Primera páginaEs sorprendente en los últimos tiempos la rapidez de los portavoces de la Sociedad Watch Tower en lanzarse a desmentir cualquier cosa que crean deteriora su imagen. Asimismo resulta paradójico que aquello a lo que han dedicado toda su existencia o lo que defienden encarecidamente como basado en la Biblia sea lo que peor imagen pública les otorga y por lo mismo se constituye en algo que se resisten a asumir o cuando menos saltan a la palestra con un lote de inconsistentes puntualizaciones que para nada cambian el fondo de la cuestión. En cambio, desgraciadamente son oportunidades perdidas para reconocer sus errores y aprovechadas para persistir en el error principal que les caracteriza, la mentira. Esta, por lo general aparece revestida de apariencia engañosa en forma de medias verdades u omitiendo información fundamental, de cuya presencia depende la plena identificación de lo que se dice y que permite calificar declaraciones como verdaderas o falsas.
Lo último de lo que tengo noticia es de una carta del portavoz de la sucursal en España al diario La Vanguardia, de Barcelona. En dicha carta, incluida en la sección Cartas de los lectores del citado diario del día 13 de Noviembre de 1999, hace dos aclaraciones. Una para decir que las publicaciones La Atalaya y ¡Despertad! se distribuyen sin cargo alguno. La otra para desmentir que hayan predicho el fin del mundo en fecha alguna.
Hay que darle la razón al portavoz de los testigos en ambas cosas, atendiendo al razonamiento que aporta para hacer dichas declaraciones. Lo que ocurre es que su argumentación es tan pobre que, en mi opinión, recoge un porcentaje muy pequeño de lo que constituye el "todo" de la realidad. Es decir, lo que no se dice o no se aclara es lo esencial. Para el asunto de las contribuciones por la literatura, niega tal cosa con estas palabras:
Las propias revistas indican que toda persona que lo desee es libre de ofrecer una donación voluntaria, pero no para sufragar los costes de impresión, sino para la obra evangelizadora mundial que realizamos.¿Recuerdan ustedes aquellas instrucciones de los años en los que se distribuía la literatura a precio fijo y se justificaba diciendo a la persona que dicho dinero era por coste de papel, tinta... y servía para imprimir más literatura? Naturalmente, ahora interesa ese nuevo enfoque por razones fiscales, pero la finalidad es la misma. Es mero maquillaje interesado. El hecho de que unilateralmente hayan creido más conveniente a sus intereses esa forma de "vender" el producto no obsta para que la realidad recaudatoria persista. ¿Por qué únicamente mencionan la posibilidad de contribuir a quienes aceptan la literatura, excluyendo a los demás de esa generosa colaboración con su obra evangelizadora? ¿Por qué todo testigo está prácticamente obligado a disponer de La Atalaya y toda la literatura que publica la Sociedad? ¿Por qué, además, se le exige con más o menos presión a que distribuya esa misma literatura a otros? Es muy posible que "en puridad", atendiendo a la letra, estos portavoces me pudieran decir que las preguntas que me hago no tienen una respuesta afirmativa. Pues bien, allá va esta otra ¿Quién miente en el fondo? Como ilustrativo de la cuestión, incluyo esta otra afirmación recogida también en esa carta a La Vanguardia:
Las donaciones de los testigos de Jehová son voluntarias y anónimas. Cualquier miembro de esta confesión podría pasar toda la vida sin ofrecer donación alguna y nadie sabría si ha contribuido económicamente o no.El hecho de que una persona fallara en el asunto de las contribuicones de ninguna manera desequilibraría los resultados previstos. Ahí falta toda la presión que con insistencia se recibe en las congregaciones para contribuir. De hecho la siguiente frase de la misma carta tímidamente lo insinúa:
Todo testigo de Jehová se siente personalmente responsable -ante sí mismo y sobre la base de sus convicciones de fe- de hacer las donaciones que desee y en la cuantía que considere.El llevar las cajas de contribuciones incluso al grupo reducido del lugar para el "estudio del libro" no es más que un intento práctico de presionar a que la gente contribuya. Hay demasiadas omisiones que permiten pensar que no se dice toda la verdad, sino una parte muy pequeña, y ésta encaminada a disfrazar la realidad. Los llamados a contribuir envueltos en un lenguaje de responsabilidad ante Jehová, contribuir para la "obra de Jehová"... son continuos. El ropaje expresivo es lo de menos, lo que importa es obtener dinero.
