Versiones 47
Diciembre 2002 - Enero 2003
Director: Diego Martínez Lora
Cuento africano:
El origen de la enfermedad y la muerte(*)
Antiguamente las personas no morían, pero un día Amma (Dios) se dio cuenta de que había demasiadas personas, entonces decidió llevarles la muerte.
Bajó con una vaca blanca a la Tierra. En medio del camino se encontró con unos niños que cuidaban gallinas y les ofreció la vaca.
- Cuánto cuestan?-, le preguntaron.
- Nada-, respondió Amma,- pero el que la coma morirá.
- Aléjate-, le replicaron los niños-, nosotros no queremos tu vaca.
Amma continuó su camino y se encontró con unos pastores de cabras, vacas y caballos. Les ofreció su vaca, pero ninguno la quiso por semejante precio.
Finalmente llegó donde una mujer llamada Ya Samma:
- Quieres mi vaca?-, le preguntó.
- Cuál es el precio?
- Yo no la vendo, pero el que se la coma tendrá que morir.
- Mi marido está en el bosque-, dijo la mujer-, y en su ausencia no puedo decidir nada.
Poco después el marido regresó. Él tenía ganas de la vaca, pero miedo de la muerte. La mujer lo avergonzó:
- Un hombre que teme morir no es digno de ser mi esposo.
Y ella misma fue también la que le dijo a Amma:
- Déjanos la vaca.
- Bien, volveré en cinco días y mataré a tu esposo.
Sólo cinco días. Eso es muy poco. No tendremos el tiempo suficiente para comernos toda la vaca.
- De acuerdo.Volveré en diez días.
- No. Ven en catorce días.
- Negocio cerrado-, dijo Amma y se fue dejándoles la vaca.
El hombre y la mujer mataron a la vaca y se la comieron. La mujer chancó acederas y dejó pudrir un montón de ellas en una esquina del corral. Amma volvió al décimo cuarto día. La mujer había escondido a su marido en el establo. Cerró todo con mucho cuidado dejándole un pequeño agujero para respirar.
- En dónde está tu esposo?-, le preguntó Amma-. Quiero matarlo.
- Él ya está muerto-, respondió la mujer.- No hueles acaso el olor a cadáver?
Pero la astucia no puede contra Amma. Él se había dado cuenta del establo cerrado y metió la enfermedad a través del pequeño agujero. Luego se fue.
Tres días más tarde el hombre murió. La enfermedad y la muerte llegaron para las personas.
(*)Este cuento proviene de los Dogón, Malí. Forma parte del libro Cien vacas por una esposa y otros cuentos del áfrica Negra, !993, Lima/Viena. Selección y traducción de Diego Martínez Lora.