Sin lugar a dudas, los monumentos más importantes del Arte Popular gallego son los cruceiros. Sino en cantidad, al menos sí lo son desde un punto de vista artístico (las cruces de piedra son mucho más abundantes). Que sepamos, no se ha divulgado todavía un censo completo, o al menos aproximado. De todos modos, su distribución por el territorio galaico es muy irregular, probablemente en función de la existencia o no de roquedos graníticos aptos, según la comarca considerada. Por ejemplo, desde un punto de vista provincial, son ciertamente menos frecuentes en Lugo, a diferencia de lo que acontece en Pontevedra. Pero asimismo, se habrán de considerar otros aspectos, como por ejemplo, la densidad demográfica histórica, la tradición cultural peculiar de cada comarca y la presencia de individuos con recursos para promoverlos. Dificultades para la adquisición de piedra no había en la zona occidental de Ourense, y sin embargo, la cantidad, variedad y calidad de sus cruceiros no puede ser comparada con los pontevedreses, o la zona atlántica de A Coruña.
De momento no es factible avanzar una evaluación cuantitativa a causa de los inconvenientes ennumerados más arriba. Sin embargo, en amplias zonas de Pontevedra, A Coruña, y Ourense, rara es la parroquia que no cuenta o tuvo algún cruceiro, y tampoco son pocas las feligresías con varios ejemplares.
Cronológicamente los cruceiros gallegos pueden datarse, en líneas generales, desde fines del siglo XVI hasta comienzos del siglo XX. No obstante, hubo momentos de gran auge fundacional, como por ejemplo a lo largo del siglo XVIII, sobre todo en sus últimas décadas.
Son muchas las cuestiones que plantea el estudio de los cruceiros gallegos. La investigación etnográfica se ha fijado más en tratar de resolver temas de controvertida admisión. Así, explicar sus orígenes morfológicos, y las creencias no canónicas relacionados con ellos has sido las materias más explotadas. Pero muchos de los planteamientos seguidos y/o las conclusiones derivadas dejan al descubierto descaradamente la fantasía desbordada y especulativa de sus autores, y a fin de cuentas, o bien nos dan una imagen falsa y deplorable de la sociedad gallega tradcional, o bien sencillamente sus resultados, por infundados, carecen de rigor y valor científicos.
Parece ser que no ha preocupado nada su contextualización exacta en la sociedad que los animó y conservó. Nada o muy poco se ha escrito sobre las motivaciones subjetivas de sus promotores. Y sin embargo, más hubiera valido comenzar por desbrozar estos campos.
En el presente artículo vamos a tratar de dar un nuevo paso en la aproximación sociológica a los cruceiros gallegos. En trabajos anteriores ya hemos examinado varios casos de cruceiros emplazados en los atrios de santuarios. Más recientemente nos hemos ocupado de un ejemplar de Chapela (Redondela) en cuya columna había una pila de agua bendita, probablemente utilizada para santiguarse en las oraciones ante él realizadas (para mayor información consúltese el índice de cruceiros estudiados) Veamos ahora que novedades nos ofrece el estudio de los cruceiros de la parroquia Torroso (Mos).
Los cruceiros analizados se sitúan en las inmediaciones de la iglesia parroquial: uno en su mismo atrio, junto al edificio religioso (el nº 2); y otro a unos 50 m. (el nº 1, conocido vulgarmente como O Cristo). Según Baquero Rotea estos cruceiros no ocupan el lugar original de fundación. A partir de ciertas alusiones y referencias documentales y toponímicas, este autor fija los emplazamientos iniciales en parajes relativamente distantes de los lugares de ubicación actual. De hecho, cuando describamos los monumentos veremos cómo hay razones de peso para creer que ambos han sufrido diversas modificaciones.
