Los Testigos de Jehová

Los derechos humanos (Contribuido)


En su carta a los romanos Pablo escribió:

Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio de su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio. Romanos 2: 14, 16. (Valera).

Estas palabras de Pablo se incluyen en un contexto en el que expone con claridad la igualdad de todos ante el juicio de Dios, sin excusas para nadie, ya que lo que no es tangible de Dios es manifiesto a todos a través de sus obras visibles. Previamente había escrito:

Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Romanos 1: 20 (Valera)

De manera que, más allá de una información doctrinal concreta y del desarrollo de unas pautas de comportamiento determinadas por las que hayamos de responder, disponemos de un testimonio directo de la manifestación del Creador a través de su obra expuesta a la consideración de la naturaleza intelectual humana. (Ver también Hechos 14: 15-17; 17: 24-29). Al mismo tiempo la condición moral del hombre ejerce su función sancionadora, se tenga o no se tenga "Ley", por lo que tanto los judíos "con Ley", como los gentiles "sin Ley" llevan en su propia naturaleza una ley escrita en sus corazones. Es sorprendente en cierto sentido este reconocimiento de Pablo, indudablemente de corte universalista. Podremos entenderlo mejor, si consideramos algunos versículos adicionales:

Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados; porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados. Romanos 2: 12, 13. (Valera).

Después de afirmar que los "hacedores de la ley serán justificados" es cuando añade que los gentiles "hacen por naturaleza lo que es de la ley", es decir, son considerados "hacedores de la ley". Eso constituye su defensa "en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres". Es muy posible que eso esté en plena armonía con aquellas palabras de Jesucristo en ese día de juicio dirigidas a quienes él declara justos:

... De cierto os digo que en cuanto lo hicísteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicísteis. Mateo 25: 40 (Valera).

Es difícil determinar el alcance real de esos pasajes bíblicos que, cuando menos, deben ser para nosotros un motivo para la humildad al mismo tiempo que para la apertura hacia los demás, evitando juicio basado en compartimentos estancos. La evaluación del entendimiento, las circunstancias y cualesquiera otros factores que puedan determinar la responsabilidad de cada uno es algo que únicamente el "Justo Juez" puede precisar con plena sabiduría a fin de impartir justicia.

Pedagógicamente es un principio bíblico para nuestra instrucción. Si echamos un vistazo a la humanidad, observamos su grandeza y sus miserias, reflejo del uso de la libertad, el poder, el egoísmo y los prejuicios de todo tipo. El alejamiento general del cristianismo es tal que podría decirse que el "camino" establecido en el primer siglo es algo inédito en general. Sin embargo, dentro del mar de confusión y contradicciones de todo tipo surgen del seno de la sociedad humana declaraciones de principios que, aunque se atropellen, parecen llevar el sello de lo que Pablo considera propio de la "naturaleza" humana. En ese sentido, es evidente que la Declaración Universal de los Derechos Humanos tiene fundamento en la propia condición de nuestra especie. El hecho de que hayan tenido una aceptación tan universal, traspasando sistemas raciales, religiosos y políticos muestra su incuestionable validez. Nada hay en esa declaración que pueda considerarse contraria al espíritu cristiano. Más bien, el enunciado de esos principios generales parece tener plena justificación en la ética cristiana, como si emanaran de la concepción cristiana de la vida, aunque de hecho no sea así. Pero es muy lógico que la sociedad humana pueda identificar con acierto y plasmar en un documento lo que es de justicia y acorde con la propia naturaleza y dignidad del hombre en lo que a derechos se refiere, como también lo es el que eso esté en armonía con la norma evangélica. Las palabras de Pablo en Romanos 2: 12-16 antes comentadas pueden tener su aplicación en el compromiso hacia esa pauta universal de comportamiento, bien sea, por el respeto a esos reconocidos derechos o bien por el pisoteo de los mismos.

El pasado 10 de Diciembre de 1998 se celebró el cincuentenario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Como era de esperar, tuvo amplio tratamiento en la prensa de todo el mundo. También la revista ¡Despertad! del 22 de Noviembre de 1998 le dedicó su comentario. En un recuadro de la página 13, cuyo encabezamiento es LA FUENTE DE LOS DERECHOS HUMANOS dice en su último párrafo:

Puesto que la fuente de tales facultades no puede ser infrahumana, debe ser sobre humana. Solo el hombre posee las cualidades relacionadas con los derechos humanos -la razón y la conciencia- porque, a diferencia del animal, fue creado a "la imagen de Dios", según se explica en la Biblia (Génesis 1: 27). De modo que, como indica el libro Human Rights -Essays on Justification and Aplications, una contestación válida a la pregunta de por qué las personas tienen derechos morales es que "poseen valor o dignidad intrínsecos, o son [...] hijos de Dios".

De manera que también la revista ¡Despertad! reconoce y acepta que los Derechos Humanos se deben a la propia naturaleza moral que Dios ha implantado en nosotros. Unos meses más tarde, la ¡Despertad! del 8 de Enero de 1999 vuelve a tomar el tema en provecho de la Sociedad Watch Tower como víctima de la violación en su caso de esos derechos bajo el pretexto de una supuesta violación de la libertad religiosa. La revista abre con el artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que dice:

"Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia".

Es significativo y reconfortante el hecho de que, en general, la Watch Tower no haya podido "explotar" una reacción adversa, hasta el grado de rechazo de trato por parte de los familiares de sus conversos, cuando éstos han abandonado su religión anterior para abrazar las creencias de los testigos. Aunque no fue del agrado de la familia de muchos de nosotros cuando dimos el paso de abandonar nuestras creencias de toda la vida hasta entonces para unirnos a las filas de los testigos, jamás fue un obstáculo por parte de ellos para el aprecio y relación de familia. El hecho de cuestionar ante ellos nuestras creencias anteriores (que son las suyas) nunca constituyó el más mínimo obstáculo para la relación familiar y los amigos. Lástima que esa actitud no es la que se inculca dentro de la Organización Watch Tower hacia quienes, por los motivos que sean, abandonan sus filas. Eso implica que aplauden ese artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en el caso de las personas que abandonan su fe para abrazar la de los testigos de Jehová, pero que pisotean la letra y el espíritu de ese mismo artículo cuando el movimiento de la persona se hace en el sentido inverso. Eso merece ser dicho y denunciado con toda claridad, aunque sólo sea por el apoyo moral que se merecen muchas personas amigas que en estos últimos tiempos están siendo hostigadas, vilipendiadas, emocionalmente hundidas por el trato recibido de amigos y familiares como consecuencia de las normas que dentro de la Organización Watch Tower han de observarse hacia quienes abandonan dicha Organización. Ese comportamiento causa, de hecho, un gran choque emocional en las personas, a tal grado que muchas necesitan de atención médica y psicológica. Eso repugna al sentimiento humano y es atribuible únicamente a la norma represiva y anticristiana de la Sociedad Watch Tower. Jamás el consejo bíblico conduce a esos extremos.

