Quiero empezar por agradecer a todos los que han seguido la lectura de estos artículos su atención al hacerlo, estén o no de acuerdo con el contenido de los mismos. Para mí ha sido el medio de compartir con ustedes lo que de otra manera me habría resultado imposible. Afortunadamente Internet nos ha abierto a todos una puerta con posibilidades de expresar lo que dentro de las congregaciones es absolutamente imposible.
El motivo de estas líneas es para decirles que abrimos una pausa que, en parte, viene determinada por el período estival en algunas partes del planeta y que suele aprovecharse para hacer las vacaciones anuales. Sin embargo, dado que aún faltan algunas cosas por decir, la intención es terminar lo empezado, después de esta interrupción temporal. Ello será, si Dios lo permite, dentro de un período razonable.
Recientemente, un amigo me advirtió que podría mejorar utilizando expresiones más universales, aunque no sea la manera más habitual de hablar en mi país. Me refiero al uso de “vosotros”, en lugar de “ustedes” y expresiones similares, que son de uso común en la forma de hablar de mi entorno, pero que pueden crear algún “problemilla”, debido a que en otros países también de habla hispana se tiene otra costumbre diferente. En adelante procuraré tenerlo en cuenta.
Al empezar esta serie creí que con siete u ocho artículos se abordarían todos los temas que tenía en mente, pero, como han podido ver, hay bastantes aspectos diferentes envueltos en un solo tema fundamental y que, aunque haya habido redundancia, he preferido tratarlos por separado para mayor claridad.
También tenía el propósito de no dejarme llevar demasiado por mi propio criterio y dejar que la Palabra de Dios hablara por sí misma. Esto me ha resultado muy difícil, lo reconozco, ya que si miro hacia atrás, es mi opinión la que queda reflejada, tal vez en demasía. No ha sido la intención, pero no he sabido lograrlo. También es cierto que he tratado de aportar la información bíblica directa para que ella hablara más alto, tal como corresponde. Además, aunque lógicamente, creo que mi opinión está fundada en las Santas Escrituras, por las que he tratado de guiarme durante toda mi vida, nada de lo que he dicho lo considero irreversible, si alguien me hace ver que algo no se ajusta al propósito de Dios expresado en la Biblia. Eso no quita de ninguna manera mi fuerte convicción en todo lo que he expresado.
Lo que en mi ánimo no está el ser dogmático para otros y tampoco descortés ni pretendo herir a nadie. Eso no ha sido óbice para expresar crítica de grueso calibre sobre quienes, entiendo debe recaer, allí donde está la responsabilidad principal. Pero retiraría con gusto dicha crítica si observara un talante diferente, una manera de hacer más acorde con el espíritu y la letra de las Escrituras. Quizá resulte un poco injusto al generalizar la crítica sobre un grupo o colectivo dentro de la organización, por lo que entiendo que cada uno debería o no sentirse aludido, de acuerdo a su actitud y a su entendimiento. Es muy difícil, juzgar a nadie y esa no es, ni de lejos, mi intención. Incluso, examinando posturas que subjetivamente uno puede considerar como producto de “fanatismo” e incluso “mal intencionadas”, siempre queda la interioridad de cada cual, que sólo Jehová y la persona conocen.
Sin embargo, para mí, es evidente, que hay intencionalidad en “manipular” las cosas, en darles la vuelta, en justificar cosas injustificables y que chocan frontalmente con lo que yo entiendo que dice la Biblia. Es evidente que algo falla. Y, a mi entender, lo que falla es lo principal, la enseñanza sana y acorde con las Sagradas Escrituras. ¿Cuáles son las razones por las que no se cambian las cosas sin miedo? ¿La convicción de que están en lo correcto? Lo siento, me cuesta mucho creerlo. He reflexionado bastante sobre eso y no puedo llegar a esa conclusión, analizando toda la documentación y la experiencia disponible. Por eso, entre otras cosas, he decidido redactar estos artículos. Al final he llegado a la conclusión de que no merece la pena dedicar tiempo buscando razones para entender, comprender o justificar la actuación de los dirigentes de la Watch Tower para seguir aferrándose a sus enseñanzas y a sus métodos para inculcarlas en otros. Ellos no pierden un solo minuto en hacer lo mismo, intentando examinar las opiniones y las convicciones de quienes no se someten a ciegas a todas sus doctrinas. En cambio son rápidos en “marcar negativamente” a los discrepantes, sin atender a su rectitud de intención. Siempre le imputarán malos motivos, sea o no cierto.
