El pacífico y amoroso "diseño" de las víboras.

Por Hernán Toro
(c)2000

Como hemos dicho antes, los "científicos" de Answers in Genesis postulan como uno de los enunciados de su "creacionismo científico" que hace 6000 años todos los animales eran pacíficos y mansos, herbívoros, porque "un dios de amor nunca hubiera creado él mismo tanto mal y dolor en la naturaleza". Según estos "científicos" sólo después de que el hombre "desobedeciera" y entrara el "pecado" en el mundo, habría llegado la muerte a la creación.

Tremendos "científicos"... ¿No? ... Pero sigamos dándoles el beneficio de la duda y miremos la evidencia científica para ver si concuerda con su "modelo" creacionista.

Entre las maravillas predadoras mejor logradas por la evolución por selección natural están las víboras. Este tipo de serpientes presentan unas adaptaciones predadoras que dejan atrás a todas las demás:



En primer lugar, llama su atención la estructura ósea de su cabeza. Ésta le permite a las mandíbulas un grado de flexibilidad asombroso, lo que le permite engullir a presas con un tamaño varias veces mayor que su propia cabeza.




Pero más imponente aún son las armas que usa para capturar dicha presa. Me permito presentarles una fotografía de tales armas. Resulta evidente que la dentición de una vívora no está diseñada ni lejanamente para engullir frutos o hierba. El gigantesco par de colmillos tiene una función extraordinaria: poseen un canal interno por el cual se inyecta un poderoso veneno que entra en el torrente sanguíneo de la presa una vez que es mordido.




Pero más increíble aún es el "diseño" de la estructura craneal. Es evidente que la longitud de los colmillos de esa víbora es mucho mayor que la altura de su cabeza. Si los colmillos no fueran retráctiles, cada vez que cerrara la boca se perforaría la mandíbula inferior. Por esto, la víbora posee una estructura ósea muy eficiente para plegar los colmillos contra la mandíbula inferior. Sólamente cuando va a morder despliega los dientes cual agujas hipodérmicas, de forma tal que pueda inyectar el veneno.




Obviamente, un par de colmillos con un canal interior para el paso de veneno, no serían muy eficientes si no se hubiera desarrollado un mecanismo para inyectarlo a presión. Es así que cuando la víbora cierra la boca en el momento de la mordedura, sus músculos temporales presionan fuertemente las glándulas del veneno, de tal manera que el fluído pasa a presión al sistema sanguíneo de la víctima. En otras palabras, el sistema craneal de la víbora junto con sus músculos temporales actúan como un par de jeringas hipodérmicas retráctiles (con todo y émbolo) para inyectar el veneno a presión. (Cabe anotar que en diversos grupos de serpientes modernas, aparecen todos los desarrollos que muestran el camino gradual de la evolución de este sistema de muerte. Pero éso será para otro artículo).


Ya que hemos hablado del sistema de inyección de veneno de las víboras, valdría la pena hablar un poco acerca de la naturaleza de tales venenos. Cabe anotar que entre diversos grupos de serpientes hay diversos tipos de toxinas. Por ejemplo, las serpientes proteroglifas, como las mambas y cobras utilizan una neurotoxina que paraliza el sistema cardiopulmonar; esta toxina la trataremos con más detalle en otra ocasión. De otro lado, las serpientes solenoglifas, como las víboras, tienen otro tipo de acción tóxica: el veneno altera las paredes de los vasos capilares y destruye los glóbulos rojos, produciendo abundantes hemorragias en todo el cuerpo que se manifiestan en el exterior como manchas rojizas y violáceas de diversa extensión. El sitio de la mordedura se afecta de dolor e hinchazón. Se producen diarreas, vómitos, sudores fríos y una sed intensa, a la vez que disminuye la presión sanguínea, lo que hace que el pulso sea casi imperceptible. Poco después puede sobrevenir un coma y si no se supera el trauma, la muerte. Es de anotar que muchas serpientes suelen tener en sus glandulas una dosis de veneno suficiente para matar millones de sus presas con una sola mordida. Por ejemplo, es típico en víboras dosis letal para palomas de alrededor de un microgramo, mientras que mantienen en sus glándulas hasta 3 gramos.

Es claro que tal sistema de inyección de veneno y sus articulaciones mandibulares móviles serían inútiles si no tuviera un sistema adecuado para cazar sus presas. Una adaptación asombrosa de estos ofidios es el desarrollo de unas fosetas cercanas a las fosas nasales que les sirven para detectar variaciones de temperatura de hasta 0.2 grados a medio metro de distancia, constituyéndose en un sistema de caza por termolocalización. Es tal su eficiencia que ejemplares carentes de vista son capaces de morder una rata y luego, una vez que ésta ha muerto, pueden rastrearla fácilmente para luego engullirla.




Por supuesto, debemos hablar también de sus "instintos" de caza. Las víboras no son predadores de persecución sino de acecho. Sigilosamente localizan a su presa debido al calor que irradia. Recuerden que las fosetas permiten detectar variaciones de hasta 0.2 grados Celsius. Con esta sensibilidad, un mamífero a 37 grados centígrados es como una bombilla comparado con el entorno. 




 

Cuando la víbora se encuentra a la distancia apropiada, lanza una dentellada con la cual inocula la toxina a su víctima,  la cual escapa para no llegar muy lejos. 




 

Una vez que la presa ha huído, lo único que tiene que hacer la serpiente es rastrear su rastro calorífico en el piso hasta que encuentra su cadáver y procede a engullirlo. Una perfecta máquina de muerte.



Ahora considere el "modelo científico" creacionista a la luz de este otro ejemplo...

¿Será que las víboras están diseñadas para pastar? ¿Para qué sus adaptaciones para matar? ¿Para evitar que se les escaparan las bananas en el "Jardín de Edén" ?

¿O acaso inicialmente eran herbívoras pero por el "pecado de Adán", decidieron modificarse a sí mismas y en 6000 años lograron llegar a la eficiencia asesina que las caracteriza?

¿Realmente le parece "amoroso" y "pacífico" el diseño de las víboras?

Piense:

Mandíbulas que se desencajan para tragar enteras presas mayores que su cabeza.

Glándulas de veneno que se exprimen en la mordida con los músculos temporales.

Colmillos retráctiles y con un canal interior para inyectar el veneno exprimido.

En cada mordida se inyecta una dosis de veneno suficiente para matar de decenas a centenares de miles de sus presas (Por ejemplo la víbora de Gabón).

Sistema de termodetección, totalmente inútil para capturar vegetación, pero indispensable si se cazan presas de sangre caliente.

¿Le parece razonable que la víbora sea el resultado de un diseño pacífico y amoroso, y que la muerte no existiera antes del "pecado de Adán"?

No hay que ser un genio para darse cuenta de que la víbora es una máquina de matar. Tampoco hay que ser un genio para darse cuenta que los autores de Answers in Genesis no son científicos sino fanáticos religiosos disfrazados que sólo se dedican a promulgar sus mitos Hebreos engañando flagrantemente.

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