Cuando un hecho así se produce las víctimas son tanto los que abandonan la Organización como los familiares y amigos que se quedan en ella. Los que, por motivos de conciencia, dan el paso de no compartir más las creencias de los testigos, negando su apoyo al esparcimiento de los errores de la Watch Tower, o son expulsados si comparten su punto de vista con otros, o simplemente se marchan, porque no encuentran posibilidad de expresar libremente sus creencias, si en algo son disconformes con las oficiales de la Organización. Pero la salida se convierte en un proceso difícil, porque ese camino está previa y hábilmente sembrado de inconvenientes de todo tipo, que complican la situación para la persona. De hecho, nunca hay una salida digna para quien, después de haberse bautizado, es expulsado o decide marcharse. Eso es contrario a lo que expresa claramente el artículo 18 antes mencionado. Y lo es, sobre todo, por la pesada carga que se ha de soportar como consecuencia de la norma de la Organización contra esas personas. En su normativa para manejar estas situaciones y en sus publicaciones hay una gran abundancia de declaraciones difamatorias que automáticamente recaen sobre la persona, tendentes todas ellas a desacreditarla, a erosionar su buen nombre, a destruir su dignidad. A ello se añade el que, a partir del momento en que la persona abandona la Organización, se le priva del compañerismo o se le ponen todos los obstáculos posibles para continuar la comunicación con sus amigos y hasta con sus familiares. No perdonan la disidencia, y el mal disimulado rencor "institucional" se ceba sobre personas honorables e inocentes. Emplean todos los medios a su alcance para que se considere a esa persona como una compañía no recomendable, no importa lo digna, lo honrada y lo limpia que permanezca humana y espiritualmente. La Organización emite su juicio, tanto a través de comités judiciales, si la persona se somete a los mismos, como de la letra impresa.

El artículo 12 de la Declaración Universal de Derechos Humanos dice:

Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques.

En sus manuales, las personas disconformes con la doctrina o los métodos de la Sociedad Watch Tower son calificadas sin más de "malhechores". En sus escritos queda claramente perfilado un procedimiento que, de una u otra forma, inculpa y desprestigia a cualquiera que en el pasado, en el presente o en el futuro pueda tener opinión diferente de la Organización, inhibiendo a los miembros de expresar cualquier pensamiento espontáneo en apoyo de personas que abandonan la Organización o que discrepe lo más mínimo de la doctrina o las normas oficiales. Solapadamente adoctrinan a los testigos para que tiendan a atribuir malos motivos a todo el que abandona la Organización, aunque sea por razones de conciencia, imputándole gratuitamente motivaciones de tipo personal, desavenencias con otros miembros, desilusión por no obtener privilegios dentro de la Organización, no estar de acuerdo con las elevadas normas morales cristianas, etc. Incluso utilizan a sus miembros cuando quieren dar apariencia de que obran con entera libertad para abrazar las creencias de la Organización y permanecer en ella, en tanto que los inculpan cuando se marchan. La Atalaya del 1 de Junio de 1997, página 7, párrafo 3 contiene bastante de todo ello. Entre otras cosas dice:

... Por ejemplo, unos pocos decidieron posteriormente que no querían seguir siendo Testigos porque ya no estaban de acuerdo con las elevadas normas morales cristianas. (subrayado nuestro).

Declaraciones similares se encuentran sutilmente diseminadas en la literatura para que después cada uno atribuya impunemente y a su antojo cualquier tipo de injuria o calumnia, que suele correr sin control entre una buena parte de la comunidad. De antemano están aleccionados para un juicio negativo hacia el disidente. De tal manera que siempre se dispone de una causa imaginaria de culpabilidad, pero que nunca es real. A continuación los "bulos" suelen propagarse sin cortapisas de ningún género. Lo que resulta difícil de entender es cómo muchas personas llegan a claudicar ante tales razonamientos injustificados, perdiendo una parte importante de su humanidad por el sometimiento total al cerrado criterio de la secta que a lo largo del tiempo ha sembrado unos estándares de atribución de culpa a los disidentes. ¿Es una elevada norma moral la manipulación de las personas de semejante manera?

Sería prolijo e innecesario traer mucha documentación de lo que la Watch Tower ha ido sembrando en la mente de sus lectores con respecto al rechazo que se ha de ejercer hacia las personas que no están de acuerdo con su doctrina. Declarada o encubiertamente, los dirigentes de la Watch Tower exigen una lealtad sin límites que incluye además el rechazo (por parte de todos los adeptos) hacia las personas que no piensan como ellos.

La Atalaya del 15 de Marzo de 1996 llevaba un artículo titulado RESPONDAMOS A LAS EXIGENCIAS DE LEALTAD. De él cabe destacar lo siguiente (páginas 16 y 17. Subrayado nuestro):

6 Si somos leales a Jehová Dios, no trabaremos amistad con ninguno de sus enemigos. Por tal razón, el discípulo Santiago escribió: "Adúlteras, ¿no saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Cualquiera, por lo tanto, que quiere ser amigo del mundo está constituyéndose enemigo de Dios". (Santiago 4:4.) Queremos demostrar la misma lealtad que manifestó el rey David cuando señaló: "¿No odio yo a los que te odian intensamente, oh Jehová, y no me dan asco los que se sublevan contra ti? De veras los odio con un odio completo. Han llegado a ser para mí verdaderos enemigos". (Salmo 139:21, 22.) No deseamos fraternizar con los pecadores contumaces, con quienes no tenemos nada en común. ¿No evitará la lealtad a Dios que tengamos trato social con tales enemigos de Jehová, bien sea en persona o a través de la televisión?

9 Consideremos ahora la cuestión de la lealtad a la organización visible de Jehová. No hay duda de que debemos lealtad a esta, incluido el "esclavo fiel y discreto", mediante quien se alimenta espiritualmente a la congregación cristiana. (Mateo 24:45-47.) Supongamos que en las publicaciones de la Sociedad Watch Tower aparece algo que no entendemos o con lo que no concordamos en ese momento. ¿Qué haremos? ¿Ofendernos y abandonar la organización? Así obraron algunos cuando La Atalaya dijo hace muchos años que el nuevo pacto tendría aplicación durante el Milenio. Otros se molestaron por lo que la revista comentó en cierta ocasión sobre la neutralidad. Si aquellos que tropezaron por estos asuntos hubieran sido leales a la organización y a sus hermanos, habrían esperado que Jehová esclareciera los asuntos, como hizo al tiempo adecuado. Así pues, la lealtad incluye esperar con paciencia a que el esclavo fiel y discreto publique una mejor comprensión de los hechos.

10 La lealtad a la organización visible de Jehová significa asimismo no tener nada que ver con los apóstatas. Los cristianos leales no sienten curiosidad por saber lo que estas personas tienen que decir. Es cierto que aquellos a quienes Jehová Dios utiliza para dirigir su obra en la Tierra no son perfectos; pero ¿qué nos manda la Palabra divina? ¿Dejar la organización de Dios? No. El cariño fraternal debe hacer que nos mantengamos leales a ella, y debemos seguir 'amándonos unos a otros intensamente desde el corazón'. (1 Pedro 1:22.)

Las normas de la organización deciden que los "apóstatas" son quienes no están de acuerdo con alguna o algunas de sus doctrinas. Deciden, también, que han de ser considerados enemigos de Dios. Además exigen de todos la ruptura de todo tipo de relación con ellos. Nadie puede expresar sus convicciones a otros, si éstas no concuerdan con la enseñanza del "esclavo". Al respecto podemos considerar algunas declaraciones de La Atalaya del 15 de Julio de 1996, páginas 16 y 17 (subrayado nuestro):

6 Como parte de la familia de adoradores de Jehová, conservamos la unidad porque todos somos "enseñados por Jehová" y nos aferramos a su verdad revelada. (Juan 6:45; Salmo 43:3.) Dado que nuestras enseñanzas se fundan en la Palabra de Dios, todos hablamos en armonía. Gustosos aceptamos el alimento espiritual que Jehová provee mediante "el esclavo fiel y discreto". (Mateo 24:45-47.) Esta uniformidad de enseñanza coadyuva a salvaguardar nuestra unidad mundial.

7 ¿Cómo debemos proceder si nos cuesta trabajo entender o aceptar un determinado punto? Es esencial pedir a Dios sabiduría e investigar en las Escrituras y las publicaciones cristianas. (Proverbios 2:4, 5; Santiago 1:5-8.) Sería conveniente hablar con un anciano. Si aun así seguimos sin comprender, lo mejor es dejar de lado la cuestión. Es posible que en el futuro se publique más información que amplíe nuestro entendimiento. Sin embargo, sería incorrecto intentar convencer a otros miembros de la congregación para que acepten nuestra opinión divergente, pues en lugar de procurar la unidad sembraríamos la discordia. ¡Cuánto mejor es 'seguir andando en la verdad' y animar a otros a hacer lo mismo! (3 Juan 4.)

8 ... Por consiguiente, agradezcamos la verdad que hemos recibido a través del "esclavo fiel" y el hecho de que Jehová nos haya guiado mediante su organización. A pesar de que no siempre hemos tenido el mismo grado de conocimiento, nunca hemos pasado hambre ni sed en sentido espiritual. Al contrario, nuestro Pastor, Jehová, nos ha mantenido unidos y nos ha cuidado muy bien. (Salmo 23:1-3.)

Los testigos son aleccionados con cierta periodicidad para que consideren "apóstata", enemigo de Dios, a quien pone en tela de juicio a la organización Watch Tower que, por supuesto, se les hace ver que es la organización de Dios. A continuación utilizan pasajes bíblicos para que los lectores de La Atalaya los apliquen contra esas personas, sin examinar los motivos por los que han decidido abandonar la organización. Es más, se les priva de que puedan tener la oportunidad de obtener una explicación, ya que, al mismo tiempo que presumen su culpabilidad, tienen prescrita la negativa a escucharles:

15 El salmista dijo respecto a ellos: "¿No odio yo a los que te odian intensamente, oh Jehová, y no me dan asco los que se sublevan contra ti? De veras los odio con un odio completo. Han llegado a ser para mí verdaderos enemigos. (Salmo 139:21, 22.) David aborrecía a esas personas porque odiaban intensamente a Jehová. Los apóstatas están entre los que odian a Jehová y se sublevan contra él. La apostasía es, en realidad, una rebelión contra Jehová. Algunos apóstatas dicen que conocen y sirven a Dios, pero rechazan las enseñanzas y los requisitos de su Palabra. Otros sostienen que creen en la Biblia, pero rechazan la organización de Jehová y procuran activamente estorbar su obra. Cuando escogen a propósito obrar con maldad después de haber conocido lo que es correcto y la maldad está tan arraigada en ellos que es parte inseparable de su modo de ser, entonces el cristiano tiene que odiar -en el sentido bíblico de la palabra- a los que se han apegado inseparablemente a la maldad. Los cristianos verdaderos sienten lo mismo que Jehová siente hacia los apóstatas; no les intrigan las ideas apóstatas. Al contrario, les "dan asco" los que se han convertido en enemigos de Dios, pero dejan que Jehová se encargue de ejecutar venganza. (Job 13:16; Romanos 12:19; 2 Juan 9, 10.). La Atalaya del 1 de Octubre de 1993 (subrayado nuestro).

Ha sido una constante alimentar la mente de los testigos con la idea de que todo lo que dicen y hacen quienes disienten de la organización es corrupto y perverso, en tanto que todo lo que la organización publica es limpio y verdadero. Les atribuyen además una labor de oposición, que, en realidad, es lo que ellos hacen sistemática e ininterrumpidamente hacia otras religiones y, en especial, hacia sus disidentes con los que se ensañan especialmente. Esa estrategia se viene utilizando desde hace mucho tiempo:

10 El alimento que está sobre la mesa de los demonios es venenoso. Piense, por ejemplo, en el alimento que sirven la clase del esclavo malo y los apóstatas. No nutre ni fortalece; no es saludable. No puede serlo, porque los apóstatas ya no se alimentan de la mesa de Jehová. Como consecuencia, han perdido todo vestigio de la nueva personalidad. No los impulsa el espíritu santo, sino una amargura mordaz. Están obsesionados con un solo objetivo: golpear a sus anteriores coesclavos, como predijo Jesús. (Mateo 24:48, 49.)

11 Por ejemplo, en el año 1909, el entonces presidente de la Sociedad Watch Tower, C. T. Russell, escribió sobre los que habían abandonado la mesa de Jehová y luego habían empezado a maltratar a sus anteriores coesclavos. La revista Watch Tower (hoy conocida en español como La Atalaya) del 1 de octubre de 1909 comentó: "Todos los que se separan de la Sociedad y de su obra no prosperan ellos mismos ni edifican a otros en la fe ni los ayudan a cultivar los frutos del espíritu, sino que, según parece, hacen lo contrario, es decir, intentan perjudicar la Causa que en un tiempo defendieron, y, con más o menos escándalo, se hunden gradualmente en el olvido, perjudicándose a sí mismos y dañando a otros que también manifiestan un espíritu contencioso. [...] Si algunos creen que pueden conseguir un alimento bueno o mejor en otras mesas, o que pueden producirlo ellos mismos, que sigan su propio camino. [...] No obstante, aunque permitimos que otros busquen donde quieran el alimento y la luz que los satisfaga, sorprende que los que se vuelven nuestros enemigos escojan un camino muy diferente. En vez de decir con la actitud valerosa del mundo: 'Adiós, he encontrado algo que prefiero', estas personas muestran cólera, malicia, odio, contiendas, 'obras de la carne y del diablo', a un grado que jamás habíamos visto en la gente mundana. Parece que se les ha inoculado locura, rabia satánica. Algunos de ellos nos hieren y luego dicen que nosotros los herimos a ellos. Están prestos para decir y escribir despreciables falsedades y rebajarse hasta el grado de obrar con vileza".

12 Sí, los apóstatas publican obras que contienen tergiversaciones, verdades a medias y completas falsedades. Hasta envían manifestantes a las asambleas de los Testigos con la intención de entrampar a los incautos. Por consiguiente, sería peligroso dejar que nuestra curiosidad nos impulsara a alimentarnos de esos escritos o a escuchar esa habla injuriosa. Aunque no nos parezca que supone un peligro para nosotros, aún existe un riesgo. ¿Por qué? En primer lugar, algunas publicaciones apóstatas presentan mentiras por medio de "palabras melosas" y "palabras fingidas". (Romanos 16:17, 18; 2 Pedro 2:3.) ¿No es eso lo que se esperaría de la mesa de los demonios? Y aunque los apóstatas quizás presenten también algunos hechos, por lo general son sacados de su contexto con el propósito de apartar a otros de la mesa de Jehová. Todos sus escritos simplemente critican y derrumban. No hay nada edificante.
La Atalaya del 1 de Julio de 1994, páginas 11, 12 (Subrayado nuestro).

Bajo el pretexto de odio a la religión falsa y la apostasía, arengan e incitan al odio y al rechazo de quienes no concuerden con los escritos y el pensamiento del "esclavo fiel y discreto", o sea, ellos mismos:

18 Por otra parte, tal como Jesús mostró que odiaba el desafuero desenmascarando a los religiosos hipócritas, hoy los testigos de Jehová de igual manera muestran su odio a todo el desafuero religioso hipócrita. ¿Cómo? Distribuyendo literatura bíblica que revela lo que Babilonia la Grande realmente es, una ramera religiosa. Si en realidad odiamos la hipocresía religiosa desaforada, denunciaremos con franqueza a Babilonia la Grande, el imperio mundial de la religión falsa. Lo haremos por el bien de las personas de corazón honrado a quienes ella ha cegado y mantenido en cautiverio espiritual. Cuanto más odiemos los hechos desaforados de Babilonia la Grande, más celosamente participaremos en todos los rasgos del ministerio del Reino. (Mateo 15:1-3, 7-9; Tito 2:13, 14; Revelación 18:1-5.)

19 La obligación de odiar el desafuero también aplica a toda la actividad de los apóstatas. Nuestra actitud hacia los apóstatas debería ser como la de David, quien dijo: "¿No odio yo a los que te odian intensamente, oh Jehová, y no me dan asco los que se sublevan contra ti? De veras los odio con un odio completo. Han llegado a ser para mí verdaderos enemigos". (Salmo 139:21, 22.) Los apóstatas de tiempos modernos han hecho causa común con "el hombre del desafuero", el clero de la cristiandad. (2 Tesalonicenses 2:3.) De modo que, como testigos leales de Jehová, no tenemos nada en común con ellos. Ya que somos imperfectos, nuestro corazón podría inclinarse fácilmente a criticar a nuestros hermanos. Considerados como individuos, los miembros del "esclavo fiel y discreto" son humanos imperfectos. (Mateo 24:45-47.) Pero la clase es fiel y discreta. Los apóstatas se valen de los errores o aparentes equivocaciones de los hermanos que llevan la delantera para promover su propia causa. Nuestra seguridad depende de que evitemos la propaganda apóstata como si fuera veneno, lo que en realidad es. (Romanos 16:17, 18.)

20 Hemos visto que el mundo está lleno de desafuero, que es sinónimo de pecado. No basta con que amemos la justicia; tenemos que odiar el desafuero también. Algunos de los que han sido expulsados de la congregación cristiana posiblemente pensaran que amaban la justicia, pero no odiaban con suficiente intensidad el desafuero. También hemos visto por qué debemos odiar el desafuero. No podemos tener una buena conciencia ni respeto de nosotros mismos a menos que lo odiemos. Además, el desafuero significa ser desleal a Jehová Dios. Y el desafuero nos lleva a segar un fruto muy amargo: calamidad, corrupción y muerte.
La Atalaya del 15 de Julio de 1992, páginas 12-13. (subrayado nuestro)

Es muy habitual que acusen a otros de lo que ellos mismos están practicando continuamente. Las vagas insinuaciones, las verdades a medias, el razonamiento torcido, todo forma parte de su habilidad para manipular. Ante tal cúmulo de declaraciones contra todo el que disiente de su estrecho criterio, está claro en dónde está la obsesión por hostigar a los demás. Aparentemente el lenguaje puede satisfacer a una mente que ama la justicia y la verdad. Pero la práctica dentro de la Organización va mucho más allá del espíritu que cabe extraer de los versículos de la Biblia que citan, al que sobrepasan por ser esclavos de la letra que, además, restringen en favor exclusivo de su propio punto de vista. Hay muchas personas que aborrecen la injusticia, el asesinato, la inmoralidad crasa, la extorsión, la mentira... Esas mismas personas constatan impotentes que todo eso puede estar llevándose a cabo a su alrededor. Si actuaran de la manera irracional que exige la Watch Tower de sus miembros para los ex testigos, seguramente llegarían a cortar toda relación con vecinos, funcionarios, patronos... Eso puede darse y, de hecho se da en la sociedad, pero es el individuo quien toma la decisión motivado por las circunstancias que personalmente evalúa. Muchas personas se apartan de quienes consideran malas compañías "personalmente". La vida práctica podría traer muchos ejemplos de esa manera de actuación individual. En el cristianismo puede suceder lo mismo. Ha de ser cada uno, equilibradamente instruido, el que tome sus decisiones con respecto a la relación que deba mantener con los demás, teniendo en cuenta, no solamente factores de conducta concretos, sino sobre todo, el amor. Eso no puede "legislarlo" fríamente una Organización desde su posición distante al individuo. La Biblia no lo hace. Establece principios generales y consejos prácticos beneficiosos, pero no leyes estrictas que menoscaben la dignidad humana y el libre albedrío. Eso es la interpretación forzada y extremista de una organización autoritaria que manipula caprichosamente la Sagrada Escritura.

