Los Testigos de Jehová

Los bienes del amo Parte 1 de 2 (Contribuido)


Nuestro Ministerio del Reino correspondiente a Junio de 1998 llevaba un suplemento con el sugestivo título Cuidemos de los bienes del Amo. Uno puede pensar ¿cuáles son los bienes del Amo (Jesucristo)? Enseguida vienen a la mente las palabras del Señor:

Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza. Mateo 8:20 (Valera)

Escasos parecen los bienes del Amo, vistos desde el punto de vista material. Sus palabras así lo corroboran. Es evidente que Jesucristo dedicó por entero el tiempo de su ministerio público a cumplir con el plan de Dios para él, dentro del amplio marco del propósito universal de Dios. Durante aquellos tres años y medio diseñó una nueva manera de vivir para el pueblo de Dios que había de ser posible mediante su muerte. Estaría basada en la gracia de Dios para los humanos, quienes por su parte habían de destacar en el amor como señas de identidad para ser considerados miembros de la comunidad cristiana, el cuerpo de Cristo. Desaparecería la práctica de las obras de la Ley. Con su actuación compasiva hacia la gente con la que convivió, Jesucristo mostró la esencia del nuevo Camino. Sus palabras hacia las muchedumbre, así como al grupo reducido de sus discípulos contienen no sólo la parte doctrinal para la nueva situación que había de suponer su Venida y su Muerte, sino también el nuevo espíritu. Ninguna referencia a bienes que no sean de índole espiritual, más bien, por lo que se deduce de Mateo 8: 20, la administración de las cosas materiales no habían de consumir muchas energías de los seguidores de Jesús.

El patrimonio legado por Jesucristo fue de índole exclusivamente espiritual. No hay constancia alguna de que Jesucristo o sus discípulos estuvieran interesados en formar algún órgano visible, una "agencia" con alguna infraestructura en la que necesariamente apoyarse, con sus bienes administrados por los responsables de su Iglesia. Eran un pueblo de comunión espiritual, considerados un cuerpo en colaboración para el bien de todos, poniendo cada uno sus cualidades e incluso, ocasionalmente, sus pertenencias libre y espontáneamente al servicio de los demás. Pero jamás reglamentado o sometido a algún tipo de presión por leve que ésta fuera. Eso lo dejó bien claro Pedro al dirigirse a Ananías con estas palabras:

Ananías, ¿por qué se ha apoderado Satanás de tu corazón, moviéndote a engañar al Espíritu Santo, reteniendo una parte del precio del campo? ¿Acaso sin venderlo no lo tenías para ti, y, vendido, no quedaba a tu disposición el precio? Hechos 5: 3, 4 (NC)

Tampoco la Sagrada Escritura impide que la comunidad cristiana adopte cualesquiera formas de organización que correspondan a iniciativas que, respetando el espíritu que le es propio, contribuyan mejor al desarrollo de la finalidad del cristianismo, la propagación y libre desarrollo de la fe cristiana en orden a la salvación de las personas, así como a la mejora de su vida y su dignidad. Lógicamente eso puede también requerir de un componente material. Pero éste ha de estar a tal grado subordinado al interés primordial que en ningún caso sea determinante del progreso de la obra espiritual y humana que es y caracteriza al pueblo de Dios. La comunidad cristiana tiene una meta espiritual, alcanzable únicamente por métodos limpios y medios propios de cualidades espirituales y humanas: la fe, la esperanza, el amor. La forma o formas de organización que un grupo o varios pudieran crear en orden a fomentar las Buenas Nuevas y desarrollar su crecimiento espiritual nunca han de esclavizar al pueblo de Dios. Las pautas que en la Biblia se encuentran para la comunidad cristiana son únicamente de índole espiritual. Lo demás corresponde a la iniciativa y responsabilidad humana.

