Los Testigos de Jehová

El negocio de la Pesca (Contribuido)


Por casualidad, ¿Han oído ustedes hablar en alguna ocasión de una "trascendental" asamblea celebrada en el año 1922 en Cedar Point (Ohio)? Como es "poco probable" de que tengan noticia de aquel hecho que "conmocionó" al mundo mundial les voy a ofrecer casi en "primicia" el jeroglífico exhibido en grandes letras y que intrigó a unas personas que ya sabían que millones de sus coetáneos no iban a morir jamás y que en poquísimo tiempo tendrían la oportunidad de peregrinar a Beth-Sarim para visitar a Abraham, Isaac, Jacob y otros grandes personajes del pasado. ADV, en esas letras estaba escondido el "clamoroso mensaje". Finalmente llegó "El Día" (Viernes, 8 de Septiembre de 1922) en el que se desveló el significado de aquello con las siguientes palabras:

¡Miren, el Rey rige! Ustedes son sus agentes de publicidad. Por lo tanto, anuncien, anuncien, anuncien al Rey y su reino.

Efectivamente, ADV, son las iniciales en inglés de Advertise, que significa anunciar. En este caso había que anunciar que Jesucristo estaba presente desde 1874, que estaba juzgando a las naciones y que había comenzado su reinado. Los humanos no debían ignorar la realidad en la que vivían, en el reinado de Jesucristo, quien los estaba juzgando.

Las asambleas de los testigos de Jehová han sido ocasiones para dar publicidad extraordinaria a sus expectativas y a su literatura. Efectivamente, el lenguaje que J. F. Rutherford utilizó en esta ocasión se corresponde con proclamar, dar publicidad, acorde con el verbo inglés (to advertise). Los mismos términos asignados, "agentes de publicidad", a quienes iban a ser los participantes en la distribución de aquel mensaje denotan un lenguaje más propio de la actividad comercial que el que utiliza la Biblia para proclamar el evangelio, predicar (to preach en inglés). Tal vez, acorde con su actividad real, la Watch Tower ha utilizado mucho el lenguaje usual en los negocios en su obra de expansión y, por descontado, muchas de las técnicas del márketing. Así son comunes las expresiones "distribución de literatura", "repartidores", "ofertas", "colocar libros y revistas", etc.

Prescindiendo del espíritu que pueda desprenderse del lenguaje utilizado, afirman que llevan a cabo la obra de predicación de las Buenas Nuevas a nivel mundial, en cumplimiento de Mateo 24: 14, texto que consideran como parte de la "señal compuesta" dada por Jesucristo para identificar el tiempo del fin. Lógicamente, eso se complementa con la obra que Jesucristo encargó a sus seguidores a quienes envió para enseñar y hacer discípulos de personas de toda la tierra (Mateo 28: 19, 20). Como es muy natural, esa era una tarea que había de llevar a cabo la congregación cristiana, los seguidores de Jesucristo, el pueblo de Dios. Por eso, quizá convenga examinar las palabras de Jesucristo y tenerlas en cuenta a partir de ahora en esta consideración (Mateo 28: 18-20 BJ):

Jesús se acercó a ellos y les habló así: "Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y sabed que estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo."

De manera que Jesucristo les anuncia que ha recibido plenos poderes (recuerde que estamos en el año 33, no en 1914), tanto en el cielo como en la tierra. Estaba autorizado para enviarlos a publicar el mensaje de la Salvación, enseñando a todos y en todas partes su doctrina y sus mandamientos con autorización para bautizar a quienes entendieran y aceptaran la economía de la Salvación. Eso supondría para todos los convertidos, seguidores de Jesucristo, la remisión de sus pecados, pasando de una situación de muerte a otra de vida:

Después les dijo: "éstas son aquellas palabras mías que os hablé cuando todavía estaba con vosotros: 'Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí'". Y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las Escrituras, y les dijo: "Así está escrito que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén. Lucas 24: 44-47 (BJ).

Es sencillo de entender que el papel representado por Jesucristo en el plan divino para la Salvación estaba incluido en lo de predicar para la conversión, teniendo en cuenta su muerte, así como el ser bautizados en su nombre. En eso consisten invariablemente las Buenas Nuevas, sin que con posterioridad se les pueda añadir otro aspecto nuevo. Son inmutables. Se trata de la noticia de que ha llegado la Salvación y está disponible, al alcance de quien ponga su fe en Jesucristo y viva de acuerdo con lo que ello conlleva. Lo anunciaron los ángeles con ocasión del nacimiento del Mesías (Lucas 2: 10, 11) y Jesucristo consumó lo estipulado, pagando con su vida y obteniendo con su resurrección la garantía de la reconciliación con Dios que abre la puerta a la salvación de los creyentes (Romanos 4: 25). No hay más Buenas Nuevas que esas. Eso es lo que encomendó Jesús a sus discípulos como testimonio para todos.

En ese sentido, predicar unas buenas nuevas basadas en una venida o presencia invisible de Jesucristo a partir de 1874, 1914 o cualquiera otra fecha es un evangelio falso, igual que toda la especulación edificada en torno a ese año y las ramificaciones doctrinales edificadas con referencia a esa fecha. Ahí está el primer problema para impugnar la obra proselitista de los testigos de Jehová, en la propia materia de lo que constituye el núcleo de las Buenas Nuevas.

