Versiones 45

Agosto - Setiembre 2002

Director: Diego Martínez Lora

la aventura de compartir las vidas, las lecturas, las expresiones...


Ana María Trelancia(*):

El Popo


El Popo tiene poderes…, dijo Felipe Pardo y los otros campesinos ahí presentes asintieron en silencio con la cabeza. Dicen que una vez, paró a un muchachito mototaxista, el Tomás, para pedirle que lo llevara a su casa. Frente al cementerio, estaba el Popo y le preguntó cuánto le cobraría hasta la quebrada del fondo. Tres soles, le contestó Tomás y el Popo subió al mototaxi. Estaba haciéndose tarde y las bandadas de tortolitas que regresaban chillando al dormidero junto al ruido del motor del carro, casi no dejaban escuchar la voz de Popo que iba contándole historias al Tomás. El chico escuchaba por educación, pero no le interesaban los cuentos pues todos eran sobre los no vivientes, gente de la que había escuchado hablar a sus abuelos, pero nunca conoció. Pero el Popo seguía preguntándole por esos personajes como si estuviesen vivos. Que si los había visto, que tal o cual le debía plata, que doña Rufina estaba guapetona y mil historias que apenas alcanzaba a escuchar, pero que, de alguna manera, le incomodaban. Ya llevaban como 20 minutos de viaje y el Popo no le indicaba dónde bajaría, así que Tomás volteó la cabeza para increparle que se bajara ya, que ya estaba oscuro, que hasta ahí la carrera sumaba más de tres soles y casi se sale del camino cuando vio la cara del Popo toda hinchada y cuadrada, como se ponen los no vivientes antes de “arreventar”. De una sola vez, esquivó un algarrobo contra el que casi choca del susto y apretó el acelerador al máximo para alcanzar el punto que Popo le había señalado como parada final. Alcanzando finalmente la quebrada y con el alma en vilo, el muchacho se armó de valor para mirar de frente a Popo y volteó la cara junto con la mano extendida para cobrarle los tres soles más duramente ganados de su vida pero el asiento trasero del mototaxi estaba vacío… El Popo había “desparecido”. Convertido en lechuza, seguramente, se las picó sin pagar. Así que no le vayan a decir a Tomás que las historias que cuentan del Popo son puras tonterías.


(*)Ana María Trelancia bióloga y escritora peruana. Vive actualmente en Lima. En breve saldrá un libro con todos los textos que formaron parte de Versiones.


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