Los Testigos de Jehová

La Generación que no había de pasar (Contribuido)


Es más que notorio que el punto central en los pensamientos y anhelos en el colectivo de los testigos de Jehová se ha circunscrito a una espera de la realización inmediata del propósito de Dios. Desde la Watch Tower se han emitido unas "señales" que han sido la base para una serie de cálculos oficiales y consideraciones individuales con influencia directa en el comportamiento de las personas. Han sido arrastrados a sentir la sensación de la proximidad del fin de este "sistema de cosas" en menos tiempo del que ya ha pasado y han sido fuertemente estimulados a participar en una obra "urgente" de juicio escenificado a través de las visitas a las personas allá donde éstas se encontraran. A todos ellos se les ha hecho palpar la entrada en el Paraíso. Hasta tal grado la vida de los testigos ha estado impregnada por esa visión del tiempo y los acontecimientos de todo tipo, tal como puntualmente iban siendo interpretados desde las páginas de los "atalayas" de Brooklyn, que ha absorbido muchas energías y ha discriminado el resto de cosas como algo secundario, prácticamente superfluo, en la vida cotidiana de una buena parte de esas personas.

El tiempo se ha alargado bastante más de lo que habían marcado los dirigentes de la Organización, quienes finalmente han ¿reconocido? que el "juicio" que habían hecho creer estaban protagonizando durante más de 80 años, desde la supuesta "venida" de Jesucristo en 1914, no ha sido tal. Ese juicio no ha existido, ya que está en el futuro y corresponde únicamente a Jesucristo, y la creencia interna de una participación en algo tan importante ha resultado fallida. Las explicaciones han sido las de costumbre, pocas y exentas de responsabilidad. La deuda de la Organización, en ese sentido, se ha incrementado a niveles cada vez más insoportables. De una parte hacia las personas, a quienes han mantenido y siguen manteniendo en un enfoque distorsionado de la realidad y de otra, hacia Dios mismo y su Palabra que han manipulado y adulterado a su antojo.

El fondo de todo eso era un período de 70 u 80 años, cuyo inicio coincide más o menos con el arranque del siglo XX, y que ha sido rebasado con creces sin que haya registrado nada de lo que los dirigentes de la Watch Tower le habían asignado en tono tan categórico como injustificado. Este tiempo, protagonizado por millones de personas que han tenido en común haber llegado a formar parte de la comunidad de los testigos de Jehová, así como compartir una parte de su vida con la de personas nacidas antes de 1914, ha sido declarado por la Sociedad Watch Tower como el destinado necesariamente a ver el fin de este sistema de cosas en la guerra de Armagedón, ya que las personas que observaron el desarrollo de la I Guerra Mundial también constituían una señal, eran la generación que no había de pasar sin que esas cosas se realizaran.

Ha sido un asunto tan rotundamente defendido, tan enfática y extensamente publicado que ha resultado consustancial al mensaje proclamado así como a la propia vida de los testigos de Jehová durante todo este siglo que en breve cerrará su última página en la historia. El capítulo 3 del libro Sobrevivientes que entran en una nueva tierra, publicado por la Sociedad Watch Tower hace unos quince años (en 1984) lleva por título ¿Cuánto durará el sistema actual? De su comienzo destaco estas palabras:

1 ...¿Cuándo será destruido el sistema inicuo actual? ¿Viviremos para ver la Tierra convertida en un lugar donde los que aman la justicia puedan disfrutar de paz y seguridad completas?

2 Jesucristo suministró notables detalles que dan contestación a estas preguntas. Lo hizo cuando sus apóstoles preguntaron "[¿]Qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?" Con relación a la destrucción misma del inicuo sistema actual, Jesús dijo claramente: "Respecto a aquel día y hora nadie sabe, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino sólo el Padre" (Mateo 24: 3, 36). Sin embargo, sí describió de modo considerablemente detallado la generación que vería "la conclusión [giego: syntéleia] del sistema de cosas", el período que llevaría al "fin [giego: telos]". Página 21 (Subrayado nuestro).

Incluyo también los párrafos 14 y 15 de ese mismo capítulo (página 28 del libro), subrayando algunos puntos que creo importantes de resaltar:

14 Pero ¿no indica el hecho de que hayan pasado 70 años desde 1914 que pudiera haber alguna duda en cuanto a si realmente hemos estado en los "últimos días" desde ese año y en cuanto a si la venida de Cristo como ejecutor está cerca? ¡De ninguna manera! Respecto a los que verían el cumplimiento de "la señal" desde su principio, empezando con el año 1914, Jesús dijo: "En verdad les digo que de ningún modo pasará esta generación hasta que acontezcan todas estas cosas" (Marcos 13: 30). Miembros de esa generación todavía subsisten, aunque la cantidad va decreciendo rápidamente.

15Es verdad que las estadísticas indican que la duración media de vida, sobre base mundial, es ahora de solo 60 años, pero millones de personas viven más tiempo. Según estadísticas disponibles, en el año 1980 aproximadamente 250.000.000 de las personas que estaban vivas en 1914 todavía vivían. Esa generación todavía no ha desaparecido. Sin embargo, es interesante el hecho de que cifras publicadas por la Organización de las Naciones Unidas que de los nacidos en 1900 o antes, sólo 35.316.000 personas, según los cálculos todavía estaban vivas en 1980. De modo que la cantidad se reduce rápidamente a medida que las personas alcanzan edades que pasan de los 70 y 80 años. Cuando estos hechos se consideran junto con todos los detalles de la señal profética de Jesús, señalan vigorosamente que el fin está cerca. (Lucas 21: 28).