El suplemento anteriormente citado contiene puntos razonables, así como declaraciones sutilmente tendentes a invadir, inmiscuirse y gobernar el uso que de los propios recursos pueden hacer los miembros de la secta. Dar una de cal y una de arena, así como forzar con algún tipo de intimidación la conciencia de las personas es una constante en el mensaje de la Watch Tower a sus adeptos. En este caso, les responsabilizan del uso de sus bienes en los siguientes términos (subrayado nuestro):

3 Los testigos de Jehová hoy ven los asuntos de igual modo. Se han dedicado a Jehová Dios y consideran que todo cuanto poseen -su vida, su fuerza física, sus bienes materiales- es fruto de «la bondad inmerecida de Dios expresada de diversas maneras». Como buenos mayordomos, saben que rendirán cuentas ante Jehová Dios del uso que den a tales posesiones...
4 ... Su fidelidad como mayordomos de Jehová también se evidencia por generosas contribuciones para la obra mundial y el funcionamiento de sus Salones del Reino.

Esas palabras dirigidas a los testigos en el papel de mayordomía individual que, a fin de cuentas se limita a su papel de contribuyentes (a la postre quien administrará los recursos cedidos son los dirigentes), tienen el contraste en el papel de los que dirigen la organización:

5 ... A este respecto, la clase del mayordomo fiel, representada por el Cuerpo Gobernante, tiene la responsabilidad dada por Dios de administrar apropiadamente sus «talentos» materiales y espirituales (Mateo 25: 15). En armonía con el ejemplo del 'mayordomo fiel', cada sucursal hace todo lo posible por utilizar las contribuciones monetarias de forma responsable para adelantar los intereses del Reino. Todas ellas se hacen a título de fideicomiso, y «el mayordomo fiel, el discreto», tiene la obligación de velar por que se dediquen al fin propuesto y se administren de un modo sabio, económico y eficaz.

Está meridianamente clara la división de funciones y competencias. El factor determinante de todo eso es la supuesta clase del mayordomo fiel, representada por el Cuerpo Gobernante. Se adjudican una responsabilidad sobre la administración de los "talentos", incluso los materiales. Tienen, además, la osadía de traer las palabras de Jesucristo en apoyo de su exigencia. Veamos el contexto real de la enseñanza de Jesucristo a través de una parábola, la de los talentos:

Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos... después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos... Mateo 25: 14-30 (Valera).

No hay duda de que el hombre que cede la administración de sus bienes es Jesucristo, quien dejó claramente perfilada su hacienda. Como he mencionado antes, se trata de un patrimonio espiritual constituido por una doctrina, una fe, y unas cualidades que, puestas al servicio de la hermandad cristiana, producen fruto que conducen a la salvación. Es difícil concebir nada de tipo material, de cuya administración el hombre de la parábola pidiera cuentas a sus siervos.

Por otra parte, el reparto de bienes es a diferentes siervos, con diferentes capacidades, siendo el reparto de responsabilidad proporcional a las habilidades propias de cada uno. Esa es una de las claves del pasaje, la esencia de la parábola. La diversidad del reparto a personas individuales en base a las diferentes capacidades. Eso está en total armonía con la realidad de la comunidad cristiana, cuyos miembros son diversos en capacidades y es de justicia que cada uno responda de acuerdo a lo que bondadosamente ha recibido. Por la misma razón, cuando el amo regresa, pide cuentas de manera individualizada. Eso está en total contradicción con el concepto de un "siervo único", el "esclavo fiel y discreto". La parábola de ninguna manera admite esa figura de clase.

Si nos fijamos bien, Mateo incluye la parábola de los talentos entre la parábola de las diez vírgenes y la exposición del juicio a las naciones. Todo en el marco de su segunda venida al fin de los tiempos. Cuando se produzca esa venida, Jesús pedirá cuentas a las personas individualmente, según los hechos de cada uno que, como cabe pensar, han de medirse de acuerdo a las capacidades individuales, lo que cada uno recibió del Amo. Ese juicio concreto no es sobre un solo siervo, que represente a un grupo singular. Es importante no perder esa perspectiva para entender la parábola de Jesucristo sobre los talentos que dio a sus siervos. En ese sentido he querido hacer notar la improcedencia de incluir Mateo 25: 15 en el contexto que lo hace ese suplemento citado de Nuestro Ministerio del Reino.

