De cómo y por qué usé el seudónimo Bagate |
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Todas mis obras llevan
el seudónimo BAGATE. ahora creo necesario que mis descendientes
sepan porque firmé así. Es una pequeña historia familiar, como
tantas en el decurso de la vida.
Al narrarle dejo de
mencionar los nombres de los personajes por obvias razones, pero
Dios saben que existieron.
A mis oidos llegó
una versión por relato de mi padre Don Juan Belisario Villanueva
Soto, hace muchos años.
Mis ancestros provienen
de las cálidas tierras de Piura. Dícese que el padre de mi
abuelo fue un hombre con muchas posibilidades económicas y
dueño de vastas tierras.
Casó con gentil
dama a la que quiso mucho. Desgraciadamente el matrimonio no tuvo
hijos, cosa que apenó profundamente a la pareja. Pero, y
después de muchos años él conoce a una mujer hermosa con la
cual se nutre un idilio del cual nace un vástago, que habría
que dar mucho que hablar por su fama como orfebre no sólo en
Cajamarca sino también afuera.
Muere su idolatrada
madre, y en ese trance queda huerfano. El padre convence a su
esposa para criar a ese desvalido y logra su anhelo, pues
conocida su historia queda integrado al seno familiar con mucho
amor y cariño.
Desgraciadamente la
esposa del padre de mi abuelo enferma del pulmón, y se le
recomienda que viaje a la sierra, fijando su residencia en el
Distrito de San Pablo, a la sazón de la Jauja del Norte.
En este terruño se
cria mi abuelo en medio del calor y cuidados de su madre
adoptiva, quien para cuyo efecto contrata a un indiecito del
lugar para que juegue y vigile las travesuras del pequeño.
Ciertamente era
callejero y cuando se escapaba de casa, su madre de crianza
llamaba a gritos al cuidadero y le decía " anda a ver a
ese badulaque y tráelo acá".
El celoso encargado
salía prestamente y al poco regresaba con su detenido y a
grandes voces decía "señora aca esta el bagate".
Está de más decir
que era corregido inmediatamente, y el guardían ofrecía
rectificarse, pero desgraciadamente no lo hacía, pués siempre
al referirse al menor le llamaba bagate, en vez de badulaque.
Por supuesto que
sus amiguitos del barrio escuchaban que el guardían le decía
bagate y ellos también ya no llamaban por su nombre, sino
Bagate.
Así pues fue
creciendo y llevando el apelativo bagate. LLegan a Cajamarca, y
el mozo comienza a destacar en joyería, orfebrería en oro y
plata. Su prestigio y nonradez hacen eco y por cuya razón es
contratado para hacer las custodias de las Catedrales de
Cajamarca, Trujillo y Piura. Ya nadie conocía a tan prestigiado
joyero por su apellido o su nombre, sino se le decía el Maestro
Bagate.
Muere y mi padre hereda
no sólo el oficio sino la fama y el prestigio a la par que el
apelativo Bagarte. En adelante ya nadie nos llamaban por nuestro
apellido materno o paterno, sino los Bagates.
Cuando yo sentí la
necesidad de pintar tuve que escoger un seudónimo y lógicamente
tuve que poner en mis obras Bagate.
Ahora me siento
feliz de está muy pequeña secuela de historia, y mucho más,
cuando compruebó que a mis propios hijos les llaman Bagates.
Puede que algunos
pinten y me gustaría que pongan al final del trabajo Bagate
(hijo) o (nieto) o quizás (biznieto).
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