Los Testigos de Jehová

La Sangre y la Vida, la Ley y el Amor© (Parte 1 de 3)


Agradecemos y reconocemos el permiso otorgado por el autor, Raymond Franz, para la reproducción de este capítulo de su libro En busca de la libertad cristiana, en nuestra página TJ Info. La información para adquirir el libro se encuentra al final de este capítulo.



Capítulo 9

La Sangre y la Vida,
la Ley y el Amor©

La letra mata, mas el Espíritu da vida
-2 Corintios 3:6, Biblia de Jerusalén.

El TEMA que sigue a continuación, de ninguna manera quiere dar a entender, que el uso de la sangre no implique un serio grado de riesgo. Ni tampoco quiere dar a entender que la persona que haciendo una elección personal y voluntaria, sin coacción quiere evitar las transfusiones de sangre (o de algún componente o fraccion sanguínea) sobre una base puramente religiosa, esté actuando impropiamente. Aún los actos que son correctos en sí mismos llegan a ser malos sí se hacen con una mala conciencia. Como dijo el apóstol, "¡Dichoso aquel que usa de su libertad sin cargos de conciencia! ... todo lo que no se hace con la convicción que da la fe, es pecado".1 Dejo al lector que juzgue por sí mismo, si, en vista de la evidencia que se va a presentar, ciertos escrúpulos con relación a la sangre reflejan una conciencia fuerte o débil.

A la misma vez, no se debe de subestimar la seria responsabilidad que tiene una organización al imponer sus ideas sobre la conciencia personal del individuo en asuntos tan críticos. Lo que ha sucedido con la Sociedad Watch Tower en el asunto de la sangre ilustra, contundentemente, como el legalismo puede llevar una organización a una maraña llena de inconsistencias, con la posibilidad de que sus miembros sufran todas las consecuencias desfavorables resultantes.

Empezando en los últimos años de la década de 1940, la organización, en un principio, declaró una prohibición absoluta de la sangre de cualquier manera o forma, ya fuese completa o fraccionada. Luego, con el paso de los años, añadió nuevos preceptos, entrando cada vez más y más en aspectos técnicos del tema. La tabla siguiente presenta básicamente la posición actual de la organización sobre el uso de la sangre:

PRÁCTICAS Y COMPONENTES DE LA SANGRE PROHIBIDOS

  • Sangre completa
  • Plasma
  • Glóbulos blancos (leucocitos)
  • Glóbulos rojos
  • Plaquetas
  • Almacenar la sangre propia del paciente para subsiguientes transfusiones

PRÁCTICAS Y COMPONENTES DE LA SANGRE PERMITIDOS

  • Albúmina
  • Inmunoglobulinas
  • Preparados para hemofílicos (Factores VIII y IX)
  • Desviación de la sangre del paciente a través de una máquina de diálisis u otro tipo de desviación donde la "circulación extracorpórea no se interrumpa".2

Ahora la organización clasifica en categorías los elementos sanguíneos como componentes "mayores" o "menores" (el efecto que resulta de esta división aparece en la tabla anterior). Esta clasificación ilustra por sí misma tanto la naturaleza arbitraria así como la inconsistencia de tales reglas. ¿Cuándo le ha concedido Dios la autoridad a hombre alguno para que haga tal división? ¿Sobre qué base cierto porcentaje del total o lo que sea deciden ellos cuál es el punto divisor en el porcentaje separando "mayor" de "menor"? ¿O lo hacen sobre la base de la importancia vital de la función que cada componente tiene? Y si es así, ¿cómo evalúan y determinan la importancia relativa de tal función?

El anterior jefe de la propia plantilla médica de la central de la Watch Tower, un médico y cirujano, en conversación reconoció lo difícil de clasificar un elemento de la sangre como "mayor" o "menor", en vista del hecho de que, si una persona necesita para salvar su vida un elemento sanguíneo en particular, entonces ese elemento es un elemento "mayor" para ella.'3 Pero en realidad, la inconsistencia va mucho más allá.