En esencia, estos párrafos recogen fielmente la doctrina sobre la "generación que no pasará" de la que se ha hecho proclamación pública y reiterada con gran profusión de artículos sobre el tema, ricos en ilustraciones tipográficas que recalcan el estado de decadencia del ciclo vital de las personas consideradas como referentes e indicadores visibles de la proximidad del fin. Había calado tan hondamente en el pensamiento de los testigos que se ha constituido en una fuerza motivadora y una referencia constante en su vida. El peso de la argumentación recae en el transcurso de la vida de las personas nacidas con anterioridad a 1914. Descartan cualquier posibilidad de duda y concluyen que todas las consideraciones hechas en esos párrafos constituyen la base para considerar la cercanía del fin.

Ese razonamiento lo hemos oído decenas o centenares de veces, vigorosamente enfatizado por unos discursantes más próximos a la paranoia que a al rigor mínimo que ha de exigirse a cualquier declaración que una persona emita ante un auditorio por muy predispuesto que éste se muestre para aceptar lo que le digan. Es cuestión de ser sinceros, honestos y tener sentido de la responsabilidad. Al respecto me viene a la memoria la ingenuidad de un anciano que no hace muchos años gustó de obsequiar a la congregación con un rancio discurso sobre el tema y que en el transcurso del mismo dijo lo siguiente:

"Yo quedo asombrado de cuántos hermanos levantan la mano cuando pregunto en las congregaciones quiénes recuerdan aún aquellos hechos trascendentales de la gran guerra".

Recuerdo haber hecho un rápido recordatorio con el resultado de que ni en la propia congregación ni en las de alrededor había nadie que pudiera estar en esas circunstancias. Si es verdad que le había sucedido eso, pudiera ser que alguien tan "despistado" como el propio orador levantara la mano acordándose tal vez de hechos relacionados con la II Guerra Mundial o incluso con la Guerra Civil Española, pero difícilmente con la guerra de 1914. La impresión que tengo es que La Atalaya del 1 de Noviembre de 1995 con la "nueva visión" sobre el tema de la "generación" debió coger a ese anciano en plena ronda por las congregaciones "atizando" el fuego del "viejo conocimiento" sobre esa materia. Todo un jarro de agua fría sobre su inocente e injustificado ardor.

Remontándonos años atrás La Atalaya del 1 de Enero de 1962 llevaba un artículo titulado El tiempo para la Venida del Reino de Dios en cuyo párrafo de conclusión, entre otras cosas decía:

No descarte precipitadamente la evidencia de que éste es el tiempo para el reino de Dios.
La cronología bíblica fija el año 1914 como el tiempo en que Cristo vino y comenzó a gobernar en medio de sus enemigos. (Sal. 110: 1-2) Los acontecimientos de los pasados cuarenta y siete años apoyan la evidencia cronológica como correcta. ¡El reino de los cielos está aquí! Y pronto, dentro de esta generación, vendrá con toda su fuerza destructiva contra Satanás y su inicuo sistema de cosas.
(Página 25. Subrayado nuestro)

Desde luego no están como para dar lecciones de qué es o qué no es precipitación. Han caído en ella centenares de veces. Tampoco tienen una idea clara de lo que es evidencia, ya sea cronológica o de cualquier otro tipo. Desde que se escribieron esas palabras han pasado 37 años más, período que puede corresponderse aproximadamente con una generación entera (No confundir una generación, con la duración de una vida). De manera que no sólo los testigos que leyeron entonces esas palabras no han visto semejante cosa, sino que ni siquiera sus hijos pequeños o recién nacidos entonces la han visto. Estos están actualmente en la edad madura y probablemente con hijos adolescentes. Teniendo en cuenta que ya habían transcurrido cuarenta y siete años más, en sentido coloquial han pasado como mínimo dos generaciones.

Es evidente que la declaración final de ese párrafo de La Atalaya ha sido una constante a la que se le ha prestado mucha atención a lo largo de los años. El hecho de que recientemente se haya intentado modificar de forma sustancial el concepto de lo que representa esa generación no es obstáculo para dejar constancia de lo que durante mucho tiempo ha estado en la mente de todos los testigos.

En este momento quiero situar al lector en el terreno meramente teórico en el que, al menos en mi opinión, nos estamos moviendo, ya que para mí carece totalmente de fundamento estar hablando de las palabras de Jesucristo en Mateo 24: 34 en el sentido de que tengan una aplicación más allá de la que tuvo lugar en el siglo primero. De manera que el hecho de que se haya modificado o no el significado de lo que representa esa generación es del todo intrascendente en nuestros tiempos. Respetando otros criterios y, sin pretender ser dogmático en esto, para mí la destrucción de Jerusalén cumplió cabalmente la profecía de Jesucristo, sin que haya que esperar otro acontecimiento basado en ningún nuevo concepto de generación.

Lógicamente, la toma del poder real por parte de Jesucristo habría de representar necesariamente la liberación del cristiano. Ellos no interpretan que esas dos cosas concurran simultáneamente en el tiempo, pero sí que la distancia temporal entre una cosa y la otra es breve, como máximo una generación. Ahí ha estado la base para su razonamiento. Ahí, reconózcanlo o no, se han estrellado una vez más. Y esa realidad les ha llevado de nuevo a corromper la Sagrada Escritura, no ya en partes difíciles que puedan interpretarse con cierta dificultad, sino en pasajes sencillos como es el caso de Mateo 24: 34 y 35.