No es el momento de extenderse en este tema, que ha sido tratado en otros artículos de esta serie, pero me permito recordar al lector cómo el haber concebido el disparatado concepto en torno al "esclavo fiel y discreto" obliga sistemáticamente a corromper muchos pasajes de la Biblia para hacerlos encajar dentro de ese modelo artificial. Se trata, a mi juicio, del más grave de todos los errores cometidos por la Sociedad Watch Tower, la madre de muchos otros errores.

El suplemento en cuestión entra en datos históricos sobre la expansión de las plantas de producción de la Sociedad Watch Tower a través de los años, utilizando adecuadamente la innovación tecnológica. Naturalmente que la realización de todo eso únicamente ha sido posible contando con un fuerte respaldo económico, con mucho dinero. Esa fuente de financiación está principalmente en los propios testigos como consumidores habituales del producto de esas fábricas. Como cualquier complejo industrial, también las fábricas de la Watch Tower han necesitado reestructuraciones en orden a optimizar los recursos productivos:

12 ... Pronto se hizo evidente que imprimir revistas en 51 países ya no resultaba económico, por lo que «el mayordomo fiel» volvió a examinar la situación en los años noventa. ¿A qué conclusión llegó?
13 Los estudios indicaron que las «cosas valiosas» que contribuían los testigos de Jehová y sus amigos se aprovecharían mejor si se fusionaba la impresión, así que el número de sucursales impresoras se redujo gradualmente...
15 La impresión ahora se lleva a cabo en lugares donde los costos son menores, los materiales están disponibles y el envío se hace fácil...

Esas consideraciones del suplemento de Nuestro Ministerio del Reino son las que corresponden a cualquier organización empresarial. Eso en sí no constituye ningún problema, salvo en algo "de principio" de no poca importancia, en mi opinión. Se trata de la vinculación absoluta, al grado de total dependencia, de la comisión cristiana para la obra de la salvación con una entidad en manos de un reducido grupo de personas y que, en la práctica, se sustenta en criterios económicos. Si esa sociedad, por cualquier motivo llega a quebrar y deja de producir, el "alimento" espiritual se agota. La fe, la esperanza, el amor, los pilares de la vida cristiana, no pueden estar supeditados a ese grado a la supervivencia de ninguna sociedad que se mantenga únicamente mientras exista el flujo del dinero, independientemente de la calificación que reciba el método por el que se obtiene. De ninguna manera podrían quedar en entredicho aquellas palabras cervantinas:

Y entre los buenos es fuero
que valga la virtud más que el dinero.

La actividad y los esfuerzos de la Watch Tower, aún bajo la apariencia de una finalidad estrictamente religiosa y espiritual, están concentrados y confundidos a tal grado con la práctica económica y empresarial que es imposible separar lo uno de lo otro. En el mismo seno de la organización ha habido tensiones en cuanto a competencias que, en el fondo, aparte de la detentación y retención del poder, juega un papel primordial la gerencia, la administración de sociedades y bienes, el dinero en suma. En ese juego vuelve a estar implicado de nuevo el concepto artificial del "esclavo fiel y discreto", como mayordomo, una figura creada con un componente religioso primordial. Por otra parte aparece la titularidad, la representatividad, el poder ejecutivo de unas sociedades puramente temporales, empresas. Los conflictos que eso puede generar en ningún caso pueden considerarse como de índole espiritual, ya que el elemento que distorsiona todo es un inmenso patrimonio y su gestión. No se trata de doctrinas o conducta, sino de fábricas, de producción, de la administración de los recursos de una gran editorial extendida por el mundo entero.

