Todo el entramado doctrinal que a través de los años han edificado los dirigentes de los Testigos de Jehová desde las oficinas centrales de la Sociedad Watch Tower en Brooklyn gira en torno a dos doctrinas tan fundamentales para ellos como erróneas en cuanto a su justificación bíblica:
1. Una de carácter cronológico y que abarca todo un rosario de afirmaciones especulativas vinculadas en la actualidad y desde hace bastantes décadas a la fecha que han establecido como trascendental y pilar de referencia para las mismas: 1.914.2. La otra tiene que ver con lo que llaman “el esclavo fiel y discreto”, concepto distorsionado de una parábola de Jesucristo que les suministra la base para una competencia exclusiva de interpretar la Biblia así como para justificar un autoritarismo injusto y abusivo, que ejercen impunemente y sin contemplaciones, al más puro estilo dictatorial.
Ambas están fuertemente ligadas a interpretaciones caprichosas de parte del capítulo 24 del evangelio de Mateo, aunque con conexiones a otros lugares de la Biblia igualmente manipulados tanto en lo que se refiere al contenido de los textos implicados como a la propia relación que fuerzan sin que exista nexo alguno posible entre unos y otros. De ellas se origina otra serie de doctrinas derivadas hasta completar todo un sistema que abarca un buen porcentaje del bagaje doctrinal de la organización. En este artículo nos ocuparemos de lo relacionado con esta segunda, la que tiene que ver con el “esclavo fiel y discreto”.
Es tal la abundancia de información publicada al respecto, ya sea en breves referencias insistentemente incluidas en todo tipo de publicaciones, como artículos completos dedicados a desarrollar extensamente la doctrina que resulta asfixiante. Se trata de un tema que no se cansan de inculcar, ya que en él radica y tiene su justificación la posición que se han adjudicado. Es todo un bombardeo a la mente de los lectores para implantar en ellos una enseñanza que carece totalmente de apoyo bíblico. En contraste, como sucede con todas las enseñanzas de la Sagrada Escritura, que es equilibrada en el tratamiento dado a los temas, esta parábola de Jesucristo sólo está recogida por dos evangelistas: Mateo y Lucas, suficiente para exponer la enseñanza que quiere transmitir.
Ante tanta repetición del asunto en la literatura de la Sociedad Watch Tower, intentaré abordar sólo una ínfima parte, la que permita establecer claramente su posición, que por otra parte, creo es de sobras conocida por el noventa por ciento de quienes lean estas líneas. Me permito recordar que los artículos de esta serie lo que pretenden es, partiendo de los propios pasajes de la Sagrada Escritura como base primordial, aportar razonamiento para hacer mostrar en dónde las alegaciones de la Sociedad Watch Tower no tienen cabida posible dentro del contexto bíblico en el que presumen estar basadas y dar oportunidad de recapacitar sobre ese hecho. Para ello, es imprescindible recoger la versión que ofrece la Sociedad a fin de compararla con los textos afectados. Sin embargo, son tantos los matices y las ramificaciones “menos importantes” que se hace necesaria una selección de lo “esencial” de tal manera que los “árboles” no nos hagan perder la visión del “bosque”. Ese es, en general, el método seguido al abordar esta tarea, intentando no caer en una minuciosidad exhaustiva, tampoco en hacer un estudio muy profundo de los textos bíblicos, sino tratar de hacer una exposición sencilla, pero seria tanto en éste como en el resto de los temas abordados. Las diferentes vertientes doctrinales que sean de cierta entidad y estén relacionadas con el tema las iré tratando por separado en otros artículos por razones de claridad, centrando la atención la mayoría de las ocasiones en un solo aspecto cada vez.
En este sentido y, antes de entrar en materia, conviene aclarar que este tema forma parte de una doctrina previa, igualmente errónea, que es la división de los cristianos en dos clases: unos pocos (144.000) que irán al cielo, todos los demás con expectativas de vivir en la tierra. A fin de cuentas, “el esclavo fiel y discreto” lo componen una minoría perteneciente al grupo de los 144.000. En esta consideración no vamos a analizar el asunto desde este punto de vista y todas las derivaciones posibles, suponiendo que es materia conocida suficientemente por todos, aplazando por tanto otros análisis que se hacen necesarios.