Conviene volver a recalcar el hecho de que, aunque afirman lo contrario, la doctrina relacionada con 1.914 ha quedado sensiblemente modificada con los cambios que se han llevado a cabo en otras doctrinas íntimamente ligadas a esa fecha en la que tenían su punto de partida como integrantes de todo el "paquete". Efectivamente, la "generación que no pasará" se entendía íntimamente ligada a 1.914, punto de partida para establecer una cuenta de tiempo acotada por una estimación de entre 70 u 80 años como máximo, cuyo punto final inevitable era Armagedón. No importa que, a efectos de cálculo, se tomara como referencia sucesivamente a personas que en aquel año tuvieran quince años, diez años o los nacidos entonces. Tampoco es relevante el hecho de que confundieran una generación (término que utilizó Jesús) con la duración total de una vida (que el Salmo 90: 10 establece entre 70 y 80 años). Cabe razonable mente pensar que cuando Jesucristo aseguró: "no pasará esta generación sin que todas estas cosas sucedan", lo que estaba realmente diciendo es que no llegarían a agotar sus años de vida las personas adultas (probablemente de edad similar a la suya, la de sus discípulos y, en general, de la sociedad adulta de su día) sin que llegara la desolación a Jerusalén. Evidentemente no se referiría a las personas de avanzada edad así como tampoco a los niños de corta edad.

Querido lector, le ruego tenga un poco de paciencia conmigo y sea comprensivo por repetirme en estos temas. En principio me pareció suficiente el tratamiento dado a los mismos en el artículo Un tiempo para soltar lastre, sin embargo he creído oportuno extenderme algo más para no correr el riesgo de que disminuya la importancia que esto tiene, porque en ningún caso se trata de un hecho aislado, sino de una constante, de algo característico y consustancial a la Organización de la Wacht Tower que, entre sus pretensiones puede figurar precisamente eso, que olvidemos los gravísimos errores cometidos y nos acomodemos a su práctica manipuladora de la doctrina sana, de los hechos verdaderos y de lo que en realidad ha sido su propia historia, cuyos numerosos y clamorosos puntos oscuros se esfuerzan por condenar al olvido. Al respecto quiero dejar constancia de una de las estrategias utilizada por los dirigentes de la Sociedad, especialmente patrocinada por el actual presidente de la Sociedad, Milton Henschel. Raymond Franz relata en su libro Crisis de Conciencia (página 236) que, una vez confirmado el fracaso de las predicciones sobre el año 1975, "Milton Henschel recomendó que el curso sabio a seguir sería simplemente no mencionar el asunto y con el tiempo los hermanos cesarían de hablar sobre éste". Con esa "honestidad" en la cúpula de la Organización al único sitio que se puede ir es al hoyo.

Hecha esta imprescindible consideración que justifica el breve repaso de lo que sobre el particular se les ha hecho ver y creer firmemente a millones de personas que, a su vez, han sido transmisoras de ese mensaje erróneo a millones más, paso ahora a centrarme en aspectos relacionados con lo que más nos puede interesar en la actualidad.

Situándonos en el primer trimestre de 1999, se han rebasado con creces dos generaciones de personas, tomando como referencia la duración de la generación del tiempo de Jesús que sí vio la caída de Jerusalén, cumpliéndose de esta manera las palabras de Jesucristo. ¿Por qué es razonable pensar que las palabras de Jesucristo en Mateo 24: 34 tuvieron su cumplimiento único y definitivo en 70 E.C. con la destrucción de Jerusalén?

En primer lugar debe tenerse en cuenta que, como sucede habitualmente, el capítulo 24 de Mateo recoge unas doctrinas que no han de entenderse como siguiendo una secuencia temporal de cumplimiento atendiendo al orden en el que están relatadas en el mismo, sino que más bien hay que tener en cuenta el hilo temático y enlazar las piezas atendiendo a su contenido y la relación lógica que cabe establecer entre unas y otras. Ello no quiere decir que resulte siempre tarea fácil debido a la densidad informativa del capítulo y debido a que se mezclan unas cosas con otras. Lo mejor de todo es hacer una lectura pausada del mismo, "meterse" en la escena y tratar de extraer la enseñanza que parece lógica. Así leemos:

Salió Jesús del Templo y, cuando se iba, se le acercaron sus discípulos para mostrarle las construcciones del Templo. Pero el les dijo: "¿Veis todo esto? Yo os aseguro: No quedará aquí piedra sobre piedra que no sea derruida". Mateo 24: 1-2 (BJ).

Esta era la situación inicial. Una conversación incidental en la que los discípulos de Jesús le manifestaron su admiración por el complejo arquitectónico que contemplaban. Estaba restringida a las construcciones del Templo primariamente y no debe perderse en absoluto esa perspectiva, especialmente cuando son hechos que corresponden al pasado y, en principio, tienen menos interés para nuestras propias vidas. Como es lógico, los discípulos debieron quedar muy sorprendidos por las palabras de Jesús, por lo que una vez llegados al monte de los Olivos, le preguntaron:

"Dinos cuándo sucederá eso, y cuál será la señal de tu venida (parousía) y del fin del mundo". Mateo 24: 3 (BJ).

¿Le hicieron los discípulos una pregunta única, asociando la destrucción de Jerusalén, la Venida de Jesús y el fin del mundo como un hecho concurrente de todo eso? Es difícil saberlo. A mi entender, las palabras de Jesucristo despertaron el deseo lógico de una aclaración más concreta y más extensa, incluyendo además una pregunta de más calado, de mayor alcance, con deseos de que el Maestro les diera explicaciones lo más amplias posible sobre esas cuestiones. Lo que sí parece cierto es que Jesucristo hizo distinción entre una cosa y otra en su larga respuesta. Sin embargo no es fácil distinguir siempre cuándo se está refiriendo a uno u otro asunto. Tampoco ubicar todos los acontecimientos a los que Jesús hizo referencia en un determinado tiempo, tal como hace la Watch Tower en su teoría de "la señal compuesta". Es algo que puede quedar abierto a la perspicacia de cada uno e invita a permanecer vigilantes.