Pero hay más cosas que añadir a eso. Efectivamente Jesús encargó la promulgación de las Buenas Nuevas a sus seguidores. Sin embargo, esa tarea no representaba una carga pesada semejante a la "impuesta" por la Sociedad Watch Tower a sus adeptos, a todos sus adeptos, bajo unas normas esclavizadoras en el fondo y en la forma. Se trata de una obra de testimonio personal y colectivo, mediante la palabra y el ejemplo de la propia vida. Sin embargo es muy ajeno a algo parecido a una campaña publicitaria al estilo de la que pueda llevarse a cabo para la promoción de una bebida, un detergente o un cosmético con todo el despliegue de medios y 'agentes publicitarios' en donde las cifras se realzan con un papel destacado.

Como siempre, la Watch Tower actúa al borde de la letra y el espíritu de la Sagrada Escritura, pero, en la práctica, siempre traspasa los límites. Hay abundante información procedente de la Sociedad que evidencia la violación del espíritu de las Escrituras en esta materia por haber sobrepasado con creces lo que es el testimonio y proclamación de la fe para la salvación de las personas, para convertirlo en una práctica de mercantilismo espiritual, utilizando a millones de personas sobre quienes hace recaer un sentimiento de culpa, en caso de que no alcancen el nivel de dedicación que de ellos se espera. Eso sí, todo disfrazado bajo un lenguaje de servicio a Dios, supuestamente basado en la Biblia.

La hoja de Nuestro Ministerio del Reino correspondiente a Noviembre de 1996, por ejemplo, desarrolla el tema Tenemos una comisión que concluye con estas palabras: "Tenemos la comisión de predicar". En principio, parece que no habría de objetarse a eso. Sin embargo, el mensaje subyacente es el de siempre, imponer una carga en las personas, imbuirlas de un sentimiento de culpabilidad, si no hacen lo que la Organización ordena y cómo lo ordena mediante una manipulación y una dialéctica sutil:

Una comisión es una «orden que se da a una persona para que ejecute algún encargo».

Después de citar Hechos 10: 42 y 1 Corintios 9: 16 lo ilustran asemejándolo a la obligación que tiene para con los pasajeros la tripulación de un barco que se hunde. En consecuencia añaden:

Hemos recibido la comisión divina de dar una advertencia. Jehová pronto acabará con el entero sistema de cosas inicuo. Millones de vidas están en juego ¿Sería propio pasar por alto el peligro en que se encuentra el prójimo y preocuparnos únicamente por nuestra propia salvación? Claro que no. Tenemos la obligación moral de ayudar a salvar la vida de nuestros semejantes. (1 Tim. 4: 16).

Aparentemente todo es razonable. Sin embargo tanto los textos mencionados como los que citan en los párrafos 4 a 6 de ese artículo están expuestos de manera tendenciosa. No se refleja el espíritu que hay tras ellos de ninguna manera. Ese artículo, que es un calco de otros centenares parecidos con variantes más o menos significativas, trata de colocar en las personas un sentido de culpabilidad si no dedican horas y más horas en el reparto de su literatura. Predicar las buenas nuevas es otra cosa bien diferente a eso. Es algo espontáneo que sale de la propia fe, sin apremios porque el fin del mundo sea o deje de ser inminente. Sin necesidad de asignarse angustiosamente ese "importante" papel de apagafuegos. El mandamiento que Jesucristo dio a sus discípulos es el del amor que va mucho más allá de todo ese artificio de urgencia y dramatismo. A la larga, a las personas las convence y las mueve la sinceridad, el amor y la verdad, no ese apresurado mesianismo salvavidas inculcado a unas personas bienintencionadas, pero mal dirigidas por un grupo de histéricos desequilibrados.

En la Hoja del Ministerio del Reino de 1974 se incluía una carta dirigida a todos los testigos que, entre otras cosas decía lo siguiente (subrayado nuestro):

Considere lo que usted está haciendo para cumplir con su responsabilidad hacia los que todavía no son siervos aprobados de Jehová. La vida de ellos está en grave peligro en la muy cercana "grande tribulación". ¿Está usted respondiendo a la necesidad urgente que ellos tienen de recibir ayuda? ¿Le permiten sus circunstancias hacer ajustes en su rutina cotidiana para poder participar a mayor grado en la obra vital de advertencia y rescate que pronto terminará?

No queremos que se nos acuse de culpabilidad de sangre debido a haber sido indiferentes a la situación crítica de las personas en nuestro territorio. (Compare con Ezequiel 3: 17-19)... El amor y el interés genuino por nuestro prójimo no nos permitirá meramente prestar un servicio de muestra o mínimo

Este ciertamente no es tiempo para dejarse distraer por el deseo de tener una posición cómoda en el mundo o por tener demasiada ansiedad por ganarse la vida.

Esa exigencia de más y más tiempo esparciendo su mensaje y distribuyendo su literatura ha sido una constante en el flujo de mensajes dirigido hacia los testigos de Jehová, siendo los párrafos citados una muestra representativa de los centenares de veces de llamamientos en términos similares a los expresados en estos párrafos citados. En los mismos hay una imputación de responsabilidad en las personas que ha motivado que muchos hayan tomado decisiones temerarias en su vida, cosa que ahora están lamentando. No son pocas las ocasiones en las que, aún con apariencia de equilibrio y seriedad, sus escritos encubren un mensaje críptico que junto a la atmósfera creada en las congregaciones durante años, inhibe a las personas de obrar con naturalidad en la toma de decisiones, temiendo no obrar correctamente, si se distancia de la pauta de comportamiento establecida. Por ejemplo, La Atalaya del 15 de Noviembre de 1998, página 19, párrafo 16 dice en parte lo siguiente:

Si bien es prudente hacer planes prácticos respecto a la educación, el empleo y las obligaciones familiares, siempre debemos recordar que Jehová no abandona jamás a sus siervos leales.

