En el caso de que te preguntaran si te sientes con la salvación asegurada, es decir si te consideras definitivamente salvo, seguramente dirías que no, que debido a la fe en Jesucristo, a la bondad de Dios y al amor que uno les tiene espera razonablemente merecer su aprobación en el dia de juicio. Hay personas, sin embargo, que asumen que han pasado ya de la muerte a la vida de tal manera que para ellos se trata de una situación de no retorno.
No voy a analizar la información bíblica que pudiera arrojar luz sobre el tema y poner las cosas en el lugar en el que las Sagradas Escrituras dejan esta cuestión. Simplemente he querido introducir este pensamiento para que sirva como ilustración de lo que voy a considerar.
El apóstol Juan en el contexto de la revelación que le fue comunicada y que dejó escrita en el libro Apocalipsis tuvo una visión en la que, después de contemplar cómo eran selladas 144000 personas equitativamente distribuidas entre las tribus de Israel, vio además una multitud inconmensurable de todo el resto de la humanidad. La describe de esta manera:
Después de esto miré; y apareció una muchedumbre inmensa que nadie podía contar, de toda nación y tribus y pueblos y lenguas, que estaban de pie ante el trono y ante el Cordero, vestidos de túnicas blancas, y con palmas en las manos. Y gritan con gran voz, diciendo:«La salvación se debe a nuestro Dios, al que está sentado en el trono, y al Cordero »Y todos los ángeles estaban de pie alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron ante el trono y adoraron a Dios, diciendo:
«Amén. La bendición y la gloria, y la sabiduría, y la acción de gracias, y el honor, y el poder, y la fortaleza, a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén. ».Y uno de los ancianos tomó la palabra y me dijo: «estos que están vestidos de túnicas blancas, ¿Quiénes son y de donde vinieron? ». Yo le respondí: «Señor mío, tú lo sabes. » Y me dijo: «Estos son los que vienen de la gran tribulación y lavaron sus vestidos y los blanquearon en la sangre del Cordero. Por eso están ante el trono de Dios, y le dan culto día y noche en su santuario; y el que está sentado en el trono extenderá su tienda sobre ellos. No tendrán ya más hambre ni tendrán ya más sed; ni caerá sobre ellos el sol ni ardor alguno. Porque el Cordero que está en medio del trono los apacentará y los guiará a fuentes de aguas de vida. Y enjugará Dios toda lágrima de sus ojos. ».
Apocalipsis 7: 9-17
Independiente de si, al referirse a los 144000, se trata de un número real o simbólico, si su pertenencia a las tribus de Israel ha de entenderse como físicamente de raza israelita o no, la multitud que a continuación describe Juan y en lo que se basa este comentario, reúne unas características que conviene analizar y después, con los detalles que nos ofrece lo estrictamente escrito, extraer las conclusiones correspondientes. Como información de análisis incluyo un comentario de la Atalaya sobre el tema en cuestión.
¡Y qué emoción sentimos nosotros hoy dia al ver la realidad palpable de lo que Juan contempló, es más, ser parte de ella! La Atalaya del 1.7.97. Página 19. Párrafo 12.¿Seguro? Bueno, ya sabemos la credibilidad de la Watch Tower cuando ha hablado (y jamás ha parado de hacerlo) de “realidad palpable”, “prueba irrefutable”, “realidad fuera de toda duda”, etc. etc. .
En realidad y lo importante es ¿Qué vio Juan?; ¿Qué dice la porción de Apocalipsis que aquí se incluye?; ¿Cuál es el mensaje que transmite cuando uno lee todo el pasaje con la mente dispuesta a aprender sin adoctrinamientos previos?; ¿Cuál es en realidad la sensación que uno percibe de ese relato al considerarlo con esa actitud?.
En primer lugar la visión misma aparece como parte integrante de un conjunto más amplio como si se tratara de diferentes protagonistas que van apareciendo en escena, siendo uno de ellos la “muchedumbre inmensa”, pero que los demás también tienen su papel, como veremos. Con esto en mente el que podríamos llamar “narrador”, es decir el apóstol Juan, dice en el versículo 9:
“Después de esto, miré; y apareció una muchedumbre inmensa que nadie podía contar, de toda nación y tribus y pueblos y lenguas, que estaban de pie ante el trono y ante el Cordero, vestidos de túnicas blancas, y con palmas en las manos”.Así que con esos atavíos y en un escenario (real) ante el trono de Dios y en presencia del Cordero gritan con voz en cuello:
«La salvación se debe a nuestro Dios, al que está sentado en el trono, y al Cordero »Si proclaman con ese aire de celebración que la salvación se debe a Dios y al Cordero, obviamente es porque ya la han conseguido.
