Los Testigos de Jehová

Dos sistemas de reglas© (Parte 1 de 3)


Agradecemos y reconocemos el permiso otorgado por el autor, Raymond Franz, para la reproducción de este capítulo de su libro Crisis de Conciencia, en nuestra página TJ Info. La información para adquirir el libro se encuentra al final de este capítulo.



Capítulo 6



DOS SISTEMAS DE REGLAS©



del libro Crisis de Conciencia
por Raymond Franz





Los maestros de la ley y los fariseos se consideran autorizados de interpretar la ley de Moisés. Así pues, obedézcanles ustedes y hagan todo lo que les digan; pero no sigan su ejemplo, porque ellos dicen una cosa y hacen otra.
-Mateo 23:2, 3, Versión Popular.



EN LAS publicaciones de la Sociedad Watch Tower muchas discusiones valiosas se pueden hallar. Con frecuencia hay artículos que apoyan la creencia en un Creador, que estimulan a una vida de familia sana, que exhortan a la honradez, que enfatizan la importancia de la humildad y otros virtudes, y todo esto con las Escrituras como base. Otros artículos hablan fuertemente contra el engaño y la hipocresía religiosa. Considere, por ejemplo, la porción de un artículo publicado en la revista La Atalaya reproducida en la página siguiente.
(La Atalaya - 15 de Junio de 1974)

La Sociedad Watch Tower nunca, a través de toda su historia, ha sido culpable de “tapar la realidad” o “impartir una impresión de ‘aceptable’ a la maldad y la violación de las normas y caminos justos de Dios” en lo que toca a las demás organizaciones religiosas y sus líderes. Las publicaciones de la Watch Tower han tomado la delantera en audazmente publicar a nivel mundial cualquier conducta impropia o evidencia de hipocresía en estas organizaciones. Han destacado el paralelo entre el engaño de estos líderes religiosos y los fariseos del día de Jesús. Ellos han hecho claro su declarada posición de estricta adherencia a principios rectos, e integridad moral y al trato justo y honesto para con todos.

Es precisamente esto lo que hace perturbadora cierta información que salió a la luz al mismo tiempo que el Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová estaba discutiendo el asunto del servicio alternativo. La información vino de México. Aunque de por sí fue muy sorprendente, lo más intranquilizante que yo encontré fue el contraste que dicha información reveló entre la posición asumida por la organización para con tal país y la adoptada para con otro - el de Malawi (antes llamado Nyasalandia), en el África Occidental.

Para apreciar esto es importante conocer ciertos antecedentes. Empezando en 1964, los testigos de Jehová en Malawi comenzaron a experimentar persecución y violencia en una escala rara vez vista en tiempos modernos. Olas sucesivas de ataques violentos por todo el país, junto con la brutalidad de parte de chusmas, los arrasaron en 1964, 1967, 1972, y otra vez en 1975. El primer ataque, 1,081 familias vieron sus hogares quemados y demolidos, 588 campos sembrados se destruyeron. En los ataques del 1967 los Testigos informaron del ultraje de más de miles de sus mujeres, una madre fue violada por seis hombres diferentes y su hija de trece años por tres. Se informó que por lo menos cuarenta mujeres sufrieron abortos como consecuencia del abuso. En cada ola de violencia, las palizas, las torturas y hasta los asesinatos fueron virtualmente pasados por alto por las autoridades y alcanzaron tal intensidad que miles de familias abandonaron sus hogares y huyeron a países vecinos. En 1972, cálculos oficiales fijaron el total de los que huyeron a Zambia en 8,975, y a Mozambique en 11,600. Cuando la violencia menguó, las familias comenzaron a volver poco a poco a su país. Para añadir a lo trágico de todo esto, comenzaron a llegar informes de las muertes de niños en los campamentos para refugiados por falta de medicinas y tratamiento médico. [Detalles de estos ataques y las condiciones en los campamentos de refugiados se encuentran en el 1965 Yearbook of Jehovah’s Witnesses (Anuario de los testigos de Jehová de 1965, en inglés) p. 171; la revista La Atalaya del 15 de marzo de 1968, pp. 183-192; la ¡Despertad! del 8 de marzo de 1973, pp 9-26; del 8 de enero de 1976, pp. 3-12; del 8 de febrero de 1976, pp. 16-26; del 8 de mayo de 1976, pp. 3-8.]

¿Cuál era el asunto crítico alrededor del cual giró esta tormenta recurrente de violencia? Este era la negativa de los Testigos a comprar un carnet del partido político en el poder. Malawi es un estado unipartidista, regido por el Partido del Congreso de Malawi a través de su cabeza, Dr. h: Kamuzu Banda, quién es “presidente vitalicio” del país. A los Testigos de Jehová que indagaron, la oficina de sucursal de la Sociedad les informó que el comprar dichos carnets del partido sería una violación de la neutralidad cristiana, un comprometer de su fe, y por lo tanto, infidelidad a Dios. La posición de la sucursal fue respaldada por la sede de la organización y se presentó en detalle en las publicaciones de la Sociedad Watch Tower. La vasta mayoría de los Testigos de Malawi se adhirieron firmemente a esa posición a un gran costo para ellos.

La brutalidad cometida contra gente indefensa en Malawi nunca tendrá justificación. No abrigo la menor duda en cuanto a eso. El gobierno y los oficiales del partido estaban decididos a lograr un estado de conformidad a su meta de que todas las personas debían poseer un carnet del partido; se veía esto como evidencia tangible de lealtad a la estructura gubernamental. Los métodos usados para lograr tal meta fueron depravados, y criminales.

Abrigo, sin embargo, una duda seria en mi mente con relación a la posición que asumió la oficina sucursal y que se aprobó por las oficinas centrales en Brooklyn. Hay varias razones para tal interrogante.

En 1975 se me asignó escribir un material con relación a la más reciente campaña de terror llevada a cabo contra los Testigos de Malawi. Al explicar por qué los Testigos veían la compra del carnet del partido como algo tan serio, presenté información que se había publicado antes, trazando un paralelo entre la posición de ellos y la de los cristianos en los primeros siglos quienes rehusaron poner una pizca de incienso en el altar, como sacrificio el “genio” del emperador romano. `[Este argumento fue presentado en ¡Despertad! del 8 de marzo de 1973, p. 20. Los artículos que yo escribí aparecieron (en español) en el número del 8 de mayo del 1976 de la misma publicación.] Al tiempo de escribir eso sentí cierta incertidumbre -¿era completamente cierto el paralelo? No había duda de que el poner el incienso en el altar se veía como acto de adoración. ¿Era el comprar un carnet del partido asimismo tan claramente un acto de adoración? No podía ver realmente un argumento fuerte en esa dirección. ¿Sería tal compra, entonces, una violación de la neutralidad cristiana, un quebrantar la integridad ante Dios?

No puedo decir que mi pensar sobre el asunto se cristalizó entonces, ni aun hoy soy dogmático al respecto. Pero los pensamientos que siguen vinieron en mi mente, haciéndome preguntar en cuanto a qué tan sólida era la base de la organización, de cuyo Cuerpo Gobernante yo era miembro, para mantener una posición inflexible de condenación a la compra del tal carnet como acto de infidelidad a Dios:

El asunto estribaba en el hecho de que el carnet era un carnet “político,” representaba afiliación a un partido “político.” Para muchos, y en particular, para los Testigos de Jehová, la palabra “político” es vista como una descripción de algo inherentemente malo. A través de los siglos, políticos corruptos han contribuido a dar una mala connotación al término. Lo mismo se puede decir, sin embargo, de términos como “pío,” que comunica con frecuencia visiones de santurronería y una santidad fingida, y esto debido a la hipocresía de algunas personas religiosas. No obstante, el término “pío” realmente se refiere a reverencia solícita y devoción celosa a Dios; ése es su significado básico. De igual manera, el diccionario de la Real Academia Española presta esta definición básica de la “política”:

“Arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los estados. Actividad de los que rigen o aspiran a regir los asuntos públicos.”

En un diccionario en inglés se dice adicionalmente:

“... relacionado con el gobierno civil y su administración; ... perteneciente a una nación o estado.” [New Webster’s Dictionary, Edición Enciclopédica de Lujo.]

Yo sabía que tanto la palabra “político” como la frase “la política” vienen de la palabra griega polis que simplemente quiere decir ciudad. En griego polites quería decir “ciudadano” (la palabra española viene del término latino que equivale a “ciudad”), y el adjetivo politikos (de donde se deriva nuestra palabra española “político”) quería decir “de los ciudadanos, del estado.” El español recibió estos términos a través del latín y el término latín politia quiere decir simplemente “ciudadanía, gobierno, administración.” Palabras como “policía, y “política” (en el sentido de una línea o norma de conducta) se derivan de la misma fuente.

Obviamente todo gobierno es político en el sentido fundamental de la palabra. Todo gobierno en la Tierra es una entidad política; todo grupo de personas organizadas bajo una forma de gobierno forman un “conglomerado político o estado” (del griego politeia). Ser un ciudadano de cualquier país es ser un miembro de tal estado político, disfrutando de los beneficios y asumiendo las responsabilidades que tal pertenencia conlleva. El grado al cual uno se somete a las demandas de tal estado político puede variar; pero la pertenencia en sí es un hecho.

Es con relación a tales estados políticos y sus gobernantes que el apóstol Pablo escribe en Romanos capítulo trece, exhortando a los cristianos a someterse a éstos como “siervo o ministro de Dios.” Cierto, la actividad política quizás se corrompa -no hay duda de que el estado político de Roma llegó a corromperse de manera extrema- empero eso de por sí no hace que todo asunto político sea inherentemente maligno. Ni tampoco hace de la ciudadanía nacional -pertenencia a un estado político o nación- algo inherentemente malo. Los partidos políticos al competir por el poder son los mayormente responsables de la connotación negativo (no el significado básico o fundamental) que la palabra “político” pueda tener, especialmente el “urdir y maquinar de aquellos que buscan poder personal, gloria, posición, y cosas por el estilo.” Esto sí es malo, pero no porque todo lo relacionado con la actividad política es, en su sentido seglar, la ausencia de gobierno.

Lo que nos lleva a mi segunda razón para cuestionar. Puedo comprender por qué una persona, a conciencia, deseara estar separada de toda la contienda y competencia feroz que generalmente caracteriza la política partidista. El factor que me hizo pensar seriamente sobre la situación de Malawi, sin embargo, fue que éste era, y aún es, un estado de un solo partido. El partido del Congreso de Malawi es el partido que gobierna en el país y éste no permite otros partidos. Esta pasa a ser, de hecho, equivalente al gobierno mismo, la “autoridad superior.” Si una persona puede ser ciudadano, y por lo tanto un miembro de la comunidad política nacional, sin violar su integridad a Dios, ¿dónde está la evidencia que muestre que el sujetarse a la insistencia del gobierno (expresada por la cabeza de éste a través, y hasta, los funcionarios más bajos) de que cada persona compre el carnet del partido en el poder, pudiera constituir una violación tal a la integridad de Dios? Me lo pregunté entonces y aún me lo pregunto, ¿qué tan grande es la diferencia?

Más que nada me pregunto si Abrahán, Daniel, Jesús y sus apóstoles, o los cristianos primitivos, encontrándose con semejante situación en tiempos bíblicos, hubieran visto la sumisión a esta demanda de tal gobierno de la misma manera que la organización Watch Tower la ha presentado. Se concede que no se pasó una ley en Malawi requiriendo que se comprara el carnet, pero ¿hubiera Cristo visto tal tecnisismo como algo crucial en vista de las declaraciones hechas a nivel nacional por las autoridades en el poder? [Compare Mateo 17:24-27, donde Jesús declara que había un impuesto que en justicia no le aplicaba a él, pero a pesar de esto le da instrucciones a Pedro para pagarlo para “no ofenderles” (a las autoridades). (Versión de Valera)] ¿Cómo lo hubieran visto los cristianos del primer siglo a la luz de la exhortación del apóstol, “Rindan a todos lo que les es debido, al que pide impuesto, el impuesto; al que pide tributo, el tributo; al que pide temor, dicho temor; al que pide honra, dicha honra.”? [Romanos 13:7.]

El someterse a tales demandas en aquel entonces, tal como ahora, ciertamente se condenaría por algunos como un “comprometer de la fe,” un “rendirse” a las demandas de las autoridades políticas. Pero estoy seguro que en los días de Jesús había muchos judíos devotos que pensarían que el acceder a las demandas de un oficial militar del odiado Imperio Romano, de que uno cargara su equipaje por una milla, sería algo igualmente detestable; muchos hubieran sufrido castigo y maltrato antes de someterse. Sin embargo, Jesús dijo que se sometieran y fueran, ¡no solo una milla. sino dos! [Mateo 5:41.] Para muchos de sus oyentes este consejo, sin duda, resultó repugnante, oliendo a una rendición cobarde en un lugar de una inflexible adherencia a la posición de abstención de toda colaboración con los extranjeros, con los poderes gentiles.