Cuando se le ha hecho la pregunta de por qué no ha prohibido el uso de todos los componentes sanguíneos, la Sociedad Wachtower ha explicado sus cambios de política, como el permitir el uso de las fracciones de sangre citadas, por medio de decir que éstas son usadas en "cantidades muy pequeñas" y que esto coloca su uso dentro del campo de la conciencia personal.'4 Sin embargo, cuando se examina el asunto de cerca, uno encuentra evidencia que indica, o ignorancia, o un encubrimiento de los hechos, hechos tan convincentes que ponen a la organización en una posición sin sentido. Considere lo siguiente:

Las declaraciones en contra del uso de la "sangre completa", tan enérgicamente expresadas por la Sociedad Wacth Tower, suenan muy impresionantes a muchos Testigos. Aunque las transfusiones de sangre completa fueron muy comunes en las décadas del 1950 y del 1960, éstas no obstante, son poco frecuentes hoy en día. En la mayoría de los casos, al paciente se le administra únicamente el componente sanguíneo que necesita.5 La mayor parte de la sangre se separa en un número determinado de componentes (plasma, leucocitos, eritrocitos [glóbulos rojos], etc.) en el período de tiempo en que se hace la donación. Estos componentes son almacenados para su uso posterior. La mayor parte de ellos serán enviados a centros hospitalarios. Por consiguiente, en la gran mayoría de los casos, cuando un Testigo se encara a una transfusión, la cuestión a la cual tiene que hacer frente no es a una transfusión de sangre completa, sino a la transfusión de alguno de sus componentes.

Principales componentes de la sangreLa inconsistencia de las normas de la Watch Tower sobre el uso de los componentes sanguíneos aceptables y no aceptables, está claramente ilustrada en su norma en cuanto al plasma. Como se puede ver en la ilustración tomada de la revista ¡Despertad! del 22 de octubre de 1990, el plasma compone aproximadamente el 55 por ciento del volumen sanguíneo. Teniendo en cuenta su volumen, la sociedad Watch Tower lo clasifica en la lista de "componentes mayores". No obstante, el plasma está compuesto en un 93 por ciento simplemente de agua. ¿Cuáles son los componentes del 7 por ciento restante? Los principales son: albúmina, globulinas (de las cuales las inmunoglobulinas son los componentes más esenciales), fibrinógenos y factores coagulantes (utilizados en las preparaciones hemofílicas).6 ¡Y estos son los mismos componentes que la organización alista como permisibles para sus miembros! Aunque el plasma mismo está prohibido, no obstante sus componentes principales son permitidos -a condición de que sean introducidos en el cuerpo por separado. Como dijo cierta persona, esto es como si el médico le dijese al paciente que en adelante ya no podría comer bocadillo con jamón y queso, pero que podría hacerlo si tomaba el bocadillo y separaba el jamón, el queso y el pan y se los comía por separado y no como bocadillo.7

Los leucocitos, o "glóbulos blancos", también están prohibidos. En realidad, el término "glóbulos blancos" es algo equívoco, en particular si uno los asocia con "glóbulos rojos". Esto es así, porque de hecho la mayoría de los leucocitos en el cuerpo humano están fuera del sistema circulatorio sanguíneo. El cuerpo, normalmente, contiene alrededor de 2 a 3 kilos de leucocitos, y sólo del 2 al 3 por ciento de esta cantidad están dentro del sistema sanguíneo. El 97 o 98 por ciento está esparcido a través del tejido corporal, formando su sistema defensivo (o inmunológico).8

