Por Lenny Flank
(c) 1995
Traducción: Rolón Ríos
Un excelente pero poco conocido fósil transicional es el Triadobatrachus (antes llamado Protobatrachus), que data del Triásico, hace unos 200 millones de años. El fósil de Triadobatrachus es una transición perfecta de los anfibios Laberintodontos a los batracios modernos.
Los batracios (sapos, ranas), que son miembros del orden anfibio de los Anuros, tienen varias características únicas, casi todas basadas en su inusual forma de locomoción. La característica más perceptible es la construcción única de la pelvis. El ilion está fuertemente elongado, y las vértebras post-sacro están fusionadas en una pieza sólida llamada urostilo (las ranas por lo tanto no tienen cola). El ilion e urostilo forman juntos una estructura pélvica de tres puntas muy resistente a ser doblada ó quebrada.
El espinazo es muy corto (en algunas especies, toda la columna vertebral
tiene solo seis vértebras), y las costillas están totalmente
ausentes (si bien algunas especies poseen moderadas proyecciones de procesos
espinales transversos que parecen costillas). Los huesos de las vértebras
son únicos porque carecen de todo pleurocentro e hipocentro, consistiendo
solamente de arcos neurales.
La tibia y la fíbula en las piernas más largas se han
fusionado en un solo hueso, para soportar el enorme esfuerzo de saltar,
y las piernas traseras se han tornado en muy largas y musculares para proveer
la potencia del brinco, el modo de locomoción de estas especies.
El cráneo es muy largo, pero también muy alto. Tanto el número como el tamaño de los huesos craneales son menores al de otros anfibios típicos. Los huesos, frontal y parietales, se han fusionado en un solo hueso, y la apertura pineal entre los huesos parietales está totalmente ausente. Las cuencas oculares son más grandes y abiertas que el globo ocular, lo que permite que el globo ocular flote libremente en el cráneo (el sapo ó rana es capaz de extender sus globos del ojo hacia abajo hasta el borde de la boca ayudándose con ello a empujar sus alimentos hacia el estómago). Los batracios tienen un hueso esfenoetmoide largo que protege el frontis de la caja cerebral.
En muchas de estas características, el Triadobatrachus es intermedio entre los batracios modernos y sus ancestros laberintodontos. El cráneo tiene forma de cráneo de batracio, con el largo hueso esfenoetmoide, huesos frontal y parietal fusionados (sí bien estos son mucho más largos que en cualquier batracio moderno), y grandes cuencas orbitales abiertas. El ilion es mucho más largo que el de los Laberintodontos, pero no tanto como en los batracios modernos. La estructura craneal y el elongado ilion, junto con las largas piernas posteriores y la falta de costillas, marcan inmediatamente al Triadobatrachus como un sapo muy primitivo.
Muchos de estos rasgos, sin embargo, están pobremente desarrollados
en el Triadobatrachus, y parecen estar en el proceso de evolucionar hacia
la condición moderna de los Anuros. El ilion de Triadobatrachus
carece de la fuerte articulación con la columna vertebral, a diferencia
de los batracios modernos. El urostilo esta también ausente, teniendo
el Triadobatrachus una
cola corta, algo que ningún batracio moderno tiene. El espinazo,
un tanto más corto que en los Laberintodontos, es todavía
casi el doble de largo que en cualquier batracio moderno, y las piernas
posteriores están proporcionadas pero son aún muy pequeñas,
pero un tanto más largas que las extremidades delanteras.
La tibia y la fíbula están separadas y no fusionadas, lo
que hace muy probable que Triadobatrachus no fuera capaz de un salto eficiente.
Los huesos de la cintura pectoral son relativamente pequeños y ligeros,
a diferencia de los pesados huesos pectorales de los batracios modernos,
cuya construcción permite soportar las enormes fuerzas de sacudida
que el animal recibe al "aterrizar" tras un salto largo.
Por lo tanto, Triadobatrachus, lejos de exhibir un cuerpo típico
de Anuro, posee una versión muy primitiva del mismo, reteniendo
todavía varias características de sus ancestros Laberintodontos.
La vértebra de la cola, la falta de urostilo, el ilion libre, y
la tibia y fíbula no fusionadas son todas características
de los Laberintodontos pero no de los batracios modernos, vivos ó
extintos. Por otra parte, el largo hueso esfenoetmoide, el elongado
ilion, la ausencia de costillas y la larga y plana estructura
del cráneo son típicos de los batracios más no
de los anfibios Laberintodontos. El Triadobatrachus combina por ende los
rasgos de dos grupos muy diferentes de animales, y solo puede ser visto
como una transición evolutiva entre estos dos grupos.
Debemos también hacer notar que un nuevo fósil de sapo, descubierto en Arizona y denominado Prosalirus bitis, fue descubierto en 1985, datando más ó menos de la misma época que Triadobatrachus. Al igual que Triadobatrachus, Prosalirus no tiene piernas alargadas, pero posee la típica estructura pélvica de tres puntas. A diferencia de Triadobatrachus, Prosalirus ya ha perdido casi toda la cola. Sin disponer de más descubrimientos fósiles, es imposible saber cual de estas dos especies es el ancestro último de los batracios modernos (ó puede que ambos representen linajes distintos de los mismos). Pero demuestra claramente que ya en el triásico, los primitivos batracios estaban diversificados, con el más primitivo Triadobatrachus viviendo lado a lado con el "moderno" Prosalirus, así como los primitivos batracios Discoglósidos aún viven lado a lado con los más "avanzados" Ránidos.
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la Creación Desenmascarada.