Sí parece cierto que Mateo 24: 34 se refiere exclusivamente a la destrucción de Jerusalén, es decir, al tema primero planteado (Mateo 24: 1-2). La Biblia de Jerusalén expresa ese sentido en un comentario al pie de página sobre ese texto. Por su parte, una nota al pie de página del Nuevo Testamento de Nuestro Señor Jesucristo (Pablo Besson) dice:

"Mr., 8:12, 38. Se trata de la duración, no de la raza; Mt. 1:17; Hch. 13: 36"

Era efectivamente el margen de tiempo concedido por Jesucristo para el cumplimiento de sus palabras sobre la destrucción de Jerusalén y su templo. De no ser así, ¿Cómo podía Jesucristo dirigirse en los términos en los que lo hace a unos hombres que iban a resultar ajenos al contenido de las mismas? Ese hubiera sido el caso si esas palabras se hubieran referido a un período de tiempo muchos siglos después de ellos. Tampoco admiten esas declaraciones una interpretación de cumplimiento múltiple, uno entonces y otro en tiempos modernos. Nada hay que indique pensar en algo parecido a eso. No hay duda de que el contexto impide atribuir al término "generación" en ese pasaje otro significado que el temporal, es decir las personas de una edad similar a la que Jesucristo tenía entonces. Ese es el enfoque que ha mantenido la propia Watch Tower durante muchas décadas.

Sin embargo La Atalaya del 1 de Noviembre de 1995 introdujo un largo y tortuoso razonamiento con el propósito último de "quitarse de encima" un tema embarazoso para ellos, que cada vez estaba resultando más incómodo y se hacía más insostenible. En ese empeño llegaron a conclusiones como ésta:

Parece ser que "esta generación" se refiere a los pueblos de la Tierra que ven la señal de la presencia de Cristo pero no corrigen sus caminos. (página 19, párrafo 12).

En sí mismo esa declaración parece no quitar el tope temporal en el fondo (al tratarse de quienes vieron la señal -en 1914-), aunque sí en la forma concreta de medir, al eliminar referencias expresas a personas de una determinada edad. Sin embargo esa ambigüedad ("parece ser que"), unido a otras expresiones como:

Debemos concentrarnos en estar alerta, cultivar una fe firme y permanecer ocupados en el servicio de Jehová, no en calcular fechas. (página 17, párrafo 5)

cumplieron con el propósito de deshacerse de mala manera de la presión que indudablemente ejercía esa doctrina, sin llegar a admitir abiertamente una interpretación errónea.

Resulta difícil hacer un análisis coherente de los artículos de estudio de La Atalaya del 1 de Noviembre de 1995 por la extensa divagación, forzando partes de la Biblia que poco tienen que ver unas con otras, todo lo cual resulta en la confusión del lenguaje utilizado por la Escritura y conduce a una incoherencia total. Sin embargo, lo que sí se percibe claramente es el gran esfuerzo por llegar a una conclusión artificial y forzada. La finalidad última es, como digo, eliminar una enseñanza molesta e insostenible, no comprometiendo nada para el futuro, no estableciendo tampoco con rotundidad lo que consideran como un "mejor entendimiento". Eso, no obstante, no ha impedido que una y otra vez se hayan referido al tema, considerándolo de esa manera y dando por hecho que, efectivamente, existe un "mejor entendimiento" sobre la "generación que no pasará". El lenguaje, si lo examinamos bien, es suficientemente ambiguo como para que no se pueda sacar nada en claro, salvo el interés evidente en deshacerse del problema. Así el párrafo 8 de la página 11 dice lo siguiente:

Basándose en la profecía de Daniel, los judíos pudieron calcular cuándo se presentaría Jesús en calidad de Mesías (Daniel 9: 25). Sin embargo, no se les dijo en qué fecha estallaría la "gran tribulación" que finalmente desoló al sistema judío apóstata. Fue únicamente después de la destrucción de Jerusalén y su templo cuando supieron la fecha: 70 E.C. No obstante, habían estado al tanto de las palabras proféticas de Jesús: "De ningún modo pasará esta generación hasta que sucedan todas estas cosas". (Mateo 24: 34). Por lo visto, el significado del término "generación" en este texto es distinto del que tiene en Eclesiastés 1: 4, que habla de generaciones que vienen y que se van durante un período.

Noten la estrafalaria divagación, mezclando Daniel de esa manera dialéctica con el asunto de la fecha concreta para la "gran tribulación" de la que habló Jesucristo. Hay algo más. Independientemente de que resulta falso a todas luces, esa ¿insinuación? en la parte final del párrafo que he subrayado ¿es una afirmación real de lo que dice o lo consideran como una posibilidad? Lo que quiero decir es que todo razonamiento posterior de La Atalaya acorde con esa vaga afirmación carece absolutamente de base. Y aprovecho para señalar lo que es una manera más de manipular las Escrituras y la mente de las personas que leen la literatura de la Watch Tower. Consiste en sugerir una posibilidad de interpretación de un pasaje sin llegar a una afirmación rotunda. Pero a partir de ahí lo consideran como una realidad, una "enseñanza sana" que, por medio de insistir en ella, queda como algo establecido y alrededor de ese supuesto "edifican" una serie de razonamientos y consideraciones que inevitablemente se vienen abajo al fallar la base sobre la que fueron establecidas. En realidad es como una variante de todo su turbio historial basado en premisas falsas y cuentos con origen en su desbordada imaginación y revestidos de lenguaje bíblico. En el fondo todo lo concerniente a 1914 es exactamente eso. Hay muchos ejemplos de esa manera de actuar. Quizá, si Dios lo permite, se lo haga notar a ustedes en algún otro caso concreto. En esta ocasión, el interés está centrado en desligar del término "generación" aquello que le es absolutamente consustancial, el factor tiempo. Tratan de confundirnos hasta en el uso corriente del propio lenguaje.