Esto significa que una persona que reciba el transplante de un órgano recibirá simultáneamente más leucocitos del exterior que si hubiese aceptado una transfusión de sangre. Puesto que la organización Watch Tower ahora permite los trasplantes de órganos, la posición inflexible en contra de los leucocitos (a la misma vez que permite otros componentes de la sangre), no tiene sentido. Esta posición, ciertamente, no puede ser defendida con la lógica, el raciocinio o con base moral alguna, sino sólo con razonamientos artificiosos. Asímismo, también carece de base razonable la separación arbitraria de la sangre en componentes "mayores y menores". Como hemos visto la organización prohibe el plasma --aunque éste se compone principalmente de agua-- a causa de su volumen (55% del volumen sanguíneo), no obstante, ¡prohibe los leucocitos, los cuales, según el gráfico de ¡Despertad! componen menos del uno por ciento de la sangre!9

La falta de lógica o base moral al mantener esta posición se puede ver en el hecho de que, teniendo la misma cantidad, la leche humana contiene más leucocitos que la sangre. La sangre contiene alrededor de 4.000 a 11.000 leucocitos por milímetro cúbico, mientras que la leche materna durante los primeros meses de lactancia puede llegar a contener hasta 50.000 leucocitos por milímetro cúbico. ¡Esto es de cinco a doce veces más que la cantidad que hay en la sangre!10

Quedan, entónces, los eritrocitos ( o glóbulos rojos) y las plaquetas, en la lista de los componentes prohibidos. ¿Qué hay de los componentes permitidos?

Un punto importante a tener en cuenta es que la organización de la Watch Tower, en apoyo a su argumentación, se basa en el mandamiento de la ley mosáica que ordena que la sangre de animales que se sacrifican para comer sea derramada, y que esto se cita para justificar la objección de la organización a cualquier tipo de almacenamiento de la sangre humana.11 Recuerde también que la organización permite los componentes sanguíneos de la lista, por constituir sólo una cantidad insignificante de sangre. Considere ahora los hechos siguientes con relación a los componentes que la organización clasifica como permisibles:

Uno de estos es la albúmina. Las albúminas se utilizan principalmente en conexión con quemaduras y hemorragias grandes. Se necesita alrededor de 600 gramos de albúmina para una persona que tenga del 30 al 50 por ciento de su cuerpo con quemaduras de tercer grado. Las normas de la Watch Tower permitirían esto. Pero, ¿cuánta sangre se necesitaría para extraer esta cantidad de albúmina? Se necesitaría de 10 a 15 litros de sangre para producir esa cantidad de albúmina.12 Esto dificilmente es un "cantidad pequeña". También es obvio que los litros de sangre de los cuales se extrajo la albúmina fueron almacenados, no "derramados".

Lo mismo sucede con las inmunoglobulinas (globulinas gama). Para producir lo suficiente de las globulinas gama para una inyección con jeringa (una vacunación para personas, incluyendo a los Testigos de Jehová, que viajen a los países que no gozan de condiciones muy higiénicas, y que quieran protegerse contra el cólera) requiere alrededor de 3 litros de sangre para obtener la cantidad necesaria.13 Esto es todavía más de lo que se emplea para un transfusión normal de sangre. Y de nuevo, las globulinas gama son extraídas de sangre que es almacenada, no "derramada".

Quedan, entonces, las preparaciones hemofílicas (Factores VIII y IX). Antes de que se llegaran a utilizar tales preparaciones, el promedio de vida de un hemofilico en la década de 1940, era de 16.5 años.14 Hoy en día, debido a estas preparaciones derivadas de la sangre, un hemofílico puede llegar a vivir un período de vida de una persona normal. El producir las preparaciones para que un hemofílico viva tal período de vida requiere las extracciones de aproximadamente 100.000 litros de sangre.15 Aún cuando las preparaciones hemofílicas mismas representan solamente una fracción de ese total, cuando consideramos su fuente, tenemos que preguntarnos ¿cómo se puede considerar que esto envuelva una "pequeña cantidad" de sangre?