El cruceiro denominado O Cristo mide unos 5 m. de altura. Consta de un calvariño (graderío) de tres pasos. Sobre esta unidad se asienta la basamenta, de trazas cúbicas cuyas caras laterales se decoran con un rehundido; y por encima remata en unas molduraciones semejando una basa de columna amplia y baja. En la cara frontal hay una inscripción: MANDO HAZER / I PINTAR VN DEVOTO / AÑO DE 1732 / PIDE VN AVE MARA / POR LAS ANIMAS DE PUR / GATORIO. A continuación está el varal (columna), de sección circular y acanalada, excepto en el arranque inferior que es de forma cuadrada con decoraciones de rombos. El capitel, en un estilo compuesto, se inicia con un grueso collarino. En cada cara de la cesta fue esculpido un rostro refulgente, a diferencia de la parte anterior, donde vemos un cráneo acompañado por las dos tibias cruzadas. En la parte delantera del crucifijo está el Crucificado, ya muerto, mientras por detrás observamos la efigie de Nuestra Señora de las Angustias. Estilísticamente, las imágenes de este cruceiro son muy deficientes en técnica, pero al menos debemos destacar que en la representación del Cristo ya muerto, el artista consiguió cristalizar en su rostro los enormes tormentos y sufrimientos padecidos por el Salvador.
El cruceiro nº 2 es similar a éste ahora descrito, tanto en estilo como en iconografía, por lo que no vamos a repetir una relación innecesaria. Se diferencia en el capitel, que aún siendo compuesto, es el de este cruceiro más estilizado, así como los rostros refulgentes constan en las cuatro caras de su cesta. En lo que se refiere al crucifijo, vemos en él un mayor grado artístico. Sin embargo, debemos señalar que posiblemente, tanto el capitel como el crucifijo, denotan menor patina que el resto de los componentes, por lo que posiblemente sean menos antiguos. Asimismo, en dos caras de la basamenta hay una inscripción: ESTA OBRA MANDO / HAZER I PINTAR POR / SU DEVOCION DON AN / TONIO PRA SIENDO ABB / DESTA FRA DE TOROSO AÑO /// ANO DE MIL SE / TECIENTOS Y TREINTA I DOS.
No es mucha la información oral que pudimos obtener de los vecinos. Del nº 2 no conseguimos ninguna referencia, pero del Cristo sí se nos relataron datos de cierto interés. Parece ser que hace ya algunas décadas se celebró una fiesta en su honor, pero sin continuidad. El uso social reciente más importante era el mantenido durante las festividades parroquiales: las procesiones del patrono (Sn. Mamed), de la Virgen del Carmen, y de Nuestra Señora de los Dolores, saliendo de la iglesia parroquial se dirigen al Cristo, lo circundan, y retornan.
Ambos cruceiros, curiosamente fueron erigidos en el mismo año de 1732. El nº 2 lo promovió el párroco, por su devoción. Este dato habrá de ser muy tenido en cuenta en lo sucesivo, puesto que si bien se sabe que los cruceiros en líneas generales fueron patrocinados por la élite social, son muchísimos los promovidos por párrocos. Aún a sabiendas de que el clero pertenecía al estamento dirigente de la sociedad, tal vez, ante tal profusión, se materialice algún tipo de consideración especial o particular.
De todos modos, la información suministrada por la inscripción de la basamenta de O Cristo es de mayor valor. En primer lugar, la motivación expresada es un tanto ambigua. Oculto tras un piadoso anonimato, su promotor se autocalifica de devoto. Tal vez nos esté indicando la naturaleza profundamente piadosa del mecenas, así, sin matizaciones; es decir, una persona muy religiosa. A continuación, la segunda parte de la inscripción dice. Pide un Ave María por las ánimas del Purgatorio. La incógnita radica en determinar si esta segunda parte es un complemento de la anterior o, por el contrario, un simple complemento. Esto es, si ambos enunciados mantienen una estricta relación o no.
Ya tendremos ocasión en próximos artículos de aclarar esta cuestión. Son muchos los cruceiros que conocemos donde se pide limosna y/u oraciones por las ánimas del Purgatorio. En consecuencia, esta asociación cruceiros- culto a las ánimas tal vez no sea tan excepcional o extraña en la motivación subjetiva que condujo a aquellos promotores a invertir en una obra de arte.
De momento vamos a detenernos en este punto a la espera de que la publicación inminente de nuevos casos resuelva esta idea por lo de ahora presentada en forma de hipótesis.
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