Una buena parte del esfuerzo de La Atalaya del 1 de Noviembre está dirigida, en efecto, a anular en la mente de los testigos referencias temporales concretas, aunque implícitamente siguen estando ahí, si se tiene un mínimo de perspicacia. Para ello enfocan el asunto desde el punto de vista de los calificativos que Jesús atribuyó en numerosas ocasiones a personas de su día. Al mismo tiempo, recogen citas de otras fuentes de las que torpemente intentan extraer argumento que venga en apoyo de su nueva tesis. Antes de examinar algunos párrafos de ese número de La Atalaya, establezcamos con claridad el significado de la palabra "generación", tal como la define el Diccionario de la Lengua Española, de la Real Academia Española, y que está en plena armonía con las palabras de Jesucristo y también con las fuentes citadas en La Atalaya del 1 de Noviembre de 1995 por mucho que se esfuercen en atribuirles otro significado. Según el Diccionario el término generación (de la palabra latina generatio) queda restringido a las acepciones siguientes:

  1. Acción y efecto de engendrar
  2. Casta, género o especie (poco usual)
  3. Sucesión de descendientes en línea recta
  4. Conjunto de todos los vivientes coetáneos. La GENERACIÓN presente; la GENERACIÓN futura
  5. Conjunto de personas que por haber nacido en fechas próximas y recibido educación e influjos culturales y sociales semejantes, se comportan de manera afín o comparable en algunos sentidos. La GENERACION juvenil. La GENERACION del 98.

En mi opinión, para el tema que nos ocupa, la primera acepción queda absolutamente descartada. La segunda y la tercera tienen escasas posibilidades de aplicación en este caso. Quedan pues, las dos últimas acepciones, de las que el elemento temporal constituye una base fundamental e imprescindible. Repito, las palabras de Jesucristo referentes al término generación se conforman totalmente a esa definición que nos da el Diccionario, manteniendo intrínseca e inseparablemente el elemento temporal.

La Atalaya da un paso más en su empeño por "amañar" el significado del término "generación" a fin de lograr su propósito último que no es otro que apartar la presión cada vez más insoportable que sobre los dirigentes de la Sociedad Watch Tower ejercía lo que representaba la enseñanza sobre "la generación que no pasará" que, inevitablemente los estaba dejando en evidencia. Así el párrafo 11 en la página 12 decía:

Claro está, los cristianos que estudian este asunto toman en cuenta principalmente cómo los evangelistas inspirados utilizaron la expresión griega hé gue-ne-á hau-té, es decir, "esta generación" al citar las palabras de Jesús. La emplearon inevitablemente de manera negativa. Por ejemplo, Jesús llamó "serpientes, prole de víboras", a los guías religiosos judíos, y pasó a decir que se dictaría el juicio del Gehena sobre "esta generación" (Mateo 23: 33, 36). Ahora bien, ¿se limitaba este juicio al clero hipócrita? En absoluto. En varias ocasiones, los discípulos de Jesús lo oyeron utilizar uniformemente la expresión "esta generación" en un sentido mucho más amplio.

Con toda esta maniobra manipuladora llegan al punto deseado, colocar el énfasis de la expresión "esta generación" en la calificación negativa que en diversas ocasiones atribuyó Jesucristo a las personas de su día, borrando el elemento esencial, el tiempo, y sustituyéndolo por las cualidades negativas de parte de la gente del día de Jesús. Pero no nos confundamos, una cosa no quita la otra. Por ejemplo, yo puedo decir de una silla que es alta, incómoda, destartalada... sin que pueda prescindir de lo que es consustancial a ese objeto, es decir, se trata de algo que sirve para sentarse. De igual manera una generación se puede catalogar de una manera determinada, atendiendo a factores múltiples, pero, en general, no puede separarse del tiempo que le ha tocado vivir.

Increíble como parezca, con esas palabras alardean de ajustarse a lo que dicen los evangelios y entran en un tortuoso razonamiento por el que pretenden llegar a la definición del término generación, entendiéndolo como inseparable de los calificativos que Jesús asignó a la generación de su día: "inicua, adúltera...". Así llegan a estas palabras:

18 ¿Qué es, entonces, la "generación" que mencionó Jesús con tanta frecuencia en presencia de sus discípulos? ¿Qué entendieron por sus palabras: "De ningún modo pasará esta generación esta generación hasta que sucedan todas estas cosas"? Jesús de ninguna manera estaba apartándose del uso que le había dado a la expresión "esta generación", con la que se refirió invariablemente a las muchedumbres de su día y a sus "guías ciegos", que juntos componían la nación judía. (Mateo 15: 14). "Esta generación" sufrió toda la angustia que predijo Jesús y luego pasó o dejó de existir en una "gran tribulación" sin precedentes sobre Jerusalén. (Mateo 24: 21, 34). página 14

Ahí quedó establecida la base para el "nuevo entendimiento" sobre lo que representó la expresión "esta generación" en el caso concreto de Mateo 24: 34. Pero la lógica del razonamiento es errónea, porque fallan las premisas que lo componen. En efecto, nada tienen que ver las palabras de Jesucristo en Mateo 24: 34 con otras menciones a la "generación" de su día. El uso de la expresión "esta generación" es absolutamente diferente en este caso, sin relación posible con el uso hecho de la misma en otros textos. La fraseología utilizada es escandalosamente divagadora. Se trata de un razonamiento deliberadamente torcido, arropado con una argumentación inconsistente a todas luces, manipuladora a fondo, de intencionalidad maquiavélica, indigna de personas que dicen buscar y seguir "la verdad".