El uso de cualquiera de estos componentes sanguíneos implica el almacenamiento, incluso masivo, de cantidades de sangre. Por un lado, la Watch Tower decreta como permisible el uso de estos componentes sanguíneos-y por consiguiente el almacenamiento envuelto en su extracción y producción-mientras que por otro lado ellos declaran que están opuestos al almacenamiento de sangre por estar condenado bíblicamente. Esta es la única base que ellos dan para prohibir el uso de la sangre propia por un Testigo, (es decir, el que la persona almacene parte de su propia sangre, la cual se devuelve después al torrente sanguíneo durante o después de la intervención quirúrgica).16 Claramente, las posiciones tomadas son arbitrarias, inconsistentes y contradictorias. Es difícil de creer que tanto los que promueven tales normas como los escritores de las mismas, cuando presentan tales explicaciones y defensas de las mismas, sean tan ignorantes de los hechos y que esto no les permita ver la inconsistencia y arbitrariedad envuelta. Sin embargo, el pensar que sean así es lo único que pudiera librar la posición presentada de ser clasificada también como deshonesta.

El decidir sobre tratamiento médico y cuestiones de salud prohibiendo esto y permitiendo aquello es pisar en terreno peligroso. Por un lado se puede llegar a ser culpable de crear un temor irracional, y por otro lado el crear un falso sentido de seguridad. El derrotero sabio y humilde es el de dejar la responsabilidad de decidir sobre tales diferencias donde corresponde en primer lugar, es decir, en la conciencia del individuo.

Los artículos de la Watch Tower, sobre el tema de la sangre, hacen hincapié en la posición "inflexible" tomada por la organización sobre la sangre, con frecuencia alabando su propia posición como salvaguardadora de la vida y salud de sus miembros. Muy difícilmente, si es que acaso alguna vez, puede uno leer un informe o una experiencia que refleje desfavorablemente sobre estas normas.

Artículos recientes llaman la atención a como las normas de la organización han protegido a sus miembros de contraer SIDA. Un artículo de ¡Despertad! del 8 de octubre de 1988, hace esta declaración. El mismo artículo señala que "para principios del 1985 la mayoría de los estadounidenses con hemofilia grave habían sido infectados con el virus del SIDA". !Despertad! del 22 de octubre de 1990 actualiza esta información diciendo: "Los hemofílicos que en su mayoría utilizan un agente coagulante extraído del plasma, para tratar su enfermedad fueron diezmados. En los Estados Unidos entre el 60 y el 90 por ciento de ellos contrajo el SIDA antes de que se implantara un procedimiento médico para eliminar el VIH". De forma similar, La Atalaya del 15 de junio de 1985, en un artículo titulado "Gran Bretaña, la sangre y el SIDA" comenta en la página 30 que "alrededor de 70 millones de unidades de concentrado de Factor VIII" fueron importadas de los Estados Unidos para tratar hemofílicos de Gran Bretaña, y sigue diciendo, "parece que al importar este producto sanguíneo el virus del SIDA fue transferido al suministro británico".

Mientras que contienen mucha alabanza del poder protector de las normas de la organización sobre la sangre, hay algo que todos estos artículos dejan de mostrar a sus lectores. Es el hecho de que aquellos hemofílicos infectados se infectaron principalmente de una fuente de sangre que la Sociedad Watch Tower había declarado oficialmente como permisible: el Factor VIII, que es una preparación hemofilica extraída del plasma.17 Como ¡Despertad! del 22 de octubre de 1990 muestra, algunos casos de infección del SIDA se habían producido a través de "transplantes de tejido" los cuales son declarados como también "permisibles" por la organización.

Todo esto ilustra tanto la necedad, como lo completamente perjudicial que es, el que una organización asuma tener la sabiduría y la autoridad divina, y emprenda el desarrrollo de un complicado conjunto de normas y de distinciones técnicas, y luego las imponga como una norma moral obligatoria, decidiendo por otros, en qué casos y en qué circunstancias un asunto puede estar dentro o fuera del terreno de la conciencia personal.