Una de las afirmaciones categóricas de la Sociedad es que Jesucristo predijo el nombramiento de ese grupo al que denominan “esclavo fiel y discreto” y que, de acuerdo con ello, efectivamente les llegó tal nombramiento en la segunda década de este siglo veinte. Así el manual “Razonamiento a partir de las Escrituras” en la página 386 dice:
Jesús dijo que tendría en la Tierra un “esclavo fiel y discreto” (sus seguidores ungidos como grupo), agencia por la cual él proveería el alimento espiritual a los que componen la casa de la fe. (Mat. 24:45-47)En cuanto a su nombramiento, La Atalaya del 15.5.1995, en la página 15, párrafo 22 afirma:
No obstante, después de muchos siglos, el Amo regresó conforme a su promesa y encontró al “esclavo fiel y discreto” dando a los “domésticos” su alimento al tiempo apropiado. En consecuencia, Jesucristo nombró a este esclavo “sobre todos sus bienes”. (subrayado nuestro).El libro “Apocalipsis... ¡Se acerca su Magnífica Culminación!” en la página 63, párrafo 18 dice:
En 1919 Jesús cumplió su promesa y reconoció como “esclavo fiel y discreto” suyo al grupito de cristianos ungidos genuinos. (Mateo 24: 45-47) subrayado nuestroMás o menos lo mismo repiten en la página 137, párrafo 32.
Como siempre lo más importante es situarnos en el punto de partida, en este caso en el texto bíblico que da pie a esta interpretación (continuamente aconsejaremos al lector que nunca pierda de vista lo fundamental, el contenido bíblico. Es la única manera de no divagar y perderse en todo ese artificio demagógico que emplea la Watch Tower) y posteriormente trataremos de hacer una lectura de las cosas importantes que, con respecto al tema que tratamos, pueden extraerse.
El texto dice:
Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Entendedlo bien: Si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no dejaría que le horadasen su casa. Por eso, también vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre. ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, a quien el señor puso al frente de su servidumbre para darles la comida a su tiempo? Dichoso aquel siervo a quien su señor, cuando llegue, encuentre haciéndolo así. Yo os aseguro que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si aquel siervo malo se dice en su corazón: ‘Mi señor tarda’, y se pone a golpear a sus compañeros y come y bebe con los borrachos, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los hipócritas; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Mateo 24: 42-45 (BJ).Es muy claro que Jesucristo estaba resaltando la importancia de estar alerta, despiertos y preparados. En ese sentido lo que hizo fue, mediante una parábola, hacerles ver esa necesidad. A continuación introdujo la parábola de las diez vírgenes que enfatiza la necesidad de tener las cosas apunto, seguida de la parábola de los talentos que hace hincapié en utilizar los dones, las habilidades de cada cual para tener con qué responder al dueño a su regreso. Es decir, en los tres casos se habla de alguien que se ausenta o a quien se espera (El señor de una hacienda, el novio a quien se espera para el banquete y un hombre que al partir de viaje encomienda sus negocios a sus siervos). Son parábolas, cada una de las cuales nos transmite una enseñanza particular, bajo un aspecto diferente, pero en el fondo, muy similares, teniendo además, un epílogo común: la venida de Jesucristo, a quien hay que rendir cuentas. En ese hecho convergen las tres en su desenlace final, encajando perfectamente en el tema primordial que desarrolla el capítulo 24 de Mateo. ¿Quién es capaz de ver aquí algo así como el nombramiento, previamente anunciado, de una “agencia” para distribuir alimento espiritual, transformando de esta manera lo que es una parábola con una enseñanza muy concreta en una profecía con un supuesto nombramiento llevado a cabo hace unos ochenta años?
Para empezar, el alimento espiritual, la enseñanza para el cristiano, está en la Biblia, disponible a todos por igual y en ningún sitio se afirma que la interpretación de la misma deba llevarse a cabo por unas personas predeterminadas, con nombres y apellidos, excluyendo a todos los demás por no haber sido designados para ello en un nombramiento selectivo llevado a cabo en una determinada fecha (1919) como si de un “club de miembros limitados” se tratara.
