versiones, versiones y versiones...Director, editor y operador: Diego Martínez Lora
Renée Ferrer: Poemas y otros poemas
Poemas
Los poemas caen sobre mí
Como lluvias torrenciales,
Como partes de un astro visionario
Que vuelven a nacer entre mis manos,
Como ríos anhelantes de su cauce
A través de mi carne.
Caen en mí
Cuando las horas parten
Y no estoy en mi cuerpo sino llena
De sed y de distancia
En el tránsito alado de los pájaros.
(Del libro Peregrino de la eternidad, 1985)
Lazo invisible
No tengo edad.
No la vivo, ni me agobia.
Por dentro sigo igual.
Me acerco a tu mejilla y dejo allí
Un susurro de carne
Que se queda temblando en tu tibieza.
Mi risa lava injurias.
Comprendo que no existen.
Que nunca han existido.
Somos tan límpidos
En esa instantánea ecuación de encuentro.
El cielo se cubre de redondos cariños
Que desde nosotros se alzan para alumbrar la noche.
Muescas de brillo fijas como faros latiendo.
Me niego a darle audiencia a los rencores;
Les vedo un escondrijo donde amparar sus púas;
Cáncer de asfixia negra,
Mordedura.
No voy a zozobrar en tus pantanos.
No sé almorzar silencio,
Ni avariciar sonrisa.
Sólo sé de acercarme,
Sin tiempo y sin afeites
-mi igual, mi diferente-
para sentirme asida por el lazo invisible
que tiende la poesía.
(Del libro De lugares, momentos e implicancias varias, 1990)
Tortas de barro
Tortas,
Pequeñas,
Redondas,
Tortas de tierra
Cocidas al sol.
Calientes chorrean
Barro de verano,
Sobre piedra losa
Y mantel de flor.
Caritas atentas
Mirando la fila,
De tortas marrones
De oscuro sabor.
Si con tu inocencia
De tibia paloma
Pudieras su masa
Al viento hornear;
Y llevar su aroma
De alma triguera
Cual quimera alada
Hasta algún lugar.
Qué lindo sería
Mirar en tus ojos
Lucecitas blancas
Al verlas volar,
Poniendo en las manos
De niños lejanos
Pedazos de barro
Con sabor a pan.
(del libro Cascarita de nuez, 1978)
Guerras
No importa que las guerras tengan nombre,
Siempre serán un llanto
Y un silencio,
Un trágico desvelo
En los acantilados de la muerte.
Las aves agoreras beberán en los huesos
Traspasados de viento
Un sabor de abandono,
Y partirá, aún doliente,
Su vuelo fugitivo
Hacia el tajo insaciable de la ausencia.
Se volverán los páramos albergue
De un pulso coagulado,
Un alboroto en sombras,
Y tendrán los crepúsculos
La calcárea tristeza del astro taciturno.
No importa que las guerras tengan nombre
Y un lugar en el tiempo.
El soldado que esparce sus pedazos
En la antesala del silencio
Es siempre el mismo.
(del libro Desde el cañadón de la memoria, 1982)
Itinerario del deseo
Anoche tuve audiencia con mi cuerpo,
Tu fantasma, mis señas personales:
Indagué en el desánimo, e el cerco
De mis fiebres. Obesos arenales
Me circundan y crecen hacia adentro.
Me someten sus dunas, a las cuales
Rehuyo, añoro, niego, miento, encuentro,
Ofrendando el temblor de mis portales.
Sin que medie la luna te poseo
Siguiendo de la sangre los puntales.
Dichoso itinerario del deseo
Cuando abrevo mi sed en tus panales.
Cuando el alba se apresta a desvestirse
Se despiden tus sombras, antes de irse.
(del libro Itinerario del deseo, 1994)
(*)Renée Ferrer, 1944, escritora y catedrática paraguaya. Actualmente vive en Asunción.