La Atalaya del 15 de Julio de 1995, páginas 25-27 desarrollaba el tema ¿Es la Expulsión una disposición amorosa? Muy a menudo consideran el asunto bajo ese punto de vista, trayendo a la consideración de los lectores siempre supuestos de gravedad moral indiscutible. De esa manera generalizan lo que pueden ser casos particulares, haciendo extensivo a todos los expulsados o desasociados la comisión de algún mal incalificable. Así ese artículo decía (página 27):

... Si se permitiera la inmoralidad seria o la impureza espiritual en la congregación, ésta se contaminaría y sería indigna de rendir servicio sagrado a Jehová, el Dios santo. Además, la expulsión del malhechor puede ayudarle a ver la seriedad de su mal proceder...

Es típica esa manera de exponer los asuntos. Pero, ¿Cuál es el delito por el que la persona es acreedora a esa calificación de malhechor? ¿Qué tribunal autorizado lo ha declarado culpable? Ninguno por supuesto. Tal vez lo haya decidido así un comité de "ancianos" de los testigos de Jehová basado en la normativa de la Organización. Puede darse el caso de que la persona "juzgada" sea honorable, de conducta intachable en todo respecto. Pero eso no es obstáculo para que inciten a sus adeptos a que consideren de esa manera, como "malhechor", a la persona. (Ver Organizados para efectuar nuestro ministerio páginas 138 a 153).

Las consecuencias de todo eso es la destrucción de las relaciones familiares en muchos casos y de amistad. Esas repercusiones dolorosas en el seno de las familias lo consideran una "disposición amorosa". Siempre atribuyen culpabilidad a quien les abandona, aunque sea por motivos de conciencia. La táctica es la de imputar maldad sin aportar pruebas. No permiten que las personas de la Organización puedan obtener una explicación por parte del inculpado. Incitan a todos, incluso a familiares, a que repudien a la persona, bajo la excusa de "odiar lo malo". No hacerlo así, para ellos equivale a "ser partícipe" de lo malo que hacen otros.

El artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos dice:

Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

A los testigos de Jehová les está vedado leer libros o comentarios de personas que la Organización considera "apóstatas". No solamente serán molestados si hacen cualquiera de las cosas expresadas en ese artículo 19, sino que serán hostigados y perseguidos mediante los muchos recursos de los que dispone la Organización para estos casos. Si alguien lo hace, será expulsado o, como mínimo, reprendido.

Es sorprendente constatar cómo utilizan cuando les conviene los principios proclamados por organizaciones que ellos mismos consideran como alguna de las bestias de Revelación, así como las declaraciones de sus líderes. Merece la pena prestar atención a las citas y comentarios que hacía la ¡Despertad! del 8 de Enero de 1999 con respecto a ciertas declaraciones vertidas por algunas personas públicas o medios de comunicación. En este caso quieren dar la apariencia de una adhesión incuestionable hacia la libertad, el libre pensar y los derechos humanos:

La tolerancia no implica uniformidad ideológica. Uno puede discrepar de su prójimo e incluso estar totalmente convencido de que las ideas de este son erróneas y manifestar su disconformidad en público; no obstante, mientras no difunda mentiras para incitar al prejuicio, no incurre en la intolerancia...

El informe supracitado de la ONU sobre la eliminación de la intolerancia dice: "Dado que todos los tipos de intolerancia y discriminación basados en la religión o la creencia se originan en la mente del hombre, es a la mente del hombre a donde debe dirigirse inicialmente la acción".

Esta educación tal vez haga que algunas personas examinen sus propias creencias.

Los testigos de Jehová han constatado que una forma magnífica de promover la tolerancia es hablar con personas de diferentes ideologías... Esta obra les permite escuchar explicaciones doctrinales de sus interlocutores, de fes muy diversas e incluso ateos... De este modo favorecen la difusión del saber, lo que facilita el florecimiento de la tolerancia. Páginas 11 y 12.

Ciertamente produce consternación el observar la hipocresía que supone utilizar principios y declaraciones que de ninguna manera ellos respetan. Toda la aparente tolerancia de la que hacen gala en ese artículo de la revista ¡Despertad! no es más que un puro ejercicio de cinismo. Cualquier testigo que sea sincero ha de concordar en que de ninguna manera debe atender, comprender ni tolerar a un compañero que exprese dudas u opiniones disidentes con las del "esclavo fiel y discreto". Esa es la frontera que nunca se puede traspasar. Dicha persona está de antemano demonizada en sus publicaciones y, por tanto, en la consideración de la generalidad de los testigos que tienen normalizado su comportamiento y su actitud de rechazo sistemático hacia las personas que honradamente objetan a doctrinas que mantienen la Sociedad Watch Tower, pero que carecen de base bíblica. Llegados a ese punto se entiende como deslealtad a la Organización, o lo que consideran lo mismo, a Jehová, cualquier signo de comprensión o cualquier gesto que suponga escuchar razones bíblicas que no sean las de la Watch Tower.

En realidad lo que han hecho muchos de los ex testigos ha sido examinar sus creencias a la luz bíblica. Entre ellas hay algunas fundamentales para las que no encuentran apoyo bíblico posible. Además, han llegado a la conclusión de que, para ellos, ha llegado un momento en que el transigir en algunos puntos doctrinales y enseñarlos a otros en aras de una supuesta unidad de acción ha llevado a estar apoyando o participando en enseñanzas que distorsionan los relatos bíblicos y que incluso han llevado a poner expectativas falsas en las personas. Entre éstas cabe mencionar lo referente a las expectativas sobre el año 1975, ciertas doctrinas sobre la identidad del Rey del norte y el Rey del sur, lo relacionado con la profecía de Jesucristo respecto a la "generación que no ha de pasar", el desarrollo del juicio de las "ovejas y las cabras", etc., etc.

Debido a la imposibilidad de exponer la gravedad de todo eso públicamente en la propia congregación y, puede decirse, que ni tan siquiera privadamente, han decidido sencillamente utilizar su libertad, no sin costo humano (atribuible en exclusiva a las normas represivas e intransigentes de la Sociedad Watch Tower), abandonar lo que creen que es error religioso que viola la esencia de la enseñanza y los principios cristianos. Este es el caso de quien les escribe y otros amigos. Todos hemos afrontado problemas más o menos agudizados por manifestar nuestra opinión. Juzguen ustedes si todas esas bonitas palabras sobre la tolerancia, el examen de las propias creencias y la libertad para expresarlas digna y respetuosamente tiene cabida dentro de los testigos de Jehová. Algunos han sido expulsados con la etiqueta de "apóstatas" o han redactado una carta de renuncia. El resultado final es el mismo en todos los casos, la denigración del buen nombre de la persona que, automáticamente, pasa a ser considerado como alguien con el que, como mínimo, no es aconsejable tener asociación, deja de ser una compañía recomendable que incluso puede traer repercusiones negativas para quien se comunique con dicha persona. Esa es la tolerancia real de la Organización Watch Tower. Llega hasta el grado de forzar y exigir el cese de la comunicación personal de amigos y hasta familiares.

La ¡Despertad! del 8 de Enero de 1999 tenía además otra intencionalidad. En mi opinión, pretende demostrar que el gobierno francés se inmiscuye en la libertad religiosa, atentando contra ella en el caso de los Testigos de Jehová. En principio, es difícil concebir que el estado francés, debido a su tradición tolerante, pueda llegar gratuitamente a restringir de alguna manera ilícita la libertad religiosa a nadie. Es muy difícil que la idiosincrasia de la sociedad francesa apoye a un gobierno que discrimine a una parte de su población sobre la base de sus creencias religiosas. La ¡Despertad! interpreta que eso es lo que ha sucedido con ellos en alguna medida concreta que las autoridades de ese país han tomado. Preparando su razonamiento la ¡Despertad! dice:

La verdadera libertad de culto existe cuando el Estado trata por igual a todas las confesiones que respetan y obedecen la ley, y se desvanece cuando decide arbitrariamente cuál de ellas no es una religión, privándola de este modo de ciertos beneficios oficiales que se conceden a las religiones... (Páginas 8 y 9).

Sorprende bastante que, después de tantos esfuerzos por distanciarse de lo que podríamos llamar "religiones ampliamente reconocidas", ahora invoquen para sí también esa consideración. En todo caso y para ir al meollo de la cuestión, la página 11 reproduce un recuadro en el que aparece una Biblia encadenada y el siguiente epígrafe: La religión en peligro. Sólo los lectores habituales de la revista ¡Despertad! pueden llegar a verse manipulados al grado de que lleguen a concebir que en Francia se ponga traba alguna a difundir el mensaje de la Biblia o que la libertad religiosa esté cuestionada. Desgraciadamente para ellos, están tan habituados a la manipulación que aceptan todo (en el fondo y en la forma) lo que la letra impresa procedente de la Watch Tower les comunica. ¿Qué es lo que ha motivado semejante afirmación? El contenido del recuadro mencionado nos proporciona la clave:

En los últimos años, las autoridades han tratado de coartar las actividades de los testigos de Jehová de Francia negándoles los beneficios de que disfrutan otras religiones. Recientemente impusieron onerosos impuestos sobre los donativos que reciben los Testigos de Jehová para sufragar sus labores religiosas. Las autoridades impusieron injustamente un gravamen de 50 millones de dólares (impuestos y recargos), con el fin obvio de paralizar a esta confesión cristiana, que cuenta con 200.000 miembros y simpatizantes en Francia. Su actuación constituye un flagrante ejemplo de prejuicio religioso y atenta contra todo principio de libertad, igualdad y fraternidad.

Resulta chocante cómo, después de décadas proclamando la inminente destrucción de "Babilonia la Grande" a manos de los "diez cuernos", aprovechando cualquier leve apariencia de animosidad hacia la religión organizada de parte de los gobiernos para reafirmar su tesis en ese asunto, en esta ocasión, cuando es la propia economía de la Sociedad Watch Tower la que corre peligro, cambian totalmente el discurso con un inesperado gesto en defensa de "la religión", tal como se desprende de los comentarios vertidos en esa ¡Despertad! y muy especialmente en ese título que encabeza el mencionado recuadro de la página 11:

La religión en peligro

Después de tanto anunciar la inminente destrucción de Babilonia la Grande, después de desear tan ardientemente que los "diez cuernos" se ensañaran con ella, ahora acuden aparentemente echándole un cable para la supervivencia. El tratado "Franceses, se os engaña" que repartieron por toda Francia durante el último fin de semana de Enero de 1999 incluía estos párrafos (subrayado nuestro):

Un control fiscal que dura desde 1995 y que pretenden gravar las ofrendas para el culto de los fieles en un 60%. ¡Lo nunca visto para una confesión cristiana más que centenaria! ¿Que pasará mañana con las otras religiones ? Por las encuestas realizadas atenta a la libertad de más de 250.000 franceses. ¿A quién le tocará el turno mañana?

¡Qué repentino y sorprendente interés por las "otras" religiones! ¿Realmente los testigos franceses habrán utilizado un mínimo de su capacidad para pensar sobre el contenido de lo que han estado repartiendo sin que puedan haber salido de su asombro? Sólo quienes conocemos la enorme fuerza de la manipulación de las personas por parte de la Organización, podemos llegar a comprender el alcance de tanta contradicción y cómo algo así puede pasar. Unicamente en sectas dictatoriales en donde se corta de cuajo cualquier intento de auto examen puede ocurrir algo semejante.

Sin entrar en un juicio de valor con respecto a la decisión tomada por las autoridades francesas para el que me siento incapacitado, lo que sí rechazo, en principio, es que la actuación gubernamental se haya llevado a cabo "con el fin obvio de paralizar a esta confesión cristiana" [los testigos de Jehová]. Esa afirmación no puede responder más que a un interés en desviar la atención hacia unas posiciones que no responden a la realidad. De ese hecho se sirven para proclamar una actitud de victimismo injustificado.

Bajo ese prisma, de persecución u oposición, lo difunden y lo presentan a sus adeptos en otros países con el fin de afianzarr su fortalecimiento interno. El apartado Noticias teocráticas de Nuestro Ministerio del Reino correspondiente a Febrero de 1999 decía esto:

Pese a la oposición que encaran, los hermanos de Francia siguen predicando el Reino.