El evangelista Lucas vierte el pasaje paralelo de esta manera:
“Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas, y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran. Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá. Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos ellos! Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa. Vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre.” Dijo Pedro: “Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos?” Respondió el Señor: “¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente? Dichoso aquel siervo a quien su señor, cuando llegue, encuentre haciéndolo así. De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si aquel siervo se dice en su corazón: ‘Mi señor tarda en venir’, y se pone a golpear a los criados y criadas, a comer y a beber y a emborracharse, vendrá el señor de aquel siervo el dia que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los infieles. Lucas 12: 35-46 (BJ)Lucas relata ese pasaje con claras variantes que incorporan detalles adicionales, útiles porque arrojan suficiente claridad a la hora de extraer la enseñanza que contiene. A este respecto, resulta interesante prestar atención a esta pregunta de Pedro: “Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos?”
De manera que queda meridianamente claro que se trata de una parábola y como tal ha de considerarse este pasaje en su integridad. Una parábola es una exposición alegórica que transmite una enseñanza y es diferente a una profecía y a una promesa. La respuesta de Jesús a Pedro es precisamente esclarecedora para entender tanto la enseñanza en sí como la universalidad de la aplicación, al no delimitarla a nadie en concreto. Por tanto, cualquiera que está al tanto de la enseñanza bíblica, que aporta su conocimiento, su experiencia, su ayuda, aquello que tiene y puede, cumple con la condición de ser un siervo prudente y fiel para con su amo.
Es conocida la costumbre de Jesucristo de enseñar utilizando ilustraciones y, dentro de las ilustraciones, las preguntas adquieren una importancia determinante en la aclaración de la enseñanza que las mismas encierran. ¡Estaríamos listos si anduviéramos asignando a personas concretas o “grupos identificados” la aplicación de las enseñanzas que Jesús transmitió valiéndose de este método! ¿Os imagináis a dónde podríamos llegar si empezáramos a pegar “cartelitos” a las personas y clasificarlas en las cuatro clases de tierra que Jesús mencionó en su parábola del sembrador ( Mateo 13: 3-9)?. Jesucristo impartió enseñanza de carácter general. El resultado concreto en las personas sólo Dios es capaz de conocerlo. Por tanto, como tantas otras cosas, en el día de Juicio se verá quién realmente se ha comportado como un “siervo fiel y prudente”. Por eso la versión de La Sagrada Biblia bajo la dirección de los claretianos Pedro Franquesa y José Mª Solé extrae el mensaje que contiene la pregunta de Jesucristo en Mateo 24:45 y lo vierte en forma de consejo de esta manera:
Portaos, pues, como el siervo fiel y providente a quien su Señor constituyó mayordomo de sus criados, para que a su tiempo les repartiera el sustento. (Editorial Regina 1.965) Subrayado nuestro.Esa es la enseñanza fundamental: que ante la incertidumbre de la llegada del amo, el estar vigilante, atento y preparado, implica tener las cosas en orden, dar atención a todas las obligaciones de tal modo que ninguna de las horas posibles de llegada del señor de la casa resulte inoportuna, por la negligencia del mayordomo.
Podemos observar también cómo Lucas hace referencia en primer lugar, aunque en términos diferentes a lo que, en Mateo, es la parábola de las diez vírgenes, lo que nos reafirma en que, como antes decía, todo el conjunto tiene un mensaje único, aunque visto desde diferentes aspectos.
En lo que respecta a la parábola de los talentos (Mateo 25: 14-30), me gustaría, querido lector, que en alguna ocasión le dieras atención observándola bajo el punto de vista de establecer una semejanza en algunos aspectos con la del “esclavo fiel y discreto” (Mateo 24: 45-51). En ambos casos se recibe una responsabilidad antes de ausentarse el amo, y en ambos casos hay una llamada a rendir cuentas a su regreso. Curiosamente la frase de conclusión es exactamente la misma en los dos casos:
Allí será el lloro y el crujir de dientes.Seguramente nos parece ridículo asignar a grupos de personas diferentes, pero bien delimitados, una pertenencia a clases como “el grupo de los cinco talentos”, “el grupo de los dos talentos” y “el grupo de un talento”. Sin embargo es fácil entender que eso es así, sólo que nadie está predeterminado como por decreto a estar encuadrado en cualquiera de esos grupos. Lo que cabe entender es que cada uno tiene unas habilidades recibidas, las trabaja, y finalmente merece la recompensa que su amo considera justa en cada caso. ¿Por qué hacer una excepción con la parábola del “esclavo fiel y prudente” y llegar a una conclusión tan arriesgada?. Cuando vuelvas a leer los capítulos 24 y 25 de Mateo será una buena ocasión para hacerlo tal vez con más atención que de costumbre.
