“Soy una testigo de Jehová”, lo escribo entre comillas, porque hace años que dejé la congregación por voluntad propia y no he sido expulsada. Tampoco me interesa de momento que me expulsen, ya que el núcleo familiar está formado por testigos de Jehová, aunque algunos de ellos ya le están viendo el plumero a la Watch Tower y tienen un pie dentro de la congregación y el otro fuera.
He conocido y hablado personalmente con Aníbal Matos (hace bastantes años) y creía que era de esa clase de personas que dentro de la congregación se llaman “espirituales”.
Al leer sus comentarios en La Vanguardia del 26 de Agosto pasado quedé perpleja, ¿De verdad que no se excomulga a nadie por acceder a una transfusión de sangre, Sr. Matos? Me gustaría saber desde cuándo es eso, ya que estoy al tanto de las publicaciones de la Sociedad y no he visto ninguna rectificación al respecto.
Personalmente conozco a alguna persona que ha sido expulsada por acceder a una transfusión de sangre.
Sus palabras me dieron rabia y risa al mismo tiempo, porque cuando asistía a diferentes asambleas me cansaba de oir que una testigo de Jehová que fuera secretaria no podía mentir por teléfono diciendo que el jefe no estaba en su oficina, cuando en realidad lo que el jefe quería era no ponerse al teléfono. Conozco a una testigo de Jehová puesta como ejemplo en una asamblea, al haber sido despedida de su trabajo, debido a no transigir en ese asunto.
El que una testigo de Jehová mintiera al hacer caso a su jefe me parecería de menor importancia que las afirmaciones hechas por Vd. en la prensa. Sus palabras faltan alevosamente a la verdad.
Juan 8: 44 dice que Satanás es el padre de la mentira. Siendo esto así, ¿No sería lógico que recapacitara en sus palabras? ¿No ha pensado cómo habrán caído sus palabras en testigos de Jehová activos? Puedo decirle que a algunas personas con las que he tenido comunicación les han caído como una bomba. Sus expresiones han sido: ¿Cómo ha podido decir esto, no siendo verdad?
Resulta difícil interpretar a qué tipo de personas van dirigidas esas palabras, tal vez sean para congratularse con la opinión pública. Sin embargo, en los países desarrollados en donde es de sobras conocido el zigzagueo constante de sus doctrinas, sus predicciones fallidas, etc. lo tienen difícil para que muerdan el anzuelo y obtengan nuevos adeptos.
No me importaría poner mi nombre, porque nada tengo que ocultar. Sin embargo me abstengo a fin de no poner en peligro las relaciones de algunos familiares. Otros me han manifestado que no romperán esa relación nunca, sin hacer caso de lo que los ancianos puedan hacer o decir.
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