La Atalaya del 15 de Febrero de 1972 abordaba el tema Organización teocrática. Allí se establecía el criterio de gobierno teocrático, pero con el inevitable lastre de una gran organización humana de por medio, un problema temporal ajeno por completo a lo que es una comunidad de creyentes, de personas unidas exclusivamente por la fe, la esperanza y el amor. Ni Jesucristo ni sus seguidores tuvieron que enfrentarse servilmente a algo parecido. Nunca se les habría ocurrido someter al pueblo de Dios a la dependencia de un ente de esas características. El caso es que la Watch Tower es el ente en cuestión. La Atalaya establecía lo siguiente:

Ninguna corporación legal en la Tierra le da forma a la organización evangelizadora ni la gobierna. Más bien, ésta gobierna a tales corporaciones como simples instrumentos temporales útiles en la obra del gran Teócrata. Por consiguiente está modelada según el diseño de El para ella. Es una organización teocrática, regida desde la Cúspide divina hacia abajo, y no de los miembros comunes hacia arriba. Página 114, párrafo 29.

Nada más lejos de la realidad. Todo es teoría evasiva ante una realidad palmaria: la difícil conciliación de una comunidad que persigue un fin espiritual con la existencia de una sociedad jurídica absorbente de todo el poder y todos los recursos, ya que requiere desvirtuar la esencia de aquélla para someterla servilmente al funcionamiento de ésta. Vincular a Jehová (el gran Teócrata) utilizando esos "instrumentos temporales útiles" (las corporaciones) como parte del funcionamiento real de su diseño para la "organización evangelizadora" es pura manipulación. Muy difícil les debe haber resultado acoplar un texto bíblico a semejante "invento", ya que no citan ninguno en apoyo de esa fantasía. Naturalmente las cosas espirituales tienen su propio ámbito, como también lo tienen las cosas materiales. Ambas coexisten con sus propias reglas de juego, sin que se interfieran unas con otras en la vida cristiana. Como he dicho, el problema surge cuando se produce la dependencia. Y esa es una realidad absolutamente contrastada en la Watch Tower. Por eso necesita de explicaciones que marquen jerarquía y competencia ejecutiva. A eso la propia Sociedad Watch Tower lo denomina teocracia, gobierno de arriba hacia abajo. Pero como es imposible ver los primeros (inexistentes) niveles, Jehová y Jesucristo (ver organigrama en página 109 de La Atalaya mencionada), resulta que en realidad quien detenta el poder es el autonombrado Cuerpo Gobernante. Decía así La Atalaya:

Por consiguiente los miembros votantes de la Sociedad no desean que haya base alguna para conflicto y división. No quieren causar una situación que se asemeje en lo más mínimo a una en que la "agencia administrativa" controle y dirija al usuario de esa agencia, el cual usuario es el cuerpo gobernante que representa a la clase del "esclavo fiel y discreto". Sería igual de razonable el que la cola mueva al perro en vez del perro mover la cola. Un instrumento religioso legal formado según la ley de César no debe de tratar de dirigir y controlar a su creador; más bien, el creador del instrumento religioso legal debe controlar y dirigir a dicho instrumento. Por lo tanto, en armonía con el espíritu santo de Dios y a fin de tener la mayor eficacia y perfecta armonía entre el cuerpo gobernante y la Junta Directiva de la corporación legal, los miembros votantes de la Sociedad han elegido sabiamente para ser de la Directiva a los que ellos saben que son miembros del cuerpo gobernante de la clase del "esclavo fiel y discreto". (Página 120).

Toda esa confusa retórica habría sido innecesaria si, de verdad, no hubiera una total dependencia de las cosas espirituales con respecto a la marcha y el funcionamiento de unas corporaciones sujetas a otros parámetros, los del poder, la clarificación de control sobre el desarrollo de una actividad de producción y distribución de libros, folletos y tratados. Esa es la gran cuestión, el nudo gordiano que representa que el progreso del pueblo de Dios dependa del éxito de un grupo editorial, ese es el diseño, el conjunto de corporaciones que conforman la organización Watch Tower. Ello implica necesariamente el soporte de una masa fiel de consumidores y, dado el carácter religioso, una doctrina que se establece y propaga mediante las publicaciones. También exige una autoridad que se imponga para que se acepte el funcionamiento del sistema con exclusividad. Esa autoridad la proporciona el poder que conlleva la titularidad de todos los bienes: edificios, fábricas, locales para reunión...