En cuanto a que Jesucristo regresó es una afirmación temeraria. Para aclararnos un poco diremos que últimamente lo que afirman es que en 1.914 vino como Rey y que hacia 1.919 nombró al “esclavo fiel y discreto” al frente de todos sus intereses. La otra venida, como Juez, se producirá cuando venga a juzgar y separar “las ovejas de las cabras”. Cabe preguntarnos ¿Cuál es el sentido de la pretendida presencia de Jesucristo durante un tiempo tan dilatado?. ¿Por qué hacer distinciones en cuanto a venidas diferentes en base a distintas funciones a desempeñar en cada una de ellas?. Como no es este el tema de esta ocasión, dejaremos constancia del hecho de que la Biblia sólo habla de un único regreso y continuaremos con lo que ahora nos interesa, dejando para otra ocasión estas otras cuestiones.
Hay un aspecto que considero importante sobre el que quisiera llamar la atención, porque entiendo que ratifica lo que antes decía en cuanto a que El Nuevo Testamento se refiere a un hecho único cuando habla de la venida, parousía o regreso del Señor. Si realmente fuera cierto que ese “cuando llegue” se realizó en 1914 (produciéndose a partir de ese momento su “presencia invisible”) entonces deberían dejar de celebrar la conmemoración de la Cena del Señor. Efectivamente, cuando Pablo se dirigió a los cristianos de Corinto sobre la manera de celebrar este acto dignamente, escribió estas palabras:
Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga (élze –venga-). 1ª Cor 11: 26 (Thompson) (Subrayado nuestro)La forma verbal utilizada corresponde al aoristo del verbo griego érjomai que significa venir, llegar. Este mismo verbo es el que se utiliza en Mateo 24: 46 (élzon -cuando venga-), lo que muestra que ambos textos se refieren a un acontecimiento único, la llegada o venida del Señor. También se utiliza este verbo en Marcos 8: 38, donde leemos:
Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él cuando venga (élze –venga-) en la gloria de su Padre con los santos ángeles . (Thompson) (Subrayado nuestro)Es exactamente el mismo verbo utilizado en Mateo 25: 31. Cabe concluir que todos estos versículos se refieren al mismo evento. (Quiero hacerle recordar al lector, para que le sea motivo de reflexión, que el pasaje relatado en Mateo 25: 31-46 hasta no hace mucho la Sociedad lo ubicaba en un período de tiempo que, arrancado de 1.914 se extendía hasta Har-Magedón).
Podemos aún considerar otro aspecto. En la parte final de la parábola, complementa el mensaje de la misma con la otra cara de la moneda, es decir, en caso de que el tal esclavo, siervo o mayordomo no esté cumpliendo con sus obligaciones, sino que abusando de su posición, se dedique a golpear a sus coesclavos,
vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los hipócritas; allí será el llanto y el rechinar de dientes.Este lenguaje lo utiliza Jesucristo habitualmente cuando habla de juicio (ver Mateo 25: 30; Lucas 13:28), reforzando la idea que aquí sostenemos, que no es otra sino la de que cuando se produzca la segunda venida de Cristo (la única después de su aparición hace veinte siglos en Palestina), será para dar a cada uno según merezca. Os recomiendo hagáis con toda tranquilidad una lectura del Nuevo Testamento y os fijéis que prácticamente siempre que se alude a la venida de Jesucristo en los múltiples lugares y formas en que lo hace, el contexto indica que va acompañada de juicio, premio o castigo, etc.
En cualquier caso, lo que hay que tener muy claro es que un pasaje bíblico como el que estamos considerando tiene una unidad de pensamiento a la que todo el conjunto de elementos que lo conforman contribuye. No se puede, por tanto introducir una ruptura interna del mismo, desplazando sus componentes, cosa que ocurriría si ese “rechinar de dientes” (que evidentemente no ocurrió en 1914) lo ignoramos. Por otra parte, si lo situamos en su lugar cronológico (al tiempo del juicio), el nombramiento del “esclavo” en 1.919 debemos desvincularlo de esa parte del texto.
Como vemos, los problemas se acumulan para aceptar tal cosa como una venida de Jesucristo de ningún tipo en 1.914 ni en ninguna otra fecha. Es difícil y cada vez lo será más el mantener tal postura. Pero si se han atado y cada vez añaden ligaduras a esa fecha es por la tozudez que los caracteriza, no porque tengan aval bíblico que los respalde.
