extraña casi como si fueran humanos : viven
en casas , visten medianamente decente.... pero no nos engañan y
ya hemos acabado con muchos de ellos.
vigésimo
segundo día
Parece que esas malditas alimañas se han cansado de
huir y se han organizado para plantarnos cara. Cada vez son más
extraños y hasta montan poderosos caballos , da igual , la
victoria es nuestra...
La Batalla de los Caballeros Caidos
Con
el primer rayo de sol atravesando las montañas, los caballeros llamaban a sus
escuderos para que les trajesen los atavíos de guerra. En el campamento se
escuchaban voces, tintineos de metal y patadas de caballos a la tierra mientras
una bruma se hacia cada vez más espesa.
Su
majestad Beltrand, el duque de Artois se preparaba para la batalla. Sus
escuderos le montaban la armadura apresuradamente y mientras tomaba su espada,
su escudo y su lanza se dirigió a su caballo de guerra.
Dejó
sus armas en su corcel y se dirigió a la tienda de su esposa. Corrió las
cortinas y las consortes salieron apresuradamente, se sentó y suavemente le
cogió las manos y esta le habló en tono dulce:
- Hoy tienes que marchar otra vez, cuento deseo que esto termine pronto y podamos gobernar nuestras tierras en paz.
-
No
temas por mí, amada mía-, dijo el duque, - terminará pronto, te lo prometo.
Se
levantó y caminó hacia la puerta pero su mujer dijo:
-
Toma
esto- decía mientras se quitaba una cinto de su pelo- Ahora ve y dirige ya tu
ejercito- dijo con seriedad intentando ocultar su temor.
* *
* *
* *
*
El
vidente gris Skirmish contempló desde su campana impía como un ejercito de
pieles sarnosas avanzaban al son de tañidos campanas.
El
skaven dijo a los jefes de las unidades de esclavos que se situaran al frente
mientras el resto del ejercito esperaba atrás, en una posición más segura.
Mientras
unas cosas- humanas montadas sobre bestias avanzaban con una velocidad
constante, una gran formación en flecha situadas en el centro del ejercito y
liderados por una cosa-humana más grande y de armadura brillante que dirigía
el ejercito con valor y seguridad.
-
Mis
tropas nunca resistirían un ataque-ataque tan poderoso,... si-si -pensó el
vidente gris.
Pasados
unos instantes los ojos rojos del hechicero se iluminaron.
-
Avanzad-avanzad
los esclavos- chilló la rata. Los esclavos avanzaban asustados al intuir al
diabólico pero pero astuto plan de su jefe.
Mientras
el resto del ejercito aguardaba en la retaguardia, los esclavos continuaron
avanzando temiendo por sus vidas...
* *
* *
* *
*
Beltrand
echó un vistazo al ejercito invasor, una gran cantidad de tropas pobremente
equipadas avanzaban mientras el resto del ejercito permanecía inmóvil en
la retaguardia.
De
repente se pararon; disparos y esferas verdes de cristal surcaban el aire...; no
podía creerlo ¡atacaban a sus propias tropas! Su general debería estar loco
para cometer tal acto.
El
terreno quedo cubierto por cadáveres enemigos, algunas supervivientes huían
despavoridos; una unidad de esclavos “intacta” cargó sobre un
regimiento de nuestros valientes lanceros, siendo los esclavos masacrados.
Nos
tocaba ahora a nosotros, avancemos con la seguridad de que la Dama del Lago
estaba con nosotros, pero descubrimos el resultado de la masacre enemiga; los
caballos avanzaban con dificultad y algunos tropezaban con los cadáveres. La sólida
formación y se abría haciéndose así más vulnerable.
Skirmish
sonrió maliciosamente al ver el resultado de su maravillosa táctica. Mandó
tocar su preciada campana y el campanero golpeaba frenéticamente la campana. Al
oír los tañidos, las monturas de los caballeros enfebrecían y se dispersaban
en algunos caballeros enganchados de los estribos arrastrándolos por el suelo
formando nubes de polvo.