Nada hay en la Sagrada Escritura que tienda a considerar como aceptable algo de esa naturaleza y resulta inimaginable ver a Pedro o a Pablo contendiendo por alcanzar una posición de dominio sobre una organización que controlara la vida y actividad de todos los cristianos. En vez de querer ser "el perro" o su cabeza, o nombrarse "directores" o coordinadores, o lo que ustedes quieran, los apóstoles rehusaron entrar en algo que los pudiera distraer de atender la palabra. Su interés por constituir y coordinar algo parecido fue nulo. Sin embargo, no tuvieron en poco la atención a necesidades humanas comunes como es la distribución de la generosidad de los que más habían prosperado hacia los más necesitados. (Hechos 6: 1-6). Aún así, claramente los apóstoles eludieron envolverse en algo que les podría distraer de su labor principal. Atajaron el asunto expeditivamente, mostraron un desinterés absoluto por crear un organismo centralizado, bajo su dirección, que atendiera unos menesteres dignos, pero que era mejor separar de la obra de la enseñanza de la Palabra, de tal manera que fueran atendidos por otros, en aras de la eficacia de una y otra manera de atender las necesidades cristianas. Mucho menos cayeron en la tentación de "aprovechar" la generosidad de los primeros cristianos para formar una entidad que coordinara y fomentara donaciones para edificar lugares de reunión. El espíritu desarrollado era diferente, acorde con el cristianismo verdadero tanto por parte de quienes se desprendían de sus bienes como de aquellos que los distribuían entre los necesitados.

Aunque las circunstancias parezcan carecer de elementos comparativamente afines, el espíritu que allí se estableció puede servir de pauta, como un principio a seguir en la vida cristiana con toda la complejidad a la que se ha encarado a lo largo de la historia y puede enfrentarse en los tiempos actuales. Todo lo que encontramos en los escritos del Nuevo Testamento es colaboración, autonomía en las congregaciones, así como distribución y delegación de funciones. Nos muestra, además, cómo los primeros cristianos no desatendían ningún aspecto en las necesidades de las personas. Las referencias a dinero, por lo general, tienen su justificación en la ayuda de unos hacia otros, limitándose el protagonismo de los responsables (Pablo, por ejemplo) a meros correos o intermediarios.

Entre los testigos de Jehová, sin embargo, toda iniciativa personal en orden a la enseñanza o la ayuda está absolutamente descartada. Nadie puede salirse del cauce reglamentado desde las oficinas de Brooklyn. Todo necesita no ya de su aprobación, sino de su iniciativa. Es impensable aquí una Teresa de Calcuta, no puede darse, está fuera del programa admitido, cuyos límites de actuación no se rebasarán por ningún concepto. No es dar lo que priva en las pautas de la Sociedad Watch Tower, es recibir para crecimiento y expansión. La Organización como tal, que se ha erigido en coordinadora y dueña de todo, no dedicará un solo centavo en beneficio de personas individuales que puedan estar en aprieto, aunque sea por seguir alguna doctrina caprichosa que le viene impuesta por los responsables, como podría ser en casos de operación en la que el testigo pueda enfrentarse a un tratamiento costoso o a una intervención quirúrgica a sus expensas por el deseo de evitar una transfusión de sangre.

La distancia entre la libertad y autonomía en las diferentes comunidades cristianas del primer siglo y el rígido centralismo que practica la Watch Tower es tan grande como el tiempo que media entre aquella sociedad y la nuestra. Y la máxima representación de esa diferencia la constituye la institución que encarna el Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová, un reducido grupo de personas con una gran concentración de poder. Ese ente autoritario no tiene base bíblica por mucho esfuerzo que los responsables de la Watch Tower dediquen a proclamarlo. Muy especialmente insisten en que se reunió el supuesto cuerpo gobernante para tratar el asunto de la circuncisión y otros relacionados con la Ley Mosaica en el siglo primero en Jerusalén. Pero pensemos ¿Quiénes eran los miembros de aquel cuerpo? ¿Lo eran todos los apóstoles? ¿Lo era Santiago? ¿Lo era el propio Pablo? ¿Lo era Bernabé? ¿Lo eran Silas y Barsabás? ¿Lo eran todos los ancianos de Jerusalén que se reunieron para estudiar aquel caso y decretaron junto con los apóstoles lo que era conveniente hacer entonces? ¿Dónde está la base para responder sobre los componentes de dicho cuerpo en aquel tiempo o siquiera para deducir su existencia?