Como dato anecdótico, y para quienes todavía no hayan leído el libro Crisis de Conciencia de Raymond Franz (y a quienes aconsejo su lectura), incluyo una referencia que indica cómo la aparente solidez que transmiten hacia afuera de sus doctrinas no siempre tiene la correspondiente seguridad dentro del núcleo reducido de personas que componen el “cuerpo gobernante”. El comenta que en una sesión del cuerpo gobernante que tuvo lugar el 19 de Febrero de 1.975 (cuando aún era miembro del mismo), el entonces presidente de la Sociedad, N. H. Knorr dijo:
Hay algunas cosas que sé –sé que Jehová es Dios, sé que Cristo es su Hijo, que él dio su vida como rescate por nosotros, que hay una resurrección. De otras cosas no me siento tan seguro. 1.914 –yo no sé. Nosotros hemos hablado por mucho tiempo sobre el 1.914. Quizás estamos en lo cierto y yo espero que lo estemos. (Página 245)Unos 13 años después de eso, en el libro “Apocalipsis... se acerca su magnífica culminación”, en la página 33, párrafo 3 tildan de “falsos apóstoles” a quienes niegan que Jesús recibiera el poder en 1.914.
Juzgue el lector. Si se dice que son “falsos apóstoles” los que niegan que Jesucristo vino en 1.914 para hacerse cargo del poder, ¿por qué el presidente de entonces tuvo diferente trato al expresar sus dudas?.
En cuanto a ese supuesto “nombramiento” en una fecha tan precisa como 1.919, supongo que, como todo hecho que “realmente” se produce, además de “año”, también debe tener “mes” y “día”; incluso una hora concreta en la que se produce el evento ¿Podrían decírnoslo? No es ninguna burla de gusto “dudoso”, al menos no pretendo que sea, sino que es una exigencia de ese mecanismo que llamamos razonamiento y que, al menos para mí, se queda incompleto a falta de esos detalles, “la historia” y la “realidad” tienen sus reglas. En otros aspectos, como las personas implicadas en el nombramiento, etc., aunque también son requisitos para poderlo considerar como tal, no es necesario que nos fijemos.
Como el caso no reúne las condiciones para que podamos considerarlo un “hecho”, a la manera que entendemos lo son los hechos bíblicos, como también cualesquiera otros hechos considerados históricos y no meramente imaginarios, cabe concluir que son ellos quienes se han autoproclamado y nombrado como el “esclavo fiel y discreto” con unas atribuciones que desfiguran lo que Mateo 24: 45 enseña.
No es necesario insistir mucho, pero también conviene no pasar por alto, el hecho de que como sucede con muchas otras, ésta es una doctrina, cuya situación actual es diferente a lo que fue en sus orígenes, ya que, al menos durante treinta años, todos aceptaron a C. T. Russell personalmente como el “esclavo fiel y discreto” a lo cual él no se opuso, a nadie le amarga un dulce, y es que el halago es una de las constantes favoritas en los escritos de la Watch Tower.
Son conscientes de que en el mantenimiento de esta enseñanza en torno al “esclavo fiel y discreto” está su fuerza para controlar férreamente todo aspecto dentro de la organización. Así, como es práctica habitual en ellos, en lugar de pararse a examinar las cosas, admitir que ante tantos fracasos pudiera ser que en algo fundamental están equivocados y plantearse seriamente corregir sus torpezas, refuerzan su postura de siempre, reafirmándose una y otra vez en las mismas enseñanzas y arreciando en sus peroratas contra esos “apóstatas” que pueden estar escondidos en cualquier parte.
Por otra parte, esta deliberada y permanente actitud de atraer y concentrar la atención de todos hacia un grupo tan reducido de personas, estando siempre sometidos a la influencia de su literatura, en vez de promover la adoración limpia a Dios, la lealtad debida a Jesucristo y la consideración de la Biblia sin interferencias deformadoras de su contenido, tiene como resultado el complacer su desorbitado sentimiento de egolatría. De una gran parábola de Jesucristo, en lugar de extraer la enseñanza que encierra, la han transformado en un concepto de magisterio exclusivo y fuente de poder indisputable al que someten a toda la grey de una forma abusiva tal que convierte a todos en auténticos “esclavos del esclavo”.
(Contribuido)