I S A B E L P A R R A
Isabel
Parra sabe cantar porque el canto era el idioma de su casa.
"Angel y yo teníamos una mamá que salía a hacer canciones al
campo. A veces -cuenta~ no sabíamos
nada de ella durante veinte o más días. La
Violeta llegaba con la cinta magnética y nosotros, quisiéramos o no, escuchábamos.
Así, involuntariamente, fui aprendiendo el folklore chileno".
Y
más: de niña participa con su familia en espectáculos de canto y baile españoles. También en el circo y las ramadas. En 1961, Isabel y Ángel, viajan con Violeta Parra al
Festival de la juventud que se realiza en Finlandia.
Como "Los Parra de Chile" graban un disco en la República
Democrática Alemana. Visitan otros
países de Europa y se quedan por tres años en Francia, actuando en las peñas
-o boites de nuit- "L’Escale" y "La Candelaria".
Pero
en algún momento, la herencia se renueva en un compromiso personal con el
oficio y el arte. "Al segundo
día de estar cantando en París, en la Candelaria, las veinte personas que
estaban en el lugar dejaron de comer y se pusieron a escuchar.
En ese momento yo supe que podía vivir de eso, mi trabajo".
Se inician los años '60. Regresa
a Chile. Ya es toda una artista.
Con
Ángel cantan en la radio, en un programa de Camilo Fernández, quien los apoya
también desde su sello grabador Respecto al primer LP de Isabel Parra para el
sello Demon, Fernández escribe: "Es la voz femenina más popular y de
mayor calidad en nuestro folklore. Hija
de Violeta Parra, nació con la guitarra entre las manos.
Aprendió
a hablar repitiendo los versos mil veces repetidos de nuestras canciones
tradicionales. Ha ido sucediendo a
su madre, gracias a la rica herencia legada por ella En esta colección de
canciones chilenas, Isabel Parra nos hace recorrer la geografía sentimental de
nuestro pueblo entusiasmado con su arte. Su
voz que es dulce y es amarga, que es tierna y violenta, que llora y sonríe, se
hace serenamente dulce cuando entona el Ave María de su hermano Angel. Es que su voz es ella y ella está aquí... para
siempre".
Los
hermanos se quedan en Chile. Instalan
la Peña, y fundan su propio sello grabador "Peña de los Parra”, donde
aparecen varios volúmenes 'interpretados por Isabel, entre ellos: "De
Isabel Parra", "Cantando por amor”, y "Recopilaciones y cantos
inéditos de Violeta Parra". Además
de ser una excelente intérprete de Violeta Parra, Isabel es coautora con su
madre de una decena de temas al haber musicalizado textos que Violeta no alcanzó
a convertir en canciones; entre ellos "Al centro de la injusticia",
"Ayúdame Valentina”, y "Lo que más quiero".
Además de completar el legado de Violeta Parra, Isabel se destaca con
sus propias composiciones en las que demuestra no sólo talento musical sino
también poético. En 1968
participa en el Primer Festival de la Canción comprometida, en Valparaíso;
organizado por los integrantes de la Peña de los Parra y el Instituto Chileno
Cubano de Cultura. En 1970,
participa en el Segundo Festival de la Nueva canción chilena con el tema
"Ayúdame Valentina". En
1972 gana el festival Cancionero de Agua Dulce, en Lima.
Con
Dicap y el sello de la Peña graba "De aquí y de un disco marcado por la
fraternidad de los músicos de aquí, de Chile, y de allá... de Cuba.
De
aquí.
Según Isabel, se trata de "canciones salpicadas de ingredientes históricos
y entretenidos". Canta al proceso, al trabajo voluntario, a "La compañera
rescataba", a los encuentros y a los temores.
Para el disco, Víctor jara le regala un bello tema -El encuentro- “él mismo hizo el arreglo musical -cuenta Isabel-,
dirigió la grabación, tocó su guitarra". Otra canción, agrega, "la
hice mientras Toño me tomaba fotos. Ese
día las fotos lo salieron, pero sí la música de este Solitario Solo",
tema filosófico escrito por Violeta Parra.
De
allá. En este disco, Isabel Parra
es una gran divulgadora de] trabajo de la Nueva Trova cubana, donde se destacan
Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y Noel Nicola, enriqueciendo el nivel poético
de la canción popular. Se podría decir que "los descubre para
Chile". En un largo viaje a
Cuba que realiza con Quilapayún conoce la Nueva Trova y en un diario de viaje
que escribe en cuartetas cuenta su encuentro con Silvio Rodríguez: Esa noche te
conozco / y quisiera que no olvides / que quería conocerte / querido Silvio
Rodríguez. // Me instalo para escucharte / y pongo la grabadora / cuando Silvio
está cantando / no hay reloj que dé la hora.
De
él graba "Al final de este viaje", uno de los temas más hermosos de
su disco: