Otras tergiversaciones de los creacionistas “científicos”.

Por: Alfredo Pérez A.

Los autores que los creacionistas citan en su apoyo, o son ellos mismos o periodistas desinformados. Las frases que derivan de libros escritos por autores serios, o no tienen ninguna relevancia para la discusión del tema, o son frases aisladas, fuera de contexto, mal comprendidas o claramente tergiversadas. La revisión de sus citas demuestra claramente que los autores plantean ideas absolutamente contrarias a las que los fundamentalistas dicen apoyar:

 

"El primer hallazgo de Pitecántropo lo hizo Dart en 1924. Señaló muchas características simiescas en el cráneo, pero pensó que los dientes eran de tipo humano. Su cerebro era sólo una tercera parte del tamaño del cerebro de un hombre moderno. Richard Leakey publicó evidencias que indicaban que los pitecántropos eran de brazos largos, piernas cortas, que caminaban sobre los nudillos en forma semejante a los simios africanos de hoy (Gish, 1974)."


En esta cita, Gish confunde al australopiteco (Australopithecus africanus), descubierto por Dart, con el “pitecántropo”, que es el Homo erectus. Insinúa, porque evidentemente no puede afirmarlo derechamente, que Australopithecus era simplemente un simio, lo cual fue defendido por algunos antropólogos cuando recién se descubrieron los primeros restos, pero hoy todos los antropólogos concuerdan en clasificarlo en nuestra familia, homínidos (Lewin, 1989).

Las afirmaciones de Gish respecto a que “Richard Leakey publicó evidencias que indicaban que los pitecántropos eran de brazos largos, piernas cortas, que caminaban sobre los nudillos en forma semejante a los simios africanos de hoy” se desmienten leyendo lo que Richard Leakey realmente escribe acerca de los australopitecos:

 

"No obstante, estas criaturas caminaban habitualmente en posición erguida, y no existe ninguna prueba que avale la sugerencia de que marchasen de vez en cuando a cuatro patas, al modo en que lo hacen los gorilas y chimpancés, apoyándose en los nudillos" (Leakey y Lewin, 1980);

"De todos modos, podemos partir de algunos hechos incontrovertibles. Por ejemplo, hoy podemos decir de forma contundente que los australopitecinos andaban erguidos, mientras que hace pocos años esto era todavía tema de conjetura" (Leakey, 1981);

"¿Significa que Sherwoord Washburn estaba en lo cierto cuando sugería, en los años sesenta, que nuestros antepasados andaban apoyándose en los nudillos? No es del todo seguro, se mire por donde se mire, pero sé que en los fósiles humanos más antiguos que podían contener vestigios de ese modo de andar - los huesos del brazo del joven de la orilla oriental del lago Turkana de hace cuatro millones de años- no hay rastro de esas huellas" (Leakey y Lewin, 1994).


O bien el Sr. Gish cita equivocadamente de memoria las opiniones de Leakey, lo que evidentemente es muy poco serio, o bien tergiversa conscientemente con mala fe la evidencia disponible en la bibliografía. Harris (1981) se quejó de cómo los fundamentalistas tergiversan sus palabras:

 

"La evolución es una de las pocas cosas acerca de la que casi todos los biólogos están de acuerdo, por lo que les resulta particularmente asombroso verse reclutados en la batalla contra el evolucionismo sobre la base de sus dudas acerca de la selección natural. En un esfuerzo por evitar que me sucediera esto, tuve la precaución, en un artículo de 1975 acerca de la teoría neo-darviniana, de afirmar en el primer párrafo que el artículo no respaldaba “las argumentaciones de los antievolucionistas, ya que la evolución es un hecho, sea o no correcta la teoría neo-darviniana...”. Imagínense mi sorpresa al leer que yo había admitido que “la evolución no es en realidad más científica que la creación” (Gish, manuscrito a multicopista), y que negaba la afirmación de que “la creación no es más que un dogma religioso, mientras que la evolución es una teoría científica comprobable” (Gish, 1976, p. ii). Deliberado o no, esto es interpretar un tanto singularmente el octavo mandamiento"


A continuación podemos demostrar otros casos en los que Anónimo actúa de mala fe, sacando frases de su contexto y cortando las opiniones de diversos científicos para demostrar que opinan lo contrario de lo que ellos afirman: El autor anónimo citado (Anónimo, 1968) reproduce una frase de Le Gros Clark:

 

"La probabilidad de hallar restos fósiles de antecesores verdaderos, o aún representantes del grupo geográfico local que suministró los antecesores verdaderos, es tan fantásticamente remota como para no merecer consideración"


Sin embargo, Anónimo oculta la frase que escribe previamente Le Gros Clark a la por él citada (1976, pág. 58):

 

"En realidad, las cosas son de tal manera que, en su estructura anatómica, los fósiles africanos se conforman tan ajustadamente con los postulados teóricos correspondientes a una fase intermedia de la evolución homínida temprana (con base en evidencias indirectas) que nos llevan a la inferencia de que el grupo que, en efecto, es ancestral, con dificultad podría ser genéricamente diferente"


Anónimo continúa la cita precedente con otro párrafo del mismo libro (sin indicar que corresponde a 158 páginas más adelante):

 

"La interpretación de la evidencia paleontológica de la evolución homínida que se ha ofrecido en los capítulos anteriores es una interpretación provisional. Debido a lo incompleto de la evidencia, difícilmente podría ser de otro modo"


Pero no transcribe la frase de Le Gros Clark que sigue:

 

"Sin embargo, es una interpretación que parece ajustarse razonablemente bien a los hechos que hasta el presente podemos observar".


