Versiones 30
Director: Diego Martínez Lora
Vila Nova de Gaia - Portugal
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Editorial Versiones 30:
Diego Martínez Lora
Cartas de amor...(1)
Varsovia, 24 de Enero de 1978.
Querida Leandra:
No me comprometo contigo porque simplemente no he alcanzado tener una capacidad madura de compromiso. Mi deseo de libertad y de búsqueda de la mujer ideal no me permite quedarme definitivamente contigo. Todo lo buena que puedas ser conmigo no es suficiente para que yo sienta algo que me diga: ésta es la mujer de mi vida. No sé si exista, pero mientras no la encuentre quisiera seguir buscándola. Eso me hace feliz. Tú fuiste parte de ese camino, pero no mi meta. Mi mente se inquieta con otras mujeres y tú te has vuelto un pasado, algo así como una lámpara que su luz ya no me ayuda a leer, ni a saborear ese horizonte que sin él me siento asfixiado. Nuestro lenguaje ha caído, las palabras se desprendieron de las oraciones, las letras de las palabras, queda un olor que ya desconozco, o que ya no me dice nada, o que me desagrada porque ya me dio todo lo que podía dar o lo que yo podía recibir. Disculpa mi incapacidad de amarte. Así como tú, conocí a otras mujeres y casi exactamente llegué a sentir lo mismo que estoy sintiendo por ti ahora, amistad y amistad para que no se vuelvan contra mí y me hagan la vida imposible, o me creen alguna mala fama en este mundo pequeño. Me gustaría ser normal, así como esos que se enamoran y se casan y tienen hijos, pero para serlo tengo que encontrar mi mujer ideal. Todavía no la he encontrado. No te sientas mal. Saliste de mi vida, te libraste. No pierdas tiempo, yo me repongo rápido, tú encontrarás en breve alguien que te quiera como yo te he querido cuando te quise, y seguro que más, pero además con un amor más duradero y consistente, de ese que a ti te gustaría tener para comprometerse de modo total contigo. A mí hasta me da miedo decir esas cosas, pero sé que a ti te gustan. Sé feliz. Un beso. Adiós.
Cracovia,
27 de Enero de 1978.
Querido
Julio:
Sé que no te gusta comprometerte, mejor dicho que no eres capaz de hacerlo o que no has sido capaz hasta ahora. Al menos eso es lo que has demostrado con tus últimas enamoradas, pero sabes una cosa: Yo tampoco te quise tanto como tú puedas imaginártelo, y aunque yo te lo haya dicho. La verdad es que contigo comprendí que yo también vivía enamorada, pero de una idea, de mí propia en cierto sentido, de un tipo de hombre que me hubiera gustado tener y que siempre he deseado y que tal vez no exista para mí. Tanto puse de mi parte para creer que tú eras la persona ideal en mi vida, tanto me esforcé en creer que realmente podía vivir sin algunos estímulos que para mí simplemente son fundamentales, que ahora en la distancia, no me podría imaginar otra vez estar junto con otra persona, enamorar y no tener el grado de intimidad, confianza y compromiso que me gustaría tener. Tengo que reconocer que siempre me quedé insatisfecha contigo. Tú te aprovechaste bien de esta situación pensando que yo me podía convertir en otra hermana más para tu vida, pero no, ahora que lo pienso mejor, fuiste un pobre infeliz que está pidiendo a gritos ayuda sicológica, no por no encontrar a la mujer ideal, sino por ser muy irresponsable y jugar con los sentimientos de las otras personas. Tal vez tu mejor tratamiento sería que sólo anduvieras con putas, y sólo el día en que se te ocurriera hacer sexo, las buscabas y les pagabas bien para que tu conciencia se pudiera quedar tranquila. El resto de actividades intelectuales y sociales muy bien podrías desarrollarlas con tus amigos y familiares. Así no le harías perder tanto tiempo y le evitarías vanos y estúpidos sufrimientos a tanta mujer sensata que se te pudiera cruzar en el camino pensando tener al frente un hombre maduro y reflexivo y no con ese ser indefinido e inofensivo en cosas importantes de la vida, como lo es una relación seria de amor. Y que sepan antes de todo que están tratando con un cretino, hijo de puta, disculpa, esto último no lo quise decir, se me salió, pero no me atreví a borrarlo. Sé feliz también tú. Chau. )