De una cosa eventualmente llegué a estar completamente seguro y ésta fue yo quería que la posición adoptada estuviera sólidamente cimentada en la Palabra de Dios, y no en meros razonamientos humanos, antes de que yo pudiera invocarla o promulgarla, particularmente en vista de las graves consecuencias que ésta produjo. Ya no me sentía confiado en que las Escrituras dieran un respaldo claro e inequívoco a la norma adoptada para con la situación en Malawi. Yo podía entender por qué uno pudiera verse constreñido, en conciencia, a rehusar la compra del carnet y, si tal fuera el caso, la persona debería rehusar, en armonía con el consejo del apóstol en Romanos 14:1-3, 23. [Estos versos dicen: “Reciban con gusto al que tiene debilidades en su fe, mas no para hacer decisiones sobre cuestiones de duda interna. Un hombre tiene fe para comer de todo, mas el que es débil come legumbres. El que come no menosprecie al que no come, y el que no come no juzgue al que come, porque Dios ha recibido con gusto a ése.” “Mas si tiene dudas, ya es condenado si come, porque no come por fe. En realidad todo lo que no es por fe es pecado.”] Pero no podía ver la base para que persona alguna impusiera su conciencia sobre la de otro en este asunto, ni para el presentar tal posición como una regla inflexible a la que otros tuvieran que adherirse, particularmente sin un mayor respaldo de las Escrituras y de los hechos.

Con este trasfondo de circunstancias relacionadas con Malawi considere ahora la información que salió a la luz durante la discusión del Cuerpo Gobernante sobre el asunto del servicio alternativo. Muchas de las declaraciones hechas por los miembros que estaban discutiendo este asunto reflejaron la actitud estricta e inflexible que se estimuló en los Testigos de Malawi. Se hicieron declaraciones como éstas:

“Aun si hubiera la más insignificante insinuación de transigencia, o duda en cuanto a ella, no debemos hacerlo.”
No debe haber transigencia. ... De nuevo, se necesita dejar claro que la posición de neutralidad, como ‘no siendo parte del mundo,’ manteniéndolos lejos de las armas del mundo -la religión, la política y lo militar- no dándoles nuestro apoyo ni directa ni indirectamente, es la posición que recibirá la bendición de Jehová. No queremos zonas grises, queremos saber con exactitud dónde estamos parados como cristianos no dispuestos a comprometer nuestra fe.” [Citado del memorándum sometido por el miembro del Cuerpo Gobernante Lloyd Barry.]

“... el hacer trabajo civil en sustitución del deber militar ... es un reconocimiento tácito o implícito de estar uno obligado a la maquinaria de guerra de César. ... Por lo tanto, no se puede requerir que un cristiano dé su apoyo al establecimiento militar directa o indirectamente.” [Del memorándum del miembro del Cuerpo Gobernante Karl Klein.]

“Si un testigo de Jehová le dijera a un juez que él está dispuesto a aceptar trabajo en un hospital o un trabajo similar, él estaría haciendo un ‘trato’ con el juez, y estaría quebrantando su integridad para con Dios.” [De declaraciones hechas por el miembro del Cuerpo Gobernante Fred Franz y presentada en detalle en un carta de William Jackson a Paul Trask.]

“El aceptar el servicio alternativo es una forma de apoyo moral para con el arreglo entero.” [Declaraciones en una carta del Comité de Sucursal de Dinamarca, citada en el memorándum de Lloyd Barry.]

“Debemos sostener una posición unificada en todo el mundo. Debemos actuar decisivamente en este asunto. ... Si le permitiéramos a los hermanos esta latitud en el asunto tendríamos problemas. ... los hermanos necesitan que sus conciencias sean educadas.” [De declaraciones hechas por el miembro Ted Jaracz.]

“Si cedemos ante César, entonces no se ha dado ningún testimonio.” [De declaraciones hechas por el miembro Carey Barber.]

“Estos que aceptan el servicio sustituto están tomando el camino de salida fácil.” [De declaraciones hechas por el miembro Fred Franz.]