Mientras
la batalla alrededor era feroz, el tiempo parecía haberse detenido, Skirmish
vio su sonrisa con vida con su mirada clavada en él, y con ello, un sentimiento
traicionero miedo.
El
vidente gris chilló un montón de “palabras” incomprensibles mientras señalaba
a la cosa -humana-; los vientos de magia cambiaban y se congregaban alrededor de
su zarpa. Cuando su mano se iluminaba con un resplandor verde, surgió un rayo
rasgando el aire en dirección a la consumida unidad de caballeros. Una buena
proporción fueron impactados y se retorcían en el suelo sacudidos por fuertes
compulsiones.
Pero
al parecer la “chapa” de la cosa–humana no se podía atravesar fácilmente
con la magia y a la rata le entraron unas terribles ganas de echar a correr.
Pero la Rata Cornuda parecía estar con él y rehusó al deseo de huir.
* *
* *
* *
*
Beltrand
cargó contra la unidad del hechicero; se abría paso atrevés de las filas con
su espada con la facilidad de una guadaña siega las mieles de trigo.
Cada
guerrero que intentaba interponerse entre él y su jefe era descuartizado y su
espada hacía buena cuenta de ellos y así se encontró al fin con el líder
skaven.
Subido
en su grotesca campana, tembloroso al ver al humano con vida. Entonces se formó
un círculo alrededor de la campaña, esto era una clara muestra de desafío.
El
círculo se abrió por uno de sus bordes, algo avanzaba a través de las filas
skavens. Surgió un skaven como nunca antes había visto, su cuerpo estaba
cubierto por partes de cota de malla oxidadas, trozos de metal, cabezas y
huesos.
-
Este es mi campeón.- Dijo tartamudeante el vidente gris.
-
Vamos-vamos, ¡machácale!- chilló con más fuerza.
La
rata avanzó hasta ponerse a unos dos pasos del Duque; mostró sus pútridos
dientes mientras una cortina de babas colgada de su boca.
Beltrand
observaba a su enemigo; era un ser de unos 2 metros de altura, fornido, con un
ojo de tono lechoso; en la otra parte de la cara una cicatriz atravesaba el otro
ojo de la ceja hasta la mejilla.
En
una fracción de segundo, la bestia saltó hacia Beltrand con la espada
describiendo un gran arco. Beltrand reaccionó esquivándola y le asestó un
golpe en bazo. Pero al parecer no había hecho mucho efecto, pues se enderezó y
continuó lanzando golpes a Beltrand; uno le alcanzó y un estremecedor sonido
de costillas rompiendo ahogó el grito de dolor del caballero.
El
combate continuó largo tiempo hasta que Beltrand cansado de esquivar y
contraatacar, cayó e hincó la rodilla en la tierra. El skaven voceaba palabras
de su obsceno lenguaje. Luego, levantó la espada por encima de la cabeza; el
cielo se ensombreció , cuando se disponía a cortarle la cabeza soltó la
espada y con los ojos abiertos de incredulidad miró a su abdomen.
Un
trozo alargado de metal surgía de su barriga abriendo así una herida infecta.
La
sangre salía a borbotones y el skaven cayó pesadamente al suelo. Beltrand logró
distinguir una larga figura cubierta en un manto negro de oscuridad que le sonrió
y volvió a fundirse con las sombras.
Los
skavens al ver esto, echaron a correr como alma que lleva al Diablo, chillando y
golpeándose unos a otros por escapar de este lugar.
El
vidente gris en su estado más febril se lanzó desde lo alto de la campana
chillando mientras caía hasta que el suelo lo paró con un sonido seco.
Beltrand
se levantó y miró a su alrededor; un campo de cadaveres se postraba ante sus
ojos mientras los cobardes skavens seguían corriendo.
Sus
leales hombres corrieron a reunirse con él mientras cantaban el cantar de gesta
de Gilles el Bretón, lo montaron en su corcel y se lo llevaron hacia el
campamento donde su esposa aguarda su llegada.
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