Pero en la escena hay más protagonistas; de manera que el versículo 10 nos los describe:
“Y todos los ángeles estaban de pie alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes...”De manera que también los ángeles estaban en el mismo escenario: “de pie alrededor del trono”, por tanto en la misma posición (de pie) que “la muchedumbre inmensa” y con el mismo elemento escénico como referencia, “el trono”, al que en este caso rodean. También ellos representan su papel uniéndose al júbilo y la alabanza:
«Amén. La bendición y la gloria, y la sabiduría, y la acción de gracias, y el honor, y el poder, y la fortaleza, a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén. ».Cuando el libro “Apocalipsis...¡se acerca su magnífica culminación!” trata este tema da a entender claramente que el estar delante del trono en el caso de la grande muchedumbre, significa estar en la tierra recibiendo juicio favorable. Lo hace además haciendo una desgraciada incursión al griego, como es práctica habitual en la organización, incluso mendigando en ocasiones opiniones ajenas cuando creen que ello les favorece. Caso sobresaliente en este aspecto es el referente al término parousía, que espero abordar en alguna otra ocasión. Es curioso, por otra parte, notar aquí que cuando hace este análisis (ver Página 123 párrafo 13) lo enmarca en el contexto del juicio que se describe en Mateo 25: 31-33), cuya interpretación (la que sostiene en ese párrafo) ha abandonado recientemente la Watch Tower. Pero si entramos por ese camino terminaremos por enloquecer todos.
¿Qué razón hay, pues, para seccionar la visión que coloca a todos sus protagonistas en un único escenario para separarlo en dos ubicaciones diferentes (el cielo y la tierra)?. Es tanto ridículo como caprichoso y lo que no puede hacerse es ir a buscar expresiones parecidas a otras partes de la Biblia y “forzar” su sentido natural en el contexto de donde son extraídas para hacerlas encajar aquí cuando no viene a cuento.
Hay más cosas a considerar. Uno de los ancianos (que también forman parte de esta visión, así como las cuatro criaturas vivientes) hizo la pregunta directa:
Y uno de los ancianos tomó la palabra y me dijo: «estos que están vestidos de túnicas blancas, ¿Quiénes son y de donde vinieron? ».Lógicamente Juan era un mero espectador, él era el necesitado de explicaciones. Así que:
Yo le respondí: «Señor mío, tú lo sabes. » Y me dijo: «Estos son los que vienen de la gran tribulación y lavaron sus vestidos y los blanquearon en la sangre del Cordero... »De modo que aquí encontramos un detalle interesante “vienen de la gran tribulación”, en otras palabras, son sobrevivientes de la misma. ¿Quién puede afirmar hoy dia que es sobreviviente de la “gran tribulación”?. Por lo tanto esta escena que Juan vio anticipadamente hay que ubicarla en el tiempo después de que ha ocurrido ese acontecimiento (nadie puede venir o salir de una situación o evento cuando aún no ha tenido lugar). Entonces y solamente entonces las personas estarán completamente lavadas en la sangre del Cordero y limpias de pecado, como anteriormente sugeríamos, en una situación de no retorno, justificadas para siempre. Eso mismo les da derecho a estar donde Juan las vio, tal como sigue el relato:
«...Por eso están ante el trono de Dios, y le dan culto día y noche en su santuario; ...O dicho de otra manera, al dar las señas de identificación para los componentes de la “muchedumbre inmensa”, el anciano está al mismo tiempo suministrando las credenciales para gozar de esa posición.
Naturalmente el que está sentado en el trono no es otro que Jehová (versículo 10), quien extenderá su tienda sobre ellos con las consecuencias que de ello se derivan y que el propio texto las describe:
«...y el que está sentado en el trono extenderá su tienda sobre ellos. No tendrán ya más hambre ni tendrán ya más sed; ni caerá sobre ellos el sol ni ardor alguno. Porque el Cordero que está en medio del trono los apacentará y los guiará a fuentes de aguas de vida. Y enjugará Dios toda lágrima de sus ojos. »..De nuevo la pregunta ¿Quién está en disposición de afirmar que no padecerá más hambre ni estará expuesto a los rigores del sol, etc.? El hecho de que la forma gramatical esté en futuro aquí es irrelevante, porque se entiende que es un hecho que a partir de ahora (el momento en el que se sitúa la visión) se realizará ininterrumpidamente, es decir, esa “muchedumbre inmensa” está ya en posición de gozar de las condiciones aquí descritas para siempre.
Por tanto nadie forma parte de esa “muchedumbre inmensa” por la sencilla razón de que aún no está formada, es una cosa del futuro. Lo acredita además el hecho de expresiones similares a las utilizadas en otros pasajes de la Biblia que también hay que situarlos en el futuro, como por ejemplo “Y enjugará Dios toda lágrima de sus ojos” que es exactamente la expresión utilizada en Apo. 21:4.
De donde se deduce que la afirmación de la Atalaya es gratuita, sin fundamento alguno. Nadie en la actualidad puede afirmar que es parte de la “muchedumbre inmensa” que le fue presentada a Juan en la visión. Todos los demás comentarios sobre el tema, todas las elucubraciones ( y no son pocas) son, como diría el personaje de la comedia, “paparruchas”.
Llegados a este punto sugeriría al lector que, cualquier dia, cuando tenga unos minutos de tranquilidad vuelva a leer este pasaje bíblico (el capítulo 7 de Apocalipsis). Mi intención está muy lejos de condicionar a nadie, porque para mí lo más importante es que todos lleguemos a un entendimiento lo más completo posible de la Palabra de Dios. Pero mi sensación es que, leyendo estos versículos, uno percibe un cierto tono festivo, un ambiente de celebración que, además llena el corazón de regocijo y esperanza, y que va mucho más allá de esa consideración fría de un análisis meramente intelectual centrado exclusivamente en colocar a unos aquí y a los otros allá. Si pues de celebrar un logro se trata (nada menos que la propia salvación), y celebrarlo en compañía de tales personajes, me gustaría saber quién es el que actualmente está gozando de tal privilegio.
Todo este embrollo al que ha llegado la Watch Tower tiene su origen en el, para mí, principal error en el que ha incurrido esta Sociedad, o sea, la división de los cristianos en dos clases diferentes, una con esperanza celestial y la otra con la esperanza de vivir en la tierra. Para mantener esta teoría ha recurrido y sigue recurriendo a la constante manipulación de textos bíblicos. Este asunto está siendo continua y sutilmente bombardeado en los números de la Atalaya (y demás publicaciones) para conseguir que se vea como algo normal. No importa que esté fuera de lugar, número tras número se las arreglan para introducir un párrafo, una expresión, algo que haga referencia a “cristianos ungidos”, “grande muchedumbre”, “esclavo fiel y discreto”, “esperanza celestial”, “rebaño pequeño”...(llevo años observándolo). Y periódicamente un número monográfico sobre el tema. Haz la prueba. Cuenta las veces que aparecen las expresiones que anoto y lo comprobarás.
Aunque no quisiera extenderme en este asunto, sí voy a comentar un ejemplo ilustrativo de lo que acabo de mencionar. La Atalaya del 15.11.97, página 10, párrafo 11 bajo el subtema Felices son los que aguantan las pruebas se despacha en los siguientes términos:
Al mantenernos firmes en la fe hasta la muerte, los cristianos engendrados por espíritu reciben “la corona de la vida”: inmortalidad en los cielos. (Revelación [Apocalipsis] 2:10; 1 Corintios 15:50). Si abrigamos la esperanza terrenal y mantenemos nuestra fe en Dios, nos aguarda la vida eterna en un paraiso terrestre. (Lucas 23:43; Romanos 6:23). (Subrayado nuestro).Teóricamente el párrafo de la Atalaya está considerando Santiago 1:12-15, que dice:
Bienaventurado el que soporta la prueba; porque, una vez probado, recibirá la corona de la vida que Dios prometió a los que lo aman. Nadie, al ser tentado, diga: «soy tentado por Dios». Pues Dios no puede ser tentado por el mal; y, por lo tanto, él a nadie tienta. Cada uno es tentado por su propio deseo, que lo atrae y lo seduce. Luego, el deseo, después de concebir, pare el pecado; y el pecado, una vez consumado, pare la muerte.Estas palabras fueron dirigidas por Santiago a los judeocristianos que vivían fuera de Palestina (en la diáspora) ¿Alguien es capaz de ver aquí distingos extraños entre una clase de cristianos y otra distinta, con diferentes espectativas?. Ese párrafo tendencioso de la Atalaya no tiene cabida aquí de ninguna manera. ¿Qué derecho tienen a contaminar un texto tan esclarecedor para nuestra vida cristiana introduciendo esos elementos perturbadores que sólo están en su mente retorcida?.
El comentario de la Atalaya introduce además otros textos y atribuye caprichosamente Apocalipsis 2:10 y 1 Corintios 15:50 como que aplican exclusivamente a los que ellos llaman “cristianos engendrados por espíritu”, reservando la aplicación de Lucas 23:43 y Romanos 6:23 a quienes abrigan la esperanza terrenal.
Veámoslo más detenidamente. A la mayoría de nosotros se nos ha hecho ver que pertenecemos a la clase que vivirá en la tierra. Según este comentario de la Atalaya, la corona de la vida que se menciona en Santiago 1: 12 no está reservada para nosotros. Pero ¿Qué dice el texto bíblico?. Claramente esto:
“recibirá la corona de la vida que Dios prometió a los que lo aman”. Hermano, ¿Amas a Jehová?, entonces ¿quién te va a quitar el derecho a lo que El te promete? El lenguaje bíblico es muy sencillo en este caso y dice lo que dice y todo lo demás que alguien quiera hacernos ver es sencillamente, espúreo.Pero analicemos otro texto. Resulta que Romanos 6:23 sí que nos lo aplican. Y así es, y deseamos que así sea el resultado final y feliz para nosotros. Sin embargo parece ser que los supuestos diferenciados “cristianos engendrados por espíritu”, están exentos de ese texto. Al menos eso parece desprenderse del comentario de la Atalaya. Pero veamos, ¿Quién está exento de pecado para que no necesite de la dádiva de Dios en Cristo Jesús, es decir, de su sacrificio?. Todo cristiano verdadero es engendrado por espíritu, resultando en una nueva creación en el sentido que se emplea este término en la Biblia (Juan 1: 12-13). Y todos necesitamos exactamente lo mismo, de la misma manera, y por la misma razón, el rescate salvador de Jesucristo.
De manera que, volviendo a la cuestión planteada al principio, no importa que uno trate de asignarse una posición u otra, lo que debe hacerse es acudir con corazón sencillo a lo que “realmente” la Biblia nos enseña, sin la extraña reescritura de la misma llevada a término por otros.
La habilidad para manipular la Sagrada Escritura en este sentido, así como a las personas ha resultado siempre asombrosa. Cuando quieren transmitir algo, preparan un poco el ambiente, después lanzan un ampuloso discurso en una asamblea, incluyen un artículo en la Atalaya que entorpece y distorsiona el entendimiento del texto bíblico y a partir de ahí... “nuevo entendimiento”.
Como ejemplo esclarecedor puedo citar el archiconocido discurso de J. F. Rutherford:
Dentro del tema que nos ocupa, en el capítulo 20, párrafo 5, página 122 del libro Apocalipsis leemos:
“... Al llegar al punto culminante del discurso el orador hizo esta petición. “¿Quisieran ponerse de pie todos los que tienen la esperanza de vivir para siempre en la tierra?. Cuando gran parte del auditorio se puso de pie, el presidente declaró: “¡Miren! ¡La gran muchedumbre!”. Hubo un momento de silencio, seguido por un estruendo de regocijo. Qué alegría sintió la clase Juan... y también el grupo de Jehonadab!...”.A propósito, ¿Dónde menciona la Biblia lo de “la clase Juan” y “el grupo de Jehonadab”?. Será interesante analizar un día los términos antibíblicos acuñados por la sociedad Watch Tower.
En todo caso, este episodio (uno más) en la historia de la Organización muestra lo fácil que es manejar a unas personas para hacerles ver que lo que creían el día antes ahora ya no era válido, que el sentimiento que se les había inculcado de pertenecer a una clase especial ya no les aplicaba. ¿Qué sentido tiene todo eso? En el caso de J.F. Rutherford no cabía otro que el diezmar la afluencia de personas al grupo de los 144000 para hacer “cuadrar” las cifras, porque al paso que iban, le sobraban “ungidos”.
Así que el imaginario trasvase de un grupo a otro de manera tan arbitraria no lleva a nadie pertenecer a la “multitud inmensa” en la que todos legítimamente deseamos estar un dia y de la que Juan dijo que nadie podía contar, siendo el caso que la Watch Tower tiene a todos absolutamente “contados” (5.599.931 de máximo en el informe para 1.997) y “controlados”.