El segundo asunto objeto del desmentido por parte del portavoz de los testigos está relacionado con las predicciones sobre el fin del mundo. A tal fin, dice:
Jamás hemos creído "que el mundo va a acabarse". La Biblia dice "la Tierra permanece para siempre". Por lo tanto, es rotundamente falso afirmar que se haya "previsto" que se produciría el fin del mundo en "1874, 1914, 1925, 1975" o en cualquier otra fecha.Estamos en lo mismo. La argumentación, en este caso, se basa en que, puesto que la Tierra durará para siempre, según enseña la Biblia, es falso que hayan predicho el fin del "mundo". Es cierto, no enseñan que la tierra vaya a ser destruida. Pero seamos serios. Es posible que el lenguaje no sea "bíblicamente perfecto" para el gusto de ellos. Seguramente esa manera de ver las cosas pueda servir a partir de ahora a muchos testigos, deseosos de deshacerse de alguna manera del peso de sus fracasos proféticos, para negar que hayan predicho alguna vez el fin del mundo. Es decir, para autoengañarse y mentir.
No se puede ser tan descarado, acudiendo a hilar fino con las palabras y el lenguaje. Lo único que se consigue con eso es desviar la atención y eludir responsabilidad. Después de una historia basada casi en exclusiva en dar por finiquitado a este "sistema de cosas", no se puede negar lo evidente, sobre la base de una argumentación de posible confusión en los conceptos de las cosas. Veamos la raíz del posible problema. Dice Mateo 24: 3 (negrita y subrayado nuestros):
"Dinos cuándo sucederá eso, y cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo". (BJ)Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? (Valera)
"Dinos: ¿cuándo serán estas cosas, y qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?"
Fin del mundo, fin del siglo, conclusión del sistema de cosas. Tres expresiones con términos diferentes para un hecho único mencionado en el versículo 3 del capítulo 24 de Mateo. ¿No han predicho nunca el fin de "este sistema de cosas"? ¿No lo han hecho para los efectos para esas fechas (1974, 1914, 1925 y 1975) entre otras? ¿No han dado "una generación", la que arranca desde 1914, como período de referencia para esperar el fin del "sistema de cosas" antes de que ese período de tiempo estimado por ellos mismos entre 70 u 80 años fuera rebasado? ¿No dicen que estamos en "el tiempo del fin" desde 1914? ¿No nos han insistido en que estamos viviendo los últimos días de "este sistema de cosas"?. ¿No nos han bombardeado con el período de la siega, la separación de la gente en "ovejas" y cabras", el recogimiento de los "ungidos" y la grande muchedumbre en "este tiempo del fin"? ¿No incluyen su "predicación" como parte integrante de lo que consideran la "señal compuesta", y entonces vendrá "el fin"? ¿El fin de qué? ¿Por qué desviar la atención atendiendo a una manera diferente de referirse a una misma cosa, fin del mundo, fin del siglo, conclusión del sistema de cosas, llegada de Armagedón, llegada del Día de juicio u expresiones que en la Biblia pueden encontrarse para denominar un único acontecimiento? En mi opinión, al proceder de esa manera, se manipula y se miente. Con el mayor respeto posible para las personas, pero afrontando la realidad y llamando a las cosas por su nombre.
Este desmentido del portavoz de la sucursal española obedecía a unas palabras recogidas en La Vanguardia en una entrevista efectuada al portavoz de los testigos de Jehová a nivel mundial, James N. Pellechia. Allí se recogían estas palabras del Sr Pellechia:
Ya no creemos que el mundo vaya a acabar, ni podemos predecir el día y la hora en que haya de pasar algo malo. Al contrario, creemos que la Tierra va a durar siempre, y los hombres en ella...
