: La
expedicion , con sus kayaks , se traslado a bordo del velero "Fernande", desde
Ushuaia , hasta Caleta Cierva, en el Estrecho de Gerlache (Peninsula Antartica),
desde donde se prosiguio navegando en forma autonoma con
todo su equipamiento a bordo de los respectivos kayaks. Finalizado la
expedicion y las observaciones previstas , luego de 160 km de navegacion por
diferentes puntos . Desde Bahia Paraiso , Base Brown, la expedicion fue
recogida el 28 de febrero/2001 , a las 18 horas , por el mismo velero , para
iniciar al dia siguiente el regreso a Ushuaia, a donde arribo el 05 de marzo a
las 23.50 horas , luego de cinco dias de navegacion.
Comunicaciones: La expedicion , mantuvo
permanente comunicacion , con quienes fue necesario en el area de navegacion,
utilizando equipos VHF portatiles , y una estacion de radio HF ( BLU) , para
mantenerse comunicado con el continente , gracias al valioso apoyo de
radioaficionados.
Integrantes:(Team Members):
Ricardo Kruszewski (Buenos Aires/Arg.)
Gustavo Fernandez (M.A.)
(Buenos Aires/Arg.)
Dr. Juan P. Gagneten
(Medico) (Buenos Aires/Arg)
Prof. Roberto Scavo
(A.N) (Viedma/Arg)
Nota aparecida en Diario La Nacion ,
16/03/2001
El objetivo fue
observar la vida de las orcas
Navegaron por
la Antártida en kayaks
Cuatro hombres integraron la expedición que durante nueve días
recorrió 160 kilómetros en aguas heladas
Fue
en febrero último, cuando el frío no era tan intenso
Las
embarcaciones estaban diseñadas por uno de los viajeros
El
próximo verano emprenderán otra aventura

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La
base científica argentina Brown resultó una de las últimas
etapas de la expedición
Foto:
Ricardo Kruszewski
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Soportaron
el frío y las heladas aguas del mar antártico. Pero eso no les importó.
Su meta era otra: autosuperarse, demostrar que podían navegar esas aguas
en sus kayaks.
En una travesía que duró nueve días, cuatro hombres -dos de 42 años,
uno de 50 y otro de 51-, a bordo de sus delgadas embarcaciones, navegaron
160 kilómetros por el océano Atlántico. Para lograrlo, dividieron el
viaje en cinco etapas y, por sobre todo, realizaron un trabajo en equipo.
Estos cuatro aventureros no son novatos. Sabían lo que hacían y a los
peligros que se exponían. Pero su experiencia, la preparación y el
equipamiento que utilizaron los ayudaron a completar la aventura
satisfactoriamente.
También
en velero
El viaje,
denominado Segunda Expedición Argentina en Kayak, Orca-Antártida 2001,
tuvo como punto de partida la base Primavera, en la península antártica,
el 18 del mes último. Pero, para llegar hasta allí, cuatro días antes
salieron desde Ushuaia en un velero de 22 metros de eslora, provisto de
compartimientos donde guardaban los kayaks.
Ricardo Kruszewski, uno de los cuatro expedicionarios, contó que una
de las razones del viaje fue observar las orcas. "Sabíamos que iba a
ser difícil verlas, pero por suerte llegamos a divisar una familia",
contó Kruszewski, de 50 años, que desde hace más de 20 organiza
expediciones en estas embarcaciones.
Explicó que decidieron emprender el viaje en esa fecha porque la
temperatura ambiente en época estival, como la del agua, varía entre 0º
y 10ºC. "El clima nos favoreció mucho", afirmó Kruszewski.
La primera expedición se realizó en 1991 y fue aprobada oficialmente
por la Dirección Nacional del Antártico, que acredita a quienes realizan
investigaciones en el continente antártico.
Los otros tres aventureros en esta nueva expedición fueron Juan
Gagneten, un médico de 42 años; Gustavo Fernández, un ejecutivo de
marketing de 42, y Roberto Scavo, un profesor de educación física de 51.
Según aseguró Kruszewski -que además diseña kayaks-, todos tienen una
vasta experiencia en pilotear este tipo de embarcación: "Por eso teníamos
mucha confianza en nosotros".
Las etapas estaban diseñadas por tramos que oscilaban entre los 20 y
los 50 kilómetros. Pero efectuaban paradas periódicas, siempre y cuando
el lugar fuese seguro para descender y no hubiese manadas de lobos marinos
que se mostraran hostiles.
"No había muchos lugares en los que pudiésemos descender -detalló
el organizador de la expedición-, debido a que las montañas eran muy
altas y la geografía del lugar no nos permitía poner a resguardo las
embarcaciones."
No tuvieron sponsors y mucho menos un contrato por la televisación de
la travesía. Todo salió de sus bolsillos. "Nos autofinanciamos
-explicó Kruszewski-. Ya contábamos con una parte importante del
material, por eso gastamos aproximadamente 4000 pesos cada uno para
comprar los elementos necesarios." Además, aseguró que el equipo
con el cual contaban era de gran confiabilidad.
Parte del equipaje estaba compuesto por bolsas de dormir, carpas
dobles, una cocina a nafta, chalecos salvavidas, calzados resistentes al
agua y al frío, cuatro handy VHF -uno para cada uno-, equipos
fotográficos y de video, y una estación de radio -utilizada para
comunicarse con todo el mundo por medio de radioaficionados-, entre otros
elementos.
Además, llevaron un botiquín de uso general, que estuvo a cargo del médico
que participó de la expedición, y una importante provisión de comida
deshidratada, de fácil preparación y en raciones individuales.
Todo este equipamiento estuvo siempre a resguardo del agua, ya que cada
kayak contaba con dos bodegas totalmente herméticas -una en la proa y la
otra en la popa- y, preventivamente, cada elemento estaba envasado al vacío
en bolsas de nylon.
Sin
riesgos innecesarios
"Estábamos
preparados para lo peor, pero esperábamos lo mejor", sostuvo el
organizador de la aventura. Y agregó: "Salió todo dentro de los
planes, pero sabíamos que no nos teníamos que arriesgar
innecesariamente".
Kruszewski, el responsable del diseño de los kayaks utilizados en este
emprendimiento, destacó que lo más importante fue el trabajo en equipo.
"Dependíamos sólo de nosotros -dijo-. Fue esencial la colaboración
entre los cuatro para que todo saliera a la perfección."
Sin embargo, las investigaciones de Kruszewski y de sus compañeros no
terminaron con esta expedición.
"Mi plan es organizar un nuevo viaje a la Antártida para el próximo
verano -se entusiasmó-. Esta vez voy a llevar un equipo de filmación
profesional, para seguir observando las orcas y realizar una mejor
producción."
Matías
Cohen
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