Precisamente la Atalaya del 1.1.98 comienza fuerte el año, en su tono habitual, con afirmaciones escalofriantes en el más puro estilo de la casa, entre la arenga y la charlatanería sin fundamento alguno. En el párrafo 2 de la página 6 dicen lo siguiente:
Hasta ahora se ha reunido a más de cinco millones de personas que forman parte de “una gran muchedumbre, que ningún hombre podía contar, de todas las naciones y tribus y lenguas” (Revelación 7:9). Nadie puede predecir el tamaño que finalmente alcanzará esa muchedumbre, puesto que ningún hombre será capaz de contarla.Esto me recuerda aquella otra gloriosa frase del anteriormente citado “juez” Rutherford:
“Bueno, [...] visto todo, no parece que la gran muchedumbre vaya a ser tan grande”. (Apocalipsis...¡se acerca su magnífica culminación! Página 125, párrafo 20).Seguramente no le cabría en la cabeza que quizá el equivocado fuera él, de otra manera no se le hubiera ocurrido poner en tela de juicio el texto bíblico.
En todo caso y, aunque las palabras de la Atalaya vienen a decir todo lo contrario de lo expresado por el ínclito “juez”, el texto bíblico permanece inalterado desde hace 1900 años. Los matices añadidos, modificados o eliminados, presentes, pasados y, probable y desgraciadamente, futuros que la Watch Tower vaya incorporando según las conveniencias o estados de ánimo del momento, en tanto no desmonten el falso entramado doctrinal al que antes aludía, andarán siempre dándole vueltas y más vueltas para implantar en la mente de sus lectores una idea diferente a lo que la Biblia registra.
Lo dicho, Juan vio esa “multitud inmensa” íntegramente formada y en la Biblia no hay indicación alguna de que alguien fuese anotando y observando su formación “progresiva” para cada año hacer un recuento y balance de situación a fin de presentarlo en una especie de inventario al término del ejercicio. Cualesquiera otras expresiones que alguien quiera extraer a título de contexto se referirán a otros aspectos de la comunidad cristiana.
La Atalaya despide el año 1.997 en lo respecta al tema que nos ocupa con esta referencia:
A medida que se acerca el día de la destrucción, Jehová está obrando para la salvación de los mansos. Durante “el tiempo del fin” ha reunido a los restantes del Israel espiritual de Dios y, a partir de los años treinta de este siglo, ha dirigido la atención de sus siervos terrestres al recogimiento de “una gran muchedumbre, que ningún hombre [puede] contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas”. Estas personas, como colectivo, “salen de la gran tribulación” con vida. La Atalaya del 15.12.97, página 17, párrafo 6.Mantienen la teoría, en realidad doctrina sólida e inamovible (ya veremos hasta cuando) para ellos, de que el tiempo del fin empezó en 1.914 y se extiende hasta la actualidad y en el futuro hasta que llegue “el día de destrucción” al que hacen referencia.
Pues bien, según el párrafo citado, este tiempo lo aprovecha Jehová para:
Reunir a los restantes del Israel espiritual de Dios (144.000). Este recogimiento quedó virtualmente completo hacia 1.935, de acuerdo a todo lo publicado por la Sociedad Watch Tower. Hay que hacer constar también que, según se extrae de la misma literatura, Jehová no se ocupa en recoger a la “gran muchedumbre” antes de completar el número de los “ungidos”. Todos los primeros cristianos, por tanto, formaban parte del grupo privilegiado de 144.000. Y, como aquí se hace constar, es en la primera parte de este siglo veinte cuando finalmente se llega hasta esa cifra.A partir de 1.935 Jehová maneja a sus siervos para que dirijan la atención al recogimiento de los del grupo que vivirán en la tierra.
Esto en pura lógica quiere decir que durante 19 siglos sólo un máximo de 144.000 personas han servido a Dios lealmente. ¿Es razonable Eso?. Sólo manipulando textos, reescribiendo porciones de la Biblia con una doctrina extraña a las mismas y con esa precisión cronológica que sólo está en su, tantas veces desbordada, imaginación puede llegarse a extravagancias de ese calibre.
Amigo, es buen ejercicio recapacitar sobre lo que se lee y someterlo personalmente al veredicto del texto bíblico en el que presume basarse. Está bien que nos ayuden y aceptar esa ayuda cuando de tal se trata, pero nunca debemos dejar que nos extravíen. Mateo 15: 14.
Para otros aspectos relacionados con esta misma porción de la Biblia me permito remitiros al estudio preparado por Jon Mitchell: “¿Donde sirve a Dios la Gran Muchedumbre?”.
Los textos citados se han tomado del Nuevo Testamento. Versión Ecuménica.
(Contribuido)