Aparte de todas esas cuestiones, si bien se examina, lo que salió a la luz en aquella ocasión fue un decreto consensuado por "todos", fruto de la sabiduría espiritual de personas espirituales, ampliamente representantes de las congregaciones afectadas por el problema, ajenas al ansia de poder, preocupadas únicamente por la paz y el bien de la comunidad cristiana. Las cuestiones allí planteadas fueron consideradas y discutidas ampliamente por personas que tenían puntos de vista diferentes sobre las mismas. Aquello obtuvo la aprobación del espíritu santo. Fue todo lo contrario de la decisión de un núcleo duro y autoritario de personas. Una vez solucionado el conflicto, cada uno volvió a sus quehaceres y nadie controló la vida de los demás asfixiándola con normas injustas.

La realidad en el extremo opuesto es de hoy y está únicamente en la Watch Tower. Ellos dirigen y controlan a los testigos de Jehová de todo el mundo hasta un nivel muy bajo. La pirámide "teocrática" que han establecido funciona hasta controlar aspectos demasiado concretos en la vida de las personas. La norma que emana de ese cuerpo y sus colaboradores llega a todos y es impuesta desde los puntos que competa en la pirámide de mando, teniendo en cuenta que en los niveles intermedios únicamente se actúa para "hacer cumplir" la norma, nunca para establecer criterios en la implantación de la misma. Estos se originan únicamente en las oficinas centrales de Brooklyn, sin posibilidad de contestación. Y la legitimidad para eso no se origina ni tiene base posible en el registro bíblico, sino en el animalito que alguien tuvo la ocurrencia de traer como referente válido para la cuestión, el perro, el perro como tal y con su "inevitable" cola. Independientemente de lo estrambótico que pueda parecer aquí la figura del perro, es indudable que el "animal" tiene que dominar una larga cola, o una cola con un inmenso patrimonio que administrar. Pero es de esa parte que recibe el poder.

Resulta interesante notar cómo el mencionado suplemento a Nuestro Ministerio del Reino para el mes de Junio de 1998 cuyo título, como he reseñado al principio es Cuidemos de los bienes del Amo, comienza con el subtema de La mayordomía cristiana y termina con el de El cuidado de los bienes. En medio de eso, referencias a fábricas, medios técnicos, producción de literatura, reestructuración de plantas etc. El último párrafo (el 20) comienza así:

Por regla general, en las congregaciones de los testigos de Jehová se mencionan los asuntos económicos solo una vez al mes, y por escasos minutos. No se pasa el platillo en los Salones del Reino ni en las asambleas. No se envían sobres pidiendo dinero a las personas, ni tampoco se contratan recaudadores de fondos...

La dialéctica es perversa, porque intenta eliminar el quid de la cuestión al cuestionar unos métodos de obtener dinero, los que ellos no utilizan. Hay sistemas de obtener dinero mucho más eficientes que el de pasar el cepillo. El párrafo 19 de ese suplemento dice así:

En todo Salón del Reino de los testigos de Jehová alrededor del mundo hay una caja rotulada: Contribuciones para la obra mundial de la Sociedad (Mateo 24: 14). Las contribuciones voluntarias que allí se depositan están a disposición para usarlas en lo que sea necesario. El empleo que se les dé lo decide el mayordomo fiel y cada una de las sucursales; por eso, donde lo permite la ley, puede que el dinero depositado en una caja de contribuciones de un país apoye las actividades de los testigos de Jehová de otro país a miles de kilómetros de distancia.

Hay que conocer el lenguaje de la Sociedad Watch Tower para entender un poco el alcance de esas palabras y, en general, todo lo que menciona el citado suplemento. Veamos un poco cómo funciona todo eso.

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