Me ha hecho recordar unas palabras de un superintendente francés dirigidas al auditorio de habla hispana en una asamblea celebrada en Francia hace algunas décadas. Haciendo una comparación entre la libertad religiosa existente en el país vecino y la falta de ella en la España de entonces, dijo más o menos:

Francia es un país libre, con libertad religiosa. Aquí los testigos de Jehová podemos expresar libremente nuestra fe, sin ser estorbados.

En vista de las palabras mencionadas en ese ministerio, uno se pregunta ¿Qué ha pasado en Francia desde entonces con relación a la libertad religiosa?, ¿tanto ha cambiado? ¿han ido hacia atrás en vez de hacia adelante? Si embargo, no cabe engañarse. Esas palabras de Nuestro Ministerio del Reino son más bien para consumo interno y para manipular a los propios testigos. ¿Cuál es esa supuesta oposición?

Durante tres días de campaña intensiva han utilizado a decenas de miles de ciudadanos franceses en reivindicación de sus intereses económicos, repartiendo a tal fin un breve tratado dirigido a la ciudadanía francesa. Ningún mensaje evangélico o de proclamación de las buenas nuevas en su hoja. Después de ponerse como ejemplo de sumisión a César en innumerables ocasiones, de propagar continuamente que sus adeptos pagan escrupulosamente sus impuestos, la Organización se desmarca y organiza una especie de insumisión civil, utilizando la presión que puede representar una muchedumbre de decenas de miles de personas. ¡Qué vergüenza! En Francia, como en el resto de países europeos no le van a faltar garantías en defensa de sus intereses, si creen que el Estado está vulnerando la ley. Pero no es suficiente, hay que organizar una cruzada, utilizar a los adeptos, sin que éstos sepan bien qué es lo que están defendiendo, privados de toda capacidad para cuestionarse su participación en una campaña más de la Organización como si se tratara de una modalidad más de publicar las Buenas Nuevas, simplemente la obediencia debida, el ser utilizados.

¡Qué diferencia con el escaso interés que en ocasiones muestran hacia el bienestar de una familia!. ¡Qué contraste, cuando se pone presión sobre la persona para que reconsidere un trabajo que le impide asistir a todas las reuniones!. En casos así no importa poner en peligro la supervivencia familiar. La sensibilidad es muy diferente cuando lo que está en juego son los dineros de la Organización. Entonces utilizan todos los medios a su alcance, incluyendo dinero y personas, manipulando el razonamiento.

Porque nadie los expolia para impedir la práctica de unas creencias. Si están en la situación en la que se encuentran es porque el gobierno, como mínimo, ha encontrado indicios de irregularidad o de fraude. Ni más ni menos. No les faltarán garantías para defender sus intereses. Con el dinero que los adeptos han aportado podrán pagarse buenos abogados para defender su causa. Pero ¡utilizar a tantos miles de personas como fuerza de presión para defender 300 millones de francos (50 millones de dólares , 7.600 millones de pesetas), gastándose alrededor de un millón de francos más en la propia campaña!... Es muy posible que el tiempo utilizado por millares de testigos franceses en ese fin de semana figure en sus estadísticas como tiempo dedicado a la predicación de las Buenas Nuevas del Reino.

Con relación a ese asunto, en Julio de 1998 el Cuerpo Gobernante dirigió una carta el Presidente de la República Francesa, Jacques Chirac, en la que imputaba "ataque a la libertad religiosa y a los derechos humanos" a la decisión tomada por las autoridades francesas de gravar las "donaciones" de los testigos franceses. Consideran ese acto como discriminatorio con respecto a otras religiones y se atreven a recomendar al Presidente que "crea en los principios de libertad, igualdad y fraternidad".

Cada vez uno queda más sorprendido por las actuaciones de la Organización Watch Tower. Los argumentos de esa carta, a la que dieron publicidad en el New York Times, contemplan "interpretación errónea de la ley que regula el ejercicio de la religión". El esfuerzo por desviar el asunto del centro mismo de la cuestión es evidente. Los departamentos legales de la Sociedad Watch Tower seguramente trabajan a destajo para encontrar los resquicios en la legislación de cada país que les garanticen su funcionamiento sin tener que dar cuentas al fisco. Así se explica que en unos países se haya sustituido el "precio fijo" que tenía la literatura en los países desarrollados y avanzados socialmente por el "precio sugerido" basado en contribuciones "voluntarias" (moralmente obligatorias). Ahí hay que encontrar la razón del procedimiento "simplificado" para la distribución de literatura (Ver el artículo Poderoso Caballero de esta serie). El hecho de disfrazar de "obra religiosa" una actividad de producir y distribuir literatura o de "forzar" que su práctica religiosa necesite de "literatura" que necesariamente han de consumir los adeptos, necesita de actividad económica, de dinero. De una u otra manera alguien lo ha de aportar. Las leyes humanas no son perfectas. Inevitablemente dejan lagunas por falta de previsión o por simple cuestión de matices interpretativos. Los movimientos de la Watch Tower en el sentido de prescindir de cobrar un precio fijo por la literatura a simplemente solicitar una contribución "voluntaria" hay que interpretarlos como un esfuerzo por escapar de un posible gravámen como corresponde a toda actividad comercial. Pero el espíritu comercial subyacente no cambia por eso.

Por tanto no deberíamos dejarnos intoxicar por la dialéctica. La práctica de la religión en sí no necesita que la persona esté consumiendo continuamente algo que le cuesta dinero (La Atalaya, por ejemplo, que todo testigo está obligado a considerar una vez por semana, pero por la que moralmente debe contribuir). Tampoco exige la práctica de la fe el que la persona vaya a sus vecinos con libros y revistas para "colocárselos", pidiéndole o insinuándole contribución económica. Está, de hecho, haciendo de vendedor de esa literatura y, tal vez, podría preguntarse si hasta podría estar participando inconscientemente en una actividad de "economía sumergida". En todo caso, si en la distribución de literatura a los no testigos no existiera nada de eso, sí que podría haberlo en la distribución que se lleva a cabo para los propios testigos dentro de la congregación, en el Salón del Reino, con la correspondiente caja para aportar contribuciones. Se da el caso dentro de las congregaciones que, cuando entienden que no se ha "contribuido" suficiente dinero, se dice que la congregación tiene un déficit con la Sociedad. ¿En qué quedamos? ¿Es o no gratis la literatura? ¿Cómo se puede estar hablando de que la literatura es y se distribuye gratuitamente, si al mismo tiempo se está hablando de déficit?