A pesar de su antigüedad, y del avance experimentado por la paleoantropología en los últimos veinte años, bastaría que Anónimo hubiese evaluado objetivamente la evidencia entregada por Le Gros Clark, para resolver todas sus dudas en relación al origen evolutivo del ser humano. Ni siquiera Darwin se salva de ser citado maliciosamente mutilado por los fundamentalistas. Anónimo (1968) escribe:

 

"Hace más de cien años, en 1859, el evolucionista Carlos Darwin declaró en el capítulo seis de su libro The Origin of Species (Del origen de las especies): “Mucho antes de llegar el lector a esta parte de mi obra, una multitud de dificultades se le habrán ocurrido. Algunas de ellas son tan serias que hasta este día difícilmente puedo reflexionar en ellas sin sentirme hasta cierto grado desconcertado” "


Esta frase de Darwin (1859) continúa con un punto y coma:

 

"pero, según mi leal saber y entender, la mayor parte son sólo aparentes, y las que son reales no resultan, a mi juicio, funestas para mi teoría".


Lamentablemente a Anónimo se le olvidó terminar la transcripción de la frase, privando a sus lectores de saber lo que Darwin realmente opinaba al respecto. Anónimo (1985) escribe:

 

"¿Por qué son importantes para la evolución los fósiles? El genetista G. L. Stebbins señaló una razón importante: “Ningún biólogo ha visto en realidad el origen por evolución de alguno de los grandes grupos de organismos”. Así, hoy día no se ve que los organismos vivos que se hallan en la Tierra estén evolucionando para llegar a ser otros organismos. En vez de eso, todos están completos en su forma y se distinguen de los demás tipos"


En esta frase, Anónimo tergiversa el sentido de las palabras de Stebbins, haciéndolas apoyar tres ideas que Stebbins jamás aceptaría: que los organismos vivientes no estén evolucionando, que si evolucionaran deberían ser “incompletos” en su forma, y que no existen formas de transición entre diferentes tipos de organismos. Cuando Stebbins afirma que ningún biólogo ha visto el origen por evolución de alguno de los grandes grupos de organismos se refiere claramente a los grandes grupos taxonómicos, que surgieron hace muchos millones de años. Si se toma el párrafo completo queda en evidencia cómo Anónimo insinúa que Stebbins está planteando justamente lo contrario de lo que afirma. Sttebins (1978) escribe:

 

"Desde un comienzo debe quedar en claro que la gran mayoría de los biólogos acepta como un hecho demostrado el que los seres vivos han evolucionado. No obstante, ningún biólogo ha visto cómo un grupo importante de organismos emerge mediante la evolución. A pesar de esto, se han producido razas y especies en el laboratorio y cultivos de jardín al duplicar algunos procesos evolutivos que se sabe que ocurren en la naturaleza. La razón por la cual nunca se ha observado directamente los fenómenos evolutivos de gran magnitud es que requieren millones de años para llegar a completarse. Los procesos evolutivos que dieron origen a las categorías superiores de organismos, tales como géneros y familias, ocurrieron en el pasado remoto, mucho antes de que existieran personas que los observaran. No obstante, los hechos que se conocen acerca de estos orígenes, algunos de los cuales se discutirán en el Capítulo 7, proveen seria evidencia indirecta que muestra que el proceso fue muy semejante al de los grupos modernos de plantas y animales que hoy están evolucionando a nuestro alrededor"


Anónimo (1968) hace decir a Mellersh exactamente lo contrario de lo que él piensa. Cita unas frases del libro Historia de la Vida como si representaran el pensamiento de este biólogo. Sin embargo, como puede comprobarse libro en mano, Mellersh (1960, página 294) escribe la frase citada por Anónimo dentro de una serie de preguntas que formulan los antievolucionistas, y luego da su opinión, que Anónimo no transcribe, rebatiendo el planteamiento citado por Anónimo.

BIBLIOGRAFÍA 

ANÓNIMO 1968 ¿Llegó a existir el hombre por evolución o por creación?, Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc. 

ANÓNIMO 1985 Id., nueva versión Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc. 

DARWIN, C. 1859 On the Origin of Species by Means of Natural Selection, John Murray, London (traducción castellana: El origen de las especies, Ediciones del Serbal, Barcelona, 1983). 

GISH, D.T. 1974 ¿Le han lavado el cerebro?. Publicaciones Españolas, Milwaukee, Wisconsin. 

HARRIS, C.L. 1981 Evolution: Genesis and revelations, State University of New York. (Trad.: Evolución: Génesis y Revelaciones, Ed. H. Blume). 

LEAKEY, R. 1981 La formación de la humanidad. Ediciones del Serbal, Barcelona. 

LEAKEY, R. y R.LEWIN 1980 Los orígenes del hombre. Aguilar, Madrid. 

LEAKEY, R. y R.LEWIN 1994 Nuestros orígenes. Crítica, Barcelona. 

LE GROS CLARK, W.E. 1976 El testimonio fósil de la evolución humana, Fondo de Cultura Económica, México. 

MELLERSH, H.E.L. 1960 Historia de la vida. Editorial Jano, Barcelona. 

STEBBINS, G.L. 1978 Procesos de la evolución orgánica. Editorial Prentice Hall Internacional, Madrid. 

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