Esa nueva visión del asunto supuso también algún reajuste extra en el texto bíblico. Así La Atalaya del 1 de Noviembre de 1.995, página 15, párrafo 19 dice:

Todas las profecías de Jesús se cumplieron con exactitud, y luego pasaron "el cielo y la tierra" del sistema de cosas judío, es decir, la nación entera, con sus guías religiosos y su sociedad inicua.

Es increíble lo torpes que llegan a ser estos hombres manejando la Biblia. Mateo 24: 35 expresa la fuerza garante de las palabras de Jesucristo con esa expresión: El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Ellos mismos lo reconocen en La Atalaya del 15 de Septiembre de 1.975, página 564, párrafo 22 (Ver el artículo En torno a la inminencia del fin) y otros lugares. He creído conveniente traer a su consideración un comentario de La Atalaya del 1 de Junio de 1984. Con respecto a figuras retóricas mal interpretadas, decía lo siguiente (pagina 19):

Estas y muchas otras figuras retóricas hacen de la Biblia un libro vivo. Hacen que las ideas que ellas contienen resalten de sus páginas. Pero puede surgir un problema. El no reconocer cuándo se está usando una figura retórica puede resultar en malas interpretaciones.

Por ejemplo, ¿Percibe usted una figura retórica en las siguientes palabras de Jesús: "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras de ningún modo pasarán" (Mateo 24: 35)"? Muchas personas no lo perciben. Creen que Jesús estaba indicando aquí que algún día la tierra sería destruida. Pero ¿sería esa la impresión que recibieron sus oyentes?

Difícilmente. Ya sabían, por haber leído las Escrituras Hebreas, que la Tierra permanecería para siempre (Salmo 104: 5; Eclesiastés 1: 4; Isaías 45: 18). Por eso, podían comprender que Jesús estaba recalcando enérgicamente la permanencia de sus palabras. Si las palabras de Jesús son más permanentes que el cielo y la Tierra -y el cielo y la Tierra son eternos- ¡las palabras de él son verdaderamente permanentes! Aun, si sucediera lo imposible, que el cielo y la Tierra sí pasaran, las palabras de Jesús aún permanecerían. ¡Qué hipérbole tan impresionante! (Compare con Mateo 5: 18). Subrayado nuestro.

Compare este razonamiento con las palabras antes citadas de La Atalaya del 1 de Noviembre de 1995. Una vez más constatamos que un nuevo giro interpretativo de una doctrina lleva consigo en ocasiones la perversión de otros puntos con ella relacionados. En este caso concreto corrompen la parte del texto que quedaba intacta.

De manera que el artículo SALVADOS DE UNA "GENERACION INICUA" parece tener la clara intención de hacer inseparables el sustantivo "generación" y el adjetivo "inicua" para identificar la expresión "esta generación". En sí no puede negarse la coincidencia. Lo que sucede es que el hecho de que los redactores de la Watch Tower se centren en ese aspecto encierra una intencionalidad que va más allá de esas cosas. Además, ni mucho menos puede nadie establecer la premisa por la que igualan las palabras de Jesús registradas en Mateo 24: 34 con el uso que dio al término "generación" en otras partes de la Biblia. ¿Por qué en Mateo 24: 34 hace Jesucristo una excepción y no califica como "inicua", "adúltera" o cualquier otro apelativo al término "generación"? Sin pretender ser dogmáticos, parece evidente que la fuerza aquí no estaba en la condición de las personas, sino que recae exclusivamente sobre el factor tiempo, lo que no habría de sobrepasarse sin que aquellas majestuosas construcciones quedaran desoladas a tal grado que no quedaría piedra sobre piedra sin derruir. Eso es lo que sucedió en el año 70. Lo demás es demagogia barata, deseos de distraer a la gente, confundirla y llevarla a conclusiones no basadas en la Biblia.

Como la misma Atalaya declara, todo ese razonamiento se hizo para llegar a entender mejor le "meollo de la cuestión" que reside en lo que consideran como un segundo cumplimiento en los días actuales:

De esta manera entenderemos mejor el cumplimiento paralelo de la actualidad. (Página 10, párrafo 3).

Pero realmente ¿A dónde quieren llegar realmente con todo esto? A eso se dedicó la segunda parte de La Atalaya El enunciado, TIEMPO DE MANTENERNOS DESPIERTOS, del segundo artículo de esa Atalaya nos proporciona la clave. Con los elementos que aquí hemos considerado y el bagaje "pedagógico" que indudablemente posee todo el que lleve algún tiempo entre los testigos de Jehová, someto a su consideración algunas declaraciones de ese artículo:

Debemos concentrarnos en estar alerta, cultivar una fe firme y permanecer ocupados en el servicio de Jehová, no en calcular fechas. (Página 17, párrafo 5)

En vez de proporcionar una regla para medir el tiempo, el término "generación", según lo utilizó Jesús, se refiere principalmente a la gente contemporánea de un determinado período histórico con las características que lo identifican. (Página 17, párrafo 6).

En conformidad con lo anterior, el profesor de Historia Robert Wohl escribió en su libro The Generation of 1914: "Una generación histórica no se define por sus límites cronológicos [...]. No está delimitada por fechas". (Página 18, párrafo 7).

Parece ser que "esta generación" se refiere a los pueblos de la Tierra que ven la señal de la presencia de Cristo pero no corrigen sus caminos. (página 19, párrafo 12).

Respecto a 'todas estas cosas que tienen que suceder', Jesús dijo: "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras de ningún modo pasarán". Mateo 24: 34, 35). Lo más probable es que Jesús tuviera presente "el cielo y la tierra", es decir, los gobernantes y los súbditos, de "esta generación". (Páginas 20 y 21, párrafo 17).

Una reflexión sobre estas declaraciones (algunas de las cuales he considerado antes) me evitará entrar en una consideración más extensa de ese artículo. Así, de repente parecen erigirse como paladines en defensa de una práctica antibíblica que consiste en calcular fechas. Se esfuerzan por explicarnos un concepto de "generación" ajeno al lenguaje corriente y a lo que entiende por tal cualquier diccionario. En paralelo con lo que ya se ha explicado sobre lo que para ellos representaron "los cielos y la tierra" en la sociedad judía del primer siglo, también anotan lo que supuestamente corresponde en nuestros tiempos, es decir, los gobernantes y los súbditos de "esta generación". Ya no se trata de figuras retóricas mediante las cuales Jesucristo aportó seguridad al cumplimiento de sus palabras en el plazo que él mismo estableció. Eso se ha convertido ahora en un estorbo para los dirigentes de la Watch Tower, tal vez por la fuerza con la que el Señor garantizó el cumplimiento de sus predicciones. A ellos sí que les gusta andar "jugando" con las palabras de Jesucristo.

¿Qué queda en limpio de todo eso? Nada que pueda resultar coherente. En primer lugar, el lenguaje es ambiguo, sugiere, pero no afirma en qué consiste exactamente, o cuál es la precisión con la que hay que entender lo que representa ese "nuevo entendimiento" de la "generación que no pasará". En segundo lugar, sigue ligada, aunque con connotaciones distintas, a 1914, con lo que si somos coherentes, no logran su propósito de desligarse del factor "caducidad" o vencimiento de plazo. Por último, queda claro que la intencionalidad subyacente en esos artículos, a la que me he referido anteriormente, es lo que legitima su tortuosa redacción. Por tanto, se trata de una incursión por el texto bíblico, poniendo el énfasis en los duros calificativos que Jesús dirigió a los dirigentes religiosos de su día, intentando que eso constituya la esencia del concepto que debe asumirse sobre la palabra "generación" en Mateo 24: 34, sin llegar a una declaración franca que lo afirme formalmente, pero sí que lo implante de manera eficaz en la mente de los testigos. De esa forma se borra del horizonte de esas personas un límite de tiempo más o menos preciso en el que esperar se libre la guerra de Armagedón. Ese es el objetivo último, y lo que personalmente creo puede sacarse como conclusión. Unicamente se les dice que ese acontecimiento tendrá lugar "muy pronto". Pero ese "muy pronto" viene repitiéndose de lejos, desde el siglo pasado.

Todos los intentos posteriores por aclarar el tema, especialmente en la sección Preguntas de los Lectores de La Atalaya, suelen centrarse en el hecho de que una generación no abarca un número fijo de años por una parte y, por otra, en que se trata de un período breve de tiempo. Eso, aparte de confirmar que se trata de una maniobra de "distracción", no elimina la gran contradicción que encierra. El hecho de que una generación no tenga un número determinado de años no quiere decir que se le pueda atribuir un número ilimitado de años. No puede decirse que el tiempo transcurrido desde 1914 hasta hoy pueda considerarse como un "período breve". En realidad, la generación a la que sigue refiriéndose la Watch Tower (la que vio la presencia de Jesucristo en 1914) rebasa los 100 años y esa cantidad de tiempo de ninguna manera cabe en una sola generación. En realidad, tomando el punto de partida utilizado por la Sociedad Watch Tower, estamos en una tercera generación.

Las alusiones en posteriores publicaciones al "nuevo entendimiento", "entendimiento más correcto", etc sobre el particular, admitidas sin discusión posible, al menos externamente, hicieron el resto: intentar consolidar esa extraña otra manera de ver "la generación que no pasará". A partir de entonces ha ido desapareciendo en las conversaciones entre los testigos el uso de la doctrina de "la generación que no pasará" con el enfoque de la cercanía del "nuevo mundo". Todas las referencias han ido acompañadas generalmente con expresiones como "un mejor entendimiento", "un entendimiento más exacto" y similares con lo que todo es una nebulosa que el tiempo se encargará de decirnos cómo terminará por deshacerse. Tal vez, simplemente con el olvido. Entre tanto, habrá mediado una etapa durante la que se habrá ido ahogando una frustración más. Todo ello en el silencio individual, con el sufrimiento que lleva consigo el miedo a expresarse con libertad y pedir explicaciones que, en caso de hacerlo será inevitablemente será algo mal recibido, interpretado como un proceder que necesita corrección.

Podríamos estar perfectamente de acuerdo con que las palabras de Jesucristo en Mateo 24 tienen el propósito de estimularnos a permanecer alerta, tal como expresa el tema Tiempo de mantenernos despiertos. Sin embargo, el empeñarse en no admitir abiertamente el error, desechando una doctrina antibíblica a todas luces, y más bien ofreciendo una nueva y disparatada concepción de cómo han de entenderse las palabras de Jesucristo en Mateo 24: 34, constituye un nuevo paso hacia ningún sitio. Peor que eso, hacia el engaño de millones de personas.