Lo que encuentro asombroso es que, al mismo tiempo que estas declaraciones fuertes e inflexibles se hacían, las personas que las hacían estaban al tanto de la situación en México. Cuando suministré a cada miembro del Cuerpo Gobernante una copia del estudio de los informes de las oficinas de sucursal sobre el servicio alternativo, incluí material enviado por el Comité de Sucursal de México. El material que ellos suministraron incluía esta porción relacionada con la “Cartilla de Identidad para el Servicio Militar”:

La “Cartilla de Identidad para Servicio Militar” debe ser obtenida mediante la prestación del servicio militar por un año. Aquellos que tienen la Cartilla tienen la obligación de presentarse cuando la nación los llame, sea para movilización de las fuerzas militares o sólo para hacer acto de presencia. (Artículos 136 al 139, página 6)

Sin embargo, aunque la ley prohibe a los militares o a los miembros de las Oficinas de Conscripción preparar “Cartillas” por medios ilegales, tales como pagos, la gran mayoría de los oficiales violan estas leyes. (Artículos 50 y 51, página 21; Artículo 3, página 29; Instructivo número 1, del 16 de septiembre de 1977, página 2, párrafos 3 y 4)

Casi cualquier persona, bajo cualquier pretexto, puede evitar el servicio militar y pagar a un oficial para que anote la supuesta asistencia a las instrucciones semanales, (dando la apariencia de asistencia regular) o pagando al mismo tiempo de manera que el documento se les entregue debidamente legalizado. El gobierno Mexicano está tratando de poner fin a la práctica de estos oficiales de otorgar documentos de servicio militar a personas que no hayan rendido tal servicio, cuando no hay justificación válida legal. Recientemente, en la ocasión cuando el presidente de la República, Licenciado José López Portillo, asistió a la ceremonia del juramento de lealtad a la bandera, el 5 de mayo de 1978, delante de 100,000 jóvenes enlistados, un general dijo que “el ejército no tolerará operaciones ilegales para obtener la Cartilla de Servicio Militar.” Dijo el general: “nos hemos hecho responsables, de manera que dentro de un corto período de tiempo, las últimas protuberancias de comportamiento ilícito en el servicio serán erradicadas y tendremos éxito en lograr que todos los hombres jóvenes puedan ir a las Juntas Municipales de Conscripción para obtener sus ‘Cartillas.’” (Véase el Heraldo, 6 de mayo, 1978)

¿Cuál fue la posición de los Testigos de Jehová con relación a las tales “operaciones ilegales” en conexión con esta ley? La carta del Comité de Sucursal continúa, diciendo:

Publicadores jóvenes en México no han tenido dificultad en relación al servicio militar. Aunque las leyes en cuanto al servicio militar son bien específicas, generalmente no son puestas en vigor de manera estricta. Si un publicador, al llegar a edad militar, no se presenta voluntariamente ante la junta de conscripción, ellos no lo llaman para que lo haga. Por otra parte, aquellos que tienen su “cartilla” y están en una del las reservas nunca se les ha llamado. Ellos sólo tienen que ir para que se selle su “cartilla” cuando se les transfiere de una reserva a otra, pero esto no envuelve ninguna ceremonia, sólo el presentarse en una oficina que hace el sellado de la “cartilla.”

La “cartilla” se ha convertido en documento de identificación. Se usa como identificación cuando uno solicita empleo, aunque no es indispensable para ello. Para obtener pasaporte este documento sí es indispensable. Uno no puede salir del país sin la “cartilla,” a menos que un permiso especial se obtenga de las autoridades militares. Publicadores deseosos de obtener una cartilla van a una de las Juntas de Conscripción, a registrarse para recibir su “cartilla” inmediatamente, pero, por supuesto, esto no es todo, pues aún no está legalizada. Entonces, para que quede legalizada ellos van donde alguien que conocen que tenga influencia o van directamente a un oficial. Para esto tienen que pagar cierta cantidad de dinero (dependiendo de lo que se les pida). De esta manera los publicadores obtienen su “cartilla,” o cuando menos la mayoría de los que la tienen.

Dicho en forma breve, en México se les exige a los hombres de edad militar que pasen un período específico de entrenamiento militar durante el transcurso de un año. Tras ser registrada, la persona recibe un certificado o “cartilla” con blancos para anotar su asistencia a instrucciones militares semanales. Es ilegal y castigable por la ley el que un oficial anote en este registro de asistencia que la persona estuvo presente cuando éste no fue el caso. Pero algunos oficiales pueden ser sobornados para que lo hagan y hay muchos hombres en México que así lo hacen. De acuerdo al comité de la oficina de sucursal, esta práctica es común entre los Testigos de Jehová en México. ¿Por qué? Note lo que la oficina de sucursal pasa a decir:

La posición de los hermanos en México, relacionado con este asunto, se consideró años atrás por la Sociedad y tenemos información que hemos seguido desde entonces cuando los hermanos han venido a la Sociedad a indagar sobre este asunto. (Vea la fotocopia incluida.)