Bajo la apariencia de unas palabras sensatas, en realidad hay una contraposición entre la educación, la preparación para el empleo, etc. y la lealtad a Jehová. ¿Por qué aparece siempre esa dicotomía en la manera de enfocar las cosas? ¿Es que no se puede ser leal estando al tanto de todas esas responsabilidades? ¿No es precisamente todo lo contrario?. ¿Por qué no acostumbran a redactar declaraciones como esa en términos parecidos a estos?:

El hacer planes prácticos respecto a la educación, el empleo y las obligaciones familiares, son muestra de nuestra lealtad a Jehová y El nunca abandona a sus leales.

Ese espíritu les ha llevado hasta corromper pasajes bíblicos como el que les quiero comentar y que ha dado pie al tema de esta consideración. El subconsciente y su terca e inmutable idea de las cosas les lleva a exponer su propio "relato paralelo" del capítulo 21 del evangelio de Juan. Es un ejemplo típico en el que "fuerzan" el texto bíblico para hacerlo converger con las teorías propias, hábilmente elaboradas según la sabiduría humana para que finalmente redunde en su beneficio. El versículo 15 dice así:

"Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: "Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?" Le dice él: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero.". Le dice Jesús: "Apacienta mis corderos". (BJ)

Pues bien, al examinar detenidamente el párrafo 12 de La Atalaya del 15 de Febrero de 1992, página 16 observamos el comentario siguiente:

"Jesús, después de servirles desayuno, y probablemente mirando hacia la cantidad de pescados, preguntó a Pedro: "Simón hijo de Juan, ¿me amas más que a estos?" (Juan 21:1-15). Parece que Jesús quiso decir: ¿Estás más apegado al negocio de la pesca que a la obra de predicar para la cual te he preparado?". (Subrayado nuestro)

La propia pregunta guiadora al pie de la página 16 al párrafo 12 b) está formulada en los siguientes términos: ¿Qué parece que quiso decir Jesús cuando preguntó a Pedro si lo amaba "más que a estos"?

Observamos cómo quieren hacer ver que en la pregunta que Jesús hizo a Pedro está la sugerencia acusatoria de que estaba más apegado al negocio de la pesca que a la obra de predicar.

A partir de aquí se desarrolla toda una elucubración, introduciendo textos enmarcados en un contexto diferente para llegar a donde ellos desean, es decir, en teoría a la predicación de las Buenas Nuevas, en la práctica al reparto y distribución de su literatura. No es casual que en las páginas 19 y 20 de esa Atalaya se incluya un artículo anunciando el libro "El Hombre más grande de todos los tiempos". Precisamente este tema es abordado en el capítulo 130 de ese libro en los mismos términos y con esta conclusión:

Así Jesús se vale de Pedro para, por medio de él, recalcar a los demás la obra que él quiere que efectúen.

Aunque la escritura estricta no es rotundamente afirmativa, ya que literalmente lo que se lee es mera insinuación,

Puede que quiera decir: ¿Estás más apegado al negocio de la pesca que a la obra para la cual te he preparado?. El hombre más grande de todos los tiempos, capítulo 130 (Subrayado nuestro)

Cuando esa fraseología llega a las congregaciones adquiere carácter de doctrina definitiva, sin que nadie ose hacer observaciones ni tan siquiera formalmente de lo realmente escrito. Ello es así, porque en el transcurso de los años se ha adiestrado a la gente de tal manera que lo que se presenta como mera posibilidad se entiende como doctrina firmemente establecida y las sugerencias como órdenes sin apelación. Además, así lo asume todo el razonamiento construido en torno al tema por los propios escritores. En el artículo La Generación que no había de pasar les dije que les mostraría un ejemplo de esa manera de operar, por la que, simplemente sugiriendo algo, pasa acto seguido a ser considerado como hecho consolidado. Pues bien, aquí lo tienen. Pero hagamos unas consideraciones necesarias.

En primer lugar, y muy importante, Jesús no dijo "¿me amas más que a éstos?", sino "¿me amas más que éstos?" (sin la a). Eso lo cambia todo. Contrario a lo que expresan en una pregunta de los lectores en La Atalaya del 1 de Noviembre de 1988, página 31, no cabe que "éstos" pueda referirse a los peces. La frase en griego literalmente dice: agapás me pleón toúton; cuya traducción es: ¿Me amas [tú] más que éstos?. En Español las palabras tienen la misma función sintáctica que en griego, teniendo en cuenta que el pronombre tú va implícito tanto en uno como en otro idioma. Lo importante es que con respecto al verbo amar el pronombre "me" es un complemento directo y en consecuencia está en el caso que le corresponde, en acusativo. El pronombre "éstos" no está en acusativo, sino en genitivo, porque su función es esencialmente diferente respecto al mismo verbo amar. Tendría que estar también en acusativo para poder aceptar la traducción ¿Me amas más que "a éstos"?. De manera que no cabe aceptar eso gramaticalmente. Si analizamos sintácticamente esa frase griega, encontramos los siguientes elementos:

1 Un sujeto que va implícito (tú, referido a Pedro) que ejerce la acción de amar.
2 Un verbo (agapás, de agapáo, amar)
3 Un complemento directo (me, en acusativo, referido a Jesucristo)
4 Un adverbio de comparación (pleón, que significa más que)
5 Un complemento de procedencia (toúton, en genitivo plural, éstos)

Eso quiere decir que la acción de amar [amas] la ejerce Pedro [tú] directamente hacia Jesucristo [me]. Por otra parte, esa misma acción (aman, implícito) procede de éstos (toúton, en genitivo, no en acusativo, como en el caso de me) y se dirige también a Jesucristo [me].