A este respecto recuerdo que hace años establecí una cierta amistad con un superintendente de circuito (sólo con él y con otro entre los superintendentes he mantenido un grado de comunicación un poco más fluido al grado de compartir comida en mi casa o en su apartamento fuera de los días de la visita a la congregación). Años después de que este superintendente fuera trasladado a otra zona del país, una persona con la que me tocó participar en el servicio del campo y me iba contando algunas de sus inquietudes, me dijo que, con ocasión de una de las visitas del superintendente que menciono, se “atrevió” a exponerle sus dudas en cuanto a la venida invisible de Jesucristo en 1914, alegando una serie de textos en cuanto a la incertidumbre de dicha venida, que “todo ojo lo verá”, etc. Al cabo de unos días, unos ancianos llamaron aparte a esa persona y le incriminaron que “qué es lo que iba esparciendo por ahí”. Ante su asombro, le especificaron lo de “la venida de Jesucristo...”. ¿Y cómo sabéis vosotros lo que yo pienso sobre eso?. Nos lo ha dicho el superintendente, respondieron.
Creo que huelgan comentarios. “Jamás haré comentarios sobre lo que pienso a esa clase de personas” me dijo mi interlocutor. Y es que en lugar de ayudar a las ovejas, de establecer un cuerpo de pastores que lleven a cabo esa tarea, se ha implantado un cuerpo policial que vele por la “pureza” de los planteamientos Watchtowerianos. Está implantado, injustamente sembrado en la mente de todos que cualquier discrepancia es signo de “mala salud” espiritual, ellos son los fuertes, los “maduros” y, por desgracia, los “jueces”. Si alguien abandona, por motivos de conciencia, enseguida corre como un reguero de pólvora la “sentencia”: “Ha abandonado a Jehová”. ¿Qué quieren que les diga? ¿Es justo no denunciarlo con la palabra y el razonamiento de las Escrituras?
Como he mencionado, aún me faltan algunas cosas que quisiera compartir con ustedes. En principio, tengo en mente temas relacionados con lo siguiente:
-La Venida o parousía de Jesucristo
-La manera de celebrar el Memorial
-El asunto de la sangre
-El tipo de organización, si es que se necesita alguna, el asunto del dinero, etc.Quizá las trate todas o no o, tal vez, salgan otras de interés. El tiempo dirá.
Quiero aprovechar esta ocasión además para considerar con ustedes algunas cosas que he leído recientemente en La Atalaya y que creo merecen algún comentario. Como introducción, les copio estas palabras de la página 5 de La Atalaya del 1 de Junio de 1998:
CIERTO pastor que solía gritar “¡Que viene el lobo!” sin ser cierto, se encontró con que nadie hizo caso a sus posteriores gritos de socorro justificados. Del mismo modo, hoy día muchas personas pasan por alto la inminencia del día de Jehová porque han oído innumerables advertencias que han resultado falsas alarmas. (subrayado nuestro)Este párrafo, así como el artículo del que forma parte, tal vez merezca algún comentario más extenso en otro contexto diferente y no en esta ocasión, sin embargo téngase en cuenta para la reflexión que después haré al final de estas palabras para pausa.