La realidad muestra que los testigos de Jehová han establecido una práctica religiosa que hace necesaria la producción de libros, folletos y revistas. Los adeptos están obligados a consumir esa literatura en sus reuniones y la han de distribuir a otras personas en su obra proselitista. La producción, la distribución y el consumo es continuo, ininterrumpido. Sus fábricas no paran. Sus reuniones están programadas para el consumo de lo que sus fábricas producen. No existe otra manera posible de cumplir con las obligaciones de culto que participando en esa actividad en la cual es imprescindible esa literatura y el necesario ciclo económico. Corresponde a las autoridades de los países en los que se lleva a cabo dicha actividad determinar si el dinero que se maneja ha de estar sujeto a impuestos de acuerdo a las leyes del país o las que regulan un espacio económico determinado. Tienen la obligación de velar por la justa distribución de las cargas financieras a las que están sujetas todas las entidades que desarrollan su actividad económica en el ámbito de su competencia. El ejercicio estricto de esa obligación nunca debe ser interpretado como "persecución" de ideas o prácticas religiosas.

Avanzando un poco más en las repercusiones que la actividad de la Organización Watch Tower ha tenido con respecto a los Derechos Humanos en personas de las que se ha servido, puede citarse el artículo 23.3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos:

Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social.

La Sociedad Watch Tower utiliza a personas voluntarias en diferentes facetas de su actividad: reparto de literatura por publicadores y precursores; el trabajo de superintendencia de las congregaciones a cargo de los superintendentes de circuito y distrito; trabajadores en los diversos departamentos de Betel en los que se incluye la producción y la dirección administrativa.

En especial los precursores "especiales", los superintendentes y los miembros del personal de Betel podrían verse afectados por problemas económicos a medida que van llegando a una edad en la que puede resultarles dificultosa la incorporación a la vida laboral. Naturalmente que estas personas han decidido generosa y voluntariamente el curso de su vida, entregada a una causa que han creído espiritualmente "remuneradora". En principio no habría nada que objetar a eso. Sin embargo, es posible que su decisión, tomada en años jóvenes, haya sido influenciada por la creencia de que en no muchos años vendría el fin. Así lo ha presentado la Organización ininterrumpidamente. De múltiples maneras ha inculcado en las mentes jóvenes la inutilidad de "desperdiciar" las energías tras carreras y empleos "mundanos" que poco provecho habían de reportar a la persona, dada la inminencia del fin. En ese sentido debería sentirse responsable por las posibles repercusiones negativas que el paso del tiempo y el fallo de sus "incontestables" predicciones puede acarrear a muchos.

A todos los que han estado dispuestos a gastar sus energías al servicio que se les ha propuesto y han sido reclutados por la Sociedad, ésta les asigna tareas específicas, todos tienen un cometido determinado, una remuneración o ayuda mínima y disponen de unos días de vacaciones anuales. ¿Qué ocurre si alguna de estas personas abandona debido a la salud, el cansancio, la discrepancia, o simplemente la "echan" como ha ocurrido recientemente con medio centenar de trabajadores "voluntarios" en la sucursal española?.

En principio, tendrán que "buscarse la vida" en una sociedad que exige mucho. Es posible que la familia tenga que asumir una carga "extra" en tanto la persona rehace penosamente su vida en la sociedad. Los años que ha estado al servicio exclusivo de la Organización los ha perdido para siempre con respecto a los beneficios sociales que se derivan de no haber cotizado a la Seguridad Social. Para algunos puede ser una situación muy difícil que les ha sobrevenido o les pueda sobrevenir en el futuro como consecuencia de una elección hecha en unas condiciones discutibles. Estoy pensando en precursores especiales conocidos que dejaron su trabajo hace muchos años. Algunos han sobrepasado los 50 años y están en una dependencia total de la Organización. El futuro de algunas de esas personas me preocupa seriamente.

De alguna manera, la Organización debería de responsabilizarse de estas personas. La reflexión que me hago es que el dinero y el patrimonio adquirido ha sido mediante la colaboración de todos y no creo que nadie pusiera objeción a que la Organización reparara en lo posible algo de lo que estas personas han perdido con sus años de servicio desinteresado. Seguramente les corresponde en justicia. Deberían pensar seriamente en que, desde el Presidente de la Sociedad hasta el último "precursor especial" o "betelita" (independientemente de su manera de pensar actual) que haya dedicado un tiempo significativo a la "obra" tiene derecho moral a algún grado de compensación material, si ha sido gravemente perjudicado o si, debido a las circunstancias, su vida se ha hecho dependiente de la Sociedad. No soy tan ingenuo como para pensar que todo resulte así de fácil.

Legalmente lo han de tener todo muy bien estudiado y el "imperio" no debe correr peligro en ese sentido. Pero me es difícil reconocer la congregación que fundó Jesucristo en una organización estructurada a la manera de la Watch Tower, que pueda infringir daño a miles de personas que inocentemente entregaron sus mejores años a servirla. En algunos aspectos, podría dar la impresión de que su forma de actuar, orillando, tal vez "legalmente", asuntos espinosos, dedicando mucho esfuerzo y dinero a una defensa previa, o si lo prefieren, buscando la situación legal que les proporcione acomodo y suficiente seguridad ante posibles demandas que pudieran sobrevenirles, no es más que un blindaje jurídico contra potenciales reivindicaciones de personas que le han servido incondicionalmente durante muchos años. Puede haber una defensa previa contra personas a las que han utilizado.

Obligados por la presión gubernamental en ciertos países como Alemania y Francia han tomado algunas medidas de cobertura social hacia sus trabajadores. Es increíble que tengan que ser los gobiernos quienes obliguen a una protección a sus súbditos, ya que de no ser así, pueden llegar al fin de su vida en una situación penosa desde el punto de vista económico, después de haberse gastado por los intereses de la Watch Tower.

El respeto por los derechos humanos nunca debería estar en entredicho en ningún colectivo que afirma ser cristiano. O dicho de otro modo, la conducta y la actividad de un grupo de personas que alegan ser cristianas jamás habría de dar ocasión a dudas razonables de que en su seno se vulneran algunos de esos principios. Ninguna persona debería resultar gravemente dañada material o psicológicamente como consecuencia directa de pertenecer o haber pertenecido a dicho grupo. La realidad nos muestra que son muchos los ex testigos que necesitan de atención para rehabilitarse psicológicamente, debido a todas las circunstancias que envuelven la salida de la Organización. El sentido común nos dice que, cuando eso se produce, en vez de recurrir a razonamientos de propia exculpación, se debería ser honesto y examinar las normas causantes de esas situaciones. Por el momento es algo impensable en una Organización autoritaria, que se ha dotado de recursos de poder para que eso no suceda, impidiendo que nadie pueda disentir sin salir seriamente perjudicado.

(Contribuido)




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