La clave aquí está en el genitivo touton, que indica de dónde procede la acción de amar (de éstos) no hacia dónde se dirige esa acción (a éstos). Si expresáramos todos los términos de la frase tendríamos que escribirla así:

¿Me amas [tú] más que [me aman] éstos? Pero esa no es la manera habitual de expresarse ni en el griego de la koiné ni en Español.

En consecuencia, nada de peces, ni de barcas, ni de redes, ni de negocio de pesca. La sintaxis impide absolutamente eso. Es increíble cómo corrompen la Escritura cuando recurren a la crítica textual de la misma. Aunque carecen de escrúpulos para torcer el sentido de las Escrituras, es muy posible que, conscientes de esa contradicción, no se han atrevido a incorporar semejante disparate en la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras.

Aparte de eso, Jesús no hace ningún tipo de reproche a los discípulos por estar pescando. Pero ellos sí encuentran qué objetar e imputan gratuitamente a Pedro su mal proceder por haber salido a pescar, una actividad, por otra parte habitual en los apóstoles.

De las palabras de Jesús de apacentar a los corderos y las ovejas sólo puede desprenderse amor y concesión de privilegio, en ningún caso reproche y llamada al orden. Pero es que hasta los pasajes más tiernos de la Escritura los convierten en mecánicos, materialistas y mercantiles, como hacen con todo lo que tocan.

Detengámonos un poco más y veamos en qué cuento transforman ese pasaje de la Biblia. El libro "Los Testigos de Jehová Proclamadores del Reino de Dios" en la página 636 incluye esta "perla" para los testigos:

Cuando pasó octubre de 1914 sin que tuviera lugar el esperado cambio a la vida celestial, el hermano Russell sabía que habría un verdadero sondeo de corazones. En The Watch Tower del 1 de noviembre de 1914 escribió: "Recordemos que estamos en una época de pruebas. Los apóstoles vivieron en una época semejante en el intervalo entre la muerte del Señor y el Pentecostés. Después de su resurrección, nuestro Señor se apareció a sus discípulos unas cuantas veces, y luego ellos dejaron de verlo por muchos días. Entonces se desanimaron y dijeron: 'No vale la pena esperar'. 'Me voy a pescar', dijo uno, 'Iremos contigo', respondieron otros dos. Estaban por ingresar en el negocio de la pesca y abandonar la obra de pescar hombres. Fue un período de pruebas para los discípulos. Y lo mismo sucede ahora. Si hay alguna razón que impulse a alguien a dejar al Señor y Su Verdad y a dejar de sacrificarse por Su Causa, entonces lo que suscitó el interés en el Señor no fue solamente el amor a Dios de corazón, sino otra cosa: probablemente la esperanza de que quedaba poco tiempo; la consagración fue solamente por cierto tiempo". (Subrayado nuestro)

Qué manera de manipular la actitud de los discípulos. Veamos lo que dice la Biblia:

Estaban juntos Simón Pedro, Tomás llamado Dídimo, Natanael el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos de sus discípulos. Simón Pedro les dice: Voy a pescar. Le dicen los otros: También nosotros vamos contigo. Salieron pues y subieron a la barca; pero aquella noche no pescaron nada. Juan 21: 2, 3. (Nuevo Testamento. Versión ecuménica)

¿En dónde hay indicios de esa arenga de tono subversivo de los discípulos, despotricando de la tardanza de su amo? ¿Acaso no era la pesca la ocupación habitual de Pedro? ¿No tenía una familia que mantener? ¿No era su obligación hacerlo? ¿Qué deberes dice el relato bíblico que estaba descuidando? Todo eso forma parte de ese rancio discurso por el que solapada y permanentemente se menosprecia una serie de valores como son el trabajo digno, la formación académica y, en general, la preparación para hacer frente a las exigencias de la vida bajo la excusa de que para qué trabajar para mejorar a este mundo caduco y podrido. Es mucho mejor, lo único que merece la pena, dejarlo todo, emplear todo el día en la colocación de libros y revistas (eso sí que es un negocio), desperdiciando el tiempo que sigue a la conclusión de la enseñanza primaria y contagiándose en muchos casos de una alergia crónica por el trabajo responsable. Todo eso bajo el pretexto de que el fin está cerca y es improbable que una titulación académica superior vaya a resultar útil. Desgraciadamente para muchos, el haber seguido ciegamente esa línea de pensamiento les ha llevado con los años a unas dificultades extremas que arrastrarán como secuela durante toda su vida. Conozco casos, no me estoy inventando nada.

En realidad forma parte del destino interpretativo final que dan a muchos otros pasajes de la Escritura, acorde con sus necesidades de expansión. Muchísimos textos que nada tienen que ver con la predicación los interpretan con su particular predisposición, conduciendo la mente de las personas por tortuosos vericuetos a fin de que los entiendan como aplicables a la obra de "predicar". No escatiman esfuerzos en ese empeño por utilizar el tiempo, el conocimiento y los recursos de todos, encauzándolos en una única actividad. Para lograrlo se emplea todo ardid, toda circunstancia y todo tipo de dialéctica.

Combinando la creencia de que el tiempo prácticamente está acabado, que la predicación forma parte de la señal del tiempo del fin y que a todos corresponde un esfuerzo final para advertir a la gente, evitando así culpabilidad por derramamiento de sangre en Armagedón, han creado una atmósfera de presión en los testigos que, junto a otros instrumentos, como el informe de la actividad, les impide un planteamiento sereno de la cuestión que permita a la persona darse cuenta de la manipulación mental a la que está sometida. Incluyo unos ejemplos más del continuo bombardeo al que está sujeto el testigo de Jehová:

Ahora es el tiempo para demostrar que nuestra vida gira en torno a la voluntad de Jehová Dios. En vez de intentar justificarnos ante Dios y buscar nuestros propios intereses, ahora es el tiempo de 'descansar de nuestras propias obras' y trabajar con entusiasmo a favor de los intereses del Reino. La Atalaya del 15 de Julio de 1998, página 19, párrafo 20 (subrayado nuestro).