En esa labor sorda, pero pertinaz y astuta, de dar “sus explicaciones” e implantar su “ley” en la mente de los lectores de La Atalaya (como mínimo y obligatoriamente, todos los testigos), aprovechan el segundo artículo de estudio semanal del número 15 de Agosto de 1998 para “dejar caer” su particular visión de las cosas utilizando su inconfundible método de aleccionar a sus adeptos. El tema principal de ese artículo es FORTALEZCAMOS NUESTRA CONFIANZA EN LA JUSTICIA DE DIOS y lo basan en Proverbios 22: 19. Entre otras cosas, merecen analizarse las siguientes:
Sin embargo, parece que algunos testigos, a título individual, necesitan fortalecer esa confianza. La Sociedad recibe a veces cartas que expresan dudas sobre explicaciones que se dan en las publicaciones. Estas pueden deberse a cambios en la manera de entender ciertos asuntos o a cuestiones que afectan al remitente, especialmente en sentido emocional (compárese con Juan 6: 60, 61). Página 15, párrafo 2.Juan 6: 60, 61 dice así:
Al oirlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oir Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto les dijo: ¿esto os ofende? (Valera)Aparte la cita fuera de lugar de las palabras de Jesucristo, ya tenemos el primer elemento de “convicción”, su primera arma, imputar mala actitud, malos motivos a quien pide explicaciones, intimidan a la gente aplicándoles unas palabras duras de Jesucristo hacia un sector de sus discípulos, según cabe deducir del contexto:
Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes era los que no creían, y quién le había de entregar. Juan 6: 64 (Valera).Después de introducir unos ejemplos improcedentes para el caso, entran en materia en el subtema Sentimiento de haber sufrido sin necesidad. Y se despachan así:
En el pasado, algunos Testigos sufrieron por negarse a participar en alguna actividad que actualmente su conciencia les permitiría realizar. Por ejemplo, es posible que años atrás decidieran no participar en ciertos tipos de servicio civil. Es posible que ahora un hermano piense que podría efectuar tal servicio sin abandonar su postura de neutralidad cristiana con respecto al presente sistema de cosas.¿Fue injusto de parte de Jehová permitirle sufrir por negarse a realizar lo que ahora podría hacer sin consecuencias? La mayoría que han pasado por esa experiencia dicen que no. Al contrario, se alegran de haber tenido la oportunidad de demostrar pública y claramente su firme postura sobre la cuestión de la soberanía universal (compárese con Job 27:5). ¿Por qué debería alguien lamentarse de haber seguido los dictados de su conciencia en la adopción de una postura firme a favor de Jehová? Al defender lealmente los principios cristianos como los entendían o responder a los dictados de su conciencia, demostraron ser dignos de la amistad de Jehová. ... Página 17, párrafos 6, 7. (subrayado nuestro)
Pero ¡Qué cinismo! Cada vez se superan a sí mismos. ¿Cómo se puede llegar tan lejos en el intento de enredar a la gente, utilizando el supuesto ejercicio de la conciencia de otros en esa situación concreta? ¿Cómo es posible que sean tan insensibles ante el innecesario sufrimiento de unos jóvenes cándidos y atribuyan a Dios regocijo por semejante cosa? Deberían asumir su responsabilidad, pedir perdón públicamente por el daño ocasionado y, de paso, disculpas a los gobiernos con cuyos requisitos legales no han cumplido.
Veamos ¿Cómo se ha producido ese supuesto cambio en la conciencia de las personas con respecto a cumplir con algún tipo de servicio civil autorizado por el gobierno en sustitución del servicio militar obligatorio? Esta es la realidad: Antes del artículo PAGUEMOS AL CESAR LAS COSAS DEL CESAR en La Atalaya del 1 de Mayo de 1996, los jóvenes que aceptaban llevar a cabo dicho servicio civil exigido por el estado, eran expulsados. Después de eso me gustaría saber si hay un solo caso en el que la “conciencia” de algún joven en las congregaciones no le permite cumplir con ese requisito. ¿Cómo puede llevarse a cabo en tan poco tiempo un cambio en la conciencia de muchas personas diseminadas en muchos países en todo el mundo? Apelar al funcionamiento de la conciencia individual en este asunto para explicar la cuestión no es más que una tomadura de pelo.
Pero entretanto, ¿qué sucedía?. Sucedía que durante décadas el Cuerpo Gobernante estaba dividido con respecto a esa cuestión. Unos opinaban que no había razón para que los jóvenes no aceptaran realizar algún tipo de servicio civil, tal como demandaban los gobiernos, mientras otros miembros de ese grupo opinaban lo contrario. Si la situación era esa dentro del propio Cuerpo Gobernante ¿No podían pensar que las personas a las que “gobernaban” podrían también tener sus propias ideas al respecto? Si tanto respetan la conciencia ajena ¿Por qué en esas condiciones de división interna no permitían a otras personas hacer ejercicio de su libre albedrío, pagar al gobierno lo que lícitamente demanda, y no exponerse a sufrir años de cárcel innecesariamente.?
¿Cómo pueden poner a Jehová como garante de esa situación tan absurda, presentándolo como un ser caprichoso que cambia sus requisitos para “todos” los de su pueblo de tal manera que no “permite” algunas cosas durante un determinado período de tiempo y después da la luz y el permiso a través de “su canal” para considerar “neutra” una cuestión por la que anteriormente se expulsaba a la gente?