Nosotros no dijimos que en 1975 fuera a acabarse el mundo, sino que por acontecimientos que coincidían en aquellas fechas pensábamos que iba a pasar algo importante. Luego no ocurrió así, y con esa experiencia aprendimos que no teníamos que predecir fechas especiales. El año 1975, de acuerdo con la cronología bíblica, era cuando se cumplían años de la creación de Adán, y por eso algunos miembros de los testigos de Jehová, de manera individual, creyeron que indicaba el fin del mundo.Quienes vivimos aquellos tiempos sabemos perfectamente toda la expectativa montada en torno a aquella fecha. Una euforia colectiva e irracional. Desde luego no fueron "algunos miembros... de manera individual". Como todo, las expectativas se originaron en la sede central de los testigos de Jehová. Desde allí se fomentaron y se divulgaron durante años por todo el mundo. Posiblemente estos mismos portavoces contribuyeron, al amoldarse al guión de sus discursos o al presidir los comentarios del contenido de La Atalaya u otras publicaciones, a la propagación de aquel clima. De ser el caso, habría que calificarlos de verdaderos hipócritas. Los treinta años transcurridos desde todas aquellas soflamas apocalípticas no justifican unas declaraciones tan falsas como las del Sr. Pellechia. No es cierto que hayan aprendido a no predicir fechas especiales. Tienen 1914 como una fecha muy especial para ellos. Los acontecimientos que conincidían en aquellas fechas no eran tales, sino cálculos erróneos e interpretaciones erróneas de la Sagrada Escritura, y lo que se esperaba no era "algo importante" e indifenido, sino el comienzo del reinado milenario de Cristo que es algo muy concreto. Suponía la venida previa de Armagedón en donde sería destruida la humanidad desobediente.
Aunque han perdido el norte hace mucho tiempo y más fechas concretas es evidente que no se van a atrever a proponer, la referencia continua al fin del mundo, al día de juicio, al tiempo en que se pondrá fin a los inicuos... lo acerca todo tanto y con tanta certeza a la mente de los testigos que no se necesita que le fijen día y hora a ese acontecimiento para poder decir que es una predicción ininterrumpida. Veamos una muestra que se halla en las páginas 12, 13 y 14 de La Atalaya que consideran en estos días, la del 1 de Octubre de 1999 (subrayado nuestro):
"el día de venganza de parte de nuestro Dios" es inminente (Isaías 61, 1, 2). En 1914 llegó el tiempo señalado de Jehová para establecer el Reino Mesiánico y autorizarlo a guerrear contra el sistema de Satanás. El tiempo que se le concedió al hombre para experimentar con el gobierno humano sin interferencia divina expiró entonces. (párrafo 10).Es muy peligroso pensar que podemos tomárnoslo con calma, viviendo supuestas vidas normales a la espera de acontecimientos. (párrafo 12).
Lejos de arrullar a la gente con almibaradas promesas de paz, se esfuerzan por despertarla y concienciarla de la realidad de que hoy es tiempo de guerra. (párrafo 16).
Una canción popular que se cantaba a corro bajo el lema "vamos a contar mentiras" empezaba así:
Por el mar corren las liebres, por el monte las sardinas...Ese romance popular hace una incursión por un ciruelo que daba manzanas, después avellanas, se transformaba en peral, aparecían nueces y todo terminaba en un melonar. Las verdades inamovibles de la Watch Tower han sufrido un proceso de deformación muy semejante al de los frutos que la sabiduría popular ha sabido resumir en ese pequeño divertimento. Lo que empezaron diciendo en el siglo pasado, lo que proclamaron en el primer cuarto de siglo, lo que difundieron después, lo que ya hemos vivido muchos, en especial a partir de los años sesenta y lo que dicen ahora tiene un denominador común, todo es una pura mentira.
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