Este grupo incluye a los oviraptóridos y los caenagnátidos, estos últimos conocidos por restos parciales, principalmente huesos de manos y pies. Los oviraptóridos forman un grupo singular de terópodos. Sus mandíbulas no tienen dientes, sino un pico córneo, de modo que en ocasiones se les ha clasificado junto a los ornitomímidos, que también eran terópodos desdentados. Los rasgos de su esqueleto muestran asomborosas similitudes a las aves actuales. Fue uno de los primeros dinosaurios descubiertos que tenía el hueso de la clavícula, y además lo tenía fusionado, como la fúrcula o hueso de la suerte de las aves. Otro rasgo aviano era el hueso de la muñeca en forma de media luna, que le permitía girar la mano. Pero quizá el rasgo más insolito sea el hallado recientemente en un especimen mongol: las vértebras del final de la cola estan fusionadas, formando un pigóstilo como el que tienen las aves para sostener las plumas de la cola. Posiblemente tuvo una función similar en Oviraptor, y este dinosaurio exhibiera plumas para el cortejo o para ahuyentar a los depredadores. Su cabeza también es bastante peculiar. Tenía una extraña cresta que posiblemente sirviera para el reconociemiento entre individuos. Su pico córneo desdentado quizá utilizara para capturar pequeños mamíferos y largatos.