¿Cuál fue la información provista por la Sociedad que la oficina sucursal de México había estado siguiendo por años? Cómo se suministró? ¿Cómo se compara la información provista con la posición que se asumió en Malawi, y con las declaraciones fuertes e inflexibles hachas por miembros del Cuerpo Gobernante en contra de aun “la más leve sugerencia de transigencia,” y en contra de cualquier forma de “apoyo moral,” sea “directa o indirectamente,” al establecimiento militar?

Hice un viaje a México unos días después de la sesión del Cuerpo Gobernante del 15 de noviembre del 1978, en la que había quedado sin resolver la cuestión del servicio alternativo. Fui asignado a visitar la oficina de sucursal de México como también las de otros países de América Central. Durante mi reunión con el Comité de la Sucursal de México ellos trajeron a discusión la práctica descrita en su informe. Dijeron que la persecución terrible sufrida por los Testigos de Jehová en Malawi, por rehusar comprar el carnet del partido, había ocasionado que muchos Testigos en México se sintieran perturbados en sus conciencias. Ellos recalcaron, sin embargo, que el consejo dado a los Testigos mexicanos estaba en completa armonía con el consejo recibido en la oficina sucursal de parte de la sede central mundial en Brooklyn. ¿Cuál fue este consejo? Quizás sea difícil creer que tal consejo fue en realidad dado, pero en lo que sigue se ve la evidencia presentada por el Comité de Sucursal.

Primero viene la carta que se presenta en la página siguiente. El primer párrafo trata de un caso de adulterio con ramificaciones que afectaban a uno de los representantes congregacionales y se solicita consejo. El segundo párrafo es el que principalmente nos interesa, como se verá en la traducción que sigue la carta original en inglés.
(La carta original en inglés, 4 de febrero de 1960)

He aquí la traducción española del segundo párrafo de la carta:

Otro asunto con el cual hemos tenido que contender aquí es la ley de marchar como parte del programa de entrenamiento militar. Después de "marchar" por 1 año, uno recibe una cartilla que muestra que ha marchado por 1 año y esta cartilla es el documento básico para poder conseguir un pasaporte, una licencia de conductor y necesaria para muchas transacciones legales. Los hermanos entienden la posición cristiana de neutralidad con relación a estos asuntos, pero muchos hermanos pagan dinero a ciertos oficiales y éstos hacen arreglos para conseguir la cartilla de "marchar." ¿Es esta acción correcta? Si un hermano en realidad marcha, nosotros le aplicamos la norma de que ha transigido en su fe y no es nombrado siervo por un mínimo de tres años. Pero se da el caso de un hermano que a lo mejor es un siervo o siervo de circuito que tiene su cartilla de marchar y la usa de vez en cuando en las mencionadas transacciones legales, sin embargo él no ha marchado. ¿Qué es lo correcto a este respecto? Es y ha sido la costumbre entre los hermanos el pagar esta suma de dinero y conseguir así sus cartillas de marchar, y muchos de ellos están ahora sirviendo como siervos de circuito y siervos de congregación. ¿Están ellos viviendo una mentira? ¿O es sólo una de esas cosas en este torcido sistema de cosas? ¿Lo pasamos por alto o debemos hacer algo al respecto? Hay tantas irregularidades en este país. Un policía lo obliga a uno a detenerse por alguna violación de tránsito y maniobra por su "mordida" o pequeño soborno de 40 centavos. Todos saben que él no tiene ningún derecho a hacerlo pero le dan los 5 pesos para evitar ir a la estación de policía y tener que pagar 50 pesos y perder mucho tiempo. Esto es hábito aquí, una práctica común. ¿Es la cartilla de marchar lo mismo? Su consejo en este asunto será apreciado.

Con usted sirviendo a Jehová

Lo que usted acaba de leer es copia de una carta de la sucursal de México dirigida al presidente de la Sociedad, el segundo párrafo de la cual muestra la pregunta que la sucursal presentó en busca de respuesta en el asunto de pagar sobornos por un documento militar falsificado. (La copia en inglés está tomada de la copia al carbón retenida por la sucursal, la cual, a diferencia de la original, como de costumbre no lleva una firma.)

Parte 2 de 3


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