Pues bien, nosotros hemos estado también en la conclusión de un sistema de cosas desde 1914. La predicación mundial del Reino que ahora se está llevando a cabo identifica a este tiempo como el día de salvación. La Atalaya del 15 de Diciembre de 1998, página 20, párrafo 20.

Cercano está el fin de todo este sistema de cosas, que afectará a todos los habitantes de la tierra. Ahora -no mañana- es el tiempo de actuar. La Atalaya del 15 de Diciembre de 1998, página 20, párrafo 21.

Aunque La Atalaya del 1 de Diciembre de 1995 parece introducir un elemento de equilibrio, en realidad revela el estado de angustia al que han llegado muchas personas:

La predicación del Reino desempeña un papel importante en la vida del cristiano, y participar en ella produce gozo (Salmo 40: 8) No obstante, algunos cristianos se sienten muy culpables porque no pueden hacer más en el ministerio. Tal sentimiento de culpabilidad hasta puede socavar su gozo y hacer que se den por vencidos, imaginándose que a los ojos de Jehová nunca hacen lo suficiente. La Atalaya del 1 de Diciembre de 1995, página 11, párrafo 11.

Puede que tengamos limitaciones debido a la edad, la salud, la resistencia física o las responsabilidades familiares. No obstante, cuando hacemos todo lo que está a nuestro alcance, podemos estar seguros de que nuestro servicio a Jehová es de toda alma; no es ni más ni menos valioso que el de la persona cuya salud y circunstancias le permiten estar en el ministerio de tiempo completo (Mateo 13: 18-23). La Atalaya del 1 de Diciembre de 1995, página 12, párrafo 13.

Cuando un corredor sabe que está a punto de finalizar una larga carrera, no se da por vencido. Puede que el cuerpo haya llegado al límite de su resistencia y esté agotado, acalorado y deshidratado, pero no deja de correr cuando está cerca de la meta. No es tiempo de dejar de correr. (Compárese con 1 Corintios 9: 24; Filipenses 2: 16; 3: 13, 14). La Atalaya del 1 de Diciembre de 1995, página 13, párrafo 18.

Cuando el superintendente de circuito visita la congregación revisa la tarjeta de cada publicador, observa la actividad de cada uno y, eventualmente, se consideran todos esos factores. Son un control de la circunstancia de la persona para comprobar si está o no justificado su informe o es un servicio que pueda ser calificado como "de muestra" o insuficiente. No basta con que sea la persona la que se autoevalúe. Cuando alguien baja en el informe se le hace una visita para "ayudarle". La Atalaya del 15 de Octubre de 1997, por ejemplo, dice lo siguiente:

¿Y si algunos hacen menos de lo que pueden en el ministerio? La disminución de la actividad de un compañero de creencia pudiera indicar a los ancianos que se interesan por sus hermanos que la persona en cuestión necesita ayuda. (página 18, párrafo 20. Subrayado nuestro).

Normalmente es escaso el interés de esos mismos ancianos, cuando lo que le ocurre a una persona es que tiene serias dificultades en sacar la familia adelante, está enfermo, es mayor y no tiene familia o cualquier otro caso de necesidad extrema. El superintendente probablemente ni se enterará de esas cosas. No son asuntos de su interés. En no pocos casos son los familiares "incrédulos" u otras organizaciones las que se suelen hacer cargo de la situación. El tiempo del que se dispone es para "predicar" a fin de poder rellenar un informe con horas que, como mínimo, cumplan con la media nacional. Malgastar el tiempo, ayudando a un hermano impedido no cuenta para el informe. Por su parte, el interés de los ancianos se centra en lograr de todos un promedio aceptable de actividad y asistencia a las reuniones en su congregación, de tener un determinado número de precursores a fin de que el superintendente redacte un informe favorable de la congregación. El propio superintendente procurará señalar "las necesidades" de las congregaciones a su cargo (en realidad, bajo su control) a fin de mantener las estadísticas a un nivel aceptable. Eso es en realidad lo que llega a los responsables del siguiente nivel en la pirámide. Ni los sentimientos, ni las necesidades de las personas merecen la más mínima consideración, únicamente los números. Esa es la principal regla de medir a todos los niveles. En el plano individual, el registro que se lleva en la tarjeta del publicador es considerado como el "termómetro" de su espiritualidad. ¡Hipócritas!, ¡Sepulcros blanqueados! En realidad todo ese informe que exhiben cada final de año puede constituir una inmensa burbuja de hipocresía y de falsedad utilizada para su propia propaganda.

Aunque sea redundar en lo lo mismo, echemos un vistazo rápido al espíritu que se desprende del artículo Jehová valora su servicio de toda alma de La Atalaya del 15 de Octubre de 1997, páginas 13 a 18. Aparentemente hay un esfuerzo por neutralizar sentimientos de culpa injustificados, reconociendo que no todo el mundo puede hacer lo mismo en el servicio a Jehová. Es posible que, en parte, así sea, debido a que son conscientes de la frustración a la que han llevado a multitud de personas con sus exigencias en ese terreno. Sin embargo es precisamente en la forma restringida de entender lo que es el "servicio a Jehová" en donde radica el problema. De hecho subyace en todo el artículo una sola cosa: la cantidad de tiempo que se dedica al "ministerio del campo". Eso, a pesar de basar el artículo en Colosenses 3: 23, cuyo contexto es el siguiente:

Mujeres, sed sumisas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced en todo a vuestros padres, porque esto es grato a Dios en el Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que se vuelvan apocados.
Esclavos, obedeced en todo a vuestros amos en este mundo, no porque os vean, como quien busca agradar a los hombres; sino con sencillez de corazón, temiendo al Señor. Todo cuanto hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, conscientes de que el Señor os dará la herencia en recompensa. El Amo a quien servís es Cristo. El que obre la injusticia, recibirá conforme a esa injusticia; que no hay acepción de personas.
Colosenses 3: 18-25 (BJ).

