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El panteón de la Familia Graña Gamallo de Aldán (Cangas do Morrazo) se encuentra en el atrio de la iglesia parroquial, arrimado contra el muro de una construcción particular lindante con el recinto. Observando detenidamente el aspecto ofrecido en la actualidad por el monumento, da la impresión de ser su ubicación presente distinta de la original, debiendo haber sufrido algún tipo de traslado, según se deduce del aspecto mostrado por la grosera cimentación. El panteón está instalado sobre una plancha pétrea alargada ceñida por una balaustrada. Estructuralemnte se compone de cinco cuerpos superpuestos rematados por un templete circular cupulado sostenido por cuatro pares de pequeñas columnillas. En total mide unos 5,5 m. de altura. Las unidades inferiores constituyen una sucesión de pesados paralepípedos de líneas rotundas con gran cantidad de molduraciones y bandas retraídas decorativas a base de una sucesión de hojas. Ni siquiera el retranqueo del segundo cuerpo, con sus paños arqueados, ni el transparente y proyectado templete logran ocultar la rotundidad y severidad del monumento. La forma abaldaquinada de coronamiento alberga una imagen femenina, cuya identidad no hemos podido concretar, por faltarle rasgos plásticos explícitos, y además al habérsele mutilado sus manos. De todos modos, probablemente se trate de una santa de especial devoción por parte del promotor o de la familia. También, posiblemente al templete le falte algún tipo de remate. Por último, la balaustrada de la parte ionferior parece un añadido posterior a la realización del monumento, dadas su diversidad estilística y de pátina.
En los frentes de los paralepípedos rezan varias inscripciones:
de 1832 a la edad de 63 años. Dª Rita Carmen Gamallo madre falleció el 17 Nbre de 1860 a la edad de 65 años. Manuela Graña y Gamallo falleció el 13 Nbre. de 1852 a la edad de 41 años. Este panteón lo mandó hacer D. Ramón Graña y Gamallo Año de 1879 y lo dedica a sus padres y hermanos. D. Juan Manuel Graña y Gamallo abad que fue de esta parroquia falleció el 13 de Marzo de 1878 a la edad de 69 años. En consecuencia, el monumento data de 1879, pero su promotor había fallecido el año anterior, según nos indican las inscripciones conmemorativas. Otro dato de sumo interés lo encontramos en las dedicatorias de D. Ramón Graña, el cual al planificar su construcción no se olvida de su familia. Ignoramos si el panteón tenía por objeto acoger las cenizas de los difuntos, pero sí queda muy clara la vocación familiar del descendiente en el momento de concebir la obra. Es ésta una circunstancia ya vista en el estudio de panteones anteriores como eran los de Verducido (A Lama), Forzáns (Pontecaldelas) y Anceu (Pontecaldelas). Y desde luego, no será la última vez que lo veamos, alcanzando esta costumbre a las clases más populares de la sociedad rural de entonces. Con ello se comprueba cómo la idea de linaje, de lazos de sangre de la familia tradicional, surge con diafanidad en estos monumentos de fines del siglo XIX. Desde un punto de vista artístico, llama mucho la atención el sobrio aspecto del panteón. En el análisis de panteones anteriores, siempre se pudo comprobar cómo el sentido funerario de la obra, bien por su concepción arquitectónica, bien por el repertorio de recursos estéticos aplicados, sin lugar a dudas, nunca se escatimaba. En este tipo de construcciones, predominan las formas rotundas, acentuando así más su carácter fúnebre. Sin embargo, en este panteón de Aldán, la planificación funeraria se llevó más lejos, sin dejar apenas concesiones a la decoración: solamente el templete y su imagen protectora (cuyo emplazamiento en la cima nos recuerda al panteón de Celeiros (Ponteareas)), introducen alguna ruptura en la severa planificación. No es pues de extrañar que a pesar de su relativo desarrollo en altura, al prevalecer los cuerpos macizos y las líneas horizontales, casi no ofrezca visualmente movimiento ascendente. Sea como fuere, tampoco esta concrección artística es tan rara como se pudiera suponer. Panteones muy semejantes a éste los encontramos en Tourón (Pontecaldelas) y en Beariz. Pero asimismo, si a los túmulos de Anceu, Forzáns o Celeiros le quitamos las esculturas, el resultado sería aún mucho más funerario. En fin, habría también de determinarse hasta qué punto en la realización estética de un monumento de este tipo no influyen fuertemente las posibilidades económicas del propietario. Según la tradición oral conservada en esta zona, el cantero encargado de levantar el panteón fu el célebre Mestre Cerviño. Sobre este personaje popular mítico ya hemos hablado al ocuparnos del panteón de Celeiros (Ponteareas)). Ya indicábamos en este anterior estudio que tras tal alusión se mezclaban la vida y la obra de dos importantes artistas de la segunda mitad del siglo XIX: Ignacio Cerviño Quinteiro y José Cerviño García. El problema sigue de momento irresoluble a falta de un estudio más detallado sobre otros monumentos, así como de la falta de documentación histórica. De todos modos, no va a ser fácil determinar sin el auxilio de fuentes escritas a quién corresponde la paternidad de este monumento, pues no se cuenta con excesivos rasgos estilísticos para ser analizados, pues incluso, la imagen albergada por el templete se encuentra muy deteriorada.
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