La Atalaya del 1 de Noviembre de 1.995 es un auténtico disparate. Ella misma nos desmiente que se pueda percibir un cambio hacia la ausencia de especulación. En ella podemos constatar una vez más su estilo retórico, demagógico y falso:

¿Significa este entendimiento más exacto sobre "esta generación" que el Armagedón no está tan cerca como habíamos creído? En absoluto. Aunque nunca hemos sabido el "día y la hora", Jehová Dios siempre lo ha sabido, y él no cambia. (Malaquías 3: 6). La Atalaya del 1 de Noviembre de 1.995, página 20, párrafo 15 (subrayado nuestro).

Faltaría más que estos "hombres del tiempo" apocalíptico, fieles intérpretes de la meteorología escatológica renunciaran a su percepción de haber detectado con claridad la borrasca de Armagedón. Con tan larga experiencia en el "oficio", sería insensatez dudar de su "probada fiabilidad". Lo de la exactitud en el entendimiento de Mateo 24: 34 hiere el sentido de la dignidad de quienes hemos seguido con atención este tema (la de ellos se ve que no). Teniendo en cuenta el esfuerzo de ir alargando el plazo en base a la edad de las personas vivas en 1.914 (15 años, 10, años, recién nacidos), hasta que ya no daba más de sí, considerando además el proceso durante años para encontrar una salida "estratégica" que pudieran "vender" como "entendimiento más exacto", sería de una ingenuidad dolosa atribuir un mínimo de credibilidad a semejante disparate. La nueva visión sólo puede catalogarse como de emergencia. Su tiempo les habrá costado. ¡Qué vergüenza de reuniones (que las habrán tenido) para llegar a esa conclusión! Si alguien no nos lo cuenta algún día, no nos vamos a enterar.

El esfuerzo hecho en los artículos de La Atalaya del 1 de Noviembre de 1995 en confundir el uso que Jesucristo hizo de la palabra "generación" en diferentes momentos de su vida es vergonzoso desde todos los puntos de vista que se quiera mirar y clama al cielo. Muestra hasta qué nivel de degradación demagógica pueden llegar unas personas jactanciosas, arrogantes y megalómanas, incapaces de reconocer su continuado error. La única coincidencia del uso que del término "generación" hace la Escritura en diferentes pasajes es puramente la morfológica, es decir, se trata de la misma palabra; sin embargo el contexto determina significados absolutamente diferentes en cada ocasión. Como mucho, lo único que pudiera tener una cierta lógica es que pudiera referirse (aunque con escasa probabilidad) a los de linaje judío, ya sea a los contemporáneos de Jesús exclusivamente o a la raza judía en general sin determinar un tiempo específico. Pero jamás a unas personas con cualidades negativas y a partir del año 1914.

No es mera coincidencia que este estudio viniera después de comprobar que era imposible estirar más el período o plazo concedido en las publicaciones a la llegada del fin. En todo caso merece recalcar el recalcitrante empeño que se refleja en el artículo de no reconocer un error más que evidente en la interpretación de este pasaje que, como tantas veces, ha resultado en mera especulación. Cuando un vaso está plenamente lleno, la próxima gota lo hace rebosar. El estudio de esa Atalaya constituye no esa gota, sino un chorreón de empecinamiento. Son incapaces de hacerse responsables de haber obligado a millones de personas a difundir públicamente y durante decenas de años una enseñanza que a la postre ha resultado falsa. ¿Y Dios? ¿Cómo queda en todo este asunto, ya que lo han puesto siempre como garante, así como a la Sagrada Escritura de todas sus categóricas afirmaciones?. ¿Cómo es posible aceptar que El haya nombrado como vocero y conducto suyo a semejante "esclavo" con servidumbre tal a sus propias opiniones?.

El redactor o redactores de estos artículos, así como todos los que aprobaron su publicación, pueden darse por satisfechos por esa significativa contribución al "esclarecimiento" del significado de Mateo 24: 34 y 35. El tiempo que malgastaron en adulterar el sentido de la Sagrada Escritura a un grado tan escandaloso, anteponiendo la defensa de una inalterable posición de autoritarismo e interés oscuro, debe sumarse a la ya larga historia de manipulación constante y de suministro de alimento espiritual contaminado a millones de personas. Es necesario mucho cinismo para ponerse a escribir eso. Reúnan ustedes todos los elementos disponibles, tómense el tiempo necesario y háganse una pausada composición de lugar. En primer término consideren la firme posición anterior de la Sociedad Watch tower sobre el tema. Tengan en cuenta el apremio que representaba el tiempo transcurrido sin que nada de lo dicho se hubiera cumplido o tuviera visos de inmediato cumplimiento. Consideren además lo que ha sido en la historia de la Organización la manera de afrontar casos similares. Tal vez con todos esos datos estemos en condición de entender por qué se ha actuado de esa manera. Más importante, consideren la porción de Mateo envuelta con sencillez, tratando con respeto las palabras de Jesús. Que cada uno saque honradamente su propia conclusión. El hecho de que personalmente haya emitido mi propio juicio, es responsabilidad mía.

Cualquiera puede estar equivocado al interpretar pasajes bíblicos. Pero lo importante es la actitud, saber reconocer los errores cuando éstos se hacen evidentes. Servirse de una posición de dominio, adquirida, no por el ganado respeto espontáneo de las personas, sino por los medios de dominio de los que dispone una organización humana como la de la Watch Tower es un abuso del que un día tendrán que rendir cuentas.

(Contribuido)




Primera página




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