El riesgo intrínseco o propio, tanto en una transfusión de sangre como de componentes sanguíneos o fracciones, es real. Pero a la misma vez, también es cierto que la gente puede morir en el quirófano debido a una hemorragia grande. El uso de la sangre propia de uno, almacenada hasta el tiempo de la intervención quirúrgica, lógicamente sería de interés para personas preocupadas en la posibilidad de contraer alguna infección asociada con la sangre. No obstante, como se ha visto, la organización asume la autoridad de declarar esto fuera del campo de la decisión personal, prohibiendo incluso "la recogida de sangre durante la operación" (es decir, durante la intervención quirúrgica, se recoge y es depositada en un recipiente de plástico y más tarde se transfunde devolviéndola al cuerpo).18 Y el hecho es que muchos miles de personas están anuentes a renunciar al derecho de tomar sus propias decisiones en asuntos tan críticos y decisivos, y dejan que una organización decida por ellos, aún cuando a lo largo de su historia muestra que no está dispuesta a reconocer su responsabilidad por el daño que producen sus normativas. Ellos son alimentados, casi exclusivamente, por aquellas declaraciones y experiencias que son solamente favorables, pero muy raramente son informados de los factores negativos.

Considere solo un ejemplo, tomado de un artículo de la revista Discover de agosto de 1988. Una mujer Testigo, a la edad de 42 años empezó a hacerse una serie de operaciones para extraerse tumores de la vejiga, tumores que ocurrían periódicamente a través de varios años. En la última vez esperó demasiado tiempo antes de ir al médico de nuevo, estaba sufriendo hemorragias fuertes y estaba gravemente anémica. Insistió en no recibir una transfusión de sangre y su decisión fue respetada. Durante una semana los urólogos intentaron sin éxito controlar la hemorragia. Su índice sanguíneo continuó bajando. La doctora que escribió el artículo describe lo que sucedió:

Gradualmente, a medida que su índice sanguíneo bajaba cada vez más, la Sra. Peyton se afixiaba. Los órganos del cuerpo necesitan cierta cantidad de oxígeno para funcionar. Este oxígeno es transportado desde los pulmones al resto del cuerpo por las moléculas de hemoglobina que están en los glóbulos rojos ... El equipo médico le puso a la Sra. Peyton oxígeno adicional por medio de una mascarilla, hasta que llegó virtualmente a respirar oxígeno puro (O2). Las pocas células rojas que tenía estaban totalmente cargadas pero la cuestión era que no había suficientes vehículos para llevar el combustible que su cuerpo necesitaba.

Su necesidad de aire aumentó. El ritmo respiratorio aumentaba Llegó a estar cada vez más débil y final e inevitablemerite-las fibras musculares de su corazón mostraron su desesperada necesidad de oxígeno. Ella experimentó un fortísimo y aplastante dolor de pecho.

La doctora que escribe el artículo comenta su impresión al llegar a la habitación del paciente:

Al entrar a la habitación ... me sobrecogí al ver la escena que había delante de mí. El centro de atención detodos era una mujer grande con una máscara de oxígeno, luchando por encontrar aire, respirando tan rápido que parecía humanamente imposible. En la cabecera de la cama había tres amigos, miembros de su iglesia [Testigos] aleccionándole ... A su lado había varios médicos, había uno controlando el descenso de su presión sanguínea y otro tratando de obtener alguna sangre de una arteria. El fluido que llenaba lentamente la jeringa tenía la consistencia del ponche Hawaiano. Las pruebas sobre el mismo revelaron que tenía un recuento de glóbulos rojos de sólo 9 [cuando lo normal habría sido de 40]. Colgando de la barra de la cama había una bolsa con la orina que tenía un color cereza. La mujer se estaba muriendo. Los trazos del cardiograma mostraban el sufrimiento del corazón por medio de profundas bajadas. El daño que representaban, en cuestión de horas llegaría a ser irreversible.