No es Jehová el artífice de todo ese “affaire”. Es la IRRESPONSABILIDAD de un grupo de personas que recurren a todo ese embrollo dialéctico que estamos considerando para eludir su responsabilidad por el sufrimiento de otras personas. ¿Cómo pueden introducir una pregunta en cuanto si fue o no justo de parte de Jehová hacer o dejar de hacer tal o cual cosa? Afirman que la mayoría piensan que Jehová NO fue injusto. Cabe preguntarse, si la mayoría piensa que Jehová NO fue injusto, ¿Hubo una minoría que sí consideró “INJUSTO” a Jehová? ¿Quién puede atreverse a hacer un juicio sobre la actitud y las decisiones del propio Jehová? ¿No será el caso que lo que consideran injusto es la postura de la Organización? Conviene no confundir los términos. Pero, de verdad, ¿Lo han preguntado? Si ese fuera el caso, ¿Cómo se puede responder con garantías de libertad en el marco de lo que expresa el párrafo 2 de esa Atalaya y que hemos copiado anteriormente?
Creo que todo eso es motivo para la reflexión seria. Pero permítanme que aún analice unas cosas más de esa Atalaya con todos ustedes. En la página 20, el párrafo 19 comienza así:
La organización de Jehová no está contra las preguntas sinceras y oportunas, como erróneamente alegan algunos opositores (1 Pedro: 10-12).Naturalmente que la verdadera congregación de Dios, el cuerpo de Cristo, no está contra ningún tipo de preguntas sinceras, tal como no lo estuvo su cabeza, Jesucristo. Otra cosa es la práctica de la Watch Tower que, como organización, no reúne las condiciones mínimas exigibles para que pueda considerarse la organización de Jehová. En todo caso, en cuanto al grado de receptividad hacia ese tipo de preguntas, que pregunten a la persona que he mencionado al principio de esta consideración.
Finalmente, el párrafo 20 en la página 20 de esa misma Atalaya, hace esta afirmación:
Jehová todavía tiene mucho que revelar.¿Y cómo saben lo mucho o poco que le queda por revelar a Jehová? ¿Quién se lo ha dicho? ¿Cuántas revelaciones son muchas revelaciones? ¿Acaso diez revelaciones más? Suponiendo que las “dosifiquen” a razón de una revelación nueva cada cinco años como promedio ¿Cuántas veces más nos queda que oir aquello de. . . ¡Que viene el lobo...! Porque no nos confundamos; es de dominio público la fuente de llamadas fallidas hechas durante el último siglo, la Watch Tower a través de todos los medios a su alcance. Y ¿Cuándo será el aviso verídico y definitivo? Lo que quiero decir es que ¿Cómo puede armonizarse todo eso de las supuestas revelaciones y el tiempo necesario para que se produzcan, se comuniquen y se asimilen, con la inminencia del día de Jehová tan insistentemente proclamada, sin ir más lejos, en el párrafo copiado de La Atalaya del 1 de Junio de 1998? Por eso lo he copiado para ustedes con anterioridad. Naturalmente, no entro en y de ninguna manera quiero formar parte de esos “burlones” a los que Pedro se refiere. Espero, si Dios lo permite centrar como corresponde ese aspecto en alguna de las consideraciones que puedan seguir. Pero, por favor, ¡¡¡NOOO...!!!, más revelaciones NO.
O tal vez todo el párrafo 20 de la página 20 de La Atalaya mencionada del 15.8.1998 constituya todo un “aviso para navegantes”. Tal vez en la cocina de Brooklyn estén aderezando algún nuevo guiso, como “alimento al debido tiempo”. Una afirmación tan escueta como la mencionada puede dar lugar a desatar la imaginación. En todo caso, si esas supuestas revelaciones se tardan en el tiempo y dada la edad de los supuestos sujetos receptores de las mismas, o sea, los igualmente supuestos “ungidos”, que hace suponer que en pocos años no debe quedar nadie de esa también supuesta “clase”... Uf! Hay que suponer demasiadas cosas, mejor lo dejamos.
Repito mi agradecimiento a todos ustedes, queridos amigos, los lectores, así como a los que mantienen esta página en donde podemos expresarnos y edificarnos libremente. Espero, con la ayuda de Dios, poder terminar lo empezado y, así como ahora he escrito estas palabras de pausa, espero también cerrar la serie con algunas de conclusión. En todo caso, si tienen alguna observación o comentario que hacerme, lo pueden hacer utilizando esta dirección:
comentar@yahoo.com
Un abrazo a todos.
(Contribuido)