¿Alguien es capaz de ver aquí alguna referencia directa a la predicación? Difícilmente, a menos que se saque algo de contexto, tal como ha hecho quien sea el autor de ese artículo de La Atalaya. Pues veamos lo que da de sí el texto bíblico, según fragmentos del mencionado artículo:

¿Significa servir de toda alma que todos debemos hacer lo mismo en el ministerio? (página 13, párrafo 5)

Jehová valoró el servicio de todos los apóstoles, aunque algunos evidentemente pudieron hacer más que otros.

De igual manera, Jehová no espera la misma cantidad de predicación de todos nosotros.

La persona que goza de buena salud y fuerza física tal vez pueda pasar más tiempo predicando que la que se halla debilitada por una enfermedad crónica o la edad avanzada (página 14, párrafos 5, 6, 7)

De modo que si le embargan sentimientos de inutilidad porque no puede hacer todo lo que quisiera en el servicio a Dios, no se desespere. (página 17, párrafo 18).

El servicio a Dios de toda alma incluye el dar testimonio de la fe, pero abarca muchas cosas, tantas como las que conforman toda una personalidad, la que se edifica a la medida de Cristo. El amor es la esencia y el motor para tener en cuenta otros muchos factores:

Por tanto, ya comáis, ya bebáis o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios. 1 Corintios 10: 31 (BJ)

La Sociedad Watch Tower prescinde del espíritu que emana de la Sagrada Escritura y lo sustituye por una escolástica propia en donde todo se orienta hacia una obra proselitista y de reparto de literatura, proponiendo metas relacionadas exclusivamente con el servicio a la Organización en cualquiera de sus facetas. Todo el esfuerzo y todos los instrumentos utilizados, incluyendo a los responsables en la pirámide de autoridad están orientados al logro de la eficacia en ese aspecto particular. Para nada se tienen en cuenta aspectos sociales que redunden en beneficio de las personas, ya que más que a servir a las necesidades de las mismas, el esfuerzo se centra en utilizar sus habilidades y sus recursos.

El informe de actividad que debe presentar mensualmente cada publicador es realmente un instrumento de control vergonzoso y vergonzante, contrario al espíritu cristiano en no pocos sentidos. Junto a todo lo que le rodea, es algo que distorsiona a tal grado el sentido de la predicación que, en la práctica, elimina toda la dignidad de esa obra. Efectivamente, el informe lleva consigo el elemento coacción. Quien no lo cumplimenta durante un mes, recibe el "amoroso" calificativo de "irregular", llevando ese honroso distintivo durante seis meses seguidos, siempre que durante los mismos cumpla religiosamente con su deber de informar las horas, en caso contrario, se amplía la sanción "espiritual". Si una persona permanece durante seis meses sin informar tiempo dedicado a la "predicación", se le considera "inactivo", "espiritualmente muerto" o, cuando menos, es considerado como un "hermano débil". No está a la altura de un cristiano y no merece tal nombre. Quienes, estando en esa situación, acuden a las reuniones son considerados de una manera diferente, como alguien fuera del patrón establecido, simplemente como alguien que va a "calentar la silla". Eso es generalmente desconocido del gran público y modificaría sustancialmente el concepto de quienes han alabado a los testigos de Jehová por su supuesto celo.

Otra manera de expresar el significado de la actividad proselitista ha sido mediante introducir la creencia de estar, durante ese tiempo, participando en una obra de marcar a la gente. Nuestro ministerio del Reino de Febrero de 1983 abría con el tema Aumentemos nuestra participación en la obra de marcar autorizada por Dios. Decía, entre otras cosas lo siguiente:

1 Estamos viviendo en un tiempo de aumento abundante en la adoración verdadera. Mientras la obra de marcar autorizada por Dios que se predijo para los últimos días se aproxima rápidamente a su culminación, por todas partes las personas de corazón honrado están respondiendo a las buenas nuevas. Ajustan su vida a las normas rectas de Jehová y se dedican a El, y a su vez, se esfuerzan por participar plenamente en ayudar a otras personas a recibir la marca para la salvación (Eze. 9: 2-6).

2Algunos de nosotros hemos estado participando en esta obra profética por cinco, diez, veinte, cuarenta años o más. Otros se han unido a las filas de los ministros de las buenas nuevas en fecha más reciente. Pero es bueno que de vez en cuando nos preguntemos: ¿Qué pienso acerca del privilegio de ser ministro del Reino? ¿Considero todavía que la obra del ministerio es urgente? ¿Estoy interesado personalmente en aumentar mi participación en la obra de marcar autorizada por Dios? (Subrayado nuestro).