La mujer sufrió un paro cardíaco. El equipo de médicos y enfermeras empezaron a hacerle la resucitación cardiopulmonar, le administraron epinefrina y atropina, y después un chock eléctrico directo al corazón. Este palpitaba frenéticamente v se paraba de nuevo. Se le practicó más resucitación cardiopulmonar, sé le administró más epinefrina y atropina, otro shock eléctrico, y más resucitación cardiopulmonar. Se continuó este proceso durante una hora hasta que no hubo razón ni más esperanza para seguir continuando. El paciente estaba fuera de cualquier posible recuperación.

La médico que describió esta escena no consideró a la mujer como si fuera sólo una fanática. Ella escribió:

Se me dijo que era una mujer inteligente, que entendió totalmente las implicaciones que envolvía su decisión. Pero, a mi parecer, su entendimiento surgía de un punto de vista oscuro impuesto por su fe.19

Aquí había una mujer que tenía un problema que se le planteaba repetidamente y que requería una intervención quirúrgica periódicamente. Conociendo de antemano esta situación, el haber almacenado una cantidad de su propia sangre le podría haber parecido un proceder sabio y seguro. Sin embargo, la ley teocrática" hizo que desechara esta posibilidad. La obediencia a la "ley teocrática" no le permitió hacer una elección personal en este asunto.

Si las normas de la organización tuvieran una base verdaderamente bíblica, entonces cualquier sufrimiento que pudiera resultar de adherirse a éstas, tales como el daño por posponer o evitar una intervención quirúrgica debido a la preocupación o incertidumbre con relación a las cuestiones de la sangre, o hasta la pérdida misma de la vida a causa de sentirse bajo la obligación divina de rehusar todos los componentes, excepto los "permitidos"-todo podría ser visto como el sufrimiento al cual el siervo de Dios debe encararse de buena gana.20 Muchos Testigos de Jehová son muy sinceros al mantener los requisitos de su organización en este asunto. Algunos incluso han visto morir a sus hijos como resultado de ello y sería cruelmente injusto atribuirlo a una falta de amor paternal por su parte. Ellos simplemente han aceptado que aunque complejos, o aún confusos los requisitos y normas de la organización están basados en la Biblia y, por consiguiente, ordenados por Dios. No obstante, pocas declaraciones han estado más débilmente basadas que éstas.

Como se ha visto anteriormente, muchas de las razones de la Watch Tower se concentran alrededor de los textos de las Escrituras Hebreas, mayormente de las ordenanzas de la ley mosaica. Puesto que la Sociedad reconoce que los cristianos no están bajo esa Ley, se cita con frecuencia el texto de Génesis capitulo nueve, versículos del 1 al 7. Este dice:

Y Dios procedió a bendecir a Noé y a sus hijos y a decirles: "Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra. Y un temor a ustedes y un terror a ustedes continuarán sobre toda criatura viviente de la tierra y sobre toda criatura volátil de los cielos, sobre todo lo que se va moviendo sobre el suelo, y sobre todos los peces del mar. En mano de ustedes ahora se han dado. Todo animal moviente que está vivo puede servirle a ustedes de alimento. Como en el caso de la vegetación verde, de veras se lo doy todo a ustedes. Solo carne con su alma, su sangre, no deben comer. Y, además de eso, la sangre de sus almas, la de ustedes, la reclamaré. De la mano de toda criatura viviente la reclamaré, y de la mano del hombre, de la mano de cada uno que es su hermano, reclamaré el alma del hombre. Cualquiera que derrame la sangre del hombre, por el hombre será derramada su propia sangre, porque a la imagen de Dios hizo él al hombre. Y en cuanto a ustedes sean fructíferos y háganse muchos, hagan que la tierra enjambre de ustedes y háganse muchos en ella.

Se afirma que, puesto que todos los humanos descendemos de Noé y sus hijos, estos mandamientos aplican todavía a todas las personas. Se representa como entendido que las ordenanzas sobre la sangre en la ley mosaica son simples repeticiones de, o elaboraciones de, la ley básica establecida con anterioridad y por tanto que está todavía en vigor. De otra forma, ya que los cristianos no están bajo esa ley mosaica, no tendría sentido el que se citaran los textos de ella como de importancia para la cuestión.21 Se hace una aplicación eterna al decreto divino con relación a la sangre dicho a Noé.

Si eso es así ¿no es cierto que debería ser igualmente aplicable el mandato de "ser fructíferos y llenar la tierra" y de " hacer que la tierra enjambre de ustedes y hacerse muchos sobre ella"? Y si es así ¿cómo es posible justificar el que la Sociedad Watch Tower estimule no sólo la soltería, sino de cierto modo el que no se tengan hijos entre los Testigos de Jehová casados? Bajo el encabezamiento "Tener hijos hoy día" La Atalaya del 1 de marzo de 1988 (página 21) dice que en vista del "tiempo limitado" que queda para hacer que la obra de la predicación se lleve acabo, "Por eso, es apropiado que los cristianos se pregunten qué efecto tendrá en su participación en esa obra vital el que ellos se casen o, si están casados, el que tengan hijos". El articulo reconoce que el tener hijos es parte del mandato que Dios dió después del Diluvio, pero se dice en la página 26 que "Hoy día el tener hijos no es una parte específica de la obra que Jehová ha encomendado a su pueblo.... De modo que el asunto de tener hijos en este tiempo del fin es un asunto personal que cada matrimonio debe decidir por sí mismo. Sin embargo, puesto que 'el tiempo que queda está reducido,' las parejas casadas harían bien en pesar cuidadosamente y con oración los puntos a favor y en contra de tener hijos en estos tiempos". Si las palabras de Jehová a Noé con relación a tener hijos y el 'enjambrar fructíferamente la tierra' pueden aparcarse a un lado como algo que no aplica, ¿cómo se puede afirmar consistentemente que sus palabras con relación a la sangre sí que están en vigor, y también utilizarlas como base para justificar la aplicación de mandatos de la ley mosaica con relación a la sangre, y decir también que estos están en vigor para los cristianos hoy?

Más significativo, todavía, es que las palabras del Génesis son utilizadas para decir algo que es muy diferente de lo que en realidad dicen. La lectura del texto hace patente que Dios ahí habla de la sangre en conexión con el matar animales y posteriormente con el matar humanos. En el caso de los animales, su sangre era vertida para hacer un reconocimiento implícito de que la vida que había sido sacrificada (para obtener alimento) era tomada solamente por permiso divino, no por derecho natural. Con relación al hombre, el derramar su sangre exigía la vida del que hacía tal derramamiento, puesto que la vida humana es un don de Dios y El de ninguna manera ha autorizado al hombre para que quite la vida humana cuando quiera.

La sangre derramada de animales y humanos matados, representa la vida que ellos han perdido.22 Lo mismo es cierto con relación a los textos de la ley mosaica que se citan regularmente, requiriendo que la sangre sea "derramada. "En todos los casos, esto se refiere muy claramente a la sangre de animales que han sido matados. La sangre representa la vida tomada, no la vida que todavía está activa en la criatura.23

Las transfusiones de sangre, no obstante, no son el resultado de matar a animales o humanos; la sangre proviene de un donante vivo que continúa vivo. En vez de representar la muerte de alguien, tal sangre se emplea para un propósito totalmente contrario, a saber, la conservación de la vida. Digo esto, no para declarar a las transfusiones de sangre como una práctica deseable o con propiedades incuestionables, sino simplemente para demostrar que no hay una conexión real o parecido legítimo entre el mandato del Génesis con relación al matar y después comerse la sangre del animal matado, y el uso de la sangre de una transfusión. Simplemente no hay ninguna correspondencia verdadera.

Parte 2 de 3


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