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El Outeiro Vello, un aprisco de pastores en la Sierra del Suido.

Cuando nos ocupamos de la lagoa artificial de Ribadelouro (Tui) , veíamos que las construcciones populares de los pastores eran de escaso relieve. Y, en efecto, a esta misma circunstancia se asiste al comprobar como en amplios espacios serranos donde sin lugar a dudas se practicó en épocas pasadas un extenso pastoreo, apenas en la actualidad quedan huellas de las largas estancias que allí debieron permanecer generaciones sucesivas de pastores. Y no hahamos mención de las posibles manifestaciones artísticas que hubieran podido realizar, porque la decepción sería aún mayor.
Salvo muy honrosas excepciones, las prácticas pastoriles escasamente dejaron constancia del intenso uso dedicado a estas áreas. Capítulo aparte lo constituye sin embargo el tema de la toponimia, ya que en esta faceta sí hay probadas muestras de su aportación cultural.
En consecuencia, la acción antrópica de los pastores, cuando son evidentes, suelen referirse a obras estrictamente funcionales, y pertenecen en su mayor parte a la categoría de la arquitectura territorial, es decir, al acondicionamiento de lugares con el objeto de mejorar las labores de apacentamiento del ganado. Generalmente son obras de reducida entidad, y usualmente de factura tosca, pero de evidente eficacia funcional.
De todos modos, no por ello debemos despreciarlas, pues de seguir esta conducta, nunca conseguiremos comprender en su plenitud esta actividad complementaria de la agricultura, y además, obtendríamos una visión incompleta de la sociedad tradicional gallega.

Situación topográfica del Outeiro Vello
cercano a la aldea de A Graña (Covelo, Pontevedra).


El llamado Outeiro Vello es una colina rocosa situada aproximadamente a 1 km. al N. de la parroquia de A Graña (Covelo, Pontevedra). Esta parroquia se sitúa en plena ladera meridional de la Sierra del Suido, la divisoria montañosa de las provincias de Pontevedra y Ourense. El Outeiro Vello es el primer coto que nos encontramos al alcanzar la penillanura superior de la serranía tomando la carretera que desde A Graña asciende por la falda de la serranía. Este macizo se extiende unos 20 km. hacia el N., hasta tierras de Cerdedo. Su anchura es de unos 6 kms.. Sorprende al visitante la inmensidad de esta serranía, completamente despoblada. No posee cumbres muy elevadas, oscilando sus principales cotas, meros outeiros rocosos entre los 900 y los 1,020 m. de altitud sobre el nivel del mar. En general, se compone de una sucesión de inmensas llanuras dispuestas a distintos niveles, delimitadas por cotos y dorsales rocosas.
En el Outeiro Vello deslindan los municipios de Covelo y Fornelos de Montes, por lo que su adscripción administrativa la comparten estos dos concellos pontevedreses. Sin embargo la cercanía a las aldeas de a Graña justifica su asociación a esta entidad.
Tomando el mapa del Servicio Cartográfico del Ejército, geográficamente se localiza en el punto según la Hoja nº correspondiente a en la escala 1:50.000.
El lugar es una amplia colina coronada por grandes peñascos, muy amplia, pero de reducido porte, tan sólo de unos 20 m. de altura respecto al terreno circundante.

Secciones del Outeiro Vello



Junto a ella, hacia el N. se extiende una amplia planicie muy fértil para el pastoreo, de unos 100 m. de longitud por 50 m. de anchura, delimitada hacia el N. y el E. por líneas de cumbres pedregosas las cuales no exceden la altura del Outeiro Vello. Hacia el O., sin embargo, el terreno desciende gradualmente, quedando abierto y expuesto. Esta planicie como ya indicamos, es muy fértil debido a las abundantes aguas de escorrentía drenadas por las laderas de las elevaciones circundantes, dando lugar incluso a que se forme una incipiente corriente en su interior.

Panorámica de la Sierra del Suido desde el Outeiro Vello.
En primer término, la planicie situada hacia el N.



En su cumbre el Outeiro Vello está integrado por una sucesión de grandes peñascos redondeados y dispuestos en forma de U, dejando una abertura hacia el N., y delimitando un espacio interior protegido de unos 30 m. de longitud por 17 m. de anchura. Por el E. los peñascos alcanzan los 4 m. de altura, y por el O. llegan a los 6 m. se trata de grandes masas rocosas por cuyas superficies superiores, ligeramente redondeadas y aplanadas, se puede andar cómodamente

Plano del Outeiro Vello
El nº 1 señala la alineación de piedras; las flechas azules indican
los accesos al recinto; las cifras marcan las alturas respecto al suelo (cota "0").



Estas grandes piedras poseen entre los planos internos de contacto oquedades irregulares que constituyen interesantes espacios a modo de abrigos o refugios, en los que es factible guarecerse. En el área interior de este conjunto rocoso, en su centro, hay también otro peñasco aislado de unos 2 m. de altura.
En este paraje natural hemos podido observar diversas modificaciones de origen antrópico. Inicialmente hemos constatado la instalación de acumulaciones de piedras de mediano tamaño, en las bocas de los intersticios y pasadizos, o en los arranques de las estrechas rampas o accesos por los que se puede subir a los peñascos periféricos. Estas agrupaciones de piedras dificultan el paso a las sugerentes galerías y covachas propias de los conjuntos de bolas graníticas, y en las cuales sería fácil introducirse si no fuesen colocadas estas barreras en los sitios mencionados. Respecto a algún punto, inicialmente pensamos que podrían ser el testimonio del acondicionamiento de habitáculos, pero al percatarnos de su existencia en otros casos, como los ya citados, llegamos a la conclusión de que su intencionalidad era más bien la de impedir el paso a estos reducidos espacios, y delimitar el área interior del conjunto.
en el extremo N. no hay barreras rocosas naturales, pero aflorando en la superficie del suelo vimos una sucesión rectilínea de piedras de dirección N.-S., interrumpida hacia el NO. Esta alineación de piedras la interpretamos como los restos de un antiguo muro cuyo fin debía ser el de cerrar el recinto por este lado, prosiblemente dejando un amplio acceso por el punto NO. Otra entrada al conjunto tal vez se localizase en el extremo SE., donde entre dos peñascos no hemos podido identificar niguna barrera arquitectónica.

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