Entre mensajes de ese tipo han ido transcurriendo los años, incrementando la edad de las personas objeto de referencia como integrantes de una "generación" especial y, al mismo tiempo, disminuyendo el plazo estimado para el desencadenamiento de la guerra de Armagedón. Es curioso observar cómo recurren vez tras vez a las Escrituras Hebreas, dando su parcial punto de vista sobre las mismas con el fin de envolver lo más completamente posible a las personas en participar en una ininterrumpida campaña de distribución de literatura, obviando el nuevo lenguaje exento del espíritu legalista del A.T. que nos ofrecen las Escrituras Griegas:

Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos. Quien no ama permanece en la muerte. 1 Juan 3: 14 (BJ)

El amor es el responsable de que se produzca ese cambio en el interior de la persona por el que se pasa de una situación de muerte a otra de vida delante de Dios, no hay una obra mediante la que se imponga esa marca. En el amor está la fuerza que impulsa a obrar. El amor estimula desde dentro hacia las obras. Empezar imponiendo obligaciones desde fuera, con la frialdad de participar en muchas cosas mecánicamente queriéndoles inocular un espíritu del que carecen, por no haber sido producto de una motivación espontánea del amor es algo artificioso que inevitablemente conduce a la frustración propia de una estrategia de "palo y zanahoria". Esa ha sido la estrategia de la Watch Tower. Consciente o inconscientemente han utilizado la buena disposición de millones de personas, ante las cuales han presentado una pronta liberación. Se han valido de esa primera semilla colocada generalmente por otras organizaciones religiosas en el corazón de la gente, pero que dichas organizaciones han rehusado cuidar. La Watch Tower ha trabajado esa falta de atención de las iglesias a sus feligreses, despertando el hambre espiritual, pero ofreciendo un producto nocivo y una expectativa infundada, la culminación del plan de Dios en un período de tiempo tan cercano (no había de sobrepasar la vida de las personas de una determinada generación) que permite a todos la posibilidad de contemplarlo.

El cristianismo auténtico es mucho más equilibrado, posee muchos más recursos para su desarrollo, incluyendo la promulgación del evangelio. El campo para las obras, para que los discípulos practiquen "todas las cosas que os he mandado" es muy amplio, no está reducido a la actividad de predicar y hacer discípulos. El esfuerzo, la manifestación del amor y la puesta a disposición de todos de las cualidades de cada uno es más eficaz, menos agobiante y refleja una fresca vitalidad como corresponde a un pueblo con espíritu colaborador desde lo profundo de sus convicciones. Pablo muestra que somos un cuerpo con diversos dones. Eso no se puede pasar por alto. La congregación cristiana es rica en variedad de dones de acuerdo a las cualidades de los miembros que la componen. Son como los diferentes miembros del cuerpo, cada uno desempeñando su función específica:

Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría. Romanos 12: 4-8 (Valera).

Toda esa diversidad es la que contribuye a que la congregación cristiana se edifique como un solo cuerpo en armonía, con todo lo necesario para su propio bienestar y el desarrollo de su obra evangélica hacia otros, porque es el mismo espíritu el que opera tras esa multiforme manifestación:

Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu... Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular. Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas. ¿Son todos apóstoles? ¿todos maestros? ¿hacen todos milagros? ¿tienen todos dones de sanidad? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos? Procurad, pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aún más excelente... Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. 1 Corintios 12: 4 a 13: 3 (Valera).

Ciertamente hay un espíritu diferente tras las palabras de Pablo. Va mucho más allá de esa frenética actividad teñida de falso celo en liberar a otros de la destrucción. Se trata de que cada uno utilice las habilidades que realmente tiene para el bien de todos, no en una uniformidad de actuación en detrimento del natural desarrollo de las cualidades de cada uno, según la medida con la que el espíritu santo ha enriquecido a cada cual:

Y él mismo constituyó a unos apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del Cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagemas de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor. Efesios 4: 11-16 (Valera).

Es más que evidente que prácticamente sin interrupción en la historia han irrumpido en la congregación cristiana lobos rapaces que se han servido del rebaño. Los de la Watch Tower no han sido los únicos, pero tampoco son una excepción.

El sentido de extrema urgencia ha sido invocado por la Sociedad Watch Tower hasta la saciedad, habiendo llevado a personas facilmente influenciables a la extenuación física y agotamiento mental. Sus mensajes siempre han incluido un elemento intimidatorio, acusador. Expresiones como "estar robando a Jehová" relativas al empleo personal del tiempo, "¿Puede usted justificar ante Jehová el no ser precursor?", o recordatorios en Nuestro del Reino de que para "Jehová no hay vacaciones" o llevar la contabilidad y recordar machaconamente los meses con "cinco fines de semana" con la clara intención de exprimir el tiempo extra de descanso del que puedan disponer las personas, constituyen todo ese rosario de recursos destinados a controlar, normalizar y absorber los minutos extra de la gente implantando veladamente en sus conciencias un sentimiento de culpabilidad, si no cumplen con todos los "deberes" habituales y extras.

El tiempo de actuar para el cristiano es siempre, cada día, desde que ha adquirido conciencia de su situación, su relación para con Dios y Jesucristo. Eso es y ha sido siempre así, independientemente de que el tiempo del fin esté cerca o sea lejano. El estar preparado dignamente para la venida del Señor es connatural a la vida cristiana. Jesucristo exhortó a permanecer preparados de manera cierta debido a la incertidumbre del momento de su venida. Ese es solo un aspecto de su enseñanza, no la clave obsesiva del cristiano.

La predicación de las Buenas Nuevas (Mateo 24: 14), por ejemplo, es, en mi opinión, una actividad que se lleva a cabo a lo largo de los tiempos, no sólo en un período determinado. Jesucristo dijo que antes del fin se habrían llevado las buenas nuevas a toda la tierra, era una situación que se habría conseguido para ese tiempo. De ninguna manera dijo que se llevaría a cabo en una época en particular, durante un período singular de tiempo. De hecho, esa obra se ha llevado a cabo de una u otra manera a través de los tiempos. De no haber sido así, se habría extinguido el cristianismo o, cuando menos habría un registro de la historia de estos veinte siglos diferente al que realmente tenemos. Pretender incluir esa declaración bíblica (Mateo 24: 14) relativa a la predicación de las Buenas Nuevas dentro de una "señal compuesta" es del todo aberrante.

La predicación no forma parte de tal señal compuesta (Mateo 24: 14) ligada exclusivamente al "tiempo del fin". Forma parte de la actividad encomendada a la congregación cristiana desde su fundación y que, con el tiempo, habría de resultar en un testimonio universal, habría de esparcirse el mensaje a todas las naciones. Cuando Mateo 28: 20 habla de enseñar y de la promesa de "estar todos los días" con ellos, es claro que no se refiere a una época en concreto, sino ininterrumpidamente desde entonces hasta el fin de los tiempos. Tampoco puede entenderse la testificación y la obra de enseñanza de las Buenas Nuevas ligada a un componente de premura basado en la cercanía del fin. La finalidad de esa enseñanza no es otra que la conversión, la aceptación libre de Jesucristo para pasar a formar parte de la familia cristiana con esperanza de vida eterna. Las advertencias para estar preparados son dadas a los que ya son creyentes. Todo el enfoque de predicar, porque el fin está cerca, es ajeno a lo que leemos en la Biblia. Son cosas separadas e independientes la una de la otra.

Todo el énfasis y, en especial, la manera de llevarlo a la práctica ha tenido dos efectos igualmente nocivos en los testigos de Jehová. De una parte crea un falso sentimiento de "justificación propia" en personas celosas de presentar cada mes un considerable número de horas, de libros distribuidos y de revistas colocadas entre sus vecinos. Con eso se les hace ver que están siendo conscientes de sus responsabilidades y cumpliendo con ellas, corriendo grave riesgo de creerse pagadas de sí mismas. Por otra parte, la persona que por su propia disposición, su carácter, sus habilidades, etc. le es difícil llegar a una meta "digna" en ese aspecto de su vida entre los testigos, le crea, junto a la presión de los ancianos, un sentido de frustración y de inutilidad injusto.

El mensaje de renuncia a todo lo que consideran sin valor, al estudio, al trabajo, a favor de una dedicación plena a los intereses de la Sociedad Watch Tower ha anulado por completo las aspiraciones y la personalidad de muchos que se han dejado llevar por unos consejos nada equilibrados y que, a la postre han resultado perjudiciales para su vida. En algunos casos eso ha aflorado con el consiguiente desdén hacia personas que se han atrevido a reconocerlo o a señalar lo incongruente y lo nocivo que puede resultar tomar un proceder temerario. En otros (la mayoría) se sobrelleva calladamente en la soledad de la persona o del círculo reducido de la familia. Lo grave es, además de la falta de responsabilidad en todos los sentidos hacia esas personas perjudicadas, la atmósfera de imputación de culpa que se ha creado o el temor a que se les inculpe su falta de lealtad, si se atreven a hacer pública su queja. Tal vez en muchos casos ni siquiera sean conscientes del grave daño recibido. Es la gran paradoja resultante del "gran gozo" que se propone ante el que inicia esa aventura, sin pararse a considerar el costo real, y la cruda realidad a la que muchos se tienen que enfrentar después de algunos lustros de dedicación total a la Watch Tower o de haberse dejado guiar por sus enervadores cantos de sirena.

Cuando estos temas salen a la luz pública, acostumbran a negar que exista presión sobre el grado de educación del que cada uno quiere dotarse o el que quiere que alcancen sus hijos. Incluso pueden señalar artículos que muestran cierto equilibrio al respecto y la libertad de elección en ese sentido. Sin embargo, consideremos el comentario siguiente:

Hoy algunos cristianos siguen tras intereses y carreras que indican que han perdido la conciencia de que estamos muy adentrados en "el tiempo del fin" (Daniel 12: 4). Los hermanos en la fe pueden pedir en oración que estos reaviven o reafirmen su fe en las pruebas bíblicas de que la presencia de Cristo empezó en 1914, cuando Jehová lo instaló como Rey celestial, y que desde entonces está gobernando en medio de sus enemigos (Salmo 110: 1, 2; Mateo 24: 3). La Atalaya del 15 de Enero de 1999 (página 11, párrafo 6. Subrayado nuestro).

En este caso "tocaba" dar la de arena. Declaraciones como esa crean ese ambiente hostil, que duramente soporta que alguien ose cursar estudios universitarios, por ejemplo. Nadie se lo va a impedir, desde luego, pero es aquello que muy pocos le van a ver con buenos ojos. Naturalmente, quien eso haga, en eso ocupará su tiempo principalmente. Y como el tiempo es único, lo restará de estar distribuyendo literatura de la Watch Tower a sus vecinos. También es muy posible que con el incremento de conocimiento esté mejor equipado para detectar las falacias de la Organización.

En este, como en otros campos (profético, doctrinal...) la dialéctica necesita de una propuesta constante de aseveraciones y matizaciones para crear el ambiente adecuado en el que sobresalga siempre el eco de su mensaje y prevalezca su criterio con la fuerza necesaria. La intoxicación precisa de una mezcla de verdades y mentiras en la proporción adecuada (con el calculado desequilibrio) para llevar a conclusiones que parecen ciertas, pero que son falsas. Consiguen su propósito, pero en caso necesario, disponen del recurso documental adecuado para eludir responsabilidad y lavarse las manos por las consecuencias negativas sobrevenidas a otros. En ese arte también son maestros.

(Contribuido)




Primera página




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